Louis intentó controlar su excitación mientras permaneció sentado a la mesa, junto a su familia pero su miembro endurecido le mandaba electrizantes punzadas, mientras su mente rememoraba lo vivido minutos antes con su guardaespaldas entre los setos.
En la cocina, Harry sentía tres cuartos de lo mismo, ya que el recuerdo del pequeño ojiazul acoplado a sus caderas, jadeando como una perra en celo, lo había puesto como una moto.
Intentaba disimular sentado a la mesa junto a los demás, mientras con una mano comía y con la otra agarraba su endurecido bulto deseoso de atención.
...—Harry, amigo, ¿te encuentras bien?—preguntó Niall mirándolo con extrañeza—...estás sudando.
—Emm...s-si... s-solo que tengo ccalor—respondió con nerviosismo.
Zayn, Josh y Liam lo miraron con extrañeza pero no dijeron nada y tras terminar la comida, este salióal patio para tomar aire e intentar recobrar la cordura.
Cuando el ojiazul terminó de jugar con su comida y esperar a compartir un desesperante charla con su familia, subió a su habitación pues tenía que cambiarse para ir al entrenamiento, mientras que sus padres regresaron al trabajo y sus hermanas se fueron a las clases extraescolares.
El ojiazul estaba feliz por lo sucedido con Harry y tenía ganas de saltar, bailar y gritar, entonces puso música y mientras se cambiaba, empezó a mover su cuerpo, meneando sus caderas al son de ésta.
Harry abrió la puerta sin apenas hacer ruido unos minutos después, encontrándose con la grata escena, la cual contempló sonriendo con una lasciva sonrisa.
—Oh...joder...
Louis se giró y se quedó paralizado al verlo parado en su puerta y nuevamente con un gran bulto en su entrepierna.
—Ha-Harry
—Joder pequeño, vas a matarme.
Louis sonrió avergonzado, sin poder evitar que sus mejillas se tiñeran de rojo.
—Oye, ¿cuánto tiempo llevas ahí?.
—Lo suficiente para verte y entender porque me traes tan loco—dijo el guardaespaldas cerrando la puerta y acercándose lentamente.
—¿Acaso esto es por qué te gusta lo que ves?—preguntó Louis con coquetería.
Harry gruñó y sin poder aguantarse más, entonces lo agarró de la cintura y lo atrajo hacia su caliente cuerpo.
—¿Acaso lo dudas, pequeño?.
—¿Seguro que las cámaras solo están de noche verdad?—preguntó el más joven mirando hacía las equinas del techo.
El guardaespaldas asintió.
—¿Ahora te preocupas?, no me digas que ese bailecito casi desnudo era para calentar a mi compañero
—No, ¿cómo crees? pero no quiero cometer un error y nos descubran.
Harry dio una zancada y negó sonriendo.
—Tranquilo, son nocturnas... solamente son para que nos dejes dormir.
Louis resopló con un tierno puchero, el cual el mayor atrapó con notoria sed..
Beso a beso, los dos se fueron acercando hacía la cama, dónde el castaño se dejó caer, seguido del ojiverde, quién lo besaba con deseo y posesión, haciéndolo flotar.
—Quiero follarte, Louis...quiero saber cómo se siente estar dentro de ti—dijo el guardaespaldas jadeante al romper el beso.
Rápidamente, el ojiazul comenzó a desabrocharle los botones de la camisa, la cual el escolta se quitó junto a la chaqueta, entonces volvieron a besarse.
Sus entrepiernas se frotaban mandando fuertes y eróticos latigazos que los hacían gemir y suspirar de placer.
El ojiverde entonces se incorporó y le sacó de un solo tirón los pantalones y los boxer, dejando a la vista la jugosa y rosada polla de su protegido.
Sin decir una sola palabra, se abalanzó sobre ésta y comenzó a chuparla y lamerla mientras que el chico se deshacía en gemidos y jadeos de placer, agarrado a la colcha.
....—Oh joder...oooh Harry...siiii..—dijo éste segundos antes de que su espeso y caliente semen, saliese de su interior e inundara la boca del guardaespaldas.
Tenían poco tiempo y las ganas eran arrolladoras, por lo que Harry cogió un condón de su bolsillo del pantalón y se lo colocó en su erguida polla.
—Enseñame tu culo pequeño.
El ojiazul que intentaba reponerse de su clímax, sudoroso y temblando de placer, se giró y tras coger un bote de lubricante escondido en el doble cajón de su mesilla, el cual había utilizado alguna que otra vez masturbándosese, se puso a cuatro patas, mostrando su deseosa entrada.
El guardaespaldas mojó sus dedos con el lubricante y lo paso por agujero del ojiazul, entonces poco a poco introdujo uno de sus dedos en el interior, simulando penetraciones.
—Oh joder...joder...oh siii...
Poco después, Louis comenzó a demandar más, por lo que el escolta supo que ya estaba suficientemente dilatado.
—Ahora prepárate, pequeño porque voy a follarte hasta que llores de placer—dijo éste saliéndose de la cama y quitándose los pantalones y los boxer que tenía por las rodillas.
Como un león acechando a su presa, este se subió a la cama y tras agarrar las nalgas de su protegido y separarlas, poco a poco se introdujo en el interior, mientras soltaba jadeos de placer por la placentera sensación que le producía.
—Ooh joder... que estrecho eres, Louis...aaaah..mierda, que gusto....
Cuando el ojiazul se lo pidió, Harry empezó a meter y sacar su polla mientras los dos gemían de placer.
Poco a poco, el guardaespaldas intensificó las penetraciones mientras veía desaparecer su polla en el interior del redondo y caliente culo de Louis, quién luchaba para no correrse de nuevo y aguantar un poco más de tiempo.
El más joven sentía cómo la polla de Harry tocaba su próstata una y otra vez, haciéndole estallar de placer, por lo que poco después volvió a correrse, haciendo que los músculos de su trasero se contrajesen y apretaran la polla de Harry, quién ya no pudo aguantar más y terminó corriéndose también.
El guardaespaldas se desplomó sobre la espalda del cansado chico y la besó, exhausto.
—Joder....en serio Louis, vas a matarme—dijo jadeante y con una gran sonrisa en la boca.
El joven ojiazul también sonrió mientras seguía sintiéndose en una nube pues sin duda follar con el rizado, nada tenía que ver con el sexo con chicas y era mucho mejor que emboracharse o colocarse.
Poco después, los dos se vistieron y subieron a la moto de Louis para dirigirse al campo de futbol, dónde este entrenaría con su equipo del instituto.
Harry lo esperó con una sonrisa perpetúa, mientras lo miraba desde las gradas, tras revisar el perímetro y ver que no había peligro alguno para su rebelde y sexy protegido.
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