-¿Dede? -pregunta sorprendido.
-Pablo. -susurro mirando sus ojos.
-Cuánto tiempo. -murmura sin quitar la vista de mis ojos.
-Cuatro años.
Él asiente con la cabeza. Ninguno de los dos puede apartar la mirada del otro. Ha cambiado jodidamente mucho desde que lo dejamos.
-Perdona, guapa. ¿Te está molestando mi amigo? -dice una voz de hombre.
Un chico de unos 28, como Pablo, aparece en escena, rodeando los hombros de mi ex novio con su brazo. Seguido de él, dos chicos de la misma edad, se le unen.
-Pero qué perra, ¿has encontrado a unos maromos y no nos avisas? -pregunta Alba, a unos diez metros de nosotras.
-Joder. -susurro haciendo una mueca.
-Reza para que sean extranjeros y no te entiendan. -le dice Carol.
-Vale, esas son Alba y Carolina. -dice Pablo, divertido.
-Las mismas. -digo con una pequeña sonrisa.
-Oh, pero os conocéis. -afirma uno de los chicos, sorprendido.
-Si, un poco. -dice Pablo sonriéndome.
-¡Pero si es Pablo Aguilar! -exclama Alba, llegando a nosotros. -Pablo Aguilar y tres hombretones. Hola, me llamo Alba y la gruñona es Carolina.
-Hay cosas que no cambian. -dice Pablo mirando a Alba.
-Desgraciadamente. -susurra Carol, haciéndome reír un poco.
-Ellos son Carlos, Jaime y Alberto. -presenta Pablo, a sus amigos mientras los va señalando.
-Un placer, señoritas. -dice Jaime, creo. -No sabemos tu nombre aún, preciosura. -me mira a mí, coqueto.
-Diana. -respondo. Él toma mi mano y la besa. Yo frunzo el ceño y escucho la risa de Carol. -¿Estás ligando conmigo?
-Tómalo como quieras, hermosa. -dice sonriendo. Me guiña un ojo y yo junto los labios para no reírme.
-No me extraña ni un pelo que estés soltero, chico. Ligas fatal. -murmuro.
Pablo se ríe divertido.
-La primera vez que intenté ligar con ella, me tiró una botella de agua por la cabeza. Dolió como la mierda. -dice Pablo, mirando a su amigo.
Yo sonrío un poco, acordándome de eso. Jaime y sus amigos abren la boca sorprendidos.
-¿Erais algo? -pregunta Carlos.
-Estuvimos juntos más de dos años. -dice Pablo, sin quitar la vista de mí.
-Fue el mejor novio que tuviste, eh. Nos llevaba a los sitios en coche. -dice Alba, codeándome. Pablo y yo nos reímos.
-No te engañes, salía contigo por el morbo de estar con un madurito. -le dice Carol a Pablo.
-¡Carol! -exclamo golpeando su brazo. Yo miro a Pablo que me mira divertido. -Es mentira, eh.
-Lo sé, tranquila. -me dice sonriendo.
-¿Pero qué edad tenéis? -pregunta Jaime.
-23 años. -respondemos a la vez.
-Y cuando estabas con Pablo tenías... -dice Alberto para que termine la frase.
-Empezamos cuando yo tenía dieciséis creo, y con dieciocho terminamos. -le digo. Pablo asiente con la cabeza.
-Entonces tú tenías veintiún y veintitrés años, hermano. -dice Jaime riendo.
-¿Y qué pasa? -pregunto cuando con la ceja arqueada.
-Sin ofender, pero eras una cría aún para estar con un tío de veintitantos. -me dice.
-¿Perdona? -pregunto incrédula. -La edad no dictamina la madurez, imbécil. Tú debes tener casi treinta, pero eres un enano mental. ¿Ves?
Mis amigas carcajean, y Pablo junta los labios, reprimiendo una sonrisa.
-Totalmente, hay cosas que no cambian. -susurra Pablo, dejando ver una sonrisa.
-Una chica con los ovarios bien puestos. Me gusta, me gusta. -murmura Jaime sonriendo pícaro.
-¿Tú no te cansas? -pregunta con sarcasmo, Carol.
-Nunca, bebé. -dice guiñándole un ojo.
Carol coge la pelota, y se la lanza a la cara, haciendo que rebote y vuelva a sus manos. Yo me río con burla cuando veo que se ha quedado aturdido.
-¿Vives aquí? -pregunto a Pablo. Él niega con la cabeza.
-Hemos venido de vacaciones unos días. Nos quedan diez días aquí. -me dice sonriendo un poco.
-Oh, genial. Nosotras nos quedamos dos semanas, hemos llegado hace unas pocas horas. -dice Alba, con entusiasmo.
🔼🔼🔼
Cuando nos cansamos de la playa, decidimos volver al hotel, no sin antes intercambiar números con Pablo y sus amigos para quedar más tarde.
Me ha sorprendido muchísimo verlo después de cuatro años. Tuvimos una relación preciosa, perfecta, de verdad. Era mi primera relación y no me arrepiento de haber estado con él. Era súper cariñoso, amable, respetuoso... A pesar de llevarme cinco años, mis padres lo adoraban y me permitían estar con él sin ningún problema. Todo iba muy bien, hasta que él terminó su carrera de derecho, y le dieron trabajo en Barcelona. Tuvimos que dejarlo para que se fuera tranquilamente a trabajar a otra ciudad.
Mi móvil suena en un mensaje, justo cuando salgo de la ducha. Desbloqueo la pantalla, y entro al chat para ver quién es.
"Jaime enano mental" te ha añadido al grupo "Menorca vibes🏝"
Jaime enano mental: Hemos pensado en ir a algún bar esta noche, ¿se unen, bellas damas?
Alba🌼: ¿Y pagar el pastizal que vale una copa? Una mierda.
Alba🌼: Estáis cordialmente invitados al bar de nuestro hotel. No tendréis que pagar nada, y nosotras tampoco, eso es lo importante.
Alberto (rubio): Genial. A las once estamos allí.
Yo: Creo que si no os decimos el nombre del hotel, poco haréis🙄
Carlos (moreno): Chica lista...
Carol🍌: Es el hotel blanco y azul que estaba delante de la playa. El de las luces extravagantes.
Pablo😊: Estamos justo en el bloque de pisos de enfrente, a las once estamos allí.
Alba🌼: Dede irá por vosotros a recepción.
Yo: ¿Por qué yo?
Alba🌼: Porque son las jodidas diez, y tú estás saliendo ahora mismo de la ducha. ¡Sal ya, maldita perra!
Apago la pantalla del móvil, y salgo del baño para dejar que las otras dos se duchen. Les sonrío angelicalmente cuando las veo sentadas en la cama, esperando que yo salga. Carol se pone a correr y se encierra en el baño, dejando a Alba haciendo un berrinche.
Pongo música en mi móvil, mientras lo dejo cargando.
-Ve preparándote la ropa. -le digo a Alba para que gane tiempo.
Las dos nos ponemos a ver qué ponernos. Alba se decanta por un vestido blanco mío, pegado al pecho y luego con vuelo hasta mitad de muslos. Cuando lo tiene todo preparado, Carol sale del baño, envuelta en una toalla. Alba se mete rápido en el baño.
-¿Aún sigues así? -me pregunta a modo de regaño.
-Estoy mirando qué ponerme. -murmuro mientras busco por mi parte del armario.
-¿Qué tal? -me pregunta.
-¿Qué tal de que? -pregunto mientras saco mis sandalias de tacón.
-Has vuelto a ver a Pablo después de cuatro años, Dede.
-Estoy bien, Carol. -le digo. Saco un jean negro ajustado y mi bralette blanco de encaje. Lo llevo todo a mi cama, y cojo unas braguitas del cajón.
Mientras Carol busca qué ponerse, yo me pongo las braguitas y el bralette. Me enrollo una toalla en la cabeza para que absorba la humedad del pelo.
-Está más guapo. -digo, mientras me pongo los jeans. Ella se ríe un poco.
-La verdad es que si. ¿Le contarás eso? -me pregunta, cerrando el armario.
-No lo sé. -murmuro. Me pongo los tacones y los abrocho bien para que no me mate.