Diez

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Unos días después, de tener que acostumbrarse a ir a todos lados con su escolta, a la salida de las clases, Louis se encontró a este de lo más entretenido, apoyado en su coche y hablando con un par de chicas, las cuales se le habían acercado.

...—Vaya, vaya... parece que tu guapo niñero no pierde el tiempo—dijo con sorna Lukas.

El ojiazul lo fulminó con la mirada y a continuación le golpeó en el brazo.

—Auch...eso me ha dolido... ¿Qué te pasa?, cualquiera pensaría que estás celoso.

Louis chasqueó la lengua con fastidio.

—No digas gilipolleces, a mi me gustan las chicas, concretamente Hannah Wall, ¿o ya se te ha olvidado que salgo con ella?.

—Ah sí esa, claro...claro, la nueva... la rubia de tercero ¿No?—habló Steven riéndose mientras se apartaba por si le tocaba otro puñetazo.

—Si, la de tercero, ¿A qué vienen esas risas?, ¿acaso sabéis algo que yo no sé?—preguntó este molesto.

Steven y Lukas se miraron y entonces tragaron duro.

—Louis, no quisiera ser yo quién te lo dijese—dijo el más moreno de ellos—…hemos escuchado hace un momento, que es una facilona y que te pone los cuernos.

El ojiazul furioso, se abalanzó sobre su amigo y empezó a golpearlo, mientras Lukas intentaba separarlos, hasta que finalmente Harry acudió.

....—¡Hijo de puta!, ¡Te mataré!

—¡Eres un jodido idiota!, ¡Yo solo te digo lo que hay!

—¡Suetalo, Louis!... pero ¿qué os pasa?—le gritó el ojiverde agarrándolo—… ¿no se supone que sois amigos?.

—¡Déjame!, ¡voy a matarlo!—se retorció el ojiazul entre los brazos del guardaespaldas—...¡retira eso Steven!,¡retiralo!— este estaba histérico mientras el moreno estaba siendo ayudado por Lukas.

—Estás mal de la cabeza, Louis, no vuelvas a hablarme en tu vida—sentenció Steven alejándose mientras se tocaba la cara, donde su enfado amigo le había dado varios golpes.

—¡Sueltame!...¡sueltame maldito gorila!, ¡vete! ¡no te necesito!— siguió gritando fuera de sí el ojiazul, ante las miradas de los compañeros y de algunos padres.

—Tranquilo chico pero por Dios ¿qué te ocurre?—le habló el ojiverde manteniéndose abrazado, asombrado ante la agresiva actitud de su pequeño protegido.

La gente se fue dispersando hasta que el chico dejó de gritar y de patalear, para luego romper a llorar en el pecho de su guardaespaldas, el cual comenzó a acariciarle la cabeza, conmovido por sus lágrimas.

Durante un buen rato, estos estuvieron allí, de pie, parados y abrazados, los dos solos a las puertas del instituto, como si estuviesen en una gran burbuja y aislados del mundo.

El chico cada vez se sentía mejor en los brazos del ojiverde, aunque nunca lo admitiría y este cada vez sentía más ternura por el pequeño y débil muchacho, quién estaba al parecer había dejado de lado su actitud torpemente rebelde.

—¿Estás bien, pequeño?—le susurró.

El ojiazul mucho más tranquilo ya, se separó y secó sus mejillas con la manga de su chaqueta, asintiendo tiernamente con la cabeza.

—Bien pues entonces regresemos a tu casa, ¿De acuerdo?—volvió a hablar el rizado, recogiendo la mochila del suelo y acompañando a Louis hasta el coche.

En todo el camino, el ojiazul no abrió la boca, solo miró el paisaje por la ventanilla mientras Harry lo miraba de reojo de vez en cuando con un nudo en el estómago.

Cuando llegaron a la casa, el chico bajó del coche dando un fuerte portazo y acto seguido subió rápidamente las escaleras para meterse a su cuarto.

—Hola Harry, siéntate, te serviré tu plato—dijo Gladis muy risueña cuando este llegó a la cocina.

—Hola muchacho...vaya menuda cara—se extrañó Niall.

—Hola— respondió este sin apenas ánimo.

—¿Qué te pasa?, ¿el joven Tomlinson ha vuelto ha hacer de las suyas?.—preguntó la rubia doncella.

—No— mintió el ojiverde—...Es solo que no tengo un buen día.

—¿Te encuentras mal?, puedo darte un remedio o llamar al médico—dijo la muchacha muy preocupada y atenta ante la curiosa mirada de la cocinera y los demás guardaespaldas.

—No, no muchas gracias... No te preocupes, se me pasara rápido—dijo este sirviéndose un vaso de agua.

Cuando el cabeza de familia y su esposa llegaron, estos y sus hijas se sentaron a la mesa.

...—Mía, ¿dónde está mi hijo?—preguntó Jay a una de las doncellas.

—Creo que en su habitación, señora... Harry y él llegaron hace un buen rato.

—¿Y dónde está Harry?—preguntó Mark.

—Él está en la cocina señor, terminando su comida.

—Seguro se quedó dormido escuchando música, yo iré a buscarlo mami—dijo Lottie levantándose de la mesa.

—Gracias cariño—dijo sonriendo su madre.

Tras unos minutos, la chica bajó muy apurada.

—Lo he llamado mama pero no me contesta y se ha encerrado con llave, seguro que está enfadado como siempre.

—Tranquila cariño, tú siéntate a comer, yo iré a buscarle— dijo Mark algo molesto.

El hombre subió las escaleras y caminó con decisión hasta la puerta de su hijo, donde le llamó un par de veces por su nombre y luego terminó por aporrear la puerta, al no hallar respuesta.

Tras unos minutos, este empezó a gritarle, ya bastante furioso por la rebeldía de su hijo pues pensó que seguía así a causa del castigo por lo sucedido el día anterior.

—...¡Louis!...¡Abre esta maldita puerta o verás el castigo que te pondré!, ¡Louis!, ¡Louis!...

Tras escuchar el escándalo, los guardaespaldas corrieron a la parte de arriba para ver qué era lo que estaba ocurriendo.

—Señor, ¿por qué grita así?—pregunto Zayn al llegar y encontrarlo tan alterado ante la puerta de su hijo.

—¡Es Louis!, ¡no quiere abrir la puerta y está cerrada por dentro!.

El morocho miró a sus compañeros y entonces Harry se adelantó a los demás y se puso delante de la puerta, acto seguido sacó una cartera dónde tenía unos pequeños utensilios y se agachó para ponerse a la altura de la cerradura.

Tras unos segundos se oyó un click.

—Ya está—dijo satisfecho ante la mirada de todos.

Rápidamente, Mark abrió la puerta llamando a su hijo, seguido de Harry y Zayn, los cuales comprobaron que este estaba en su cama y parecía profundamente dormido, solo que no lo estaba.

—¡Hijo!, ¡Hijo!....¡Oh Dios mío!, ¡hijo no! ...pero ¿qué has hecho?—Gritó el empresario al ver que no se movía.

El ojiverde entonces reparó en un frasco de pastillas casi vacío, el cual estaba tirado en el suelo.

—Aún respira—habló este poniéndole la mano en la nariz—... rápido llamen a una ambulancia, hay que mantenerlo despierto—volvió a hablar mientras lo cogía en brazos y lo llevaba al baño.

Mark lo siguió, a continuación abrió la ducha y lo mojó, lo cual hizo estremecer a Louis, quién abrió levemente los ojos.

—Vamos, pequeño, Resiste...resiste...

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4. Guardaespaldas - L.S (Primera Parte)-TerminadaWhere stories live. Discover now