Eris.©

By AdaraH03

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Mis monstruos internos me gobernaban, yo era mi propio títere para mi propio objetivo, me hicieron una person... More

¡NOTICIA IMPORTANTE!
«Epígrafe»
«Booktrailer»
Sinopsis.
Capítulo 1: El comienzo.
Capítulo 2: Sin ellos.
Capítulo 3: Recuerdos.
Capítulo 4: Último Adiós.
Capítulo 5: Nueva "vida".
Capítulo 6: La voz.
Capítulo 7: "Anubys Drellfick".
Capítulo 8: En apuros.
Capítulo 9: Lágrimas de azufre.
Capítulo 10: ¿Donde estará?
Capítulo 11: Una ayuda que firmó un pacto eterno.
Capítulo 12: Vamos a decirle del plan.
Capítulo 13: Contando la historia.
Capítulo 14: La conquista de Marie.
Capítulo 15: La verdad detrás del odio.
Capítulo 16: ¿Adiós, Marie?
Capítulo 17: La huída que desató todo.
Capítulo 18: Cuando las manos se comenzaron a manchar de sangre.
Capítulo 19: El gran secreto de Octaviano.
Capítulo 20: Llamada decisiva.
Capítulo 21: Verdades destructivas.
Capítulo 22: ¿Dónde estás? ¿Dónde estás? ¡Aquí estás!
Capítulo 23: Las espinas de una rosa.
Capítulo 24: Locura desatada.
Capítulo 25: Segunda víctima del plan.
Capítulo 27: Baño de sangre.
Capítulo 28: Un peligro inminente.
Capítulo 29: La chica misteriosa del bar clandestino.
Capítulo 30: La mujer infeliz.
Capítulo 31: Buenas noches, papi.
Capítulo 32: La bandera de carne humana.
Capítulo 33: La mujer y el hijo.
Capítulo 34: Crucifixión.
Capítulo 35: Cara a cara.
Capítulo 36: La liberación de los demonios.
Capítulo 37: La paz después de la muerte.
Capítulo 38: El último favor.
Epílogo.
AGRADECIMIENTOS.

Capítulo 26: Au clair de la lune.

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By AdaraH03

Advertencia: Este capítulo posee escenas explícitas no aptas para personas sensibles.

Lees bajo tu responsabilidad.

***

Capítulo 26: Au clair de la lune.

Au Clair de la lune
Mon ami Pierrot
Prête-moi ta plume
Pour écrire un mot
Ma chandelle est morte
Je n'ai plus de feu
Ouvre-moi ta porte
Pour l'amour de dieu.

La voz que canta tiene una perfecta pronunciación del francés, haciendo a Clarissa temblar del miedo, tambaleante se levanta moviéndose a una de las ventanas tratando de ver que sucede, pero la calle estaba completamente sola y oscura.

Au clair de la lune
Pierrot répondit
"Je n'ai pas de plume
Je suis dans mon lit
Va chez la voisine
Je crois qu'elle y est
Car dans sa cuisine
On bat le briquet.

La voz seguía cantando en perfecta sintonía haciendo que lágrimas se formaran en los ojos de la mujer por el parentesco a la voz de su fallecida hermana. Cuando termina de pronunciar la última palabra de la canción las luces de la casa se apagan, dejándola en completa oscuridad, Clarissa se mueve en busca de las luces de emergencia pero la tarea es casi imposible debido a su estado.

Tu veux jouer avec moi, Clarissa?

Al oír su nombre la mujer se tensa de sobremanera, sus manos toman temblorosas la lintera que encontró tirada en el suelo y su corazón late de manera frenética al escuchar risas y cristales rompiéndose cerca de la casa.

El primer instinto que pasa por su mente es correr escaleras arriba en busca de salvación, pero a mitad de camino la detiene una vibración proveniente de su bolsillo trasero.

Toma el pequeño celular viendo el número de su hija en la pantalla, las lágrimas recorren sus mejillas en una extraña mezcla de miedo y tristeza. Contesta escuchando una espesa respiración para luego susurrar levemente las siguientes palabras.

—Ve a la entrada, hay un regalo para tu vista.

Cortan enseguida, guiada por la curiosidad automáticamente camina a la puerta con precaución de cualquier peligro, con la linterna guía su camino y al llegar mira unos papeles tirados en el suelo cerca de la entrada.

Los toma e inmediatamente solloza al ver las imágenes mostradas en las fotografías.

Imágenes del cuerpo sin vida de Marie.

Una tras otra solo eran diferentes ángulos del cuerpo torturado y sin signos de vida de la chica castaña.

El celular vuelve a vibrar, pero ahora por un mensaje entrante.

Desconocido: ¿Disfrutabas mis lágrimas? Es hora de que pagues tus acciones, tu hija fue un divertido juego, pero la función comienza con tu sangre. Es hora de jugar, tía.

¿Tía?. Se pregunta Clarissa, al caer en cuenta de la persona detrás del mensaje sus miedos se elevan en lo más alto, toda gota de alcohol sale de su organismo e incontables lágrimas fluyen libremente mientras que los dedos tiemblan haciendo que el celular vibre en su mano al tratar de marcar el número de las autoridades.

Acción que es interrumpida cuando el teléfono le es arrebatado de las manos, Clarissa se asusta y mira a la persona detrás de ella en el momento en el que las luces vuelven a la normalidad. La mujer se confunde al ver el rostro de una chica rubia que la mira fijamente, en sus delgadas manos se encuentra su celular y tenía una mirada celeste llena de maldad.

—¿Qu-quién eres? ¿Qué ha-haces aquí?

La chica solo pone su dedo índice en sus labios en señal de silencio, señala detrás de Clarissa haciendo que la mujer mire atrás presa del miedo, cuando voltea la puerta de entrada es abierta y por ella entra una cabellera rojiza que deja inconciente de un golpe a la mujer castaña.

Anubys mira como Clarissa cae al suelo inconciente, puede ver claramente como un hilo de sangre sale desde la parte donde Eris la golpeó con el bate.

—Eris, está sangrando.

—¿Qué me importa? Lo máximo que puede tener es un traumatismo, e igual hoy muere.—Eris se encoge los hombros restando importancia al asunto.—Toma sus piernas y yo sus brazos, vamos a llevarla al lugar donde ella me mantuvo a mí durante tanto tiempo.

Hacen lo indicado para luego levantar a Clarissa, el cuerpo inerte de la mujer pesa demasiado para las dos chicas que ejerciendo todas sus fuerzas logran moverla.

Al llegar a la puerta Eris la abre con un puntapié, entran e inmediatamente sus narices comienzan a picar producto del polvo y suciedad acumulado durante el tiempo de abandono.

Lanzan a Clarissa al suelo haciendo levantar diversas partículas de polvo.

—La muy perra fue incapaz de limpiar un poco, así sea en mi memoria.—Dijo Eris limpiando de sus hombros el polvo que había caído desde el techo, las telarañas habían vuelto a invadir cada rincón del sitio.

—Si no limpió la casa, ¿Qué te hace pensar que iba a limpiar el sótano?—La respuesta de Anubys fue soltada con obviedad haciendo que Eris asintiera en acuerdo a sus palabras.

—Es cierto ¿Comenzamos, amiga?

—Cuando tú quieras y estés lista, Eris.

Las dos chicas proceden a amarrar a Clarissa con unas cuerdas, evitando la movilidad de la mujer cuando fuera despertada.

Pasaron algunos minutos, mientras que Eris preparaba todo y cuando ya estuvo todo perfectamente ordenado la pelirroja procedió a hacerlo.

Las bofetadas resonaban como un golpe seco, Eris golpeaba a su tía con la intención de despertarla, pero nada parecía funcionar.

《Si es dramática》 Dice Eris para sí misma.

Un último golpe a su rostro con un poco más de fuerza bastó para que los ojos de Clarissa se fueran abriendo con lentitud.

La mujer estaba pérdida, no entendía muy bien que estaba sucediendo.

—Hola, tía querida.—La voz de Eris fue como un latigazo de la realidad para la mujer castaña.

Las facciones de Clarissa se tensaron al mirar la cabellera rojiza, los ojos zafiros y la piel de porcelana de su sobrina.

—¡Mira, Anubys! Está feliz de verme.—Dice Eris con cinismo apretando exageradamente las mejillas de Clarissa dejándolas aún más rojas.

—¿Qué-qué haces tú a-aquí?

Eris esboza una sonrisa extensa y en ese momento Clarissa puede ver la similitud que Eris, ya siendo una mujer, tiene con su madre, la única excepción fueron los ojos zafiros que heredó de su difunto padre.

—Pues, estoy visitando a mi único pariente con vida, tía.—La pelirroja se acerca a susurrarle.—Pero no por mucho tiempo, tranquila.

Eris se aleja divertida de ver esa expresión asustada en el rostro de Clarissa, en sus ojos castaños se reflejan el temor que le tiene a la pelirroja.

—No-no puede ser, tú e-estabas muerta, te ha-habías ido para suicidarte. Es-eso me dijo Marie.

—No, no, no, tía ¿Cómo crees? Tu vista no te engaña. Aquí estoy viva y en busca de venganza.—La pelirroja se da una vuelta soltando una carcajada.—Parece que tu bebé te mintió.—El puchero que Eris hace le produce cierta gracia a Anubys que está observando la escena.

Clarissa queda petrificada, por años pensó que Eris se había suicidado producto de tantos maltratos que recibió luego de la muerte de sus padres.

—Anubys. ¿Crees que tenga hambre?—Le pregunta Eris a la rubia que se ríe, Clarissa la observa preguntándose de donde había visto ese rostro.

—Yo digo que si debe de tener demasiada hambre, Eris.

—Que mala sobrina soy.—Exclama Eris poniendo su palma en su frente mientras niega.—Eso lo resolveremos con rapidez, Anubys, trae lo que yo le preparé con tanto amor para éste hermoso reencuentro.

Anubys da unos pasos con intención de subir las escaleras cuando la voz de Clarissa la congela en su lugar.

—¿Anubys? ¿Eres la hija de Fedra y Raphael Drellfick? ¿La basta...?

La confesión que suelta Clarissa soprende a Eris, mientras que la rubia se tensa y antes de que la mujer pueda terminar de hablar es callada por Anubys.

—¡Cállate, hija de perra!—La patada que la chica de ojos celestes le da en su costado hace que la mujer quede sin aire, e inmediatamente Anubys desaparece por las escaleras en busca de lo mandando que había sido dejado en la cocina en el momento que entraron por Clarissa.

Eris no entendía nada y por más que la curiosidad picara debía de indagar en otro tema con su tía.

—Clarissa...—La pelirroja dice el nombre con cierto tono agudo y divertido, los ojos de la mujer cayeron en el rostro de Eris.—¿Podría hacerte una pequeña pregunta?

—¿Tengo otra opción?

—Amo tanto tus ganas de cooperar.—Eris sonríe aterrando a Clarissa.—¿Podría saber por qué me odiabas?

Esa era una pregunta que la castaña supo que en algún momento tendría que responder, y sin más opciones respondió con sinceridad.

—Tu padre...—Comenzó Clarissa a hablar—Tu padre jugó conmigo, me enamoró haciendo que le entregara todo de mí, pensaba que él estaba enamorado de mí así como yo de él. Pero no, estaba tan equivocada.

》Luego de que tu padre y yo tuvimos relaciones él dejó su interés por mí y fue por lo que realmente buscaba.

—Mamá...—Respondió Eris en automático haciendo que Clarissa asintiera.

—Tu madre siempre fue el centro de atención, aunque fuéramos idénticas físicamente bastaba su exótico cabello rojo que siempre sobresalió sobre mi castaño, eso llamó la atención de tu padre que se enamoró perdidamente de ella. Años después de ser pareja te tuvieron a ti, inmediatamente te odié, tenías la cabellera rojiza de tu madre y los ojos zafiros de tu padre, me recordabas tanto a ellos y a su estúpida relación que descargaba mi frustración en ti.

Todas las palabras de Clarissa fueron ingeridas por Eris, todo quedaba aclarado y por más que buscara lógica no la encontraba.

—O sea, ¿Pasé años de mi vida siendo maltratada sólo porque el hombre que te folló no te quiso a ti sino a mi madre? Eres más patética de lo que pensaba, Clarissa.

Las lágrimas inundaban el rostro de la mujer, esos eran recuerdos tormentosos para ella.

Anubys entró mirando la escena, veía con rencor a Clarissa mientras le entregaba el envase a Eris.

La pelirroja destapa el envase dejando que Anubys pudiese ver claramente el contenido.

Gusanos, insectos, vísceras y más sumergidos en sangre coagulada de la difunta Marie Dupont.

Eso es lo más perfecto para darle a una cerda como ella, Eris. Decía esa voz.

A Anubys los ácidos gástricos se le revolvieron al ver esa asquerosa mezcla.

—Es hora de comer, tía.—Formuló feliz Eris sentándose en el suelo al lado de Clarissa y tomando una cuchara llena de la mezcla la acercó a la boca de la mujer que la miraba confusa.—Abre la boca que viene el avión.

Eris había tomado con la cuchara una cantidad grande del contendio, haciendo que por los bordes cayeran coagulos que quedaban por fuera. Clarissa le extrañaba esta situación, cuando la cuchara se acercó a su boca un olor putrido inundó sus fosas nasales haciendo que automáticamente girara la cabeza haciendo al objeto chocar con su mejilla y por ende caer encima de ella. Eris tomó más contenido con la intención de hacer un nuevo intento, acercó la cuchara clavando sus uñas largas en el cuello de Clarissa la cual abrió la boca ingeriendo el contenido.

Algo comenzó a moverse adentro, sus papilas gustativas rechazaban el sabor de la mezcla y sus ácidos gastricos se revolvieron haciéndola vomitar sin tiempo a retener, el vómito cayó en el pecho de Clarissa salpicando un poco a Eris.

La pelirroja negó con una sonrisa en su rostro.

—No te gustan las cosas por las buenas, tía.—Eris dejó a un lado el envase y tomo la mandíbula de Clarissa abriéndola con fuerza bruta, tapó su nariz para que la mujer fuese obligada a respirar por la boca que se encontraba abierta.—Anubys, vierte el contenido completo.

La rubia obedeció tomando el envase con la mezcla putrefacta, no dejó nada más que los restos que se habían adherido al plástico del envase haciendo que diversas líneas de sangre cayeran por los laterales de la boca de Clarissa.

A Clarissa le costó tragar, la falta de aire y la desesperación producida por el miedo la hicieron ahogarse, pero la mirada de Eris le dio a entender que tenía que tragarlo obligatoriamente, así que lo hizo. Tragó con asco y con una horrible sensación en el pecho, inevitablemente las lágrimas cayeron por sus ojos.

—Bueno, tía. ¿Viste que no era tan difícil?—La pelirroja suelta su agarre dándole pequeños bofetones a la mujer que la mira con resentimiento.—Y dime, tía. ¿Qué sabor tenía la sangre coagulada de tu pequeña bebé?

Esa información dejó impactada a Clarissa, que procesó todo mientras el amargo sabor de la sangre aún seguía en su boca, hizo un amago de expulsar todo lo que tenía en su estómago, pero su sobrina la detuvo.

—Si logras vomitar de nuevo te haré que te lo tragues hasta que te ahogues.

—¿Tú la mataste? ¿Tú m-mataste a mi-mi bebé?—Las cuerdas vocales de Clarissa se negaban a formular aquellas palabras, en su vida pudo imaginar que la hija de alguien tan radiante como Monique fuese una asesina.

—Obvio que lo hice yo ¿O de dónde crees que conseguiría la sangre, estúpida? Además deberías agradecerme, solo le ahorre el trabajo a la patética de tu hija que tenía más cortadas que brazo.—El cinismo de Eris sorprendía a la rubia, aunque ella sabía que la pelirroja no sentía más que odio por su tía, pensó que por lo menos tendría un poco más de compasión y no le diría sobre los cortes de Marie.

Eso último destruyó el corazón de la mujer castaña. ¿Mi hija una suicida? Imposible. Pensó para sus adentros con lágrimas de dolor.

Eris estaba disfrutando esto, el dolor de Clarissa es tan distinto que el de Marie, porque mientras la joven sufrió horas de agonía por la tortura ejercida, la mujer morirá con la mente destruida y sabiendo que su fachada de hija no fue más que una pérdida de tiempo.

—Marie... Marie, no...—Ya la mujer comenzaba a decir incoherencias, su mente divagaba entre lo recuerdos confusos de su hija, evocando cada momento en los que su pequeña comenzaba a perder ese brillo que te da amar a la vida.

—Éstas cuerdas.—Decía Eris tocando suavemente lo mencionado, lo cual tenía en cautiverio a la mujer.—Éstas misma cuerdas fueron las que tuvieron atrapada a tu hija, mientras ella sufría cada una de mis torturas éstas cuerdas la sostenían, ya que ella estaba boca abajo como un simple cerdo de carnicería.

—¡Ya cállate! ¡No hables así de ella! ¡Ella no se mereció eso!—Los gritos de la mujer desgarraban su garganta, el sabor metálico en su boca era un recordatorio de que se había tomado la sangre de su propia hija.—Eres un maldito monstruo.

Esas palabras salieron impregnadas de odio, Clarissa soltó un sollozo cargado de tristeza haciendo a la pelirroja disfrutar el momento.

—¿Yo soy el monstruo? Por dios, la palabra hipocresía te queda corta, hija de puta.

—Eris, por favor. Ya termina con todo.

La voz de Anubys la devolvió a la realidad, la rubia le daba lástima el sufrimiento de la mujer amarrada en el suelo.

—Claro, lo había olvidado por completo. ¿Qué sigue?—La pregunta de Eris fue respondida por aquella voz, la cual susurraba en su mente.

¡Cortala! ¡Cortala! ¡Cortala! Ya le destruiste la establidad, ahora extingue lo poco que queda de ella.

Siguiendo el consejo Eris tomó el cuchillo acercándose a su tía. Y con una sonrisa habló cerca de ella.

—Tranquila, no va a doler. Bueno, al menos a mí no.

Siguiente a eso comenzó a trazar líneas gruesas en su rostro, una tras otra activando los gritos y súplicas de la mujer. Eris reía con maldad y Anubys miraba a otro lado evitando el contacto con el rostro desfigurado de la castaña.

Eris se separa mirándola desde lejos, tira un beso al aire sonriendo abiertamente.

—Quedaste perfecta.—Dijo Eris dándole paso a las risas en su mente, la cual contagió a la pelirroja que comenzó a carcajearse como loca.—Jodidamente entiendo a mi padre por elegir a mi madre y no a ti. ¡Por dios! Eres tan patética.

—Eris, termina, puede llegar alguien.—Anubys se encontraba en las sombras, de brazos cruzados y preocupada por la poca cordura de su amiga.

—Aburrida.—Bufó la pelirroja.—Pásame el hacha.—Ya teniéndola en sus manos miró a Clarissa, la cual lloraba y gritaba producto al dolor de las cortadas, tornando su gesto completamente neutro.—Lamentablemente contigo no tengo tanto tiempo, no quisiera que los demás no disfrutaran de este juego tan divertido.—Eris hizo un puchero con tristeza fingida.—Primero le daremos un regalo a nuestra querida amiga Anubys ¿Cierto, tía?

La pelirroja tomó el pie de la mujer y con un movimiento preciso desprendió la extremidad.

—Toma.

Anubys agarró el pie posando toda su concentración en éste evitando ver lo que Eris haría.

Clarissa lloraba presa del miedo y del desgarrador dolor que calaba en sus huesos.

—Ahora, Clarissa. En el pasado te sentiste con el poder de destrozar a un alma inocente que sólo tuvo la mala suerte de quedarse sola bajo tu cuidado. Destruiste la inocencia y la estabilidad de una niña que siempre anhelo el amor de su familia, pero nunca lo obtuvo. Nunca lo obtuvo por tu maldita envidia que te guío a lo que eres ahora.—La mujer escuchaba, sabía lo que venía y ciertamente ya lo había aceptado.—Como tu víctima soy la única con el derecho de hacerte pagar por tus pecados, por hacerte pagar con cada una de las lágrimas que has derramado todos tus malos actos. Por ello, hoy, te mandó directo al infierno. Matando al último recuerdo de mi querida madre, matando a su hermana y manchando mis manos con su sangre.

Eris levantó el hacha y con fuerza la intentó bajar, pero antes la voz de Clarissa la detuvo.

—Gracias a ti podré reunirme con mi hija, Eris. Y gracias a ti podré disculparme con mi hermana por todo lo incorrecto que hice. Gracias, sobrina.—La mujer le sonrió con lágrimas en los ojos, cerró sus ojos aceptando su destino, Eris dejó caer el hacha separando la cabeza del cuerpo y por ende quitándole la vida a su segunda víctima.

Pero aún así se sentía vacía.

***

¿Fui la única que se conmovió? ¿Sí? Bueno.

Au clair de la lune (Al claro de luna) es una canción francesaanónima del siglo XVII. Se piensa que el autor pudo haber sido Jean-Baptiste Lully (1632 - 1687).

《Tu veux jouer avec moi, Clarissa?》/¿Quieres jugar conmigo, Clarissa?

Lamento si tiene algunos errores en escritura o algún error en las partes en francés. Pero hago lo que puedo.

Espero que les haya gustado, porque yo lo amé.

Primer capítulo tan extenso.

Estaré leyendo sus comentarios.

Que tengan un oscuro día.

Adara H.

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