Capítulo 45

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Cualquier cosa habría sido mejor que la agonía de vivir sin su hija.

Maahes se adelantó. “¿Hay algo que pueda hacer?”

“Vete a la mierda y muere.”

En vez de enojarse, Maahes se fue y lo dejó con su dolor. Al igual que los otros.

Excepto Zarek. Él esperó a que estuvieran solos antes de acercarse a Solin. “No voy a insultarnos diciendo alguna mierda sensible y melosa. La vida apesta. Nadie lo sabe mejor que yo. Pero si queréis ir a romperle el culo a alguien por esto, cuenta conmigo. Llámame. Cuanto más sangriento, mejor.”

Curiosamente, eso sí lo hizo sentir mejor. Y sabía que Zarek lo decía de verdad.

“Gracias.” Pero él nunca aceptaría esa oferta de Zarek. Él nunca podría en peligro al semi‐dios. A diferencia de él, Zarek tenía una familia. Lo único que Solin había querido durante toda su vida.

Lo único que siempre le había sido negado.

Ni siquiera había escuchado a su propia hija decirle papá.

Ni una vez.

Zarek inclinó su cabeza hacia él como un signo de respeto, y luego desapareció.

Quedándose solo, Solin miró al pálido rostro de _____, que nunca fallaba en hacer que su corazón se hinchara de orgullo.

Hasta hoy. Hoy no había nada más que una miseria cegadora que lo cortaba tan profundamente que le sangraba hasta el alma.

Él acarició su piel, tratando de limpiarla. Había tanta sangre. ¿Cómo era posible que alguien le hiciera algo así a un ser tan dulce y amable? ¿Cómo?

Lo voy a matar, se juró a sí mismo. No sabía cómo, pero iba a llegar hasta el bastardo y hacerlo pedazos.

Eso es lo que obtenéis por confiar en alguien. Si alguien sabía que no tenía que confiar en nadie, era él.

Tenían a un traidor entre ellos, y esa traición le había costado la vida a _____.

También encontraría a esa rata, y se bañaría en su sangre.

Pero primero tenía a una hija que enterrar.

* * *

_____ gruñó mientras abría sus ojos. Ella se sentía increíblemente mareada. ¿Qué había comido?

¿Dónde estoy?

Ella miró alrededor de la lujosa cama con cortinas de lino que la rodeaban. El sonido del mar y el olor a sal eran densos en el aire. Por sobre las cortinas de la cama había un medallón dorado y una araña de cristal que, cuando estaba encendida, su luz reflejaba imágenes de ciervos retozando por el techo.

Ella frunció el ceño al darse cuenta de dónde estaba.

La casa de Solin.

¿Pero por qué estaba en este lugar?

¿Por qué usaba un llamativo vestido blanco?

¡Oh por Dios! Tenía encaje y volados. ¡Puaj! Era algo que su padre le pondría, y algo que solamente aceptaría usar si tuviera una conmoción cerebral….o si estuviera muerta.

"¡Maldita sea, George, quería las blancas para hoy! ¡Blancas! ¿Me escuchaste?"

Ella saltó ante el grito furioso de Solin. Qué raro. Nunca antes lo había escuchado protestarle a George.

Normalmente tenía paciencia infinita con su asistente, que era más como familia que otra cosa.

Bostezando, se estiró y se sentó al mismo tiempo que Solin entró en la habitación.

El Guardián [Willyrex&Tú] *Editando*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora