- ¡¿Qué?! ¡¿Pero quién quería hacerme daño?! – dudo espantando Ricks.
- No van en contra de ti, sino de Naomi, tu eres el medio – le explico.
- ¡¿Qué?! ¡¿Pero por qué?!
- Cálmate, no te pasara nada pero tienes que mantener la calma.
Su respiración se agitaba cada vez más y empezó hacer un sinfín de preguntas.
- Hueles esto – el doctor le acerco una gaza.
Segundos después, Santiago cayó a los brazos de su papá, completamente dormido.
- Más efectivo que un calmante – menciono Franco, lo recostó y pidió trasladarlo a su cuarto bajo observación.
Lo acompañamos para asegurarnos de todo.
- Tiene que dejar de tratarlo como un niño – comente, mientras le veía dormir.
- ¿Naomi como querías que se lo dijera de esa manera? Él no está acostumbrado a este tipo de vida, prefería mantenerlo engañado pero calmado.
- Pues debió pensar en eso, antes de ingresarlo aquí, todos somos vulnerables a ese tipo de ataques – dije.
- Creo que nadie entra a esto, siendo consciente que algún psicópata frustrado puede atentar con tu vida a través de la brujería – contesto – Y tú lo sabes muy bien.
Resople y camine por el cuarto.
- ¿Qué pretende hacer?
- Llamar al brujo de la zona, para que lo chequee.
- ¿Y qué, mantenerlo dormido o bajo hipnosis hasta que demos con el culpable? Llame a Araroni, Santiago se sentirá más seguro con él.
- Araroni ya son ligas mayores, no quiero preocuparlo más, prefiero resolverlo sin mucho escándalo, ni que los otros clanes se enteren – se levantó – Solamente tienes que decirme si tienes algún enemigo aquí o afuera.
- Pues aparte de el difunto, ninguno.
- ¿Algún conflicto?
- Laborales – dije – Pequeños, con Cooper.
- Por favor, ustedes lo que se tienen es envidia, típico de las mujeres – contesto – Voy a contactar al brujo, para que venga mañana en la noche ¿Podrás quedarte?
- Está bien – asentí sin mucho interés.
Volví a mi oficina para seguir laborando, por el golpe no me pararía. Pronto habría una tercera misión y necesitaba estar al día con los reportes. En el proceso me entro la duda de indagar aún más por la tal clínica clandestina y en la web misteriosamente no conseguí nada, más que algunas denuncias no sustentadas en un blog por tráfico de órganos, en Google Maps tampoco salía la ubicación, ni buscándolo por las coordenadas que me habían dado de la misión. ¿Acaso seria parte de la sociedad secreta? El único que sabía entrar en la web súper secreta de la sociedad, era Alan, le repique varias veces pero no obtuve respuestas así que seguía en el mismo sitio. Hasta que se me prendió el foco y llame a Elías, el también sabia como acceder a esas cosas tan profundas.
- Aquí esta – dijo sentado en la silla – Solo sale en este satélite ¿Lo ves? – señalo el sitio.
- ¿Uno puede infiltrarse en los servicios de Google Maps y alterarlo? – dude.
- Claro, si pones las coordenadas de aquí o de algún clan, salen puro terrenos baldíos, somos invisibles antes los ojos del mundo – contesto.
- ¿No tienen página web?
- Ni legal ni ilegal, es obvio.
- ¿Entonces como la gente llega a ellos?
- Debe existir algún tipo de club exclusivo, donde al obtener la membresía disfrutes de estos servicios, quizás tengan tarjeta de presentación o algún número de contacto.
- ¿Cómo el grupo de Murray?
- Exacto – dijo – Están en todo el mundo, pero solo conoces de sus servicios si eres parte de la sociedad secreta ¿Entiendes?
- Una clínica exclusiva – empecé a caminar – Para cierto grupo determinado, un grupo exclusivo ¿Y secreto? – dude.
- Secreto y con mucho poder adquisitivo.
- ¿La interrogante es, como Vanessa llego a ese grupo?
- Quizás tus tíos tengan otros negocios... sucios, ocultos – sugirió.
- No creo, bueno sé que tienen dinero y mi tío tiene muchos contactos, pero si fuese el caso, ya el clan lo supiese no crees ¿Cuándo ingresas, investigan a toda tu familia, no?
- Si, pero hasta hace poco, el propio clan desconocía de esta clínica, como existe esa, pueden existir muchos más negocios que ahora ignoramos y tu tío quizás esté involucrado en ese grupo.
- ¿Quieres decir que existe una sociedad más secreta que la propia sociedad secreta? – me senté frente a él.
- No me sorprendería – acato – Aunque también puede ser que tu tía es amiga de la esposa del dueño de la clínica y no tienen ningún lado oscuro y secreto, hay muchas posibilidades
- Lo que no me termina de cuadrar son los dos expedientes – comente.
- Lo que se de este tipo de cosas, es que siempre existirá uno falso para proteger la verdadera identidad de sus clientes, pero no creo que Vanessa este escondiendo algo, quiero decir, dudo que sepa que sea una clínica clandestina, lo único secreto para ella es que su esposo no lo sabe.
Suspire resignada, quizás yo me estaba haciendo toda una película.
- ¿Qué pensabas, que existía la diminuta posibilidad que sorpresivamente Liam no fuese hijo de Santiago?
- No, bueno... - rodee los ojos – Para que mentirte.
- ¿Aún lo quieres cierto? – pregunto tornándose serio.
- No, por supuesto que no, lo odio.
- ¿Entonces que te preocupa?
- ¿Te parece justo que Ely tuviese un hijo y te haga creer que es tuyo y no es así?
- Bueno, sería terrible...
- Además, Liam fuese o no hijo de Santiago, si es mi familia y siempre velare por él.
- Naomi, no eres dueña de la verdad absoluta, lo que sea que escondan ellos, como familia o individuos, no tiene por qué crear una incógnita a tu vida, deja que ellos como pareja lo resuelvan. Preocúpate solo por tu hijo – comento.
A lo que respondí con un suspiro aún más largo. Venían días difíciles.
- ¿Qué tal la hinchazón? – pregunto nuevamente por mi golpe - ¿No quieres que te traiga un analgésico?
- Ya no me duele, solo siento la incomodidad.
- ¿Estas segura que te caíste de la cama?
- Soy torpe, que te puedo decir – me encogí de hombros.
- ¿Con quién te peleaste? Dime la verdad – pidió.
Resople resignada.
- Fue Santiago.
- ¡¿Te pego ese mal nacido?!
- Se salió de la rutina, porque al parecer está oyendo voces en su cabeza, que le piden me agreda – explique – Sospechamos que es brujería.
- No lo dudaría, eso fue lo mismo que me hizo Zacarías ¿No sabes si está tomando algún medicamento?
- Según el médico, no.
- ¿Y ya llamaron Araroni? – parecía preocupado – Deben actuar rápido, porque se pueden salir las cosas de...
- Control – complete inmediatamente – Lo sé – mire hacia otro lado – Mañana lo chequeara el brujo de la zona.
El silencio se hizo presente. Recordar ese capítulo en nuestras vidas, era horrible.
- ¿Por qué no te tomas unos días libres, mientras Franco resuelve ese asunto? Digo, así no estarías en riesgo de...
- No voy a detener mi vida por el – interrumpí – No te niego que temo el volver a pasar por algo así, pero tengo fe que se resolverá pronto, lo único que debo hacer es no quedarme a solas con él, se defenderme, como... - tome aire y lo mire – Me defendí de ti.
El bajo la mirada.
- Creo que no me alcanzara la vida para pedirte perdón por eso... - trago profundamente.
- Lo que no te mata te hace más fuerte – comente tratando de disipar el tema, realmente no quería entrar en eso.
- Debo irme – se paró apenado – Debo hacer unos pendientes.
- Vale, gracias por la ayuda.
- Lo que quieras.
El día siguiente, el golpe había amanecido mejor, Ricks estaba de reposo y lo menos que tenía era ganas de pasar la noche en el clan, pero ya había dicho que si. 10 minutos antes de las 10 pm, terminaba de salir de la ducha, cuando tocaron mi puerta, quizás era Alena, quien también nos acompañaría. Fui abrir y era Elías.
- ¿Qué haces a esta hora aquí? – dude y el paso inmediatamente.
- Conseguí información sobre la clínica.
- ¡¿En serio?! – cerré con seguro la puerta para que nadie nos interrumpiera.
- No es mucho, pero puede darte una idea de cómo Vanessa tuvo acceso a ella – me tendió una carpeta - Ábrela.
Lo hice y lo primero que vi fue una rosa roja, muy hermosa.
- ¿Venden rosas también? – bromee.
- Sera mi manera de siempre pedirte perdón – murmuro.
Un pequeño detalle que parecía cautivarme todo el cuerpo.
- No quiero que sientas que tienes una deuda conmigo de por vida – comente – Ya paso y ya te perdone, como te dije, no espero absolutamente nada de ti, ni flores, ni el desayuno, ni una llamada – recordé – Con que ambos tengamos paz, me es suficiente – le di un beso en la mejilla – Gracias por la información. La leeré luego, tengo que terminar de vestirme.
- Eso si yo te dejo vestirte – anuncio para luego acorralarme en la pared, mientras me arrebata un gran beso, metió rápidamente su mano por debajo de mi bata.
- Elías, ahora no, tengo que alistarme – nos separe.
- ¿Estas segura de querer... - con cada palabra se acercaba aún más a mi entrepierna, arrebatándome gemidos – Resistirte?
Mordí mi labio, porque no quería reprimirme, pero tampoco tenía mucho tiempo.
- Si estas tratando de poner resistencia, no está funcionando con esos pequeños gemidos – bromeo.
Me halo devuelta al baño y me inclino sobre el lavamanos, levanto mi bata por encima de los glúteos y en cuestión de segundos sentí su miembro entrar por mi vagina, haciéndome contraer la espalda.
- Fuck...- murmure.
Empezó a embestirme profundamente, necesitaba una almohada para poder ahogar mis sollozos de dolor y placer, empezó a moverse con más fuerza y ritmo, mi teléfono repentinamente sonó, pero lo ignore por completo, estaba disfrutando a causa de la adrenalina del momento, de poder ser descubiertos ¡De todo! El aumento el ritmo, sentía que en cualquier momento me vendría de puta madre y que íbamos a romper el lavamanos o al menos el espejo ¡Llegue al Climax! Y solté un maldito grito de placer, segundo después él se desplomo sobre mí espalda, mientras sentía como explotaba dentro de mí. Mi teléfono siguió sonando, pero ni aire tenia para levantarme, eso había sido intenso. A la tercera llamada, me incorpore y lo busque rápidamente, era el señor Ricks ¡Ya llevaba 25 minutos de atraso!
- ¡Ya voy! – conteste y al mismo tiempo colgué.
Prácticamente bote a Elías del cuarto y tome una ducha mega exprés, porque había sudado. Rápidamente me vestí con ropa casual y luego de peinarme, salí en bomba hacia uno de los cubículos personales de los jefes.
- Disculpen, tuve un percance personal – comente agitada por la corrida y todo lo anterior.
- Cierra con seguro, por favor – pidió Franco.
Estreche la mano con el brujo, que lo menos que tenía era pinta de brujo. Inicio el ritual y poco a poco iba prendiendo velas, Santiago se veía tranquilo y dispuesto. Conocía más o menos el ritual porque yo lo había vivido, el brujo iba recitando unas palabras en algún idioma que desconocía, parecía latín quizás y repentinamente todas las velas se apagaron.
- ¡¿Cómo es posible que se apaguen si no hay ninguna ventana?! – pregunto atemorizado Santiago.
- ¿Cómo... - Alena estaba incrédula.
Esto no me daba buena espina.
- Esta trancado – comento el brujo.
- ¿Cómo que trancado? – dudo Franco.
- No puedo hacer la lectura, la persona que lo está haciendo tranco todos los caminos.
- ¡¿Pero cómo es posible eso?! – pregunto Santi.
Suspiro.
- La persona sabía que nos encontraríamos y realizo un hechizo protector para que esto sucediera – comento – Lo siento, no puedo hacer nada por ahora.
Oh por Dios.
- ¿Alguien lo vio entrar? – pregunto Franco.
- No, me asegure que entrara por la parte de atrás – contesto Alena.
- No es necesario que me vieran, para saber que este encuentro sucedería, esa clase de hechizo no se preparan tan rápidos, se necesitan al menos 3 horas – comento el señor – Pero si note la presencia de una persona, por eso lares.
- ¿Chica o chico? – dude y mire a Franco.
- Sin distinción.
- ¿Sera la misma persona que altero las grabaciones?
- ¿Las grabaciones? – repetí - ¿Ya las revisaron?
- Si, las traje.
- Es lo que estábamos viendo antes que llegaras tarde – comento Franco.
- A ver – pedí y Alena me tendió su laptop.
- Se percataron por una insignificante mancha que está en el video original – señalo el sitio exacto - Pero luego del minuto 15, si notas, ya no está – adelanto la filmación - La mancha se produjo el día anterior, luego que entro uno de los buses, así que días antes no estaba.
- Fantástico – resople – Oficialmente tengo un nuevo enemigo y me están intentando matar ¡Otra vez! – exclame – Que novedad – resople - ¿Ya interrogaron a todos los que estuvieron de guardia esa semana? Algún sospechoso debe salir y de ahí podemos partir.
- Ya interrogamos a todos y no obtuvimos nada, pasaron las pruebas del polígrafo – confirmo.
- ¿Alguno que destaque en su expediente que es experto en sistema o algo parecido? – pregunte.
- Negativo.
- El único que sabía modificar las grabaciones era Alan – comente – Pero estamos con tanta gente desconocida que pudo ser cualquiera.
- ¿Personalmente, ustedes no sospechan de alguien? – pregunto el brujo, estoy casi seguro que es la misma persona que te está atacando a nivel espiritual.
Todos nos miramos las caras.
- Me atrevo a pensar que puede ser Cooper, tiene razones de sobras para sacarme del camino – dije.
- Y Sebastián – hablo Santiago.
- ¿Sebastián? – dudamos todos.
- Naomi está saliendo con él, tiene sentido que me utilice precisamente a mí, para que ella me haga la vida aún más miserable, porque intento matarla.
- ¿Qué estupidez dices? – bufe.
- ¿Estas saliendo con él? – pregunto Fran.
- Por supuesto que no, eso solo lo dije para molestar Cooper – defendí – Además, podría ser hasta tu esposa, que ya vez te oculta cosas – arremetí enfadada.
El me ignoro.
- Eso tiene mucho menos sentido Naomi – comento el jefe - Por las características que tenemos, es muy difícil deducir quienes podrían ser sospechosos, como puede ser uno puede ser todo un grupo.
Cada segundo tenía menos sentido para mí. Trataba de rebobinar algún altercado, pero solo los había tenido con Isabella y Santiago.
- Alguien que sepa de tecnología y magia negra – decía en voz alta Alena.
Tecnología y magia negra... Y que supiese de este encuentro. Al tiempo que mi mente se ilumino, también palidecí. Maldita sea, no podía ser.
- ¿No le dijiste a nadie de este encuentro, Guess? – pregunto el Sr. Ricks.
Respire profundamente. Parecía haber oído mis lamentos internos. ¡No no y no! No podía ser que con la persona que acababa de estar hace menos de 2 horas estuviese implicado en esto. Iba a entrar en pánico.
- Creo... - la voz me temblaba – Creo que ya sé quién puede ser el otro sospechoso – respire hondo.
- ¿Quién? – me miro con los ojos entrecerrados el jefe.
Trague profundamente.
- Elías – pronuncie.
- ¿Elías? – dudo Santiago.
- Él sabe de tecnología, de magia negra y... Sabia de este encuentro – confesé.
- ¿Pero por qué el querría que te hiciera daño a ti? A menos que sea un ex frustrado ¿Y por qué sabia de este encuentro?
- Ella se lo dijo – comento su papá – Y ahora si parece tener sentido.
- ¿Sentido? – dudo Santi – No lo entiendo.
- ¿Él estaba esa noche en tu habitación, cierto? El día del evento – pregunto directamente.
- ¿Qué? – Santiago se levantó - ¿Estas... saliendo con Elías? – abrió los ojos como platos.
Estaba acorralada.
- No estamos saliendo – explique – Pero si... - hice una pausa – Si estaba esa noche en mi habitación – confesé para terminar de condenarme.