My Sweet Prince [Namjin// Yoo...

By Babi_Bu

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GANADORA DE WATTYS 2016 EN SUBCATEGORÍA COMO NOVELA FANFICTION ACLAMADA POR EL PUBLICO Jin no pensaba llevar... More

Atención
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Epílogo
My Sweet Prince
Ya se...
Fanarts
Fanarts pt. 2

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By Babi_Bu

Cuando Hoseok despertó apenas si abrió los ojos, puesto que la luz del sol le pegaba en la cara con una claridad impactante.

-Mmmh... -murmuró, moviéndose como un pulpo entre las sábanas. Entonces, repentinamente, recordó que no estaba solo y sonrió-. ¿TaeTae?

No oyó respuesta, así que se estiró para alcanzarlo y despertarlo pero... 

Abrió los ojos. 

Estaba solo.

Se sentó de golpe en la cama y la encontró vacía a su lado, fría. Miró en todas direcciónes, sacudiéndose el cabello, pero su amigo no se encontraba por ninguna parte. Corrió las sábanas y los acolchados de su cuerpo y salió de la habitación, recorrió el pasillo medio inclinado y avejentado y bajó las escaleras metálicas chirriantes. 

-¡Taehyung! -exclamó, cruzando como una bala por la sala de estar.

-¡Hyung! ¡Aquí! -oyó desde la cocina.

Hoseok suspiró aliviado y frenó al verlo del otro lado de la ventana que separaba la cocina de la sala. Una tira de plantas medio muertas decoraban la pequeña mesita en la parte baja de la ventana, y Taehyung estaba regándolas con un vaso lleno de agua.

-¿Hace cuánto que despertaste? -inquirió el mayor, entrando.

-No mucho -Taehyung dejó de regar las plantas y le dedicó una sonrisa de oreja a oreja-. Lo suficiente para hacer el desayuno, hyung. ¡Estaba a punto de despertarte!

-¿D-despertarme? Pero mi alarma aún no ha sonado, eso quiere decir que son como las... -miró el reloj de la cocina y enarcó las cejas-... seis.

-Eso es -el menor asintió con énfasis y lo empujó hasta la mesa, para luego sentarlo y señalarla con todo su cuerpo-. ¡Tachán!

-Esto... -Hoseok parpadeó, confundido y adormilado aún, y se asombró sobremanera al ver los panqueques apilados uno sobre otros, el licuado de frutas, las tostazas y...-. No puedo comerme todo esto yo sólo.

-Lo sé, es para ambos.

Hoseok se rió cuando el menor se encogió de hombros y comenzó a atacar de su plato. Se veía muy dulce por la mañana, con la cara un poco inflamada y el cabello totalmente parado. 

-Espero que no te moleste que haya usado tu cepillo de dientes -murmuró de repente.

El castaño enarcó una ceja.

-¿Cómo? -preguntó, y al ver que el menor se sonrojaba decidió no decir nada más. 

De alguna manera, estaba muy lejos de resultarle asqueroso. Lo único que pudo pensar era que Taehyung era como un niño: atrevido y adorable.

Sacudió la cabeza y pinchó una porción de la masa llena de miel para llevársela a la boca.

-Mmmmh -saboreó, cerrando los ojos. Cuando los volvió a abrir vió que Taehyung se le había quedado mirando con la boca abierta-. Está delicioso, Tae.

-¿¡Jincha!? ¡Ahhh, me alegro que te guste! ¡Trabajé duro en ellos!

Siguieron comiendo en silencio, porque estaba verdaderamente delicioso. En una ocasión el pelimorado quiso hablar con la boca llena y termino atragantándose en el proceso. Pero, más allá de eso, era una mañana pacífica y cálida y Hoseok se sentía verdaderamente bien. 

-Bueno... tengo que irme -soltó Taehyung cuando hubo terminado de comer, los labios rojos de tanto moverse-. A la universidad -agregó-. Es decir, tengo que ir a casa a buscar los libros y eso.

-Está bien, ¿quieres que te acompañe?

-No, no. Sé que entras a trabajar dentro de un rato y... -el menor se sonrojó y Hoseok sonrió-. Bueno... ¡Me voy!

El mayor le vió prácticamente correr hacia la entrada y suspiró con resignación. Se paró perezosamente de su silla, con la camiseta toda arrugada y pisándose el bordillo de los pantalones, una sonrisita bailoteando en sus labios. Cuando llegó cuando al muchacho le vió algo sonrojado, con la mirada clavada en el suelo, y no supo exáctamente por qué, pero tampoco le preguntó. Abrió la puerta y...

Yoongi, del otro lado, que había estado a dos segundos de meter la llave en la puerta y ahora los miraba con cara de asombro, tenía las mismas pintas que si hubiera ido a bailar toda la noche.

-¿Estás bien? -inquirió Taehyung, tan sorprendido como él mismo, viendo las ropas mal puestas que traía y el cabello totalmente despeinado.

Yoongi le lanzó una mirada tan envenenada al menor que éste se limitó a hacer una reverencia y huír fuera.

-¿Qué hacías con ese? -inquirió el peliverde, empujándolo para meterse dentro de la casa.

-¿Desapareces por días y luego preguntas por mis invitados?

-¿Invitados? Ese niño es amigo de Jimin.

Hoseok se cruzó de brazos y enarcó mucho una ceja. Yoongi apartó la mirada y fue a tirarse en el sofá. Aunque no tuviera unas muy oscuras ojeras bajo los ojos, cualquiera que lo hubiera visto más de dos segundos sabría que a ese muchacho le faltaban horas de sueño.

-Ese niño vino aquí porque estaba preocupado por su amigo, Jimin, que al parecer no se comunicó con él toda la noche; y luego de haberlo visto llorar -Yoongi tomó un almohadón y se lo puso sobre el rostro, pero Hoseok corrió a sentarse sobre su estómago y quitárselo con malicia.

-¡Yah!

-¡Contéstame! ¿Tienes algo que ver? -Hoseok entrecerró los ojos-. Mírame... ¡Yoongi, mírame! -el mayor así lo hizo-. ¿Estás colocado?

-¡Ya suéltame! -Yoongi se removió y Hoseok terminó en el suelo, con cara de pocos amigos.


-Varias horas antes-

-¿Un caramelo? -repitió Jimin, anonadado, tomando el cartoncito entre sus dedos.

Yoongi no supo si ese chico era demasiado estúpido o demasiado inocente, pero de cualquier manera estaba seguro que no era bueno para él ser tan ingenuo. No teniendo un amigo como el peliverde. Aunque para éste último sí que era una buena noticia, así podría divertirse experimentando con el muchachito...

-Ya cómetelo -Yoongi sacó un cartoncito idéntico de la plancha que tenía en un bolsillo y se la puso en la lengua, para luego pegarla al paladar-. Anda, hazlo.

-Esto no es un caramelo, ¿verdad? -Jimin entrecerró los ojos.

¡Un hurra por ti! ¡Muy bien!

-Descúbrelo por ti mismo. Anda -empujó la mano regordeta del menor hacia su boca-. No seas tímido.

El pelirrojo suspiró como si algo le doliera, pero terminó dejándola sobre su lengua. Yoongi sonrió con malicia.

-¿Y cuánto tarda ésto en hacer efecto? -preguntó.

El peliverde comenzó a reírse.


-Se me cae... ¡Hyung! -Jimin se miraba al espejo de pie mientras Yoongi yacía recostado boca arriba sobre su cama, admirando la lámpara que colgaba del techo-. ¡Hyung se me derrite toda la cara! ¡Ahhhh! ¡HYUUUNG!

-¡Ya cálmate, por el amor al cielo! -el peliverde se tapó los ojos porque la luz era demasiado fuerte-. Sal de ahí y ya.

-¡Pero mi cara...! 

-Cálmate.

-¡Ahhhh!

-¡Jimin! -gritó. Pero inmediatamente se arrepintió, porque el menor había dejado de gritar y tal vez él lo había asustado. Destapó sus ojos y se sentó para mirarlo. El pelirrojo lloraba. Sip, lo había asustado-. Lo siento. No llores más. Ven, sal de ahí.

Vió como el pelirrojo se paraba y se frotaba un ojo, acercándose a la cama. Desde esa perspectiva parecía demasiado alto, ¿Jimin era así de alto? No, no. Jimin era más bajo que él sí. Era raro, él siempre era el bajito pero ahora... Ahora se sentía mejor, porque había alguien incluso más bajo que él. 

El muchacho se sentó en la cama, frente a él, y lo miró con los ojos bañados en lágrimas.

-Tu cara no se está derritiendo -murmuró Yoongi.

-¿¡De verdad!?

-Te lo prometo. Ahora, respira profundo -Jimin así lo hizo-. Y exhala lentamente -exhaló con lentitud-. ¿Estas mejor?

-No lo sé, ¿mi cara como está?

-¡Tu cara está bien!

-¡¡¡No me grites así!!! 

El pelirrojo había vuelto a llorar y Yoongi se sintió tan frustrado que quiso llorar también. Pero estaba ésta lámpara, de nuevo, que daba una luz demasiado brillante. Era demasiado, demasiada luz, ¿y si explotaba? ¿Y si hacía chispas? ¿Y si...?

No lo soportó más y corrió a apagar la luz, para luego volver a tirarse sobre la cama e ignorar el hecho de que Jimin había dejado de llorar para mirarlo con curiosidad.

-Hyung... -murmuró. Yoongi lo miró. La luz de luna que entraba por la ventana le bañaba el rostro, parecía una galleta redonda de arroz-. ¿Por qué apagaste la luz?

-Porque me molestaba.

-¿Te vas a dormir ahora?

-No puedo dormir.

-¿Y qué quieres hacer?

-Quiero... -Yoongi volvió a sentarse como si tuviera un cohete en el culo y se puso a pensar con seriedad-. Mmmh... Se me antoja un helado.

-¿De qué sabor? -Jimin levantó las piernas del suelo y las abrazó.

-De limón.

-¡Yo quiero uno de menta!

-¿De menta?

-¡Me gusta la menta! Y además, me hace acordar a ti.

-¿A mi?

-Tu pelo es como... Ohh... ¿Si me lo como, sabe como a menta?

-No lo sé -Yoongi realmente se lo pensó. El tinte decía "verde menta", ¿sabría también a menta?-. No lo creo.

-¿Puedo probarlo?

-¡No quiero quedarme calvo!

Jimin comenzó a reírse a carcajadas, como si hubiese olvidado que hacía cinco segundos estaba llorando amargamente. Él también sonrió, contagiado por su risa. ¿Cómo podía no contagiarse de aquel pequeño ser que se hacía bolita para reírse y echaba la cabeza hacia atrás mostrando una hilera de dientes blanquísimos? Y para colmo tenía una voz demasiado aguda, como de niña. ¡Sí, como de niña! Sin lugar a duda Jimin se le hacía un poco como una niña. Tan tímido, tan sonrojado todo el tiempo. Era de verdad como una niña. Y ahora que lo veía bien, su cuerpo tal vez era como el de una niña, ¿no? Tenía cintura, y sus piernas torneadas. Era... Bueno, si fuera una niña sería linda. Pero como era un chico él no podía decir que fuese linda porque eso era enfermo y asqueroso. Pero si Jimin fuese niña, entonces de seguro le gustaría... Le gustaría mucho. Y ahora que había parado de reírse notó que sus labios eran muy gruesos, como una chica, y sus ojos felinos... como una chica. Era como una chica, en realidad. Realmente se veía como una. Y le pareció linda, o lindo, ya no sabía bien. Pero él no estaba mal de la cabeza, era sólo porque en ese momento se veía como una chica.

-¿Hyung? -murmuró Jimin cuando vió que él se había acercado gateando sobre la cama hasta él.

Yoongi vió como el menor le miraba los labios y se rió, porque seguramente quería besarlo. ¿Querría? ¡Que asqueroso! ¡Dos chicos besándose! Porque aunque tuviera amigos que se declarasen bisexuales jamás les había visto siquiera besándose con algún chico, y de haberlo hecho lo habría encontrado asqueroso. Lo aceptaba, ¡pero era tan enfermo! ¡Era tan enfermo que dos chicos se quisieran! ¡Que se besaran, que se acostaran! ¡Era asqueroso que un chico de tu mismo sexo quisiera tocarte! ¡Horrible! ¡Y que aplastara su pene asqueroso contra tu trasero! ¡Enfermo! ¡ENFERMO! ¡MALDITA SEA, ERA JODIDAMENTE ASQUEROSO! ¡JODIDO HIJO DE PUTA!

-¿Hyung? -repitió el pelirrojo, ahora mirándolo un poco más desconcertado-. ¿Por qué lloras, hyung?

Él no estaba llorando. Definitivamente no estaba llorando. No tenía por qué llorar, él no lloraba, él era un hombre y los hombres no lloras y él no iba a ser menos hombre porque otro hombre lo hubiese violado. ¡No era así! ¡Las cosas no eran así! ¡Él era un hombre! ¡Un hombre! ¡¡¡Un hombre!!!

-Soy un hombre -dijo, al fin, las únicas palabras que salieron de su boca y en forma de murmullo sollozante-. Soy un hombre, Jimin. Un hombre.

-Lo sé -sintió como el menor lo empujaba delicadamente para que se acostase sobre las almohadas y se dejó hacer, internamente complacido por el gesto-. Tus lágrimas son blancas.

-¿Qué?

-Que son blancas. Y por aquí son como más azules -señaló su cara, y Yoongi se apresuró a enjuagárselas con la manga-. No me gusta como me siento, hyung.

-Ya se te pasará.

-Pero no me gusta...

-Jimin -el menor lo miró, a punto de llorar de nuevo, y él tragó saliva para no levantarle el tono-. Ya se te pasará y te sentirás como siempre. Y cuando lo hagas, querrás volver a sentirte como ahora.

-Eso no es cierto. No quiero volver a drogarme nunca más en toda mi vida -el pelirrojo se recostó junto a él y hundió el rostro bajo su axila-. Tengo miedo, hyung.

-Es normal tener miedo -Yoongi levantó una mano distraída y comenzó a acariciar el cabello naranjo-. Lo importante es saber superarlo.

Se sumieron en el silencio hasta que, luego de lo que pareció una eternidad, aunque bien podrían haber sido segundos, Jimin volvió a hablar.

-¿Y tú a qué le tienes miedo, hyung?

El mayor profirió un sonido estrangulado desde lo más profundo de su garganta y cerró los ojos.

-No estoy seguro.

-¿Sabes que tienes miedo, pero no sabes a qué?

-Eso es.

-Qué raro.

-¿Yo soy raro?

-No -Yoongi giró el rostro y vió que Jimin había alzado la barbilla para mirarlo-. No, no eres raro.

El peliverde se quedó sin aire. El rostro de Jimin era pequeño, redondo, dulce y cachetón. Parecía una niña, de verdad. ¡De verdad que sí! Y tal vez hasta era una niña. ¡Tal vez era una niña! Y eso haría las cosas mucho más fáciles. Y ahora, de repente, el muchacho se había incorporado un poco, lo justo para darle un cálido y húmedo beso en la mejilla. Beso que Yoongi sintió como una explosión de sensaciones, que nacieron en su mejilla y fueron hacia todas sus extremidades. Como un chispaso de luces violetas que recorrieron su cuerpo internamente. Y se sintió bien, de verdad. Y aquellos labios carnosos y rojizos estaban muy cerca de su rostro y, por primera vez, no se alteraba de sentirlo tan cerca. Porque, después de todo, era Jimin. Jimin, el pequeño Jimin con voz de pajarito y cuerpo de deportista. Jimin, el que se sonrojaba de nada. Jimin el inexperto. Jimin, el... El dulce Jimin.

-No tengo... nada... -las palabras parecían no querer salir de la boca de Yoongi. O a lo mejor era que le costaba ordenar sus pensamientos.

-¿Qué dices? -Jimin apoyó su mejilla en una mano y entrecerró los ojos, sin dejar de mirarlo a los ojos.

-No tengo nada como tú -Yoongi suspiró y cerró los ojos-. Mi vida es tan... oscura, y tú... No tengo nada como tú. A nadie como tú.

-¿Por qué dijiste eso?

-Porque...

-¿Por qué dijiste -lo interrumpió Jimin- que no eras gay?

El mayor abrió los ojos de golpe.

-Porque no soy gay.

-¿No quieres besarme? -inquirió. Yoongi le miró los labios-. ¿No quieres besarme ahora mismo?

-Si te beso es como... -parpadeó, confundido-. Como un agujero negro, y no podré salir. Y me meteré y luego querré salir y no podré y será horrible.

-Eso es muy horrible -Jimin sacudió la cabeza-. Pero no es cierto.

-Si tan sólo fueses una chica...

Cuando le miró a los ojos, descubrió que en los del menor había dolor. Había un dolor tan agudo y profundo que quiso gritar que parara, porque lo estaba acuchillando con sólo mirarlo así. Sin embargo, al final, Jimin entreabrió los labios y cerró los ojos con lentitud. Como si besara el aire. Como si acariciara a Yoongi pero sin tocarlo.

-Soy una chica... oppa -murmuró-. Bésame.

-Jimin...

-Bésame, oppa...

-Pero...

-Soy una chica -Jimin gimió y Yoongi abrió muchos los ojos-. Por favor, bésame.

Era como una película. De repente todo comenzó a ir demasiado lento. Yoongi se sentó, se acercó a Jimin hasta que sus narices se tocaron, cerró los ojos. Y luego todo comenzó a ir demasiado rápido, tanto que se sintió mal. Y de repente se estaban besando. Los labios cálidos del menor atraparon su labio inferior, y lo succionaron, estiraron, mordieron. A Yoongi le dieron náuseas, porque el otro era un chico, pero luego se le pasó porque el otro era... Jimin. Y siguió besándolo, aceptándolo, engulléndolo. Lo rodeó con los brazos y él hizo lo mismo. Y de repente ya no sabía lo que hacía, todo era un manojo de labios, de saliva, de extremidades y ropa, y sábanas. Y todo giraba como una calecita, o como una ruleta rusa; y nada tenía sentido pero Yoongi seguía besando a Jimin porque era tan malditamente lindo. Y le hacía sentirse bien besarlo. Se sentía bien, tan bien. Tan... bien. Que... Quería... Quería tocarlo, y eso hizo. Buscó a tientas el cinturón de Jimin, y cuando lo abrió éste gimió. Y aquello puso duro al instante a Yoongi, que rebuscó con aún más desesperación dentro de los pantalones de Jimin, hasta encontrar lo que quería.

Y el pelirrojo volvió a gemir, con insistencia, rogándole que lo tocara. Y Yoongi lo hizo, porque se sentía bien. Porque Jimin era pequeño, y dulce, y caliente y tierno. Al mayor le entraron unas enormes ganas de bajar y morder su miembro, pero no podía. No podía separarse de esos labios carnosos que pedían más y más. Yoongi jamás podría dejar de besarlo. Jamás. Él podría vivir allí, alimentándose de su saliva. Su saliva. Metió su lengua en la boca del otro y comenzó a explotar dentro, hasta que Jimin movió su lengua y ambas se encontraron. Y se lamieron, se chuparon, bailaron, se cansaron, volvieron a pelear. Ambos sudaban, la ropa se les enredaba, Jimin gemía moviendo las caderas mientras Yoongi apretaba y movía su mano en torno a su miembro, con furia, con dolor. Porque le dolía. Tocarlo así le dolía. Se sentía bien, pero le dolía. ¿Por qué, por qué le estaba doliendo de ésta forma? ¿Por qué algo dentro suyo le gritaba, le suplicaba, que eso era doloroso? Y sin embargo, no había absolutamente nada que le dijera que parara. Porque él no quería parar. Él necesitaba más, mucho más. Necesitaba sentirlo, quería sentirlo, sentirlo él mismo. Soltó el miembro cálido y se sentó a horcajadas sobre Jimin. Éste lo miraba con los labios húmedos por su saliva, o por la de Yoongi, y los ojos brillantes, y las lágrimas. Jimin estaba llorando y él... Él también estaba llorando, pero eso tenía sentido porque a él le dolía; en cambio a Jimin... ¿A Jimin también le dolería? Entonces sabría lo que se sentía, pero también que no podían parar. Y comenzó a moverse sobre él. Movimientos pélvicos hacia arriba y hacia abajo, mientras la ternura de Jimin se frotaba contra su masculinidad y vientre. Y siguió, y gimió, y gritó. Jamás lo había hecho así. Jamás lo había hecho. Jamás había hecho el amor.

-¡Oppaaaa! -exclamó Jimin, y su espera salió manchando la mano y vientre desnudo de Yoongi, ¿cuándo se había quitado la blusa?-. A-ah, oppa...

-No me llames así -Yoongi se inclinó y mordió el labio inferior de Jimin hasta que éste gimió de dolor-. Soy tu hyung. Respétame, mocoso.

-H-hyung...

-¿Qué has dicho? 

-Hyu... ¡Ahhh! -gritó cuando Yoongi le dió una fuerza palmada en el trasero.

Yoongi exhaló un suspiro, su pecho subía y bajaba con rapidez, y levantó la barbilla. Jimin brillaba. Brillaba como si un aura naranja le cubriera por completo. Brillaba como el sol. Brillaba con una intensidad que quemaba a Yoongi.

-¿Por qué hiciste eso? -inquirió el menor, jadeando.

Al peliverde le subió una ira que no supo de dónde salía. Se bajó del regazo de Jimin y lo giró bruscamente. El trasero enorme y redondo del muchacho quedó a la vista, y él se regocijó al ver su mano marcada sobre la piel morena. Levantó una mano...

-¡Noo, no...! -Jimin hundió el rostro en la almohada cuando Yoongi volvió a azotarlo con fuerza-. ¡Ah!

El peliverde volvió a suspirar, a gemir, aquello lo excitó. Lo excitó demasiado. Jimin sería un chico, pero él aún tenía el poder. Así se sentía al azotarlo: se sentía hombre. Y estaba bien. Eso le sentaba bien.

-Debes comportarte, niño -murmuró el muchacho, volviendo a girarlo para dejarlo boca arriba. Jimin tenía el rostro manchado de lágrimas y los labios más hinchados y rojos de lo normal-. Y nunca contarle ésto a nadie.

-¿Por qué no? ¡Ahhh!

Yoongi había vuelto a darle una palmada.

-¿Me vas a contradecir?

-N-no hyung.

-Así se hace.

Yoongi sonrió y acercó su rostro hacia Jimin, lo ladeó y cerró los ojos. Lo besó. 

Jimin también sonrió, y le correspondió felizmente el beso.

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