Capítulo 31

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"Y ahora realmente entiendo por qué. Vamos, abuelito, tenemos que irnos."

Ellos se dirigieron a la puerta. "Esperen."

_____ se frenó para ver a Carson que estaba armando un bolso rápidamente para ellos. Uno que contenía vendajes, medicinas, su billetera, y un celular que tenía en un cajón. Él se lo dio a ella.

"¿Qué es esto?" Le preguntó.

"En caso de que lo necesites. Asegurate de no usar tus propias tarjetas de crédito ni cuentas. No vayas a dejar un rastro para que puedan seguirte. Acá hay suficiente dinero en efectivos para ti, y sentite libre de usar mis tarjetas."

Él levantó el teléfono celular. Este es un teléfono descartable con mi número programado en él. Si necesitás llamar a la caballería para cualquier cosa, llámame. Puedo llegar a donde estés en un abrir y cerrar de ojos y llevaré tantos soldados como pueda. Y nuestro ejército no es para nada pequeño.

Su ofrecimiento la enterneció. "¿Estás seguro de esto?"

"Absolutamente. No puedo soportar que nadie sea cazado. Buena suerte, chicos."

Ella inclinó su cabeza hacia él. "Gracias, Carson."

"Vayan en paz," le dijo dando un paso hacia atrás.

_____ tomó a Guillermo del brazo y los teletransportó al callejón detrás de la casa en la que habían estado.

Ella y Maahes comenzaron su camino hacia la calle, hasta que ella se dio cuenta que Guillermo no se movía.

Levantando una ceja, lo miró a Maahes, y luego se dio vuelta para encontrar a Guillermo mirando al cielo con una expresión de incredulidad como la que no había visto nunca. Sus rasgos estaban llenos de sorpresa y reverencia.

Y le recordaron su rostro mirando el sol en la computadora de su habitación.

Él dio una vuelta en círculo, lentamente, mientras trataba de asimilarlo todo. Los árboles, el cielo, los edificios, y lo que para él tenían que ser sonidos alienígenas de jazz y zydeco, autos, y gente hablando y riéndose al caminar al otro lado de la calle.

Con su corazón rompiéndose, ella caminó hacia él.

"Es tan hermoso," susurró con reverencia. "Y cálido."

"Nueva Orleans generalmente lo es."

"¿Nueva Orleans?"

"Ese es el nombre de esta ciudad."

"Oh." Finalmente él la miró a los ojos, y ella se dio cuenta que tenía los ojos entrecerrados al punto que le sorprendía que pudiera ver algo.

Con razón. Había vivido en la oscuridad tanto tiempo, que sus ojos ya no estaban acostumbrados a la luz.

Ella materializó un par de anteojos de sol y los puso en sus manos.

Él los miró con el ceño fruncido. "¿Qué es esto?"

Ah, claro. Él no tenía idea.

Maahes se cruzó de brazos. "En tus días, los egipcios usaban Kohl para protegerse los ojos de los rayos del sol. Hoy, usamos estos, se llaman anteojos de sol."

_____ los tomó y se los puso. Sí que elegí bien. Él se veía muy bien con ellos. Ella miró a Maahes. "¿Esa es la razón por la que los egipcios se maquillaban?"

"Por supuesto."

"Guau, y yo que pensé que lo hacían por moda."

Maahes no hizo ningún comentario al respecto. "Tenemos que irnos. No tengo idea de a dónde los voy a llevar, pero no me parece prudente quedarnos acá parados, cuando tenemos seres sobrenaturales rastreándonos." Él tenía un buen punto. "¿A dónde vamos?" Preguntó ella.

El Guardián [Willyrex&Tú] *Editando*Where stories live. Discover now