Capítulo 40

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Guillermo sintió los primeros signos de sus poderes de Dios regresando a él, al golpear el piso tan fuerte como para perforarse un órgano interno. Gracias a los dioses que no era humano, o estaría muerto en este momento. Pero lo que realmente odiaba era el sabor metálico de su sangre en su boca.
Repugnante.
Con su lengua, tanteó para asegurarse que sus dientes todavía estaban en su lugar, luego miró para ver qué lo había atacado. Su sangre se congeló al momento en el que se dio cuenta de lo que Noir había hecho. Lo que el bastardo había mandado tras él.
La puta madre…
Verlyn, que en algún momento fue el dios del bien absoluto. Noir lo había corrompido y convertido en la retorcida encarnación del mal que se hallaba frente a él ahora. Guillermo no tenía ni idea sobre cómo Noir lo había logrado. Todo lo que sabía era que Verlyn era una criaturas más letales que existían. De forma tal que, incluso Noir dudaba en liberarlo por miedo a que un día no fuera capaz de poner a Verlyn de vuelta en la jaula en la que lo aprisionaba.
De pie y con unos sorprendentes 2,13 metros del altura, con Verlyn no se negociaba. Él simplemente hacia lo que le decían.
Y obviamente sus órdenes eran llevarlo de vuelta al infierno.
Guillermo cerró sus ojos y convocó tantos poderes como pudo. Una pizca. Una muestra. Un poco más que lo que había tenido en el Santuario.
Pero era suficiente como para ponerse la armadura en su lugar y prender fuego a la misma.
Levantándose del piso, supo que esto estaba a punto de ponerse feo.
_____ se vistió a sí misma con un par de jeans y una remera, mientras veía a la montaña que acababa de aparecer en su cuarto. Vestido con un sobretodo largo y negro, con un cuello alto que tenía detalles en plata…la cual parecía estar salpicada con sangre. El hombre había afeitado su cabeza y tenía símbolos tatuados desde el centro del cráneo hacia abajo, que culminaban en una punta definida justo entre sus ojos.
Su ojo derecho estaba delineado con negro y debajo del mismo había otro set de símbolos que bajaban por su mejilla hasta su mentón. El único color de su cuerpo era una camisa verde brillante que llevaba debajo del sobretodo negro.
Pero lo más impactante vino cuando se dio vuelta para evaluar el peligro que ella representaba.
Tenía los mismo ojos que Jaden. Sólo que al revés.
El ojo de Jaden que era marrón, él lo tenía azul y viceversa.

Tenía que haber una historia entre ellos. ¿Serían parientes? Pero este no era el momento para intentar hacerle una entrevista. No cuando la montaña se alejó de ella y se dirigió hacia Guillermo con un paso letal que le prometía a Guillermo que se le venía la noche.
Ella se lanzó directo hacia la montaña.
“¡No!” gruño Guillermo, estirando su brazo hacia ella, manifestó uno de sus campos de fuerza a su alrededor para mantenerla alejada de la pelea.
Hirviendo de la bronca, ello lo fulminó con la mirada. “¿Qué estás haciendo?”
“Salvando tu vida. Él no te va a atacar, a menos que lo ataques, y si lo hacés, te va a matar”.
Ella se burló. “Lo dudo mucho”.
“Yo no”.
_____ levantó sus manos haciendo un gesto de asfixia. ¿Por qué no la podía ver como una luchadora capaz? Ella era tan capaz de combatir como él.
Pero bueno, dada la edad que tenía, ella tenía suerte de que él no fuera más machista. Considerando la situación, lo manejaba bastante bien.
A veces.
Sin embargo, esta no era una de esas veces.
Guillermo retrocedió contra la pared, asegurándose de mantener a Verlyn frente a él. Ese era el único lugar seguro cuando luchaba contra un enemigo tan letal.
Los ojos de Verlyn empezaron a brillar de un color rojo. “Has sido convocado, Guardián.”
“Si“, dijo Guillermo lentamente. “Eso pensé. Pero voy a tener que decepcionarlos a ti y a Noir”.

Verlyn hizo un chasquido con la lengua. “Esa es una mala elección”.
“¿Sí, bueno, eso no es algo nuevo, verdad?”
Mostrando sus dientes aserrados, Verlyn arremetió contra él.
Guillermo atrapó a la bestia y la tiró al piso. Trató de inmovilizarlo allí, pero le fue imposible. Verlyn probablemente pesaba unos buenos 45 kilos más que él de puro músculo firme. Músculo que no debería ser tan flexible como era el suyo.
“Maldito, gordo bastardo. Ponte a dieta”. Era como tratar de controlar a un rinoceronte adulto.
Verlyn se retorció de una manera que no debería ser posible para alguien que tuviera un esqueleto y se sacó a Guillermo de su espalda. Lo golpeó violentamente contra el suelo, lo suficiente como para aturdirlo. Y luego Verlyn lo golpeó un par de veces más solo por las dudas.

“Creo que necesitás algo de ayuda ahí, bebé,” _____ lo llamó. “¿Queréis dejarme salir?”.
“No” él se atragantó mientras su tráquea estaba siendo aplastada bajo la mano de Verlyn, la cuál era doblaba en tamaño a la suya.
“No voy poder jugar contigo más tarde si estás herido y me siento culpable de haberlo ocasionado”.
“Estas tan enferma”
Y en este momento, le estaban pateando el culo. Guillermo seguía golpeando a Verlyn, pero era como pegarle a una pared de ladrillos con la mano desnuda.
Sin mencionar, el hecho de que se estaba cansando de que le reventaran la cabeza contra el piso de madera. ¿Por qué Maahes no había alfombrado el maldito lugar?
Y hablando del bastardo, ¿dónde estaba el Sr. Yo te habría protegido de haberlo sabido? En eso habían quedado sus promesas sin valor.
Una vez más, estaba desaparecido cuando Guillermo lo necesitaba.
En ese momento Guillermo lo olfateó. Ese fétido hedor que significaba que Verlyn estaba abriendo el canal entre el reino humano y Azmodea.
Si no hacía algo rápido, él iba a regresar ahí.
_____ vio el pánico y la desesperación en los ojos de Guillermo mientras su mirada se encontraba con la de ella. Eso la aterrorizó, pero cuando el escudo de repente se vino abajo y pudo unirse a la pelea, supo que solo tenía unos pocos segundos para salvarlo.
Con la seguridad de Guillermo como prioridad, ella corrió hacia Verlyn. Cuando él estuvo a punto de agarrarla ella cambio a su forma de chacal y se aferró a su antebrazo con todo lo que tenía.
Verlyn gritó de dolor tratando de golpearla para librarse de ella. Pero ella no iba a dejarlo ir. No hasta que se fuera y ellos estuvieran a salvo.
De la nada, un rayo de luz atravesó la habitación atravesando el corazón de Verlyn. _____ lo soltó de inmediato. Desafortunadamente el rayo no lo mató, pero lo hizo atravesar la ventana de vidrio mandándolo directo al mar que estaba debajo.
Maahes corrió para ver cómo estaban.
Pero Guillermo no estaba listo para eso mientras miraba fijamente la verdadera forma de _____.
Era un chacal.
Un chacal de mierda.
Y mientras la miraba fijamente algo en ella hacía un eco en sus recuerdos. Como un dejá vu. Pero no podía ubicarlo. No en ese momento, cuando tantas emociones amargas se disputaban su atención

¿Por qué no se lo había contado?
Sin darse cuenta de la confusión que estaba interrumpiendo, Maahes se alejó de la ventana. ”Vamos. Tenemos que salir de aquí. Estoy bastante seguro que nuestro amigo allá abajo no está muerto.”
Verlyn no lo estaba, pero en unos pocos minutos, _____ podría estarlo.
Con su mirada fija en su forma canina, Guillermo levantó del piso.
_____ volvió a su forma humana a pesar sus dudas al respecto. Una mirada al rostro de Guillermo y supo lo mucho que había metido la pata. Él nunca la perdonaría por esto. Y no lo podía culpar. No realmente.
Pero en este momento, tenían que alejarse de Verlyn y ella aún tenía una promesa que cumplir. No iba a dejar que Noir se lo llevara de regreso.
“¿A dónde vamos ahora?” Le preguntó a Maahes.
Maahes se alejó de la ventana rota. “Lejos de aquí, porque él se está levantando y no parece muy feliz".

El Guardián [Willyrex&Tú] *Editando*Where stories live. Discover now