Caminamos al rededor de 5 minutos hasta llegar a un lugar llamado McCarthy's, al parecer era algo así como un pub irlandés de puro rock.
-Amo este lugar -Me explicó -Te va a encantar, te lo prometo. -Abrió la puerta para mí; una campanilla sonó cuando esto sucedió, y entramos.
Estaba sonando alguna canción de Bob Dylan, el lugar tenía ese ambiente de cafetería de los 80's, pisos de cuadros blanco y negro, sillones rojos, una rockolla genial de la cual provenía aquella música. Tenía grandes cuadros de los grandes del rock colgadas en la pared como retratos, entre ellos se encontraban The Rollin' Stones, Kiss, Elvis, Aerosmith, The Doors, Guns and roses y otros más. El lugar era muy amplio, había algunas cuantas personas sentadas en la barra, y otras en las mesas.
Zach Saludó al tipo que atendía el lugar, y escogimos una mesa cerca de la ventana. Después me hizo levantarme tomándome de la mano y llevándome hacia la rockolla. Echó unos centavos en ella y me dijo que escogiera algunas canciones, lo hice y el pidió una orden de papás a la francesa para comenzar.
-¿Queso o Ketchup? -Me preguntó.
-Lo que más te guste. -Respondí.
Al final pidió ketchup y extra queso.
Una vez que trajeron nuestras papás Zach pidió lo que en realidad quería comer. Una hamburguesa y una coca-cola.
-¿Pedirás lo mismo?
-Eh, no gracias, creo que ya estoy lo suficientemente descuidada y gorda como para comerme una hamburguesa entera. -Le expliqué.
-Oh vamos, ¿también tú? -Exclamó.
-¿Yo qué? -Me llevé una papita a la boca.
-¿Dejarás de comer sólo porque piensas que no tienes un físico bonito?
Le señalé la papá que me estaba comiendo para demostrar que no dejaba de comer.
-No dejo de comer, sólo evito lo que me hace engordar más. -Me dí cuenta lo estúpido que eso sonaba, tomando en cuenta lo que comía en ese momento -a veces. -Agregué después de un momento.
Se inclinó para darme una pasada con la vista.
-Yo te veo bien.
-Sí, claro.
-No, en serio. Oh vamos, por el amor de Dios, sólo come una hamburguesa y ya. -Me regañó subiendo el tono de voz más de lo normal.
-Bien ya, no me grites.
-No lo hago, pero me desesperas.
-¿Yo te desespero? Jaja, no hablemos de quién desespera a quién, porque... ya solo pide la hamburguesa.
Lo hizo. Y mientras esperábamos, comíamos las papitas.
-¿Qué? -pregunté, pues no dejaba de mirarme.
-Nada.
Tenía los ojos fijos en mí, así que para que no me incomodara tanto yo lo miré de igual manera. Al final él bajó la mirada, sus mejillas se habían tornado de un color rojo, se había sonrojado.
Me reí. Me reí muy fuerte.
-¡Estás rojo! -Observé.
Él sólo se limitaba a ver al piso, noté que una sonrisa suya se asomaba.
-JAJAJA, te sonrojaste.
-Sí, lo noté. Para ya.
-Pero aún sigues rojo.
Entonces una mesera trajo nuestras hamburguesas y su coca-cola. Yo pedí un ginger-ale.
-Ya, cállate y come. -Me ordenó todavía con un color rosado en las mejillas.
Hice lo que me ordenó sin que una sonrisa leve abandonara mi rostro, se había sonrojado, ¿eso significaba que le gustaba de verdad? ¿Qué yo le gustaba de verdad? O sólo... pff, no, no sabía qué rayos significaba. Pero fue lindo. En ese momento la canción que estaba reproduciéndose hace unos minutos, terminó y la voz de Bon Jovi en Livin' On a Prayer empezó a sonar.
Mire a Zach.
Él me miró.
Siempre nos dabamos esa clase de miradas retadoras.
Comimos nuestras hamburguesas mientras un silencio se producía entre nosotros, yo sólo podía oír la canción de fondo, me movía oscilante de un lado a otro. Amaba esa canción.
Después de unos cuantos minutos la pista terminó, casi al igual que mi hamburguesa.
-Me gustas más cuando en vez de arquear las cejas y ser sarcástica, sonríes. -Confesó.
Le gustaba.
-¿Yo te gusto? -Tenía que preguntarlo.
-A cualquier tío en sus cinco sentidos le gustarías.
Fingí una risa.
-¿Qué? -preguntó.
-Estás loco.
-Y ¿te gustaría que fuera por ti?
-A ti te encantaría que a mí me gustara.
-Lo más posible es que sí. -Replicó sonriente.
-¿Tienes una respuesta para todo?
-La mayoría de las veces, sí.
Rodé los ojos.
-Eres un idiota. -Afirmé.
-No suelo serlo tan a menudo, pero estoy seguro que parezco uno siempre que te tengo de frente.
Evité reír.
En ese momento unos chicos pasaron al lado de la ventana, pude identificar que eran los amigos de Zach. Él los vio y uno de ellos también lo vio a él, éste no dudó ni un segundo en comunicárselo a sus amigos señalando a Zach, nos miraban, y entonces entre ellos empezaron a reír. Me percaté de que Zach les hacía una seña obsena con la mano, se notaba fastidiado. Me giré hacia él y entonces volvió la forma de su mano a su estado original, creo que no quería que lo viera haciendo tal seña. Por fin sus amigos se fueron... Me reí. Ignoré la escena anterior. Su expresión se suavizó y volvió a sonreír levemente, no dije ninguna palabra sobre aquello, tampoco él, y reanudé la conversación omitiendo lo otro.
-Jajja oye, es buen momento para confesar que perdiste una apuesta y por intentas flirtear conmigo.
De repente la mirada animada que apenas había recuperado se tornó a una mirada de confusión.
-¿Qué? -Preguntó.
Arquee una ceja.
Me sentí tonta por un momento pero todo era muy lindo para ser verdad, así que si era algo parecido a un reto o apuesta tenía que preguntarlo de una vez, así tal vez él me confesara toda la verdad en vez de tener que fingir su "enamoramiento" por mí, o lo que sea que fuera eso.
-¿Una apuesta?
Asentí con la cabeza.
-¿De qué hablas?
-Sabes perfectamente de qué hablo.
-No, en realidad no.
Su mirada ahora era fría, penetrante y tal vez me intimidaba un poco, hablaba con mucha seriedad y seguridad.
-¿Piensas que la primera vez que te hablé, la vez que te invité a salir, las veces que ido contigo a casa en el bus y esta salida son parte de una apuesta?
-Pues... sí. No veo otra explicación.
-¿Otra explicación para qué? -Hizo un ademán con los brazos, como que si lo que dijera fuera totalmente descabellado.
-Para que salgas conmigo.
Cruzó los brazos y los puso sobre la mesa, me miró fijamente.
-Bien, qué tal esta: Te encuentro muy bonita, interesante y con un IQ más alto que el de alguna chica promedio.
Me di cuenta que la canción había terminado y había cambiado por otra que también yo había elegido.
-No pareces del tipo de chico que se fije y salga con una chica por su grado de IQ.
-Las apariencias engañan.
-Justamente por eso estoy dudando de ti en este momento.
-No entiendo a qué quieres llegar.
Fingí una risa y continué comiendo la fría hamburguesa hasta que la terminé.
-No importa, en realidad nada de esto importa.
Me miró confundido.
Saqué de mis jeans unos cuantos dólares y al mismo tiempo que me levantaba los dejé en la mesa.
-Nirvana. -Los escuché llamar tras de mí, con una voz seria.
♪Shot through the heart and you're to blame, you give love a bad name. I play my part and you play your game you give love a bad name.♪
No me volví atrás. Caminé hasta la salida y la campanilla sonó.
Caminé y caminé más rápido, no escuché la campanilla sonar de nuevo, eso significaba que no me había seguido. Pero ahora de lo que no estaba segura era de si habría querido que lo hiciera o no.
Me dirigí a la estación, con suerte y si caminaba rápido el tiempo apenas me alcanzaba para llegar justamente cuando el bus estuviera saliendo.
En el camino cada segundo miraba hacia atrás en busca de Zach Parrish, esperaba que me siguiera, tal vez era muy estúpido pero sí lo esperaba porque... quería que nada de lo que pasaba por mi mente fuera verdad pero con la escena de sus amigos de hace un rato era muy difícil no pensarlo. Como sea, subí al bus. Y Zach no venía tras de mí. Llegué a casa con bastante basura emocional. Al parecer Zach Parrish sí había causado un efecto en mí. Pero ¿Qué importaba ahora? Nada era real.
¿O sí?