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Creo que ni el día de mi ingreso en el ejército estuve tan ansioso como ahora mismo. Recuerdo haberme sentido perdido por un momento a mi llegada, sin saber a dónde o a quién dirigirme. Recuerdo haberme plantado en medio de la base, haber inspirado profundamente para dominar mis nervios y después continuar mi camino hasta conseguir reunirme con mis compañeros. Recuerdo que todo fue bien desde aquel momento, a pesar de las dificultades, de las renuncias, de las piedras en el camino. Sin embargo ahora tengo miedo de que los problemas puedan con nosotros y no consigamos lo que hemos venido a buscar. Por más que inspire, los nervios no me abandonan; por más que camine de un lado al otro por el pasillo, bajo la atenta mirada de los otros dos, sigo deseando derribar la puerta que nos separa de la junta y exigir que envíen un equipo de rescate para Nolan inmediatamente.
Sé que mi vaivén no nos ayuda, pero tampoco puedo hacer otra cosa. Quedarme quieto no es una opción. Al menos lo entienden porque ninguno dice nada al respecto. Lenox repasa de vez en cuando los papeles y Randy alterna su atención entre nosotros, el reloj y la ventana que tiene al lado.
-Los recibirán ahora.
Un soldado raso nos indica que lo sigamos y aunque estoy ansioso por pasar, permito que Lenox vaya primero. Él será quien hable porque, de los tres, es el más diplomático y porque está acostumbrado a tratar con nuestros superiores. Yo directamente les saltaría a la yugular para obligarlos a enviar un equipo de rescate ahora mismo.
Nos cuadramos antes ellos hasta que nos dan permiso para sentarnos. Entonces, Lenox se acerca a ellos y expone el tema ante su mirada imperturbable. Se le nota totalmente relajado y sus palabras salen de manera fluida y firme. No duda en ningún momento. Mi pierna sana, sin embargo, no deja de bailotear bajo la mesa. Randy no parece mucho más tranquilo que yo, aunque sabe disimularlo mejor. Su mandíbula apretada es la única señal que lo delata.
Lamentablemente contamos con pocos datos por falta de recursos, así que Lenox no tarda ni media hora en exponer el caso y solicitar la ayuda. A medida que habla, puedo ver en sus caras que no están convencidos de lo que estamos proponiendo y sé, incluso antes de que le respondan, que se van a negar. Randy llega a la misma conclusión.
-Joder, dirán que no - susurra.
-Entendemos su preocupación - dice el presidente de la junta - y vemos que se han informado bien, pero nada de lo que aportan es suficiente para iniciar una acción como la que solicitan. Nuestra presencia en Siria debe continuar siendo un secreto para cumplir con los objetivos. La intervención anterior con los americanos no fue más que una necesidad.
-Esta también es una necesidad - murmuro, deseando poder decirlo en alto.
-Y resultó ser un desastre - continúa -. Una trama muy bien orquestada por nuestros enemigos para atraer a las tropas aliadas hacia una trampa. Nuestra misión en Siria se vio comprometida en esa ocasión y apenas logramos contener las filtraciones. No podemos cometer más errores de ese calibre.
-Entonces prefieren dejar que muera uno de los nuestros - no puedo callarme por más tiempo -. Es preferible una baja de un soldado leal a su Majestad la Reina, antes que descubrir ante el mundo que estamos en Siria espiando porque no tenemos los santos cojones para ir abiertamente a la guerra.
-Cuide su lenguaje, soldado - me responde con dureza.
-Francotirador, señor - es algo que no puedo evitar corregir.
-No vamos a comprometer a nuestros hombres por una simple suposición. Sin pruebas sólidas que lo refuten, Nolan Doherty figura en nuestros informes como caído en combate.
-Yo estuve allí, yo serví en un lugar donde se suponía que no estábamos. Participé en la ofensiva conjunta con los americanos. Daría mi vida por mi país, señor, pero también lo haría por mis compañeros. Uno de ellos, parte de mi equipo, está ahora en manos de terroristas que viven del odio hacia nosotros y podría ser el siguiente en ser ejecutado. Lo abandoné una vez, no lo haré dos.
-Admiro su lealtad, soldado, pero no es suficiente. Aporten datos irrefutables de que está vivo e iremos por él. Esto - levanta el informe que redactamos - no son más que conjeturas. No sirve.
Lo veo romper los papeles y mis esperanzas de que entren en razón se quiebran también. No así mi determinación porque si ellos no envían a nadie, iré yo mismo. Encontraré el modo de hacerlo, pero para eso no debo seguir enfrentándome a ellos o me sancionarán. Si me arrestan, no podré ayudar a Nolan, así que me siento y finjo darme por vencido.
-Traigan algo con lo que podamos trabajar y enviaremos un equipo de rescate - le dice a Lenox, dando así por finalizada la reunión.
Se marchan sin dirigirnos una sola mirada más, hablando entre ellos y riendo, como si no acabásemos de decirles que la vida de uno de sus hombres está en juego. Nosotros lo damos todo por nuestro país y ellos se llevan la gloria si sale bien. Pero si algo falla, se lavan las manos. Así funciona esto. En cuanto nos quedamos solos en la sala, Lenox nos mira a ambos. Veo en sus ojos la misma determinación que la mía. Randy se levanta, dispuesto a hablar, pero Lenox lo detiene.
-Aquí no - dice. Y nos largamos.
-Una mierda me voy a quedar parado - les digo en cuanto nos sentamos en una mesa del fondo del primer pub que encontramos -. Si ellos no van, iremos nosotros.
-Si se enteran, nos licenciarán con deshonor - nos advierte Randy -, aunque ahora mismo me importa más bien poco.
-Solo lo harán si fallamos - aclara Lenox -. Debemos rescatar a Nolan y traerlo de regreso antes de que sepan que estamos en Siria. Si nos descubren, nos enviarán de vuelta sin completar la misión.
-Estoy seguro de que los americanos nos recibirán con los brazos abiertos si les decimos que nos unimos a ellos - dice Randy -. Solo tenemos que encontrar el modo de llegar hasta allí porque en eso no van a ayudarnos. Mucho menos si saben que vamos por nuestra cuenta.
-No va a ser fácil llegar - Lenox piensa en voz alta -. Si no podemos contar con los nuestros para el transporte, tendremos que hacer escala en varios sitios. El viaje será largo, me temo. Y peligroso una vez en Siria. Estaremos solos hasta encontrarnos con los americanos.
-Puede que yo tenga la solución a eso - les digo después de meditarlo -. Un amigo mío me debe un par de favores. Hace 5 años le ayudé extraoficialmente con un asuntillo personal y aún no me lo he cobrado. Tiene los recursos para llevarnos hasta la misma base americana si fuese necesario.
-Con dejarnos en los alrededores de Alepo con un vehículo y armas será más que suficiente - Lenox parece más animado ahora.
-Eso está hecho - les digo buscando mi teléfono -. Dadme unos minutos.
Marco su número y espero a que me conteste. Hace más de tres años que no nos vemos, pero sé que no me va a fallar. Tampoco yo le fallaría a él, ni lo hice en su momento. Somos hermanos de armas, a pesar de que él lo haya dejado hace tiempo. Fue algo así como mi mentor en mis primeros años en el ejército y mucho de lo que sé se lo debo a él.
-Ey - lo saludo en cuanto responde -, necesito tu ayuda. ¿Te ves demasiado viejo ya o todavía puedes dar algo de guerra? - suelta una de sus bravatas y no puedo evitar reírme -. De acuerdo entonces. Nos vemos en el Kenilworth esta tarde y te cuento. A las cuatro. Trae dinero para pagar una ronda, no te olvides.
-¿Nos ayudará? - aunque la respuesta parece lógica por mis palabras, Randy pregunta igualmente.
-¿Tú que crees? - le sonrío con suficiencia -. Los escoceses estamos hechos de otra pasta, inglesito. Vamos por todas sin hacer demasiadas preguntas.
-Ya tardabas en echármelo en cara - ríe aliviado -, pero lo dejaré estar por esta vez porque estoy encantado ahora mismo.
-Blando - lo provoco de nuevo. También yo lo estoy y más relajado también, ahora que sé que estamos un paso más cerca de ir a por Nolan.
Randy llama a su contacto para que avise a los americanos de que nos uniremos a ellos pronto y nos permitimos tener un poco más de esperanza cuando responden que nuestra ayuda será más que bien recibida y que nos estarán esperando ansiosos. Tras dos meses creyéndolo muerto, la posibilidad de que Nolan regrese a casa se hace cada vez más real y Lenox pide unas cervezas para brindar por él, por su rescate.
Después de comer llamo a Helena para informarle de cómo están las cosas y me siento todavía mejor cuando, casi sin esfuerzo, logra contagiarme su optimismo natural. Creo que no hay nada que pueda con ella y consigue arrancarme unas cuantas carcajadas antes de irnos a la reunión.
-MacKenzie.
-MacBay - me acerco a él y nos fundimos en un abrazo -. Realmente te haces viejo, amigo. ¿Todavía conservas todos los dientes?
-Llámame viejo otra vez - me golpea en un brazo - y el que perderá los dientes serás tú.
-Estos son Lenox y Randy, de mi unidad - los presento -. Chicos, él es Rory, un antiguo compañero de mis primeros años en el ejército.
-Nunca creí que sobreviviría tanto tiempo - les dice mientras les estrecha la mano -. Era el muchacho más temerario que he conocido nunca.
-Lo sigue siendo - ríe Randy -, solo que Lenox lo mantiene a raya.
-No te envidio, amigo.
-Uno termina acostumbrándose - ríe Lenox.
-¿Y si dejamos de hablar de mí? - a pesar de mis protestas, lo estoy disfrutando -. Sería mucho más interesarte que me dijeses si tu sexy mujer te soporta todavía o ya se ha cansado de ti.
-Mi sexy mujer está perfectamente bien - sonríe -. Y no tienes nada que hacer con ella, así que olvídate del asunto.
-Ahora tiene a su propia mujer sexy - dice Randy divertido -. Y una hija en camino.
-No me jodas - me mira como si eso fuese imposible -. Ver para creer.
-Eh - protesto -. Si mal no recuerdo, tú eras el gran maestro en eso de no comprometerse. No me vengas con caras de sorpresa ahora.
-Tú eras el eterno soltero de oro - me señala -. Yo solo me hacía de rogar.
-Ver para creer - repito sus palabras.
Continuamos con varias bromas más mientras buscamos dónde sentarnos. En cuanto la camarera nos sirve las cervezas, todos nos ponemos serios.
-Y bien - pregunta Rory -, ¿qué necesitáis de mí?
-Transporte - le digo sin más -. A Siria. Cuanto antes. Y que nadie se entere de ello.
-No pides nada - ríe y se rasca la nuca. Sé que ya está pensando en una solución -. ¿Algo más? ¿Seis cifras en tu cuenta bancaria? ¿Un viaje a Bora Bora con todos los gastos pagados?
-El billete en primera clase, por supuesto - rio.
-Eso por descontado.
-La verdad es que me encantaría que nos acompañases, pero si nos descubren será muy jodido así que me conformo con que nos lleves a Siria - estoy siendo sincero con él aunque lo diga con una sonrisa en los labios.
-Seguramente Alec pueda tirar de los hilos adecuados - dice - o más bien tocar las teclas necesarias para conseguiros un transporte. ¿Dónde exactamente?
-Tan cerca de Alepo como podáis - dice Lenox -. Los americanos tienen una base en las inmediaciones. Nos reuniremos con ellos allí.
-Americanos, eh. Sea cual sea el plan, será sonado. Esos no hacen las cosas a medias - se rasca la barbilla -. Imagino que necesitaréis transporte terrestre también.
-Sería de gran ayuda - le responde a pesar de que no es una pregunta en sí.
-Para ayer, si es posible - añado yo.
-Cómo no - ríe de nuevo -. Siempre fuiste un hombre impaciente, Keenan. Espero que tu mujer sepa aplacarte o estará jodida.
-Eso es algo que no necesitas saber.
-Lo que se traduce en un sí rotundo - sus carcajadas son contagiosas -. De acuerdo, te llamaré en cuanto lo tenga todo listo. No os vayáis muy lejos, será rápido.
-Estaremos listos - me levanto y nos despedimos con otro abrazo -. Gracias, Rory.
-Siempre que lo necesites, tío - palmea mi espalda antes de dirigirse a mis compañeros -. Un placer, caballeros. Suerte.
-Gracias - responden al unísono.
-Hablamos, Keenan - asiente hacia mí.
-Estaré al tanto.
Nolan, vamos a por ti.