Capítulo 35

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Al principio pensó que se estaba imaginando las cosas. Pero no había error en el destello color topacio que brillaba en la oscuridad.

_____ estaba sobre la mujer, pegándole con una ferocidad que él no sabía que poseía. Las otras tres se tiraron sobre ella.

“¡_____, detrás tuyo!”

Ella se puso de pie y manifestó una vara que dio vuelta por la espalda y el frente. Atacó a una de las mujeres con un golpe en la cara, y a la segunda le pegó en la cabeza y la noqueó. A la tercera le pegó en el estómago.

Él tenía que darle crédito. Ella sabía cómo manejarse con una habilidad que no habría creído posible.

Era una cosa buena que le hubiera quitado sus poderes cuando la capturó. Con sus habilidades, podría haberlo vencido o no, pero definitivamente le habría infligido una buena cantidad de dolor en el cuerpo.

En cuestión de minutos, ella tuvo a las perras corriendo por su vida. Mientras se iban les gritó. “Díganle a todos, putas. Si quieren pelear conmigo en este reino, mejor que practiquen y traigan a la caballería.”

Con la respiración entrecortada, se dio vuelta para encararlo.

Nunca en su vida había visto algo más hermoso que el cabello de _____ cayendo sobre esos ojos que tocaban una parte de él que pensaba que había perdido para siempre.

Su corazón.

Sacándose el pelo de la cara, ella tiró la vara al piso y corrió hacia él. “¿Cómo estás?”

Él miró hacia las lanzas en su torso. “Lamentablemente, puedo decir con honestidad que, comparada con otras sesiones de tortura, esta no fue tan mala.”

Ella suspiró pesadamente. “Encuetras el sentido del humor en los momentos más raros.” Con el ceño fruncido, ella tomó la lanza de más abajo. “Esto te va a doler. Perdóname.” Él la detuvo antes de que ella pudiera retirarla. “¿Por qué estás aquí?”

_____ hizo una pausa ante el tono extraño de su voz. Él realmente no lo entendía. “¿No lo sabes?”

Él negó con su cabeza. “Estabas tan enojada conmigo. No creí que volvieras a hablarme nunca más.”

Ella tomó su mano y la sostuvo con fuerza. “Cielo, siempre voy a ir a buscarte.”

“Pero yo no te llamé.”

“No tuviste que hacerlo. Sabía que me necesitabas. Ahora, prepárate.” Ella sacó la lanza tan pronto como pudo, esperando causarle el menor dolor posible.

Guillermo se mordió el labio mientras ella lo liberaba de las otras dos lanzas.

En vez de dejar que cayera contra el piso, ella lo agarró contra sí misma, y lo sostuvo.

“Aguantá,” ella le susurró en el odio mientras le ayudaba a colorar los brazos de él sobre sus hombros.

“Te voy a llevar a casa.”

* * *

Guillermo se despertó lentamente. Por un minuto completo, tuvo miedo de abrir los ojos y encontrarse nuevamente en su habitación, o peor, en la cámara de tortura de Noir.

Pero, al captar el aroma de su precioso lirio, él supo que estaba a salvo.

Cuando abrió sus ojos, fue para ver la mujer más hermosa que existía. Antes de que pudiera moverse, ella comenzó a tirar de su remera, levantándola para exponer su estómago y pecho.

“¿Qué estás haciendo?” le preguntó.

“Asegurándome de que esas perras no te lastimaran tanto que hubieras traído las heridas contigo. Te juro que si lo hicieron, las voy a perseguir y patearles los dientes hasta que me supliquen que pare, y aun así voy a…”

El Guardián [Willyrex&Tú] *Editando*Where stories live. Discover now