- Siempre supe que era un idiota, ¿Pero hacerse pasar por un erizo mitad lobo?- me refriego el rostro irritado.
- Si no lleva tanto tiempo aquí, ha tenido suerte- menciona la castaña- Según lo que investigué, este planeta suele tener dos días al mes en total oscuridad, el Sol no se asoma por ninguna parte, siendo la Luna llena la que predomina esos días y por ser Luna llena, su sangre de lobo aflora y se transforman en su verdadera forma.
- ¿Cada mes ocurre eso?- pregunta el de ojos azules.
- Si, pero los dos días no son exactos, no ocurren en la misma fecha, pueden ser a principios, a mitad o finales de mes- explica- ¿Acaso vino a hacer nuestro trabajo?, ¿Él solo contra una manada?, se lo comerían vivo antes de que pudiera asesinar a alguno.
- El idiota es temerario, pero esta vez, la única neurona que le funciona ya dejó de servirle para algo- tomo el mango de mi espada, observo como rodean al clon de la eriza.
- Una pequeña belleza ha aparecido en nuestra puerta- habla uno de ellos- Puedo oler su pureza en cada rincón de su cuerpo, ¿Cómo es eso posible?
- Ahora comprendo porque nos permitieron hacer esto- se golpea la frente.
- Al idiota de Kyros sólo le interesa marcarte como suya- gruñe el azabache y volteo a verlo con descaro- ¡¿Por qué me miras así?!- me reclama en voz baja.
- Por nada caballero puro, por nada- niego y vuelvo a mirar hacia ellos.
- ¿Quién desea ser el primero en deleitarse con ella?- pregunta otra voz más depravada y ansiosa que la anterior.
- ¿El primero?- pregunta otro con sorna- No seas imbécil- habla furioso- El líder decide que hacer con ella, además, descubrió nuestro escondite, no nos sirve de nada que huya y le comente a la familia Zeta de lo hacemos en este lugar.
- Detesto cuando el favorito del líder se pone de soplón- identifico la voz indiferente del idiota de Melphies- No te recomendaría intentar tocar a esta eriza.
- ¡¿Ja?!- exclama una de las antiguas voces- ¡¿Acaso quieres que ella sea solo para ti?!, ¡Ja!, ¡No me hagas reír!
- Deberían escuchar a su amigo- es la señal, desenfundo mi espada- No soy un simple pedazo de carne por el cual quieran pelearse- un quejido se escucha.
- ¡Ahora!- anuncio y salemos de nuestro escondite.
- ¡Maldita!- gruñe furioso un erizo rubio, sus ojos grises desprenden chispas- ¡Eres una idiota!
- He escuchado insultos peores- habla la original con gratitud- Ahora veamos... ¿A quién debo asesinar primero?- pregunta al aire mirando fijamente a nuestras presas.
- Lo lamento muñeca- habla una voz nueva, desquiciada- Pero quien va a ser asesinado serán ustedes- apunto mi espada hacia atrás, encontrándome con un erizo de pelaje grisáceo de ojos azúl claro, una fea cicatriz puede notarse en su rostro, sobre el puente de su nariz hacia su mejilla izquierda.
- Así que la mente principal eres tu- hablo indiferente- Acabaré contigo primero.
- ¿En serio?- pregunta divertido- Preferiría enfrentarme a esa bella eriza, puedo notar que es diferente a ustedes dos- una nueva espada le amenaza- Parece que he puesto molesto a un pequeño de por aquí.
- ¿Cuánto falta para que perdamos la cordura?- pregunta apretando la mandíbula mi copia barata, sonrío de lado.
- Unos diez minutos para media noche- respondo- ¿Quieres probar tu suerte antes de la hora?
- Llevo deseandolo desde que pisamos este planeta- bajo mi espada y volteo a ver al de ojos verdes esmeraldas- ¿Seguirás con la farsa?
- Acaban de arruinar mi momento de mayor triunfo en mi vida- habla indignado caminando hacia mi- ¿No pudieron escoger otro lugar?
- Eso mismo debería preguntarte yo a ti- gruñe la castaña- ¡¿Qué diablos haces aquí?!, ¡Eres un erizo ordinario ante los ojos de todos!
- Ese comentario fue algo ofensivo niña, cuida tus palabras- habla creyéndose de alta gama, lo golpeo con el mango de mi espada para que reaccione- ¡¿Qué diablos te pasa Sombra?!
- Nada, solo que me apetecía golpearte- respondo con simpleza, ganandome una mirada llena de odio y otras llenas de veneno.
- ¡¿Un maldito traidor?!- grita un erizo histérico- ¡Y esta de su lado!, ¡Matenlo a él también!, ¡A todos menos a la chica!- comienza a dar órdenes- ¡Me encargaré de darle una noche que jamás olvidará!- la ojimiel se ríe con gracia.
- Lo lamento para ti, pero ya me hicieron esa oferta antes, ¿Y que crees que le ocurrido al descarado?- le pregunta con una sonrisa fingida- Se encuentra diez metros bajo tierra ahora mismo- su semblante se vuelve serio de inmediato.
- Estos idiotas siempre dejándose llevar por sus instintos- se queja el erizo a mis espaldas- Hagan lo que quieran, esto ha acabado.
El primer choque de armas se escucha frente a mi, el erizo rubio que Asuna hirió antes, se abalanzó sobre ella con una espada muy aburrida para mi gusto, uno de piel azúl grisácea se abalanza sobre mí, comenzamos a batallar, esquivando y haciendo nuevos ataques, logro ver por el rabillo del ojo, al caballero oscuro peleando con el líder, el cual solo se dedica a esquivar, enfureciendolo aún más, este niño necesita aprender demasiado, capto a Melphies haciendo un espectáculo de ballet, por algún motivo, es mucho más flexible de lo que era antes. Mi interior comienza a sentirse más cálido, anunciando el cambio de posiciones, retrocedo, la castaña hace lo mismo, el de ojos azúles se ve obligado a retroceder, nuestras espaldas chocan.
- Melphies- lo llamo- Es mejor que te vayas de este lugar ahora mismo- hablo lo mejor posible, la habilidad del habla poco a poco desaparece.
Alzo mi espada por puro instinto, de a poco, mi cuerpo deja de responder las órdenes que le envía mi cerebro, el filo de la espada se posa sobre los dedos de mi mano izquierda y hacen un corte limpio en todos ellos, menos en el pulgar, la espada se clava en el suelo.
- ¡¿Qué diablos están haciendo?!- escucho como grita uno.
- ¡Eso que importa!- grita otro- ¡Es nuestra oportunidad de matarlos y conseguir a la chica!- agacho la cabeza con pesadez, comienzo a sentir mucho cansancio y sueño, cierro los ojos, unos segundos después mal contados, mis ojos vuelven a abrirse, mi cuerpo recupera la compostura, pero, no soy yo quien lo maneja, el demonio, quien se apodera de nosotros una vez cada año para robarnos nuestra sangre, nos da la oportunidad de brindarle cantidades de sangre de otros como ofrenda, pero el mismo debe llevar a cabo los asesinatos o no serviría de nada, mi propio yo se encuentra escondido en lo más recóndito de mi subconsciente, brindándole total libertad de hacer lo que desee.
- Esto es horrible- identifico la voz del erizo de vetas verdosas, quien está como a cinco metros de donde estamos- Nunca creí que estaría presente para presenciar esto.
Los ataques de los oponentes dan en el blanco, pero no generan mayor daño.
- ¿Es lo mejor que unos simples canchosos pueden brindar?- mi boca se mueve gesticulando la pregunta, mi voz sonó más ronca, más inhumana de lo normal.
- No es posible- habla uno con cierto temor- Hemos dado a sus corazones pero no ha sucedido nada.
- ¡Llamen a los refuerzos!- gritonea uno que se encuentra alejado de los que atacaron- ¡No podremos detenerles con los que contamos aquí!- se alejan los que nos apuñalaron, mi brazo se dirige hacia la daga y la quita de un solo jalón, mi cuerpo voltea atacaron mirar a la castaña y al erizo hurano, sus ojos se encuentran con los míos, sus orbes son completamente rojos, una especie de delineo aparece en ambos párpados de la eriza, haciéndola resaltar más sus ojos, una marca aparece en la mejilla derecha de ambos, la palabra veneno ha aparecido en otro idioma, las anteriores marcas aparecen en sus brazos.
Hasta hoy, nunca había notado el cambio de actitudes de mi mismo, en el momento del cambio, nuestros cuerpos se mueven como marionetas, como simples muñecos de trapo sin vida, con el propósito de probar unas gotas de sangre, todo porque fuimos un talón de aquiles y logramos sobrevivir al ataque de un halcón que tenía el mismo contrato, un escuadrón de diez, de los cuales sólo sobrevivimos nosotros tres, ya que fuimos más inteligentes y hábiles que un demonio en caza de sangre fresca. Es decepcionante saber que en ese instante, los tres tuviéramos deseos de vivir todavía... por mi parte, mi deseo egoísta para seguir viviendo era poder observar a mi pequeña eriza rosa por mas tiempo, aunque no me perteneciera, aunque no supiera que inconscientemente la hacía enojar solo para ver sus distintas reacciones, lo que más deseaba era seguir observando sus sonrisas repentinas. Eso fue lo que me impulsó a seguir con vida... Muy sentimental de mi parte. Los refuerzos aparecen.
- Hermano mayor- habla la eriza castaña, su voz suena más gruesa de lo normal, sus orbes rojizos me miran, sin ser ella- Hay 24 de ellos, ¿Cada quien se encarga de 8?
- Será suficiente para nosotros, la sangre de lobo es mas... jugosa y provechosa- mi lengua pasa por mis labios, humedeciendolos un poco.
- Entendido- responde Jey con voz ida- Debemos terminar en 10 minutos, para que la sangre no se desperdicie y se eche a perder.
- ¡¿10 minutos?!- exclama el rubio- ¡¿En serio creen que van a exterminarnos en ese tiempo?!
- No lo creemos- responde el demonio- Lo haremos.
El manejo de las espadas, se vuelve algo esencial en este tipo de batallas, sin importar que usen para atacarnos, no recibiremos ningún daño colateral, nuestros cuerpos dejaron de ser totalmente humanos de alguna forma, Asuna usa en estos casos un par de sables gemelos, un corte con ellos y agonizaras por unos tres minutos, por el motivo de que vivirás tu peor pesadilla, lo cual afecta tu estado psicológico, en cambio el caballero puro, es mas peculiar, su espada se convierte en una katana, que con un solo corte, puede robar el alma de su presa dándole una muerte instantánea, en mi caso, el filo de mi espada contiene un letal veneno, que con un simple corte, el veneno recorrerá todo el cuerpo, asesinando casi al instante.
.........
- Realmente dan asco- dice con desagrado el erizo de vetas verdosas- ¡¿Cómo es que pueden beber la sangre como si fuera agua?!- limpio la comisura de mis labios, miro mi guante, llena de color carmesí.
- El demonio es quien la ingiere- se explica el ojiazúl- Nuestros cuerpos son tomados contra nuestra voluntad, todo lo que hagamos bajo el efecto de este no lo hacemos nosotros.
- Acabar así con 24 erizos lobos...- mira el panorama, cuerpos a la mitad con los órganos vitales a la vista, sangre por todo el lugar- Da asco, vamonos de una vez.
- ¿Pasan a mi casa a cambiarse?- se ofrece la ojimiel- Para que puedan asearse y un erizo casado no tenga que lidiar con las preguntas de su curiosa esposa.
- Veo que ya la analizaste por completo- menciono mirándola de reojo.
- Amelia es demasiado predecible, es una presa fácil, pero tiene al mejor caballero quien vela por su seguridad, ¿De qué hay que preocuparse?
- Acepto tu ofrecimiento- menciono- Pero hay que dar aviso al jefe de la tribu.
- ¿Tengo que volver a verle el estúpido rostro a Kyros?- gruñe el azabache a mi lado.
- Nunca dije que la vida fuera color de rosas- le riño- Cállate y camina.
.........
Nos presentamos frente al jefe de la tribu, quien al vernos salpicados de sangre en casi toda la ropa, se ofreció a darnos ropa limpia y alimento por las molestias que nos dimos en acabar con el deshonor de su gran familia, por algún motivo, siempre quedamos hambrientos luego de esas batallas, aceptamos la comida con gusto y las prendas... pues la aceptamos a la fuerza, no tienen ni mal gusto estos erizos. El hijo mayor del líder mira constantemente a la castaña quien lo ignora olímpicamente, incluso ignora a su amigo quien intenta entablar alguna conversación con ella, pero esta lo ignora, sigue recelosa por lo ocurrido la madrugada pasada. Al terminar de saciar nuestros estómagos nos despedimos, desaparecemos y aparecemos frente a la puerta del departamento de la castaña, tal como decidimos, pasamos a darnos una merecida ducha, quemar las prendas y darnos cuenta que la ropa que nos brindaron es mas cómoda de lo que se ve, aunque la de Asuna es un poco reveladora, demasiado escote, el ojiazúl se niega a mirarla.
- ¿Ya vieron sus palmas?- menciona la castaña mirando las suyas- Nos brindaron tres años más de vida- responde, noto una sonrisa cansada y hasta falsa dibujada en su rostro.
- Debimos comenzar a cazarlos a ellos primero- menciono poniéndome unos guantes nuevos proporcionados por la eriza.
- Sólo espero que dentro de tres años exista alguna excusa para poder pisar ese lugar de nuevo- habla el caballero puro.
- ¿Por qué tienes esa cara llena de decepción Melphies?- le pregunto, este ha estado muy callado, incluso toma su cerveza en silencio.
- Creí que al vivir una chica sola vería algo mejor, pero esperar algo de esta mujer es demasiado.
- Perdóname por no ser lo suficientemente femenina para tu gusto- responde furiosa- Antes agradece que no fuimos detrás de ti para matarte.
- No lo harían.
- Lo haríamos- responde el ojiazúl rompiendo su burbuja- No somos nosotros quienes controlamos nuestros cuerpos, todo aquel que esté cerca, ya sea inocente o culpable, morirá por deseo del demonio.
- Aún así quiero mandarte al otro mundo por mi cuenta- sentencia la ojimiel con una sonrisa llena de desprecio.
- El sentimiento es mutuo- la mira con cierto descaro- Por primera vez pareces una mujer fácil con un atuendo como ese.
- Con gusto me la quito- se levanta de su lugar y toma los bordes de la camisa, dejo de mirarla, el erizo hurano se queja a todo pulmón por su locura, volteo a verlo y noto que se cubre el rostro con un almohadón.
- Que niña eres- habla Melphies- Tu amiga no está mostrando nada, tenía una camisa más decente debajo de su traje de mujer fácil.
- ¡No voy a creer lo que dices!- volteo a mirar, una camisa blanca de tiras que deja todo a la imaginación cubre lo importante.
- Déjalo- habla la castaña- No importa, es natural en él ese comportamiento.
- Ahora no comprendo como dijo lo que dijo la última noche- me sirvo un poco de vino dulce, como si fuera mi propia casa.
- ¡¡No me recuerdes eso!!- grita descubrimiendo su rostro totalmente sonrojado- ¡¡Fui un idiota en decir tal cosa!!
- A propósito- menciona el de vetas verdosas ignorando la pataleta del erizo- ¿Dónde está tu hermano?
- Desde el acontecimiento de la fiesta del casamiento de este tipo, no me ha vuelto a hablar, afortunadamente ya tenía mi propio apartamento aquí en Möbius así que me mudé aquí- se explica, se acomoda en su sillón- Vivo más en el castillo que en mi propia casa.
- Night quiere invitarte al spa en la tarde- habla Jey- Se me había olvidado comentarte.
- Quizás vaya- responde ocultando su mirar con su brazo- Así me relajo de tantas tensiones.
- ¿Cuánto tiempo se quedan aquí?- pregunta el de ojos esmeraldas.
- Dije que volvería en el segundo anochecer, por ahora me siento de un humor de perros para tener que desestresarme con Rose- bebo mi copa de un solo trago.
- Quédense cuanto gusten, menos tu Melphies- dice enojada- Tu eres un maldito colado, ¡Puedes irte largando!, ¡Además tu novia te espera!
- ¡Esa belleza no es mi novia!
- ¡Tu amante!, ¡Tu juguete!, ¡Tu cualquiera!, ¡Lo que sea pero largo de mi casa!- se levanta con un cuchillo en la mano.
- Bien, pero me llevo las cervezas que me ofreciste- toma las botellas y camina a la puerta- Que tengan buen día señores- se despide.
- Que mala eres- menciono.
- Él se comporta como un idiota conmigo, yo le devuelvo el trato- suspira guardando el cuchillo, se sienta- ¿Cuándo vas a sellar el poder de tu hijo?
- Cuando Rose comience el cuarto mes, es cuando será más duro para ella- respondo sirviendome más del vino, a pesar de que es dulce, no es de mi desagrado.
- Esos brazaletes son un milagro- menciona el azabache acostándose en el sofá- Controlan tu energía bastante bien.
- Debo cambiarlos, para ello debo visitar a un antiguo enemigo y manipularlo para que reconfigure estos y cree otros.
- ¿El doctor Egg.man?- pregunta burlona- Hasta Tails podría construir unos mejores, ¿Por qué ir con él?
- Porque es el único que conoce mi condición real, además, hay cosas que son mejores que nunca se conozcan- menciono mirando con atención la bebida en mi copa.
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¿Quieren leer algo diferente?
Pasen por mi historia corta llamada "Confiar".
Pueden pasar a buscarla en mi perfil.
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