El Guardián [Willyrex&Tú] *Ed...

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Sinopsis A la Dream Hunter _____ le ha sido encargada la más sagrada y peligrosa de las misiones: Descender a... Higit pa

El Guardián [Willyrex&Tú]
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Epílogo

Capítulo 2

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_____ no se podía mover. No podía respirar mientras miraba al….

¿Demonio?

No había otra forma de describirlo. Era la única posibilidad…

Salvo un que fuera un Dios. Y ni siquiera Azura o Noir dejarían que un Dios estuviera en sus dominios, a menos que fuera su hermana, Braith. Los Dioses, como regla, no compartían el territorio fácilmente. Ni siquiera con su familia.

Nadie en su sano juicio compartiría el territorio con una criatura tan salvaje.

Morocho, mortal y tenebroso, estaba envuelto en un aura de poder supremo. Y hacía que el aire entre ellos chisporroteara, con su fuerza e intensidad sobrenatural. Él era una presencia que haría que Darth Vader corriera pidiendo por su mamá. Le ponía los pelos de punta. Ella nunca había visto algo parecido, a pesar de haber visto muchas cosas terroríficas en sus más de mil años. Él no sólo había entrado en la habitación.

La dominaba.

No. La comandaba.

Con su respiración entrecortada, se tomó un momento para estudiar a su enemigo, esperando encontrar alguna clase de debilidad.

Sí, claro… Era como tratar de encontrar una forma de contener un huracán. Y a pesar de que él estaba calmado en este momento, tenía la singular impresión de que él podía tornarse violento sin más provocación que arquear una ceja de forma que a él no le gustara.

Su lacio cabello castaño oscuro estaba peinado hacia arriba, en punta. Ese cabello no estaba compuesto por un solo tono de marrón, sino mechones de todos los colores, pasando por el rubio al caoba, al castaño, hasta el negro. De alguna forma se complementaban dando la impresión de cabello castaño.

Con más de un metro noventa de altura, era la persona más intimidante que había visto. Intimidante al nivel de hacerte mojar en los pantalones porque va a chuparte el alma y comérsela cruda. Más si tomabas en cuenta que ella era una persona que podía pasear en las peores pesadillas que existían.

Su rostro estaba pintado de blanco con líneas angulares rojas y negras pintadas de tal forma que le recordaba a un guerrero Kabuki. Aunque, como era un demonio, podía no ser pintura. Bien podría ser el color natural de su piel. Las líneas rojas, estaban dibujadas de forma que daban la impresión de una mirada siniestra y burlona. Sus ojos estaban cubiertos de negro, que bajaban por los costados de su nariz para formar una punta sobre ella. De la misma forma, el color negro subía por el costado de sus ojos hasta la base del cabello. Ese color enfatizaba la palidez, frialdad y rudeza de esos ojos color verde metálico. Desalmados. No había nada en sus ojos excepto la promesa de una muerte brutal y un dolor tan profundo que su mirada podría traumatizar a cualquiera que tuviera un gramo de instinto de preservación.

Dado su tamaño, intimidaría hasta en su peor día. Junto con su armadura color borgoña y dorada con puntas cubiertas de sangre, y el gesto en su cara, podría hacer que el mismo diablo se arrinconara en una esquina.

Dios, ayudame. . .

_____ quería alejarse de él, pero estaba la pared que la frenaba. No había forma de retroceder. El único camino era a través de él.

Sí, y eso no va a ser posible. Ni siquiera un camión con acoplado podría moverlo. Sería como tratar de atropellar a Godzilla. Ella respiró lentamente, esperando a que él la atacara.

-¡No te atrevas a lastimarla! -Solin gruñó desde donde estaba encadenado a la mesa. -Juro por los Dioses, que te voy a carnear como a un cerdo si le respirás encima. -

Eso causó que el demonio levantara la ceja en una expresión de burla. -Ya establecimos que no hay nada que puedas hacer, excepto salpicar mi armadura con sangre. -Y volvió su mirada brutal hacia ella.

-¿Quién y qué eres? -

Estoy muerta sería la respuesta más obvia. Por favor hacelo rápido. No quería permanecer en la miseria.

Por nada del mundo.

Y todo sobre el demonio decía que él disfrutaría verla sufrir.

Él se acercó a ella con la intención de atacarla. -Respóndeme, perra. -

¿Quién habría pensado que se volvería más terrorífico?

Ella preferiría enfrentar a Freddy Krueger treinta minutos después de haberse tragado varias pastillas para dormir que confrontar a esta tremenda montaña de poder demoníaco.

_____ agarró fuertemente su daga y se apretó contra la pared, tratando de teletransportarse.

No podía.

Estoy atrapada. Algo bloqueaba sus poderes y la mantenía en este lugar como un insecto atrapado en una telaraña.

El demonio estaba casi sobre ella. -Habla mujer -le gruñó. -¡Ahora! -

-No puede. -

Las palabras de Solin lo distrajeron. Él enfocó su mirada en el cuerpo sangrante de Solin. -Explícate. -

-Ella es muda. -

El demonio le dedicó una sonrisa burlona. -Estás mintiendo. -

-No tengo necesidad de mentir. Ella nunca fue capaz de decir una palabra, así que no podéis torturarla para obtener ningún tipo de información que te sirva. Salvo que puedas leer la mente o sepas lenguaje de señas. -

Guillermo se tomó un segundo para considerar las palabras de Solin. ¿Estaba mintiendo?

¿Por qué mentiría?

¿Por qué no? Era lo que la gente hacía. Muchas veces y por ninguna razón aparente, y cada vez que eran atacados y querían protegerse. Aunque no supiera otra cosa sobre los Dioses o la humanidad. Sabía este simple hecho.

No se podía confiar en nadie. Jamás.

Aun así, tenía curiosidad sobre su presencia. ¿Por qué alguien en sus cabales vendría a este lugar infernal?

Había una sola explicación que se le ocurría…

-¿Qué relación tiene ella contigo, Dios de los Sueños? -

Solin se rehusó a mirarla. En vez de eso, miró a Guillermo con una intensidad de espíritu que comandaría respeto si Guillermo fuera capaz de respetar a alguien. -Ninguna. Sólo un Dream Hunter que enviaron para salvarme. -

Esta vez supo que Solin estaba mintiendo. Y él estaba podrido de sangrar y sufrir por la negativa del bastardo de darle lo que necesitaba para liberarlos a los dos. La rabia lo invadió mientras se dio vuelta para finalmente matar al imbécil de una vez por todas.

Solin no sabría que esta sería una muerte por piedad.

Mientras levantó la espada para cortarle la cabeza a Solin, la pequeña ratoncita asustada de lanzó hacia él con todo lo que tenía. El peso de su pequeño cuerpo chocó contra el suyo con más fuerza de la que él la creía capaz. Agarrando su muñeca, ella trató de desarmarlo. Cuando eso falló, ella lo acuchilló en el brazo, tan profundamente, que enterró la hoja de la daga hasta la empuñadura.

Guillermo se habría burlado de su ataque si no hubiera estado tan aturdido. Nunca nadie había tenido el coraje de atacarlo abiertamente desde que sus poderes no estaban restringidos, antes de su confinamiento.

¿Qué carajo?

Ella le pegó una piña en la garganta, algo que habría funcionado con cualquier otro. Pero demasiados siglos de tortura lo habían inmunizado al dolor físico.

Frunciendo los labios, levantó su brazo para abofetearla.

-¡No te atrevas! -Solin tiró tanto de sus cadenas que cada músculo de su cuerpo se tensó.

Guillermo frunció el ceño ante la reacción violenta del Dios del Sueño. Solin no había peleado de esta manera en semanas. Si sólo la voluntad pudiera romper las cadenas, Solin habría podido escapar fácilmente.

Él tenía razón. La mujer significaba algo para Solin.

No, no era así, se dio cuenta, al ver la mirada asesina en los ojos de Solin, mientras lo insultaba, a él y a sus progenitores que ella significaba todo para él.

Esto no tiene precio.

Guillermo la agarró de las manos, la dio vuelta en sus brazos, y la apretó contra su cuerpo para que mirara cara a cara a Solin. Furiosa, ella lo confrontó como una leona protegiendo a sus cachorros.

Interesante….

Solin soltó un rosario de profanidades mientras trataba inclusive con más fuerza de alcanzarlos.

Muy interesante.

Estaba dispuesto a morir por protegerla.

Finalmente encontré la forma. Ella sería la clave para obtener la información de Solin de una vez por todas. Los Dioses finalmente habían tenido misericordia y le habían tirado un hueso. Él sonrió lentamente.

Hasta que ella le pegó en la mandíbula con la cabeza con la suficiente fuerza como para recordarle sus siglos de tortura. Le tomó toda su fuerza de voluntad no quebrarla en dos. En ese preciso momento, todo lo que podía saborear era su sangre. Era todo lo que quería.

Mátala y Solin no te va a servir de nada. Si lo hacés nunca va a hablar.

Eso fue lo único que salvó su vida. Pero ella no seguiría respirando por mucho más tiempo si no la cortaba. En realidad, su control iba deteriorándose cada vez que ella le hundía los dientes en la mano y lo mordía hasta que sangraba.

Sacándola de la sala de interrogación, él la llevó a su habitación. Allí, la hizo volar fuera de su alcance.

Ella dio un par de vueltas hasta que pudo recuperar el equilibrio. Su cabello negro cayó a su alrededor de sus hombros como un manto de seda mientras ella caía agachada como algún depredador a punto de ir por él.

Él la clavó con la mirada. -No lo hagas. -

_____ se congeló con esas palabras que prometían una muerte dolorosa si desobedecía. Aun así, ella sostuvo su posición, lista para atacarlo si él daba un solo paso adelante.

Su fría mirada la mantuvo en su lugar mientras él se sacaba la daga del brazo. Ella había sido capaz de penetrar la armadura y sabía por la sangre en sus manos que lo había lastimado exitosamente.

Pero más que la daga llena de sangre que tiró al piso, no mostró signos de estar lastimado. Ni siquiera había hecho un gesto de dolor. Como mucho, parecía disfrutarlo.

Estoy en problemas.

¿Quién era él?

¿Qué era él?

Él se limpió la sangre de la mano como si no fuera nada. Dejó en su armadura una mancha que no se disimulaba mucho con el color borgoña. -No puedes matarme griega. Todo lo que puedes hacer es que me enoje. Te sugiero, si quieres seguir respirando, que no vuelvas a hacerlo. -

Ni siquiera estaba en ptoblemas. Estaba mucho más allá de eso, tanto que no podía ni medirse. Estaba meada por una manada de dinosaurios.

¿Qué voy a hacer?

Morir, sin duda. Pero nunca sin pelear.

Guillermo vio como la racionalidad volvía a sus ojos. Ojos topacio de felino que literalmente brillaban como su espíritu intrépido. Nunca había visto ojos como esos. Y fueron esos ojos los que le dijeron que Solin estaba mintiendo. Los Dream Hunters griegos, aquellos que protegían a quienes dormían de las pesadillas y otros depredadores del inconsciente, tenían brillantes ojos azules.

Él nunca había visto ojos como los de ella.

-¿Puedes hablar? -Él quería saber si Solin también había mentido sobre eso.

Ella negó con la cabeza lentamente.

Al menos ella podía entender lo que decía. Eso era algo. No mucho, pero algo.

Ella comenzó a mover sus manos en una danza etérea. Era hermoso de ver. Y le tomó un minuto darse cuenta que ese era su lenguaje.

-No te entiendo. -

Esta vez, ella hizo un gesto con sus uñas. Ese gesto sí lo entendió. -Tú también. -

Ahora movía sus manos obviamente con rabia. Sin duda lo estaba puteando tanto como Solin lo había hecho.

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