My Sweet Prince [Namjin// Yoo...

By Babi_Bu

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GANADORA DE WATTYS 2016 EN SUBCATEGORÍA COMO NOVELA FANFICTION ACLAMADA POR EL PUBLICO Jin no pensaba llevar... More

Atención
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Epílogo
My Sweet Prince
Ya se...
Fanarts
Fanarts pt. 2

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By Babi_Bu

Cuando abrió los ojos, no sabía dónde estaba, no sabía ni su propio nombre. Lo único que supo fue que todo le dolía como la jodida mierda, sobre todo en la zona de la... cara. Y que cuando quiso sentarse se mareó tanto que tuvo que contener las ganas de vomitar.

Entonces su vista dejó de estar tan nublada, aunque le costaba sobremanera mantener los ojos abiertos. Levantó una mano y vió que tenía puesto un suero. ¿Estaba en el hospital? Definitivamente aquellas sábanas olían a limpio y se sentían muy pesadas, no eran como las de su cama. Inspiró con fuerza y le dolió, y entonces llevó su mano a su nariz, sintiendo una venda allí. Y otra más abajo. De hecho, tenía un cuello ortopédico. ¿Por qué tenía un cuello ortopédico?

Ladeó la cabeza, confundido, y vió a un ángel.

-Tae... -murmuró, con la voz rota.

El muchacho, que yacía profundamente dormido en una silla a su lado, abrió los ojos lentamente y se enderezó para verlo. Cuando pareció enfocarlo, sonrió con ganas.

-¡Jungkook, despertaste! -hizo acopio a abrazarlo, pero inmediatamente retrocedió, temeroso de hacerle daño-. ¿Cómo te sientes?

-Y-yo.. ¿Qué...? -pestañeó, intentando recordar algo-. ¿Qué pasó?

-Te golpearon muy duro.

-¿Me golpearon?

-Sí -Taehyung respondía como un niño pequeño disgustado-. En la cara. En toda la cara.

-Pero... 

Entonces volvieron. Así, como un cortometraje que se rebela justo frente a tus ojos tan rápido y drásticamente que tienes la necesidad de aferrarte a algo estable para que no te lleve volando.

Recordó a Jimin. Recordó lo que había estado a punto de hacerle, y entonces miró a Taehyung con mucha alarma.

-¿Por qué me golpearon? -le preguntó, y al ver la confusión en el rostro de su amigo suspiró con alivio-. No importa.

-Sí que importa. He estado esperando a que despertaras todo este tiempo para que me contaras quién te dejó así.

-¿Todo este tiempo? -repitió Jungkook.

Taehyung ladeó la cabeza, como si estuviera cansado de las vagas preguntas que él le hacía.

-Has estado inconsciente como, no sé, día y medio -se explicó-. Tu mamá ha ido a casa a tomar un baño y comer algo, así que yo estoy aquí contigo hoy.

-¿Tú me trajiste al hospital? 

-No, llegaste en una ambulancia. Supongo que alguien de la calle que vió la situación lo hizo por ti. Y aunque no entiendo por qué no vino contigo -frunció el entrecejo, molesto-. ¡Mira que dejar a un chico golpeado sólo en una ambulancia! Y luego Jimin, no sé cómo, se enteró y me avisó y... Bueno, aquí estoy.

Jungkook gruñó débilmente, mitad porque los analgésicos dejaban de hacerle efecto y mitad porque no podía entender por qué Jimin no le había contado todo a su mejor amigo. ¿O acaso planeaba decírselo cuando él estuviese despierto, para presenciarlo? De cualquier manera, él ya se sentía completamente... solo. Porque si  Taehyung se enteraba de lo que pasaba, jamás le volvería a hablar de nuevo, jamás se lo perdonaría; ni tampoco Yoongi quien, al parecer, sentía algo más por ese imbécil de Jimin. ¿Y Namjoon? Si él sabía lo mandaría bien a la mierda, eso lo sabía bien.

¿Por qué mierda lo había hecho? O, mejor pregunta: ¿por qué mierda Jimin lo había provocado así? Siendo lindo con él, cuando él siempre había sido un imbécil. ¿Qué pretendía? ¿Qué esperaba? ¿Que fuesen amigos? ¿Por qué seguía perdonándolo por todo? ¿Por qué era tan ingenuo, tan idiota? ¿¡Por qué tenía toda la pinta de una Lolita!?

Era su culpa. Era culpa del maldito enano.

-Jungkook -murmuró repentinamente Taehyung-. ¿Qué piensas?

-¿Que tal vez mi nariz está aún peor ahora? 

Taehyung se rió y sacudió la cabeza.

-Tu nariz siempre ha sido perfecta para mí, y seguirá siéndolo aunque te la hayan roto -Jungkook sonrió con tristeza, con la vista fija en la pequeña mosca que bailoteaba al rededor del foco de luz en el techo-. Pero no entiendo por qué... Digo, tú no eres así, Jungkook. No eres de meterte en peleas. ¿Por qué lo hiciste?

-No quiero hablar de eso, ¿sí?

-Pero...

-Sólo -Jungkook lo interrumpió-. No quiero hablar del tema ahora.

-Está bien -Taehyung estiró una mano y entrelazó sus dedos con los suyos. Al menor se le hizo un nudo la garganta. Casi podía visualizar el momento en el que Taehyung supiera la verdad y corriera a decirle lo mierda que era. Porque claramente ese momento llegaría, y él... Él simplemente no estaba listo para eso-. Pero sabes que estoy aquí para escucharte.

-Tae...

-Y no juzgarte -siguió diciendo el menor.

-Hay cosas que sólo el Todopoderoso puede juzgar o no juzgar.

-¿No que eras ateo?

Jungkook lo miró, chasqueando la lengua.

-Me has cortado, Tae. Me has cortado el momento.

El mayor comenzó a reírse a carcajadas y lo empujó un poco para recostarse a su lado en la cama. Jungkook cerró los ojos, sintiendo el cuerpo de su amigo a su lado, cálido y reconfortante; preguntándose qué tendría Hoseok que él no; y envidiándolo. Envidiando la suerte que tenía. Envidiando el hecho de que tuviese algo tan enorme, tan brillante, tan dulce a su lado; preguntándose también si ese muchacho sería capaz de darle a Taehyung todo el amor que éste se merecía.

Porque, sin lugar a dudas, Jungkook tenía muchísimo amor para darle a su mejor amigo. 

Pero éste no lo quería. Y no podía hacer demasiado al respecto.

Pero ni en un millón de años, pensó mientras le veía reírse de alguna bobada que había dicho, se iba a rendir.

Jamás se rendiría a TaeTae. Sería un imbécil si lo hiciera.



-Mi mamá está preocupada por mí -murmuró Jimin, sentándose al borde de la cama y frotándose un ojo, mientras leía los mensajes que tenía de hacía horas en su teléfono-. Cree que me he fugado de casa o algo así.

-¿Y eso? ¿Acaso no le dijiste que estabas conmigo? -inquirió el peliverde, sirviendo café en dos tazas.

-Pues... Sí, pero... Así es mi mamá.

Yoongi se acercó a su cama y Jimin no pudo menos que sonreírle con afecto. 

Se había quedado a pasar la noche en su casa, y luego simplemente se había quedado toda la tarde y... Bueno, habían pasado más de veinticuatro horas. Su madre estaba muy, pero que muy preocupada y algo furiosa también por su ausencia; pero realmente no tenía por qué: la nieve lo cubría todo y las clases en la universidad habían sido momentáneamente cerradas, hasta que sacaran toda la nieve del camino y la gente pudiese ir en coche sin accidentes. 

Y él, pues... Él no quería quedarse en su casa, solo, y tampoco quería ver a Taehyung porque sabría que él le hablaría de Jungkook. De hecho, lo había hecho, por mensaje, le había explicado que Jungkook pasaría unas noches en el hospital por tener lesiones en la cabeza, pero que estaba bien. Y se alegraba, ¿cómo no hacerlo? Jungkook sería un asco de persona, pero era sólo un adolescente y Yoongi... Pues él se sentiría demasiado culpable, ¡y también Jimin! ¿Cómo podría vivir sabiendo que en su habitación había ocurrido un homicidio? Por Dios santo, no. Y aunque todo indicaba que él tenía todo el derecho del mundo a odiarlo... Simplemente no podía. No podía odiar a Jungkook.

-¿Todo bien, Sunshine? -inquirió Yoongi, dejando la taza cálida entre sus dedos.

Jimin despertó de su larga siesta de golpe.

¿Sunshine?

Lo miró lentamente, el mayor tenía el cabello totalmente despeinado y los ojos medio hinchados y por la Santa madre, que no podía ser tan hermoso. ¿Cómo era simplemente posible ser tierno y sexy a la vez? Porque Yoongi lo era, sin lugar a dudas que lo era; y Jimin ahora simplemente estaba sonriendo, sintiendo que la cordura se le había ido a no sé dónde porque definitivamente él no tenía que sonreír en un momento como ese. ¿O sí? Ya ni lo sabía.

Sin embargo, en aquel pequeño momento de atontamiento, Jimin sólo pudo pensar en Yoongi salvándolo. En Yoongi golpeando a su agresor. En Yoongi llamándole Sunshine. Sólo pudo pensar en eso y entonces su sonrisa se ensanchó tanto que comenzaron a dolerle los pómulos. Y el peliverde lo notó, por supuesto, y enarcó una ceja para luego sonreírle, contagiado.

-¿Y por qué sonríes así? -inquirió-. ¿Tuviste un buen sueño?

¿Buen sueño? Jimin no recordaba el sueño que había tenido, pero aunque hubiese sido la peor de las pesadillas no importaba demasiado: se había acurrucado a Yoongi... No, Yoongi se había acurrucado junto a él, abrazando su espalda y respirándole cerca de la oreja, y eso era más que suficiente para que haya sido la mejor siesta de todos los tiempos.

-Gracias por el café -murmuró, bebiendo de la taza. 

Y no, no se le pasó desapercibido que Jimin estaba bebiendo de una taza blanca de porcelana y Yoongi de una de plástico medio rota en la manija y con un tonto mensaje de feliz cumpleaños como del siglo pasado.

Se mordió el labio inferior, intentando contener una sonrisa aún más tonta porque obviamente el mayor sólo había tenido un gesto de... bueno, de educación. Digo, cualquiera habría hecho lo mismo, ¿no?

Pero aún así acaba de llamarme Sunshine.

-¿Tal vez debería llevarte a casa? -inquirió el mayor, y a Jimin se le borró la sonrisa tan de golpe que el otro se rió burlonamente-. ¿O... tal vez sólo deberías mudarte conmigo?

Jimin también se rió, agachando la cabeza con vergüenza.

-Es que he dormido tanto que ahora estaré toda la noche despierto pensando en... Bueno, en cosas que eventualmente no quiero pensar -Jimin se sentó cuando Yoongi le sacudió el cabello con ternura.

-Quizá pueda mudarme yo a tu casa, entonces. Al menos así tu madre estará feliz de tenerte bajo su cuidado.

-¿Te estás burlando de mí?

-¿Un poquito? 

Jimin lo empujó un poco con el hombro, girando la taza entre sus manos y Yoongi retiró las manos de su cabello. Se paró y se acercó a un pequeño mueblecito que Jimin no había visto antes. Dejó allí la taza y rebuscó en un cajón por un cigarrillo y fuego. El menor vió como lo prendía, dejándolo entre sus labios y aspirando de modo que el extremo se consumió deprisa. La expresión de Yoongi al dar la pitada fue casi de dolor, pero luego frunció el entrecejo largando el humor por la nariz y simplemente se vió... Bueno, sensual. No habría otra forma de describirlo.

-El tabaco daña tus pulmones -murmuró Jimin, recibiendo una sonrisa ladeada del mayor cuando éste se sentó nuevamente a su lado sobre el colchón.

-Lo sé -murmuró, dando otra calada al cigarrillo y levantando la mirada hasta su cabello. Soltó el aire por un extremo de la boca y enarcó una ceja-. Necesitas una tintura nueva.

-¿No te gusta este color? -Jimin inconscientemente llevó una mano a su cabeza.

-Sí, pero hace mucho que no decoloras tus raíces.

-Ah... Sí, es verdad. No le he prestado mucha atención últimamente.

-Quizás... Ya sabes, también necesito un poco de tintura -Yoongi lo miró a los ojos, con aspecto de estar medio dormido o... medio drogado-. ¿Quizá podemos ir a la tienda y comprar tintura verde y naranja? 

-Oh, hum... Nunca lo he hecho yo sólo. Siempre voy a la peluquería para ésto.

-¿De verdad? Pues qué pérdida de dinero, yo soy el mejor peluquero de Seúl.

-¿En serio? -Jimin se rió-. ¿Te tiñes mucho el cabello?

-Muchísimo; no te sorprendería que me quede calvo a los treinta -Yoongi pasó nuevamente la mano por el cabello de Jimin, como si fuera realmente un profesional-. He teñido y cortado el cabello de mis dongsaengs varias veces.

-Buau, deberías dedicarte a eso.

-Sí... -respondió vagamente el mayor, dando otra calada al cigarrillo.

-Pues... ¡Me parece una buena idea! Tengo dinero en... -Jimin fue a buscar su campera, pero Yoongi lo detuvo tirando de su muñeca para volverlo a sentar.

-No digas tonterías -le guiñó un ojo y Jimin se quedó con la boca abierta-. Deja que tu hyung se ocupe de ti, Sunshine.

El pelirrojo se relamió los labios inconscientemente, pensando en las fuertes manos de Yoongi sosteniéndolo contra la cama.

-Bueno... está bien, si tú quieres.

Yoongi se rió en voz baja, como si estuviera tratando con un niño, y se puso en pie haciendo un gesto con la barbilla hacia la puerta.

-Vamos.

-Hyung... -comenzó Jimin, pero al ver que el mayor se le quedaba mirando con mucha atención se sonrojó y sacudió la cabeza-. No, olvídalo.

-Siempre dices eso.

-¿Eh?

Yoongi se quitó el cigarrillo de los labios y puso la mano que no lo sostenía sobre su cadera.

-Vas a decirme algo y luego dices que lo olvide y, no, jamás lo olvido. Así que dilo.

-No es nada, de verdad.

-Dilo.

-¡Te reirás de mí!

-No me reiré de ti si es importante.

-Es que no es tan importante...

-Parece serlo, porque no dejas de intentarlo y luego simplemente te censuras -Yoongi ladeó la cabeza como un gatito-. Anda, dime.

-Es que... -Jimin apartó la mirada-. Creo que... -al sentir que Yoongi se le acercaba, no tuvo más remedio que levantar la barbilla y mirarlo a los ojos-. Te quiero.

Yoongi entrecerró los ojos un segundo, como si no le creyera. Luego sonrió, burlón, agachándose para quedar a la altura de sus ojos.

-Creo que también te quiero, Sunshine -dijo, y luego dió otra calada al cigarrillo.



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