Louis se bajó de la moto muy molesto y sonrojado, entonces caminó rápidamente hacia la casa.
Odiaba que su guardaespaldas consiguiese ponerlo tan furioso y a la vez, hacerlo sentir tan vulnerable.
...—De nada, ha sido un placer — le dijo Harry con sarcasmo mientras esbozaba una sonrisa.
Tras llegar a su habitación, este se tumbó en la cama y se abrazó a su almohada.
Estaba muy desconcertado y el recuerdo del cachete que el ojiverde le había dado en su trasero al subirlo a su hombro, junto con el viaje de regreso a casa, en el que había permanecido agarrado a su ancha y fuerte espalda, lo había hecho volver a excitarse.
Harry por su parte, se fue a la habitación común, donde se dio una ducha mientras recordaba lo sucedido, entonces, sin previó aviso su polla se irguió pues el pequeño rebelde le resultaba jodidamente sexy.
Tras hacerse una increíble paja bajo el agua, a la vez que imágenes del joven ojiazul habían venido a su mente, haciendo que se pusiese más duro aún, creciendo así su excitación, se corrió soltando un desgarrador jadeo, mientras recuperaba el aliento.
Minutos después, salió de la ducha y luego de secarse, este se puso nuevamente su traje de guardaespaldas y a continuación cogió su maleta, empezando a meter su ropa en ella, ya que seguramente su caprichoso cliente no tardaría en decirle a sus padres, por lo que tenía los minutos contados en aquel trabajo.
Sin embargo, nada de lo que Harry pensaba sucedió pues Louis había subido rápidamente las escaleras hacia a su cuarto y luego se había encerrado en el baño.
...—Maldito seas Harry... ohhh Dios, como duele joder—decía mientras liberaba su erecta polla de su apretado boxer—... ¿cómo puede hacerme esto?...nunca nadie me había hecho sentirme así...tengo ganas de estrangularlo y de abrazarlo a la vez...aaah.
El chico bombeó su polla con energía mientras jadeos y suspiros de placer salían de su boca, poco después se corrió soltando un gran gemido, luego entró en la ducha y se echó a llorar sentado en el suelo.
Una segunda vez se había masturbado pensando en el guardaespaldas, al parecer era la historia de su vida, ya que se fijaba en hombres que lo traían loco pero con los que no conseguiría nada, mientras tenía que comportarse como un caprichoso y rico niño malcriado.
Tras secarse y vestirse, decidió bajar e ir a la cocina por un zumo, encontrándose al ojiverde en el salón, mirando hacia fuera por la ventana con sus manos a la espalda.
—Ya vuelves a parecer el gorila de siempre, que fastidio—Dijo el chico haciendo una mueca.
El rizado se giró serio y lo miró fijamente.
—Siento mucho incomodarte, Louis pero ésta es mi ropa habitual de trabajo.
—Pues exigiré que mi próximo guardaespaldas tenga un vestuario mejor... No quiero otro gorila con esa ropa tan pasada de moda—soltó riéndose el ojiazul mientras seguía si camino a la cocina.
El rizado suspiró hondo y volvió a mirar por la ventana algo triste pues a pesar de que debería sentir un gran alivio por alejarse del pequeño demonio, la verdad era que no quería hacerlo.
Poco después, Louis oyó llegar el coche de su madre y rápidamente salió corriendo para recibirla, ante la atenta mirada del ojiverde que se esperaba lo peor pero contra todo pronóstico, éste no dijo nada de lo sucedido, solo la abrazó y la besó muy sonriente.
—Hola mami, te extrañé mucho.
—Hola mi vida—Dijo Jay muy sorprendida por ese brote de cariño inesperado de su hijo.
Los dos entraron de la mano a la casa mientras Josh llevaba el coche al garaje.
—Mami, ¿qué es eso de que hay reunión familiar?, me he perdido el entrenamiento por eso.
—Papá me llamó.... Al parecer quiere celebrar un importante negocio con unos nuevos clientes que vendrán a cenar.... Oye ¿y tus hermanas?—preguntó la mujer mirando hacia todos lados.
—Acaban de llegar señora Tomlinson—Dijo Harry desde la ventana, donde vio aparecer al vehículo con las niñas y sus dos compañeros.
—Estupendo, gracias... Bien iré a darme una ducha y luego bajaré a supervisar la cena.... Por favor hijo, haz tus deberes y procura ayudar a tus hermanas con los suyos.
—Jo mamá... son un fastidio...No entienden nada y siempre acabo con dolor de cabeza.
Jay suspiró buscando paciencia pues la amabilidad de su hijo, ya se había acabado.
—Louis... por favor, ayuda a tus hermanas y deja de quejarte ya—chilló molesta.
—Si quiere yo puedo ayudarles señora... La verdad es que se me daban bien los estudios—Dijo Harry servicial.
—Oh eso sería fantástico, gracias muchacho—dijo la mujer muy contenta mientras se abrazaba a sus hijas.
Al escuchar eso, el ojiazul rió.
—Si claro.... a la vista está la gran carrera que has elegido estudiar. ¿Cómo se llama?...¡Ah si!...Gorilogía.
Harry frunció el ceño pero no dijo nada pues pensó que no le merecía la pena.
Las niñas entraron corriendo y riendo a la casa.
—Vaya...vaya, así que se te daba bien estudiar, oye ¿y por qué no tienes una carrera y estás trabajando de esto?—preguntó el ojiazul haciendo un gesto de desagrado mientras se tiraba en el sofá.
—¿Por qué no le ha dicho nada de lo de antes a su madre?, pensaba que quería que me fuese, ¿Acaso ha cambiado de idea?— preguntó el guardaespaldas haciendo caso omiso a la pregunta indiscreta del chico.
Louis lo miró riendo.
—Claro que sigo queriendo que te largues pero prefiero que te vayas por algo peor...tranquilo, seguro que se me ocurrirá algo.
—¿En serio no se cansa de ese papel?, ¿Qué es lo que esconde?—preguntó Harry acercándose al ojiazul—...me niego a creer que es así por gusto.
—Eres un estúpido, ¿lo sabías?—le espetó Louis incorporándose del sofá bastante molesto —...yo soy así y si no te gusta pues ya sabes donde está la puerta.
Harry lo miró fijamente a los ojos y tras acercarse a su oído, sonrió con sorna.
—Pues ¿sabe qué?...no, no me gusta, me parece patético este papel de niño rico rebelde que lleva... Estoy seguro que en el fondo es un algodón de azúcar, mi querido Louis.
—Eres...eres...
—¿Qué?, ¿Qué es lo que soy, Louis?, ¿Qué seudónimo usará ahora?, no me provoque porque puede quemarse.
El ojiazul se detuvo y lo miró atónito, perdiéndose en el verde de los ojos de este, mientras sentía sus piernas temblar.
Sin poder evitarlo, bajó la vista hasta los lindos labios del guapo guardaespaldas, los cuales le provocaba besarlos pues estaban a tan solo a unos centímetros.
El mayor, estaba intentando también controlar el fuerte impulso de atrapar los labios del pequeño chico, para que este se callase ya, mientras sentía su sangre hervir.
—Ejem... ejem— carraspeó Liam entrando al salón junto a Niall—…ya estamos aquí.
El ojiverde se separó rápidamente, mientras que Louis, muy sonrojado salió corriendo escaleras arriba, ante la atenta mirada de los tres guardaespaldas.
—Ho-Hola compañeros, emm...iré a comprobar los alrededores—balbuceó el ojiverde—…ha-hasta luego.
—Si...si...claro..claro—dijo el rubio riéndose y mirando al ojimiel—...El ambiente se corta con un cuchillo
Liam asintió.
—No quisiera estar en el pellejo de Harry, ese pequeño demonio se las trae.
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