4. Guardaespaldas - L.S (Primera Parte)-Terminada

Veintinueve (Fin de la primera parte)

Dos meses después de estar con Robinson, nuevamente algo sucedió.

...-¡Maldita sea!, ¿En dónde está el guardaespaldas?, Margaret- gruñó el señor Robinson saliendo de su despacho.

-Lo ha llamado su mujer señor, quería que la llevase al salón de belleza pues al parecer su coche no arrancaba-dijo la joven secretaria.

-Que oportuna....bien...emm llámalo y dile que venga cuanto antes, también llama al mecánico y que revise el coche de Samamtha-dijo el empresario antes de volver a su despacho.

-Bien señor, ahora mismo.

Treinta minutos después, Harry llegó a la empresa y subió al despacho pero como no estaba la secretaria, él mismo fue hasta la puerta, donde escuchó los gritos del empresario.

...-¡Maldito bastardo!, ¡Te dije que no me fallaras! ...¡Mis hombres han cumplido con lo acordado!... ¡No quiero excusas, Tomlinson!...¡quiero mi jodido dinero ya!

Harry se quedó muy asombrado por el tono violento del señor Robinson pues realmente estaba furioso y al parecer la cosa se estaba poniendo muy seria pero a pesar de que había intentado sonsacarle sutilmente, qué tenían entre manos, no consiguió averiguar nada, a pesar de que había ascendido a guardaespaldas al regresar el chófer.

Finalmente oyó como colgaba el teléfono y entonces tocó a la puerta.

-Pase-escuchó.

-¿Me buscaba, señor?

-Si muchacho...ven, acercate, tengo que hablar seriamente contigo, cierra la puerta por favor-le ordenó cambiando su tono furioso a su habitual amablilidad.

Harry no tenía ni idea de lo que este quería hablarle pues él había cumplido su cometido desde que estaba en ese servicio y no creía haber cometido fallo alguno.

-¿Señor hay algún problema con mi trabajo?-preguntó tras un incómodo silencio del veterano empresario.

Robinson lo miró fijamente y entonces sacó del cajón de su escritorio unos cuantos papeles grapados.

-Muchacho, ya llevas un tiempo conmigo y has demostrado ser un hombre en el que puedo confiar, por ello he decidido contarte una parte de mis negocios que tú no sabes pero para ello necesito que leas esto y lo firmes, si estás de acuerdo...no puedes revelar nada, nunca...jamás...a nadie.

El ojiverde asintió con el ceño fruncido y entonces el empresario se los acercó, pudiendo leer que se trataba de un contrato de confidencialidad, en el que se comprometía a guardar silencio, sobre todo lo que viese o escuchase, de los tratos fuera de lo que se refería al trabajo de turismo.

-Señor pero ¿qué es lo que pasa?, no entiendo por qué quiere que firme esto?-preguntó confuso.

-Verás Harry, yo no solo me dedico al turismo en esta ciudad... Mi fortuna proviene de otra fuente más lucrativa pero muy peligrosa... Ahí es donde entras tú pues necesito hombres de confianza y creo que eres el indicado ¿Qué decides?, ¿Te unirías a mí o no?.

El ojiverde se quedó mirándolo por un momento y pensó detenidamente pues si no aceptaba, se quedaría sin trabajo de nuevo y no averiguaría qué era lo que escondían Robinson y Tomlinson pero si aceptaba, estaría yendo en contra de sus principios pues él se dedicaba a la seguridad de las personas, no a cometer delitos.

-Bien muchacho, ¿qué dices?, no tengo todo el día. ¿puedo confiar en ti o no?.

Harry resopló con pesar pues finalmente asintió pues le pesó más la intriga de saber que era lo que pasaba y que tenían que ver con los Tomlinson, para así poder proteger a Louis y no quedarse de brazos cruzados e irse a trabajar a otro lado, dejándolo a su suerte.