Dulce Infierno

By WendiNatera

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Ada Woods esa mujer sin filtro que dice lo primero que le pase por la cabeza, es torpe como ella sola, habla... More

"Esta soy yo"
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Nota
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Nota
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
"La fiesta"
Nota.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Nota.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
NOTA, LEER POR FIIIIIIIIS.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
¡Preguntas!
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
20 cosas sobre mi.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
N O T A💔
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Capítulo 55.
Capítulo 56.
Capítulo 57.
Capítulo 58.
Capítulo 59.
Capítulo 60.
Capítulo 61.
Capítulo 62.
Capítulo 63.
N O T A F E L I Z.
Capítulo 64.
Capítulo 65.
Capítulo 67.
Capítulo 68.
Capítulo 69.
Capítulo 70.
Capítulo 71.
NOTA.
Capítulo 72.
Capítulo 73.
Capítulo 74.
Capítulo 75.
Capítulo 76.
Capítulo 77.
Capítulo 78.
Capítulo 79.
Capítulo 80.
capítulo 81.
Capítulo 82.
Capítulo 83.
Nota antes de actualizar.
Capítulo 84.
Capítulo 85.
Capítulo 86.
Capítulo 87.
Capítulo 88.
Capítulo 89.
Capítulo 90.
Capítulo 91.
Capítulo 92.
Capítulo 93.
Capítulo 94.
Capítulo 95.
Capítulo 96.
Capítulo 97.
Capítulo 98.
Capítulo 99.
Capítulo 100.
Capítulo 101.
Capitulo 102.
Capitulo 103.
Capítulo 104.
Capítulo 105.
Capitulo 106.
Capítulo 107.
Capítulo 108.
Capítulo 109.
Capìtulo 110.
Capítulo 111.
Capítulo 112.
Capítulo 113.
Capítulo 114.
NOTA.
Capítulo 115.
Capítulo 116

Capítulo 66.

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By WendiNatera

- Vayamos a surfear. -estamos acostados en mi habitación.

- ¿Surfear?

- ¿No surfeas?

- Sí, yo enseñe a London.

- Entonces vayamos.

*

Perfectamente puedo surfear en Aaron.

Es una maldita tabla de chocolate.

Tengo mi tabla en la mano viendo como saca la suya del forro. Viéndolo, admirándolo, comiéndomelo con los ojos, como le quieran decir. Amo cada y uno de sus tatuajes, me los conozco todos.

- Límpiate la baba. - me pega con su dedo en la barbilla.

- No te estaba mirando a ti.

- Pero yo a ti sí.

- Entonces límpiate la baba tú.

- Yo si me estoy babeando viéndote con ese pedazo de tela.

El traje de baño es de dos piezas de color turquesa.

- Lo sé.

- Engreída.

- Esa es la junta. Entremos antes de que se llene más la playa.

Caminamos hasta la orilla y primero toco el agua con mi pie, no está fría.

- Tenía bastante tiempo sin surfear.

- Otro fin que vengamos, buscamos a London. - le comento.

- Buena idea.

Pasamos más de dos horas surfeando y riendo. A las 2 en punto llegamos a la casa y huele a comida de la abuela.

- ¿En dónde está la mujer que me quiere robar a mi novio?

- Queridita, eso ya es mío.

- ¿Eso? Hiere mis sentimientos. - bromea Aaron, se resignó a la abuela.

- No eres eso, eres ESO. - dice exagerando la palabra.

- Ya se para no traer a otro hombre a la casa.

- ¿Otro hombre? - pregunta Aaron ofendido.

- ¿Ves? Ven con la abuela, ya está pensando en cambiarte. - ruedo los ojos.

- ¿Qué cocinas? -me inclino hacia la gran olla.

- Tu plato preferido.

La abuela hace la mejor pasta con camarones, no sé qué demonios le echa a la salsa.

- ¿Qué le echas a la salsa?

- No te diré.

- Por lo menos déjamelo por escrito en tu testamento. Tampoco te iras a la tumba con el secreto. ¿Y mamá?

- Fue a preparar un evento.

- Entonces iré a ducharme. ¿Necesita que te ayudemos en algo antes de subir?

- No mi amor. - le doy un beso en la mejilla y subimos.

Aaron cierra la puerta detrás de él.

- ¿Te ducharas sola de nuevo?

- Depende.

- ¿Depende de qué?

- De si me consentirás, si me harás masajes, o si me limpiaras con la esponja y gel, si...

- Ya entendí. Y sí. - se acerca y toma el dobladillo de mi camisa, la quita y quedo solo con el short y la parte de arriba del traje de baño. - hare todo lo que me pidas.

Quita el nudo de la espalda y siento mis pechos libres pero aun cubiertos. No retira su mirada de la mía, desliza su índice por mi columna hasta mi cuello. Siento como mis vellos se erizan y mis pezones se fruncen.

Llega hasta el otro nudo y lo desata, el traje de baño cae al piso, y mi respiración ya está más que agitada, mi pecho sube y baja, siempre es así, como si fuese la primera vez.

Aaron luce más apuesto que nunca, sé que siempre digo lo mismo, pero se ve tan atractivo con sus mejillas y nariz bronceada, le luce por su color de piel.

Mis manos me pican y van directo a su abdomen, se tensa y sonríe cuando levanto su camisa para retirársela. Engancho mi dedo en su short playero y lo acerco más a mí, intento desanudar el cordón pero me da un manotón suave.

- ¿Qué? - cuestiono con una pizca de frustración.

- El baño es para ti.

Se inclina desabrochando mi short y a medida que lo va bajando, va dejando un camino de besos húmedo. Levanto mis pies para ayudarlo con la prenda.

Me toma por el trasero y me enrosca a él. Camina hasta la ducha, cierra las pertas y abre la regadera con el agua caliente, adentrándonos en ella.

Une nuestros labios después de lo que se sintió por horas. Sus besos con excitación notable, pero son lentos y sensuales, son los que más me descontrolan. Aprieta mi trasero y yo me restriego a su erección. Me recuesta de la pared y una de sus manos comienza a curiosear con mis senos. Hala de mi piercing y me retuerzo debajo de sus manos por el placer que me ocasiona. No sabía que era tan ruidosa hasta que conocí a Aaron.

Con el no existe pudor, ni nos cohibimos de nada. Puedo decir con plenitud, que me entrego en cuerpo y en alma hacia él, y con los ojos cerrados. Puedo gritar de placer, retorcerme por su tacto sin vergüenza alguna.

- Esto, está estorbando. - me habla con voz ronca.

Toma de la fina tira que amarra el traje de baño y le digo adiós a la única prenda que me cubría.

- ¿Y esto? También estorba. - me baja y ahora si deja que le quite su short. Quedamos los dos desnudos.

El me mira de pie a cabeza y yo lo imito. Me detengo en su erección y me relamo los labios, sonríe y descubre mis intenciones.

- Nada de eso. El baño es para ti. Date la vuelta. - hago lo que me dice - coloca tus manos en la pared.

- Si señor oficial.

Después de unos segundos siento la esponja en mi espalda. La pasa por toda la parte de arriba y cuando llega a mi vientre me pide que separe mis piernas.

Desliza la esponja por mis muslos, está cerca de mi feminidad, roza los dedos por los labios y me estremezco, solo con ese simple tacto.

- ¿Qué pasa? - dice burlándose.

- Nad... - ahogo mis palabras cuando un dedo de su otra mano pasa por toda la línea de mi zona sensible.

El agua cae en nosotros, borrando los rastros de la espuma. Sin previo aviso introduce su dedo, el agua y mi gran humedad, hace que tenga acceso libre. Comienza con su ritmo, adentro, afuera, un dedo más. Deja la esponja en el pequeño estante y le da mimos a mis senos.

Me arqueo de placer, haciendo que mi trasero roce su erección, muerde mi hombro por eso. No puedo más cuando con su pulgar traza círculos. Siento esa ya familiar sensación en mi vientre, avisando que explote.

Y asi sucede, tengo un orgasmo solo con sus manos. Retira sus dedos y me sostengo de sus brazos cuando me doy la vuelta, porque siento que me caeré en cualquier momento.

- Esto no ha acabado. Sostente fuerte de mí.

- ¿Qu... - me alza y envuelvo mis piernas en él.

- Te deseo tanto. - besa y chupa mi cuello.

Clavo mis uñas en sus hombros cuando siento entrar su miembro, lo recibo con todo gusto, no puedo evitar gemir.

Nuestros labios se encuentran nuevamente, y este beso no es nada lento, es apasionado, rustico, como sus embestidas.

Lo ayudo subiendo y bajándome cómo puedo. Me recuesta de la pared y sus besos viajan al sur, a mis senos. Pasa la lengua por mis pezones y muerdo mis labios, no puedo con tantas sensaciones a la vez. Sus movimientos aumentan de velocidad, hasta que lo escucho gruñir y apretar mi trasero, junto a su orgasmo llega el mío.

Pego mi cabeza a la pared, descansando. El descansa con su frente en todo el medio de mis senos.

- No me sueltes. No todavía. - las piernas la siento como gelatina.

- Nunca amor.

Cómo es que aun después de haber hecho el amor así, puede salir con esas palabras, que se, contienen un sinfín de significados. Me llegaron justo al corazón.

- Te quiero. - le suelto así no más, y sin arrepentirme.

- ¿Qué?

- Que te quiero. Y te quiero tanto. - lo abrazo y escondo mi rostro en su cuello.

Escucho que suspira, y siento como me aprieta en un abrazo.

- Créeme, yo te quiero más princesa.

¿Ustedes han visto un hielo derretirse?

Pues asi me encuentro ahora.

Le doy un beso en el cuello y le causa cosquillas. Lo miro a los ojos, y ahí está la sonrisa más grande y sincera que le he visto. Sus ojos marrones se ven más chispeantes.

- ¿Así me veo yo?

- ¿Así como?

- Así de idiota

- Siempre matando los momentos cursis.

Tomo su rostro y riego de besos cada rincón.

Si, Aaron Cromwell me tiene enamorada...

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