Ella (Segundo libro de Cartas...

By elyzaaharu

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Segundo libro de "Cartas a quien un día amé" ❤ La segunda entrega que ha puesto a cientos de person... More

Nota inicial
Capítulo 1 "Desert Eagle, calibre 50"
Capítulo 2 Peligroso
Capítulo 3: Resaca
Capítulo 4: La chica del cabello castaño
Capítulo 5: Cumpleaños
Capítulo 6: Cita con el peligro
Capítulo 7: Psicólogo
Capítulo 8: Ella
Capitulo 8: Ella
Capitulo 9 Cambios
Capitulo 10: Cameron
Capitulo 11: Feliz navidad, Allison.
Capitulo 12: Imbécil
Capitulo 13: Something I Need
Capitulo 14: Ausente
Capitulo 15: Fotografía
Capitulo 16: Impaciente
Capitulo 17: Elizabeth Collins
Capitulo 18: Russo's
Capitulo 19: Descalza
Capitulo 20: Rayo de luz
Capítulo 21: A la defensiva
Cast❤️
Capitulo 22: La teoría del pez
Capítulo 23: Delicada
Capítulo 24: Celos
¡Concurso de frases!
Capítulo 25: Hopelessly devoted to you *Parte 1*
Capítulo 25: Hopelessly devoted to you *Parte 2*
Capítulo 26: Todo tuyo
Capítulo 27: Expuesto
Capítulo 28: Insomnio
Capítulo 29: Valiente
Espacio para preguntas <3
Capítulo 30: Infierno *Parte 2*
Capítulo 31: Unión Familiar
Capítulo 32: La chica ideal
Capítulo 33: Feliz cumpleaños, castaña
Capítulo 34: Hospital
Capítulo 35: Mi ángel
AVISO
Venta de ejemplares
Capítulo 35: Para siempre FINAL

Capítulo 30: Infierno *Parte 1*

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By elyzaaharu




                   

Capítulo 30

Infierno

El lunes por la mañana, después de haber salido del hospital para mi última revisión, evité responder los mensajes y llamadas de mis amigos para que fuese una sorpresa al menos verme llegar al Instituto. Le había enviado un mensaje a Elizabeth deseándole un buen día pero aún no había respondido. Después de que por fin me digné a hacer las paces con Mike y explicarle bien a detalle todo lo sucedido, su mal humor disminuyó y lo invité a cenar, sabía que le caería bastante bien una pizza de Russo's o un hot dog con bastante chili. Al llegar a la escuela y reanudar mis actividades después de exactamente una semana de no asistir, me hizo pensar que tal vez fue un error, pues mis costillas me seguían torturando y todos me veían como si hubiera cometido un crimen.

Busqué a mis amigos por todos lados y después de ver la hora en mi reloj, me di cuenta que estarían descansando en las bandas de la parte de atrás del Instituto.

—¡Pero miren quien decidió quitarse el vestido de princesa y dignarse a bajar de su torre! —gritó Derek al momento de verme a lo lejos—¡dichosos los ojos que te ven!

—¡Oh deja de joderme, Derek! —grité al momento de darle un sorbo al café que recién había comprado—

—Estaba pensando seriamente en que ya no volverías—dijo Alex al momento que me puse frente a ellos—o peor aún, que no éramos amigos.

—¿Es en serio? —pregunté sarcásticamente mientras dejaba la mochila de lado—esto me está matando.

—¿Qué te dijeron en el hospital? —preguntó Robert al escuchar mi queja—te ves realmente jodido

—Ya me dieron de alta—dije algo animado—pero aún tengo que cuidar de mis costillas y evitar hacer ejercicio.

—Ackerman se pasó de la raya—agregó Liam—

—No es solo eso—le dije—fue el hecho de que utilizó la manopla, por eso me dejó así.

—Me dijeron que la policía no encontró nada en sus bolsillos—dijo Alex—de seguro lanzó la manopla a algún lugar antes de que lo detuvieran.

—Eso un maldito bastardo—contesté enojado—eso es.

—Por cierto, antes de todo, déjame decirte que las chicas estuvieron preguntando cosas—comentó Derek—

—¿Sobre la pelea? —pregunté—

—No, en realidad fue sobre el hecho de que supuestamente te gusta alguien más.

—¿Y que les dijeron? ¿lo que acordamos?

—Nos hicimos los desatendidos—contestó Erick—como nos dijiste.

—Perfecto, les aseguro que pronto dejaremos de decir ese tipo de cosas.

—¿Qué? —preguntó Alex—¿acaso te le vas a declarar a la castaña?

—De que hablas—le dijo Liam al darle un golpe en el codo—recuerda que la ha estado evitando.

—Oh, cierto, la está evitando—contestó al momento de que comenzaron a verse unos a los otros—

—Si, ya se—dije recriminándome—fui un completo imbécil al actuar de esa manera, y les agradezco que le hayan dado mi dirección.

—¿De que hablas? Nosotros no fuimos—contestó Derek

—Déjate de estupideces, sé que fueron ustedes, ¿quién más le daría mi dirección?

—Tu amigo Ackerman—contestó Alex entre risas y todos comenzaron a reír—

—Jódete, Alex.

Después de ponerme al corriente con mi clase de lenguaje y música, el maestro nos pidió que buscáramos una canción totalmente a lo que acostumbramos a escuchar, con el fin de familiarizarnos con otras notas musicales. La finalidad de aquella actividad, era más allá de acoplarnos a unos tonos, pues era más que todo con el hecho de que expandiéramos nuestras fronteras y encontráramos una letra que expresara lo que sentimos. Al paso de varias horas y no haber asistido al curso de diseño debido a la sesión con Bowell, no encontraba nada en internet que realmente llamara mi atención, nada que no fuese de mis grupos favoritos, pero sabía que si le enseñaba al maestro una de las canciones que había elegido de mi lista de reproducción; me mandaría por un tubo, pues conoce mis gustos.

Antes de darme por vencido y que el cansancio me ganara, encontré una canción de un artista que no solía escuchar, pero al momento en que la guitarra comenzó a sonar y él empezó a cantar aquella canción que claramente expresaba lo que sentía, sabía que era la indicada. Había encontrado una canción que expresaba todo lo que siento por Elizabeth. El jueves por la tarde mi hermosa castaña no llegó a los cursos y algo no me pintaba bien, así que me decidí por enviarle un mensaje, pero en este solo me explicaba que tenía tareas y proyectos pendientes que le evitaban salir de su casa. Al menos me mantenía tranquilo saber que no era alguna otra cosa que se estaba metiendo entre nosotros.

Doce días han pasado desde la última vez que vi a Elizabeth, el recuerdo de aquella vez que la vi subiendo a su auto sigue impregnado en mi corazón. Debido a que no responde seguido mis mensajes, lo único que se de ella es que su salud no está del todo bien, quise darle su espacio y el único medio de comunicación que tengo hacia ella, son sus amigas. Que son las que me mantienen informadas de cómo es que está ella. Durante todos estos días ha llegado tarde a las clases y se va antes de que nos indiquen que podemos descansar o nos den tiempo para hablar con nuestros compañeros. Incluso, salí tras de ella, pues no permitiría que otro día se fuera así, sin decir nada, pero al parecer estaba claro que no quería estar cerca de mí, pues al cruzar aquella puerta de entrada, desapareció. La busqué por todos lados, pero al parecer simplemente no quería hablar conmigo y sabía bien que Ackerman estaba detrás de todo eso, pero el problema es que no tenía ni una jodida prueba.

Dos días más tarde, mi infierno me quemaba, ni siquiera podía concentrarme en ensayar la canción y mucho menos en terminar los proyectos pendientes, necesitaba respuestas y nuevamente sabía que la única que podía dármelas, era Marcela. Sin pensarlo dos veces, puse la guitarra de lado, que anteriormente había sujetado para ensayar, y tomé mi celular, necesitaba hablar urgentemente con ella.

—Marcela.

—¡Hey, hola thi—me contestó bastante amable—

—¿Alguna noticia de ella? —pregunté mientras daba pequeños golpes a mi escritorio con la pluma—

—Por desgracia sí—contestó y me puse completamente nervioso—

—¿Qué pasó? ¿está bien? —pregunté rápidamente—

—Hoy cuando íbamos de camino a nuestra primera clase, estuvo a nada de desmayarse—me dijo y por un momento mi mundo se paralizó—sé que te lo digo muy de golpe, pero sabes que odio que las personas no sean directas.

—Entiendo—contesté apenas—¿la revisaron en la enfermería?

—Sí, le aconsejaron que viera un doctor y le dieron algo de azúcar, la enfermera comentó que fue un bajón de azúcar repentino.

—Ya veo, Marcela, no sé qué mierda hacer, no responde mis mensajes, temo que alguien la haya presionado para que no se me acerque o algo.

—Hoy la encaramos por lo mismo, está actuando de manera rara y le advertimos que si sigue así, te perderá, aunque sé que tu ni de broma dejarás de insistir, además, estoy bastante segura que el imbécil de Frank está detrás de todo esto.

—¿Y te dijo algo? —pregunté— pienso exactamente lo mismo, pero no tengo pruebas, no he hablado con ella desde hace días y cuando intento hablarle al terminar la clase, se va antes de que suene la campana, ni siquiera está al tanto de los trabajos que nos encargan, incluso ya pasaron la nota de sus inasistencias más adelante, pero no puedo hacer mucho, más que apuntar todo para hacérselo llegar cuando se pueda.

—A veces pienso que tengo una amiga demasiado.... ella.

—Así es, y créeme, amo que sea de esa manera, porque la hace diferente—dije—

—Pero no al punto de actuar de esa manera—contestó—no te preocupes, haré todo lo posible para llegar hasta el fondo de todo esto—me aseguró— y tú, trata de controlarte, no cometas otra estupidez—advirtió—

—Yo aún no hago nada.

—Por eso mismo te lo digo, no seas un idiota como él, porque en serio, está siendo un completo imbécil.

—¿Hablas con él? —le pregunté—

—No, pero no es necesario para saber que sigue alardeando de la paliza que te metió y que en donde el asegura, salió victorioso.

—Menudo pedazo de imbécil.

—Admito que antes era un imbécil, pero era un imbécil agradable, en fin, ese es otro tema, cualquier cosa que suceda con Lizzy, te la haré saber.

—Gracias Rodríguez.

—De nada, por desgracia, para eso estamos las mejores amigas.

Después de analizar la conversación con Marcela, me decidí por enviarle otro texto a mi hermosa castaña, al menos tenía la esperanza que de alguna manera, supiera que estaba a su lado.

"Ha pasado otro día, si estuviera frente a ti en este justo momento, podría decirte cuanto te extraño dándote un fuerte abrazo"

El sábado por la tarde, antes de que el el sol se ocultara, después de que por fin había logrado tocar sin ni un problema más de la mitad de la canción que había elegido anteriormente, me encontraba cortando el césped de la parte delantera de la casa cuando de pronto unos ligeros empujones por la parte trasera me hicieron voltear de pronto, Alex había llegado a la casa y ni siquiera lo había escuchado pues la música en mis audífonos estaba a nada de dejarme sordo.

—Deberías de mantener la guarda en alto.

—No cuando me tengo que concentrar en no cortarme con esta mierda—hice referencia a la máquina que sostenía fuertemente—

—¿Te tienen de esclavo nuevamente?

—Se les llama tareas del hogar—le contesté al apagar la máquina y quitarme los guantes—¿al menos me trajiste algo para tomar?

—¿Te sirve una cerveza caliente que traigo en el auto?

—Si quieres que me quedé tirado en dos minutos—contesté al lanzarle uno y sentarme en el escalón—ha pasado otro día y no sé nada de ella.

—Me imagino que te sientes como la mierda.

—Peor, no tengo idea de qué pueda ser tan malo como para no hablarme, no responderme los mensajes y mucho menos para escaparse de clase como si estuviera en una jaula.

—Tu cara de decepción y tristeza lo dice todo.

—¿Tan obvio soy? —pregunté a mi mejor amigo, que está arrancando hojas de las plantas—

—Sí, y déjame decirte que se va a poner peor.

—¿Qué puede ser peor que esto?

—Sabes, si no es porque te considero mi hermano, no te diría lo siguiente, pero solo por eso, te lo diré.

—¿Qué cosa? Con un demonio, ya habla.

—Ya, te lo diré, pero solo dime que no actuarás como un loco.

—Ackerman, ¿cierto?

—Sí—contestó preocupado—al parecer ese imbécil no se cansa, tal vez es adicto a los golpes o que se yo.

—¿Porqué?

—Sigue hablando mierdas tuyas y también de tu castaña.

—¿Qué dice que Elizabeth?

—¿Me prometes que no te alterarás ni cometerás nada estúpido?

—Decirme eso es como decir "anda, ve y has lo más estúpido de tu vida" —contesté al voltear a verlo—ya dime de una buena vez.

—Ya bien, solo dame ese rastrillo—advirtió al quitarme la herramienta de trabajo—

—¡Ah, ya habla! —le advertí al dárselo—

—Está diciendo que Elizabeth fue a buscarlo y le rogó que regresara con él, que todo ocurrió aquel mismo fin de semana.

—¿Qué? —me dijo y mi corazón se detuvo—¿qué mierda acabas de decir?

—A ver, tranquilízate, te estoy diciendo que es lo que él está diciendo, pero no estoy seguro.

—Lo voy a matar de una buena vez—dije al ponerme de pie y correr hacia dentro de la casa— y me vale mierda lo que pienses—advertí al subir de dos en dos las escaleras y escuchar como seguía mis pasos—haré que ese imbécil me diga la verdad.

—¡Joder thi! —me gritó al alcanzarme—¡pero si te dije que no actuaras de esa manera!

—¿Y que mierda pretendes que haga cuando ese imbécil va por ahí diciendo todo eso? —pregunté al estirar del closet unos vaqueros y una playera—Primero fue lo de aquel lunes y ahora esto, ¿qué no estarías harto si estuvieran hablando las mismas mierdas de Bunny?

—Bueno, si no ves de esa manera, yo ya estaría en alguna celda—se encogió de hombros y voltee a verlo, joder, estaba algo asustado—

—No digas nada y prepárate—le grité al momento de meterme al baño— iremos a buscarlo.

—Ni pienses que te llevarás el auto de Mike—advirtió pues sabía que era mi única opción—esta noche nadie morirá en ni un accidente.

En un abrir y cerrar de ojos nos encontrábamos en la dirección que me había hecho llegar Derek, pues después de lo que había sucedido aquella tarde que terminamos en el hospital, habíamos investigado absolutamente todo de aquel pedazo de mierda.

—¿Estás seguro de esto? —preguntó Alex al momento en que nos dieron el pase en la caseta de vigilancia—

—¿tu no? —pregunté completamente furioso—¿qué clase de hombre habla todas esas mierdas de su ex novia?

—Uno que

—Yo lo diré, uno que ni siquiera tuvo el valor de terminar la relación de una manera normal, uno que tiene que recurrir al arma de los cobardes para atacar a alguien, así que cierra de una buena vez la maldita boca y conduce, estamos por llegar.

—Solo no pierdas la cordura, recuerda quien eres.

—Por esa misma razón estamos aquí, porque sé quién soy.

Sin necesidad de buscar con precisión el domicilio de Ackerman a lo lejos vi un Ford Fusion color negro del año estacionado en una residencia, y al lado de él, terminando de lavarlo estaba aquel imbécil, que sonreía como si no estuviera haciendo mierda mi vida.

—Detén el maldito auto—le dije a Alex al quitar el seguro y abrir la puerta—

—¡Espera a que detenga el maldito auto, pedazo de imbécil! —me gritó, pero ya era demasiado tarde, ya estaba corriendo hasta donde estaba mi objetivo—

—¿Pensaste que nunca me iba a dar cuenta todas las mierdas que estás hablando a mi espalda? —le grité al empujarlo y hacer que tirara la esponja que sostenía—¿crees que puedes estar muy tranquilo sin saber que tus mierdas tienen consecuencias?

—Ah, ya te dijeron—contestó al retroceder y limpiarse la espuma que le había salpicado la playera—pensé que tardarías un poco más en encontrarme

—Sí, ya me dijeron—contesté al lanzarlo nuevamente y sacarme de un tirón el suéter—te di tiempo para que pensaras las cosas, yo no quería problemas contigo.

—Menos mal que yo contigo si—contestó al imitar mis movimientos y empujarme—¿porqué vienes a defenderla si ella es la que ha venido hasta mi rogándome que nos demos una oportunidad?

—¿Qué mierda dices? —le pregunté al rascarme la cabeza evitando romperle la boca—

—¿No te dijeron todo completo? —preguntó al ajustarse la camiseta— vino a buscarme, al principio pensé que se trataba de un acto de valor, ya sabes, en búsqueda de que ya no te buscara o te hiciera daño, pero cuando me besó y me dijo que le importas una mierda, me di cuenta que no me ha olvidado—sin decirle nada me abalancé hacia el para hacerle callar, pero en eso llegó Alex y me detuvo—

—Tranquilízate—me advirtió— no es el lugar.

—¿Sabes cuál es la diferencia entre tú y yo? —preguntó pasando de largo a mi amigo, que me sostenía—la diferencia es que le puedo ofrecer todo lo que yo quiera, tengo un buen auto, cuando tu—soltó un bufido—vas por ahí subiéndote al metro y esas mierdas, la puedo llevar a donde yo quiera si deseo, y ¿tú? —preguntó burlándose—dime que puedes ofrecerle para que se quede, esas mierdas del amor verdadero y el para siempre juntos, vienen quedando justamente como eso, como mierda.

—No la conoces, ella no es así.

—Es peor, por eso vino a buscarme, por cierto, hace mucho que no probaba sus labios, debo de admitir que me convenció por completo cuando comenzó a llorar.

—Joder thi, no lo escuches—advirtió Alex—está claro que solo quiere molestarte con todas esas mierdas.

—Anda, dile lo que quieras para convencerlo de lo contrario—agregó Frank—ambos sabemos cuál es la verdad—el ruido repentino de la sirena de la patrulla los distrajo por un segundo y aprovechando la oportunidad me zafé del agarre de Alex para lanzarme sobre Ackerman y plantarle un puñetazo en la cara para que dejara de decir tantas estupideces, y este en el acto me golpeo varias veces en las costillas, haciendo que nuevamente el maldito dolor infernal se desatara, sin embargo me mantuve firme, no iba a permitir que siguiera hablando así de Elizabeth, ni de nadie más—

Los brazos de Alex me quitaron de encima de él y me sujetaron con fuerza para hacerme regresar a la realidad mientras que Frank se levantaba.

—Puedes golpearme todo lo que quieras, pero no cambiarás lo que ya está hecho.

—Larguémonos de aquí—me advirtió nuevamente Alex y me empujó hacia el auto antes de que cometiera otra estupidez, pues la patrulla de vigilancia se había detenido en la banqueta de enfrente—y tú, cállate pedazo de mierda, si no quieres que te vuelvan a quebrar esa nariz.

***

¡Actualización con cara de ser de las últimas que haga en mucho tiempo!

¡Nos acercamos al final! 300 lecturas, 100 votos y 30 comentarios y subo la parte restante de este capitulo taaaaan intenso!

Nos leemos pronto, Dreamers <3

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