Capítulo 26

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Jaden dudó antes de responder. “Podéis teletransportarlo fuera de este lugar, pero tenéis que entender algo antes de hacerlo. En la condición en la que está, no va a poder ayudarte de ninguna forma. Ninguna. Noir y Azura le drenaron los poderes, lo dejaron casi con nada. Y, al devolverte los tuyos, es prácticamente un humano. Es vulnerable en este momento. Ni siquiera se puede mover.”
No importaba. Ella no iba a dejarlo ahí. No de esta forma. No después de que se había sacrificado para mantenerla a salvo. Sólo una bastarda sin corazón podría hacer algo como eso. Y ella podía ser muchas cosas, pero nunca había sido de esa forma.
Ella se secó las lágrimas. Más tarde lloraría. Pero ahora tenía que enfocarse. “No me importa. No voy a dejarlo.”
Sus rasgos se suavizaron. “Gracias.”
Ella no entendió su gratitud. “¿Por qué?”
“Por ser la mujer que pensé que eras. No tenéis idea de lo inusual que es encontrar alguien así.”
Antes de poder detenerse, ella lo abrazó por ser tan amable.
Jaden la sostuvo fuertemente, como si estuviera tratando de guardar este recuerdo, porque sabía que no volvería a tener a alguien que lo abrazara durante mucho tiempo.
Si alguna vez volvían a abrazarlo.
_____ dio un paso hacia atrás. “¿Estás seguro que no podéis venir con nosotros?”
“Por supuesto. Si rompo mi promesa y me voy en contra de los deseos de Azura, alguien mucho más importante para mí que yo mismo, será castigado. No puedo hacer eso.”
Ella entendía y odiaba esa situación en la que estaba. Él no se merecía permanecer en este lugar, al igual que Guillermo.
Al darse vuelta para regresar a la cama, él la detuvo. “¿A dónde lo vas a llevar?”
“No lo sé. Dudo que sea seguro llevarlo a mi casa. Si los que me persiguen me encontraron en este lugar, entonces muy probablemente saben dónde vivo. Al igual que deben saber dónde vive Solin.”
“¿Tenéis algún amigo?”
“No realmente.” A pesar de sus charlas con Guillermo, ella había tenido muchos problemas para confiar en la gente, también. Además, ser inmortal hacía difícil tener amigos humanos. Tenían la tendencia a darse cuenta de que ella no envejecía.
“Entonces deberías ir al Santuario.”
Ella frunció el ceño. “¿El Santuario?”
“Es un bar en Nueva Orleans, y los dueños son un grupo de Ursulans.”
Su corazón se encogió ante el miedo. Por naturaleza, las ramas de los Were Hunters, Katagaria y Arcadiana eran muy territoriales. No soportaban que otra especie entrara en sus dominios. Muchas veces, sólo eso bastaba para el comienzo de una guerra sin cuartel. Y eso era lo último que necesitaba.
Sin mencionar, que los osos y los chacales eran enemigos de sangre.
“No puedo ir a ese lugar. Me van a matar.”
“No, no lo van a hacer. Te lo juro. Los Peltiers son diferentes. Al Bar lo dirigen una Osa Arcadiana, llamada Aimee y su compañero Katagari, un lobo llamado Fang. Tienen doctores en ese lugar para ayudarte con Guillermo. Es tu mejor opción.”
“¿Una Arcadiana emparejada con un Katagari? Ella nunca había escuchado nada igual, mucho menos que fuera entre dos especies diferentes.
“Te dije que eran diferentes.”
Ella quería creerle, pero… “¿Estás seguro que no van a lastimarnos?”
“Completamente. Van a darle la bienvenida a ambos, y no los van a lastimar.”
Por favor, no me mientas.
¿Pero por qué lo haría? Realmente parecía que Guillermo le importaba. Te la pasas diciéndole a Guillermo que confíe en las personas. Es tu turno de poner tu confianza en alguien más.
Dándose cuenta de lo acertado que era ese pensamiento, ella asintió, y luego volvió a la cama donde Guillermo estaba acostado.
Él abrió sus ojos e insultó con todo cuando volvió a verla.
“Encantada de verte nuevamente, animalito de Dios.” Ella le sonrió mientras le empuntaba el pelo. “Te dije que si me devolvías los poderes te iba a sacar de este lugar. Para que lo sepas. Yo sí cumplo con mi palabra.”
Guillermo no sabía que lo había sorprendido más. El hecho de que ella había vuelto por él, o el suave beso que le dio en sus labios.
Inclusive a través de su dolor intenso y sobrecogedor, ambas acciones le llegaron al corazón. Y cuando ella se retiró, de repente se encontró en una extraña habitación con paredes rojas de ladrillo y sin ventanas. Él estaba sobre una cama que estaba rodeada de extraños gabinetes de metal y vidrio, algo que jamás había
visto anteriormente.

¿Dónde estaba?
¿Era otro reino demoníaco?
La puerta detrás de _____ se abrió de par en par, tan rápidamente que vibraron las bisagras. Y llegaron tres hombres enormes, listos para la batalla.
Apretando los dientes y preparándose para la oleada de dolor que sabía, no tardaría mucho en venir, estiró su brazo para ponerse entre ellos y _____ y sentarse.
Demasiado tarde se dio cuenta que había sido un error mientras una agonía inimaginable lo atravesó y le robó su fuerza. Completamente mareado, su visión se nubló. Pero se rehusó a desmayarse, y dejarla sola para pelear contra ellos.
Él gimió del dolor mientras este se incrementaba cada vez más. Lo estaba matando.
“¡Guillermo!” _____ rodeó sus hombros con sus brazos y lo ayudó a acostarse con una suavidad que lo tomó por sorpresa. Sus labios tocaron su oreja mientras ella lo sostenía fuertemente y temblaba contra su cuerpo.
En ese momento, se dio cuenta de que quería morir así. Con ella abrazada a él, confortándolo. Aunque fuera una mentira y él no fuera importante para ella. Él no querría vivir para descubrir la verdad.
Los hombres siguieron avanzando y rodearon la cama. Guillermo trató de convocar su fuerza para pelear.
¿De qué forma podría protegerla?
Soy un inútil.
El que tenía el pelo negro, largo, atado en una trenza que caía por su espalda, apoyó su mano en el
hombro de _____. “Nosotros vamos a encargarnos de él.”
Guillermo le dio un empujón. “¡No la toques!”
En vez de lograr que se enfadara, el hombre le ofreció una sonrisa mientras la alejaba de la cama. “Mi nombre es Carson y está todo bien. No vamos a lastimarlos ni a ti ni a ella.”
Guillermo no estaba seguro de creerle. ¿Pero qué otra opción tenía? Ya era lo suficientemente malo que estuviera lastimado al punto de no poder moverse. También estaba completamente desnudo. Por los Dioses, justo lo que necesitaba en este momento. Más humillación. Y frente a unos hombres a los que podría patearles el culo si no estuviera tan lastimado. Qué mierda. ¿Alguna vez se terminarían sus degradaciones?
_____ le pasó por al lado a Carson para volver al lado de Guillermo. “¿Puedo quedarme con él?”
El hombre fornido con cabello rubio, largo y enrulado se burló.
“Nena, no creo que quieras ver esto. Carson es un mago de la medicina, pero qué pinta.” Él hizo un gesto hacia las heridas de Guillermo. “Está hecho mierda. Y salvo que tú seas una doctora, sólo vas a estorbar, y probablemente devuelvas en almuerzo antes de que terminen de emparcharlo.”
_____ se mordió el labio, indecisa.

“Vamos,” le dijo el rubio con más gentileza esta vez. “Mi nombre es Dev, y no vamos a estar muy lejos.Nos vamos quedar en la habitación de al lado, ¿está bien?"
Aun así, ella seguía sosteniendo la mano de Guillermo y eso le trajo lágrimas a sus ojos. Pero él las ocultó antes de que alguien las viera.
“Voy a estar bien, _____. Ve con él.”
Sus ojos color topacio lo miraron con negación. Pero finalmente, ella asintió. “Si necesitas algo, llámame, y vuelvo.”
Él la dejó ir, a pesar que le dolía hacerlo. Dev la sacó de la habitación.
Carson miró de reojo al hombre con cabello negro corto. “¿Colt, Podéis hacerle saber a Margery que es seguro que entre?”
“Seguro, Doc. También les voy a decir a Fang y Aimee que tenemos compañía.”
“Gracias.” Carson cubrió la parte inferior de Guillermo con una fina frazada para devolverle algo de dignidad. Él odiaba admitirlo, pero estaba agradecido por las acciones de Carson, y despreciaba el hecho de que no se pudiera vestir a sí mismo ni conjurar la mínima cantidad de poderes para hacerlo.
Los Dolophoni y Phonoi griegos le habían sacado la armadura no mucho después de haberlo clavado contra la pared. Esas putas. Si en algún momento se las volvía a encontrar, las iba a descuartizar...
Pero le había sido imposible pelear con ellas la noche anterior. Cuando sus poderes ya habían estado en un nivel muy bajo y cuando lo habían atacado primero con reapers y dagnytes. Todavía no tenía idea de por qué Thorn se había aliado con los griegos. Normalmente se habría quedado fuera de estas cosas. El Señor Oscuro despreciaba las políticas demoníacas. No que fuera importante. Lo más importante había sido que Guillermo había tenido la suficiente fuerza
como para proteger a _____ antes de que la encontrara.
Guillermo miró de reojo hacia la puerta por donde se había ido Colt para ver llegar a una pequeña mujer con cabello rojizo y ojos azules. Ella usaba una especie de camisa azul y una campera blanca con una pollera blanca larga por donde asomaban un par de zapatillas para correr. Su cabello estaba
atado en un rodete y tenía un par de anteojos con forma de ojo de gato.
Ella le ofreció una sonrisa a Guillermo. “Me alegra saber que ya pasó el peligro.” Ajustándose los lentes, fue hacia donde estaba Carson. “El nombre de la mujer es _____, por cierto.”
“Si, lo sé,” Dijo Carson mientras sacaba cosas que Guillermo no podía identificar “Él la llamó por su nombre antes de que se fuera. Nuestro huésped aquí se llama Guillermo.”
Ella volvió a sonreírle. “Hola, Guillermo. Me llamo Margery, Margy, Marge o Mars…o como una docena de sobrenombres que la gente usa conmigo. Respondo casi a todo mientras que no sea un insulto. Y en caso de que te lo estés preguntando, soy la otra doctora que trabaja en este lugar con Carson. Vamos a emparcharte lo más rápido que podamos. ¿Está bien?”

El Guardián [Willyrex&Tú] *Editando*Место, где живут истории. Откройте их для себя