Ella (Segundo libro de Cartas...

By elyzaaharu

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Segundo libro de "Cartas a quien un día amé" ❤ La segunda entrega que ha puesto a cientos de person... More

Nota inicial
Capítulo 1 "Desert Eagle, calibre 50"
Capítulo 2 Peligroso
Capítulo 3: Resaca
Capítulo 4: La chica del cabello castaño
Capítulo 5: Cumpleaños
Capítulo 6: Cita con el peligro
Capítulo 7: Psicólogo
Capítulo 8: Ella
Capitulo 8: Ella
Capitulo 9 Cambios
Capitulo 10: Cameron
Capitulo 11: Feliz navidad, Allison.
Capitulo 12: Imbécil
Capitulo 13: Something I Need
Capitulo 14: Ausente
Capitulo 15: Fotografía
Capitulo 16: Impaciente
Capitulo 17: Elizabeth Collins
Capitulo 18: Russo's
Capitulo 19: Descalza
Capítulo 21: A la defensiva
Cast❤️
Capitulo 22: La teoría del pez
Capítulo 23: Delicada
Capítulo 24: Celos
¡Concurso de frases!
Capítulo 25: Hopelessly devoted to you *Parte 1*
Capítulo 25: Hopelessly devoted to you *Parte 2*
Capítulo 26: Todo tuyo
Capítulo 27: Expuesto
Capítulo 28: Insomnio
Capítulo 29: Valiente
Espacio para preguntas <3
Capítulo 30: Infierno *Parte 1*
Capítulo 30: Infierno *Parte 2*
Capítulo 31: Unión Familiar
Capítulo 32: La chica ideal
Capítulo 33: Feliz cumpleaños, castaña
Capítulo 34: Hospital
Capítulo 35: Mi ángel
AVISO
Venta de ejemplares
Capítulo 35: Para siempre FINAL

Capitulo 20: Rayo de luz

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By elyzaaharu

Capitulo 20

Rayo de luz

Amaneció más frio de lo normal. Desperté recordando fragmentos de la noche anterior y pude sentir en mis dedos aún la piel fría de Elizabeth. La llamada con Alex de cierta manera me tranquilizó y me hizo regresar al planeta pues estaba ardiendo de coraje. ¿Cómo mierda Elizabeth había permitido que un imbécil se diera el privilegio de tratarla así y dejarla sola?

Bajé a desayunar y Mike ya estaba en la cocina terminando de preparar el almuerzo mientras leía el periódico y terminaba de preparar la mezcla para los waffles.

—¿Qué pudo haber sucedido ayer en menos de una hora para que llegaras de malhumor? —preguntó mientras seguía batiendo y me señalaba la alacena para que sacara un par de tazas—Aún falta servir el café.

—La encontré descalza—le dije mientras abría la puerta y alcanzaba las tazas—ni quisiera recordarlo, me hace enfurecer de solo pensar en ello.

—¿Descalza? —dijo al seguir batiendo y preparar la wafflera—¿cómo así?

—No sé mucho al respeto o porqué lo estaba, pero solo sé que estuvo con el imbécil de su ex novio.

—¿Y el tipo la dejó irse? ¿así sin más?

—Así sin más—comenté al servir los cafés y dejarlos en la mesa—¿Qué más falta?

—Sacar platos y servir el almuerzo, yo pondré los waffles y está listo. Ayer decayó mucho el clima. Seguramente agarrará una tremenda gripe.

—Dalo por hecho—agregué mientras dejaba los platos en la mesa ya servidos y buscaba un par de cubiertos—todavía no puedo creerlo Mike, estaba recargada en una barda con la mirada bastante perdida. Te juro que no entiendo que estaba pensando ese pedazo de mierda para dejarla ir.

—Tuvo que pasar algo bastante fuerte para que la dejara irse y no ir detenerla.

—La detuvo. Pero ella se negó.

—¿Porqué se negaría? —Preguntó mientras cerraba la wafflera y el choque de temperaturas hiciera ruido—es obvio que tenía sus motivos para pedir que la dejase ir sin detenerla.

—La humillo.

—¿Dónde están quedando los valores en estos tiempos? ¿humillarla? Cuando salía con tu madre y se molestaba por algo hacía hasta lo imposible por solucionar las cosas y que todo estuviera bien. Bueno hasta la fecha lo sigo haciendo.

—Yo todavía no puedo creerlo, necesito saber quién es ese imbécil. Las cosas no se quedarán así, Mike.

—Allison... —dijo con su tono de advertencia—

—No, Mike. Ese imbécil tiene que saber que Elizabeth no está sola. No puedo permitir que le haga daño una sola vez más.

—¿Pero has pensado en ella? ¿cómo crees que se sentiría si le reclamas o le haces algo a su ex novio?

Me dejó sin palabras y di un gran trago al café.

—En este justo momento me está importando muy poco lo que ella piense o le haga sentir si le hago pagar a ese idiota por lo que le hizo.

—Adolecentes—negó antes de dar un tragó al café y la campana nos anunció que estaban listos los waffles—te toca.

Dijo casi al instante para librarse y le lancé una mirada asesina.

—Hablemos de cosas positivas antes de que piense en enlistarte en el ejército y hacer que no te metas en problemas—dijo burlándose—¿Ya hablaste con ella?

—Quise llamarle cuando desperté, pero quiero dejarla descansar, seguramente está cansada y algo afectada aun por lo de ayer, además; está con sus amigas y no quisiera interrumpir.

—Muy bien pensado, regla número uno, para evitar que sus amigas te odien hay que respetar ese tiempo que comparte con ellas—comentó y comencé a reír al recordar la noche anterior—

—Ayer me sentí expuesto frente a ellas—di un mordisco al waffle y tomé un trozo de tocino—pero no te puedo negar que me sentí tranquilo al saber que se cuidan entre ellas.

—Así son las mujeres hijo, podrás derribar edificios, pero nunca a un grupo de amigas.

En ese momento el celular en mi bolsillo comenzó a sonar y era un mensaje de Liam.

"Futbol hoy a las tres en la cancha Richard's. No acepto un no por respuesta"

"Perfecto. ¿Quiénes van?" Contesté de inmediato.

"Los chicos y el equipo contrario. Prepara tus cosas nos vemos en unas horas" Respondió

"Nos vemos allá" Le dije.

—¿Hoy estás ocupado en la tarde/noche? —preguntó Mike—

—Más tarde iré a jugar futbol con los chicos y después de ello me gustaría ver a Elizabeth, pero de lo segundo no estoy seguro.

—¿Por qué no?

—No sé su dirección, pero ese no es impedimento, sé que de alguna manera la conseguiré.

—Estaba a punto de decirte que me sorprendía que eso para ti fuese un impedimento.

—Nunca y menos cuando se trata de mi castaña.

Sin decir nada se acomodó en su asiento. Estaba contento.

—Si estás libre por la noche, necesito apoyo con unos diseños.

—Claro, te ayudo.

Pasé la mayoría de las horas terminando de leer un par de capítulos de Inferno y buscando mi ropa para irme a la cancha de futbol. Hace tiempo que no nos reuníamos para un partido improvisado y eso me hacía emocionarme, aunque estaba algo oxidado que se mis habilidades no se habían ido.

Llegué a la cancha y los chicos ya estaban calentando, dejé mis cosas en una de las gradas y me comencé a abrochar las cintas de los tenis cuando escuché a Alex que desde el centro de la cancha estaba gritándome. Se le veía emocionado. Pero sé que se trataba del entusiasmo que sentía por saber todo sobre la noche anterior.

Antes de comenzar el juego nos reunimos y estábamos charlando de cualquier cosa hasta que Alex tocó el punto de mi hermosa castaña y todos comenzaron a decir tonterías.

—El paquete completo—dijo Alex mientras se burlaba—por cierto, ¿sus amigas no te intentaron linchar?

—Para nada—agregué satisfecho—son agradables, sobre todo una de ellas. Supongamos que es como tú,

—¿La latina? —preguntó Liam—¿estaba con ellas?

—Si, estaban sus cuatro amigas—contesté—

—¿Latina? —Preguntó Kenneth—Solo conozco una latina bastante sexy y está en la Preparatoria Robston, se llama Marcela Rodríguez ¿hablamos de la misma? —preguntó—

—Así es, ella es amiga de Elizabeth, entonces ¿la conoces?

—¿Qué si la conozco? Mierda sí, ¡es mi amiga! Esa chica, joder...

—¡Eh! ¡Imbécil! A la latina nadie le diga nada, está apartada imbéciles —comentó Liam— yo la vi primero.

—En teoría yo la vi primero—contestó Alex—pero estoy bastante seguro que no es mi tipo—

El camino se me iluminó y no pude evitar decirlo.

—¿Conoces a Elizabeth? —le pregunté a Kenneth—es la hermosa chica de cabello castaño, mirada penetrante y...

—El gnomo del grupo—dijo Alex y todos comenzaron a reír—la más pequeña de todas.

—Cállate, imbécil—le di un golpe—es perfecta.

—Si, conozco a Elizabeth. No tenía idea de que ella te gustara. ¿cómo la conoces?

—Es una larga historia, ¿tienes idea de cuál es su dirección?

—No, no tengo idea.

—Mierda, bueno... ¿tendrás el número de Marcela? —pregunté esperanzado—

—Lo tenía, pero perdí mi antiguo celular con todos mis contactos y desde entonces no he visto a Rodríguez—agregó y yo perdí toda esperanza—pero, conozco a alguien que seguramente lo tiene—dijo y tomé nuevamente la esperanza que acababa de dejar ir—sacó su celular y tecleo algo—le enviare un mensaje a un amigo, espera.

Pasaron unos cuantos minutos, todos se comenzaron a dispersar para tomar sus posiciones y empezar el juego mientras yo seguía esperando que Kenneth dijera algo. Antes de que el balón tocara el piso me gritó y sin pensarlo corrí hasta la banca donde estaba sentado abrochándose las cintas.

—Apunta—dijo y sin pensarlo corrí hasta mi maleta para sacar mi celular. Me dijo uno a uno los números y mi corazón comenzó a latir fuertemente—Marce es una chica difícil, trata de no arruinarlo.

—Todo está controlado—comenté mientras guardaba su número en mi agenda y una sonrisa se dibujaba en mi rostro—gracias K.

—No hay de qué. No tardes ya les quiero patear el trasero.

—En un momento voy—comenté sin verlo pues estaba a punto de comenzar a teclear un mensaje—

"¿Marcela Rodríguez?"

Escribí después de pensar mil maneras de redactar el mensaje.

"¿Quién eres?"

Respondió.

"Allison Thomas"

Teclee esperando su respuesta. Pero pasaron un par de agonizantes minutos y no había respuesta alguna hasta que mi celular comenzó a vibrar y el nombre de Marcela apareció en la pantalla.

—Sé exactamente para que me enviaste ese mensaje—me dijo antes de que pudiera saludarla—

—Al menos conoces mis intenciones.

—No te preguntaré nada por llamada. ¿Dónde estás? —preguntó y la sangre se me congeló—

—¿Me vas a linchar? —pregunté antes de reírme—

—Eso ya lo veremos después de que respondas algo.

—Estoy en el campo de futbol Richard's.

—Bien, llegaremos en unos cuarenta minutos.

—¿Llegaremos? —pregunté confundido—¿acaso viene Elizabeth?

—Para nada, no le digas nada o estás muerto—y colgó—

Me quedé viendo la pantalla del celular completamente confundido hasta que una botella vacía me golpeo el hombro izquierdo para que prestara atención.

—Muévete, thi—me gritó Alex—el partido ya comenzó.

—Voy—bastante confundido lancé el celular al interior de la maleta y corrí hacia el interior del campo—no sé qué rayos con Marcela—le dije a Kenneth.

—¿Qué te dijo?

—Dijo que llegaría en unos minutos.

—¿Qué? —dijo en seco— amigo, estás muerto.

Sin contestar nada comenzamos el juego y simplemente no podía concentrarme pues volteaba cada cinco segundos al estacionamiento esperando que alguien llegara, pero nadie se aparecía hasta que escuché la alarma de un auto asegurarse y voltee. Cuatro chicas se iban bajando de un sentra color guindo modelo 2008. Al momento pude reconocer a Marcela y las demás chicas. Joder, realmente era hombre muerto. Le grité a Alex que salía del juego y me hizo una seña de que estaba bien. Salí del campo y me acerqué a ellas quienes tenían una expresión bastante tranquila.

—Hola—les dije—

—Necesitamos hablar contigo—agregó Marcela—¿tienes tiempo?

—Claro—conteste mientras las seguía a las gradas donde se habían sentado—¿pasa algo?

—Pasa todo—dijo creo la chica que le dicen Bunny—

—¿Qué sucede—pregunté—¿le pasó algo a Elizabeth?

—Eso lo sabrás en un momento.

—¿Por qué tanto misterio? —pregunté—

—Te tengo una sola pregunta—agregó Ariana—¿qué pretender con todo este interés hacia Elizabeth?

—¿Cómo? —pregunté confundido—¿Qué que pretendo? No entiendo.

—Si—dijo Marcela—¿qué intenciones tienes con ella? ¿porqué tanto interés?

—¿Me estás preguntando que porqué tengo tanto interés en ella?

—Creo que es obvio, ¿no? —preguntó Sophie—

—Mira... no te quiero juzgar antes de tiempo, se ve que eres un buen tipo, me prometí a mí misma que ya no formaría juicios sin antes conocer realmente a las personas, pero... ¿qué pretendes con todo esto? A mí nadie me vuelve a ver la cara de tonta.

—Pretendo estar cerca de ella, no es ni una tontería ni tengo intenciones de mentirles.

—¿Para qué? —preguntó Ariana—¿para que quieres estar cerca de ella?

—Para cuidarla, conmigo no tienen nada que temer. Se los aseguro.

Marcela soltó un bufido y rodó los ojos.

—Ya se me ese cuento.

—No es ni un cuento—me sinceré—realmente me interesa cuidarla.

—Elizabeth es una persona que ha sufrido demasiado y créeme que lo último que necesitamos es que un idiota venga a derribar todo lo que hemos reconstruido en este tiempo.

—¿Sinceramente creen que le haría daño? No podría...

—No más del que ya le hicieron, pero eso no justifica el hecho que desconfiemos de ti.

—¿Su ex novio?, sé que no me conocen—dije sinceramente—pero yo sería incapaz.

—A ese imbécil ni me lo menciones—agregó Ariana algo furiosa—es un completo idiota que no se tocó el corazón ni un poquito antes de destrozar a Lizzy.

—No te diré su nombre—comentó Marcela—pero solo te puedo decir que ese idiota destrozó el corazón de Elizabeth de la peor manera posible, fue un maldito cobarde que solo se puso los pantalones para decirle todas esas cosas horribles al terminar la relación.

—¿Qué fue lo que le hizo?

—No somos nadie para decirlo, pero te advertimos una cosa. Nosotras no damos segundas oportunidades y ya fue suficiente de reparar los platos rotos que dejan los idiotas que no saben valorar a las personas. Que quede claro que no es queja, amamos cuidarnos unas a otras, pero no por eso permitiremos que lastimen a una de nosotras.

—No hará falta que me la den pues no desperdiciaré esta primera.

—Eso ya lo veremos—advirtió Marcela—

—¿Cómo está ella?

—La dejamos en su casa dormida, apenas y despertó para despedirnos.

—¿Creen que se haya enfermado? —pregunté—me gustaría verla.

Se quedaron viendo unas a otras y sin contestar a mi pregunta, Marcela habló.

—¿Te puedo decir algo?

—Adelante—dije—¿qué pasa?

—¿Qué tanto te interesa Elizabeth?

—Más de lo que pueden imaginar, créanme. Me gustaría verla el día de hoy y ver como se encuentra y si puedo ayudarle en algo.

—Y me imagino que no tienes su dirección—comentó Bunny al cruzarse de brazos—la quieres ¿cierto?

—Justamente para eso te localicé—le dije a Marcela—no les pido nada más.

—Kenneth, ¿cierto?

—Sí, me comentó que tiene algún tiempo de conocerte—dije al señalar la cancha—está jugando.

—¿Está aquí? Tengo mucho de no verlo—comentó al echar un vistazo a la cancha—en fin—dijo al suspirar—que dios nos agarre confesados si esto en el futuro es un gran error—dijo en español y sin pensarlo dos veces le contesté—

No lo será—y se sorprendió ante mi respuesta en su mismo idioma—me encargaré de que no lo sea, les juro que lo hago con la más buena de las intenciones, jamás pensaría en hacerle daño.

Sacó un pequeño post-it de su bolso y escribió algo en el para entregármelo.

—Si todo se va a la mierda, ni pienses en involucrarnos—advirtió al extender el papel—nosotras no sabemos nada, no te dimos su dirección y mucho menos tuvimos esta conversación, ¿estamos?

—Estamos—le aseguré al tomarlo—estén tranquilas, lo último que pensaría es hacerle daño a Elizabeth.

—Recuerda, no damos segundas oportunidades—dijo Sophie—Buena suerte y repito lo que dijo Marce, esto jamás sucedió. Si llega a preguntar diremos que la mitad de esto sucedió por textos.

—Entendido, muchas gracias—dije al levantar el pequeño papel—en serio se los agradezco.

—Suerte, chico—dijo Bunny—Elizabeth necesita que después de tanto sufrir algo bueno llegue a su vida.

—Les aseguro que así será.

Sin decir nada más se despidieron y me quede viendo fijamente el pequeño papel con la dirección de mi hermosa castaña, joder, lo tenía en mis manos. Corrí hacia la cancha y le grité a Alex para que volteara a verme mientras yo ondeaba orgullosamente el pequeño papel en mi mano.

Varias horas más tarde, después de anotar dos goles y terminar un gran juego me dirigía a casa mientras llamaba a mi madre pues después de tanto tiempo necesité de su apoyo para algo que estaba preparando para Elizabeth. Llegué a casa y mi madre ya estaba esperándome para ayudarme con lo que tenía pensado hacer. Durante mi camino a la ducha comencé a deshacerme de mi ropa pues no quería perder más tiempo; salí de la ducha y busqué algo cómodo para estar en casa y bajé rápidamente a la sala pues mi madre estaba sola.

—No tardaste nada en tomar esa ducha—dijo al ponerse de pie y dejar su bolso de lado—seguramente te duchaste tan bien como lo hacías cuando estabas pequeño y dejaba que lo hicieras por ti solo.

—¿Era un desastre? —pregunté mientras terminaba de secarme el cabello con la toalla—

—El peor de todos—comentó entre risas mientras nos encaminábamos a la cocina y sus tacones resonaban por toda la casa—te tardabas menos de cuatro minutos y cuando me gritabas que ya habías terminado, iba a verte y aun tenías jabón y shampoo en la cabeza.

Comencé a reir y le alcancé un delantal para que lo tomara.

—No pensé que aún lo conservaran—dijo en referencia al delantal—hace tanto tiempo que no lo veía.

—Cuando te marchaste Mike lo lavó y guardó para que no se maltratara—comenté y volteo a verme bastante seria—desde entonces no lo habíamos movido de ese lugar—sin decir nada comenzó a buscar en la alacena y seguí hablando—él te ama.

—Y yo lo amo a él—volteo a verme y su expresión era seria—pero las cosas despacio—dio un gran suspiro y cambió su postura—entonces, cuéntame todo sobre esa chica, ¿qué es lo que necesitas exactamente?

—Bueno... necesito algo que evite que enferme terriblemente de gripe.

—Ya veo, necesitamos un té que la relaje, evite que si va a tener una severa gripe sus defensas bajen y haga que pueda respirar bien, ya sabes para eso de sus pulmones.

—Ajá—dije llenando la tetera—¿entonces que necesito?

—Si mi mente no me falla, en la tercera puerta encontraré lo que necesito—caminó hacia ella y la abrió—bingo, aquí está—estiró el brazo hasta el fondo y sacó un frasco con unas hierbas—si algo aprendí perfectamente de mi madre fue utilizar las hierbas con su poder medicinal. Te aseguro que esto la hará sentir muchísimo mejor ¿dices que probablemente tenga gripe?

—Sí, eso creo, perfecto, entonces dime que hacer.

—Bien, hay que poner a hervir agua, busca la miel natural de abeja que se supone debe de estar en aquella puerta—señaló—esperar a que esté hirviendo y meterlas para que ellas hagan su trabajo por si solas. Después de ello, la verterás en un vaso o termo, donde pienses llevarlo y le pondrás un toque de miel.

—Veamos, agua, hierbas, termo y miel—dije repitiendo—me queda claro—comenté al subir la flama de la llama y recargarme en la alacena

—Es especial para ti, ¿cierto?

—Si, demasiado, me interesa mucho estar cerca de ella.

—Eres idéntico a tu padre.

—¿Tú crees?

—Por supuesto que sí, fue lo que hizo que me enamorara de él; desde el principio siempre estuvo al pendiente de mí y cuidado mi salud y bienestar—dijo al recargarse a un lado mío— te aseguro que este gesto tan amable ella siempre lo atesorará.

—Eso espero... me gustaría que las cosas con ella salgan bien.

—Si te esfuerzas puedes lograr lo que tú quieras, hijo.

Antes de poder contestarle escuchamos la puerta principal abrirse y me moví en esa dirección al instante.

—¿Hay alguien en casa? — escuché a Mike decir—

—Acá estamos, en la cocina—le contesté y lo escuché acercarse—

Se asomó y al ver a mi madre sus ojos se abrieron, para él fue una sorpresa verla en casa.

—¿Siendo cómplice de algo? —le preguntó—

—No te lo puedo negar, estoy siendo cómplice de un gesto bastante lindo.

—¿De que se trata? —dijo al saludarla y acercarse a la estufa—¿prepararán algo?

—Té, para Elizabeth—contesté—

—¡Ah! Ya lo veo, ya lo veo—volteo a verme mientras levantaba ambas cejas—vas con todo campeón, fácil te anotas unos veinte puntos en el marcador—dijo y comencé a reír—ser atento es una de las principales cosas que hacen que una persona se enamore de ti.

—Fue exactamente lo que le dije—agregó mi madre—está siendo bastante lindo.

De pronto me di cuenta que comencé a sobrar en esa conversación y me escabullí rápidamente a mi habitación para buscar algo de ropa y prepararme para ver a Elizabeth. Solo pensar en eso me hacía sentir nervioso. Al escuchar que mi madre me llamaba para avisarme que el agua había comenzado a hervir bajé rápidamente y seguí sus instrucciones mientras me explicaba como separar algunas hojas y meterlas en el agua, preparé un pequeño vaso termino y una pequeña base para colocarlo y evitar que se derramara. Esperé diez minutos a que las hojas se humedecieran por completo y soltaran todos sus nutrimentos y después lo vertí en el termo para agregar un poco de miel como me había indicado mi madre, pues no quería molestarla, estaba en la sala charlando con Mike y nada me hacía sentir mejor.

Subí a mi recamara para tomar el post-it con la dirección, peinarme, ponerme unos jeans y colocarme un suéter. Bajé y tomé una bolsa en donde metí un pequeño paquete de klennex, un par de pastillas para el resfriado y la base con el termo del té. Estaba listo para ver a mi hermosa castaña y ayudarla un poco a que se sintiera mejor. Le avisé a mis padres que estaba listo para ir a verla y me desearon la mayor suerte del mundo mientras ellos tomaban café en la sala y charlaban un poco.

Después de perderme un poco con la dirección y con ayuda de mi GPS y la pésima recepción que estaba teniendo en ese momento pude llegar a casa de Elizabeth. Era una casa con un excelente porche con un pequeño columpio. Entre me debatía como hacerle saber que estaba frente a su casa, no sabía si caminar directamente a la puerta y llamar a la misma, enviarle un mensaje o llamarle casualmente para decirle que misteriosamente estaba frente a su casa con un té que me sobrara y un abrazo queriendo ser dado. Pero joder, no. De solo pensarlo me estaba quedando con la segunda opción.

"Sal de casa, quisiera verte y decirte que me tienes jodidamente enamorado. PD: te traje algo de té y un abrazo"

No. Allison. Borra eso. pensé.

"¿Estás en casa? Casualmente pasaba por aquí; te traje algo de té y quisiera darte un abrazo"

No. Tampoco eso. Pensé nuevamente.

"Te apuesto que aun sigues dormida"

La peor de todas las opciones, pero al menos podía evitar que me mandara por un tubo con mi romanticismo acelerado. Presioné en enviar y nerviosamente esperé su respuesta mientras cuidaba que los vecinos no me vieran con actitudes sospechosas.

"Apuesta perdida, la verdad es que los domingos resulto ser bastante productiva"

Me reí con su respuesta y una sonrisa se dibujó en mi rostro, al menos no había molestado su sueño.

"Mientes, seguro que sigues en cama"

Escribí para retarla.

"No sabes lo equivocado que estás"

Respondió

"Demuéstramelo, estoy frente a tu casa, sal."

Escribí y me preparé para salir del auto.

"Tonterías, es obvio que no estás aquí"

Dijo y estaba bastante seguro que no se quedaría con la duda de saber si hablaba con la verdad.

"Averígualo por ti misma"

Tecleé y rápidamente salí del auto. Estaba ansioso por verla. Cerré el auto y me recargué del lado del copiloto esperando que saliera de su casa. Después de aproximadamente un minuto una larga melena castaña se asomó por la puerta y la luz del atardecer hicieron que su cabello se viera más claro de lo normal, verla de esa manera hizo que mis ganas de gritarle lo hermosa que se veía crecieran dentro de mí. Caminé y vi que metió un poco su cuerpo para después nuevamente salir y cerrar la puerta tras de ella. Joder, se veía hermosa con ese pijama celeste de conejitos, aún estaba usando mi suéter el que debo de recalcar le quedaba bastante grande y la hacían ver más pequeña de lo normal. Dio unos cuantos pasos en mi dirección para quedar en el borde de las escaleras mientras yo me planeaba como comenzar la conversación.

—Te ves bastante mal—comenté y esperé que su furia se desatara, quería verla arrugar su frente—

—Gracias, que lindo—lanzó una mirada de desprecio—Tú también te ves muy bien el día de hoy.

—Solo bromeo, Elizabeth—comencé a reír y me acerque a ella—Ahora que lo pienso, es interesante verte de esta manera.

—¿Hecha un asco y muriendo de gripe? —preguntó—

—Exactamente, así que para ello te he traído un té—comenté mientras levantaba la bolsa—según mi madre es bastante bueno para esas cosas de la gripe.

—No tenías por qué molestarte—sacó un klennex del bolsillo derecho, lo puso en su nariz, y agradecí por haber metido un paquetito nuevo en la bolsa—en realidad no tenías que hacerlo.

En ese momento volteo a ver el columpio mecedor que estaba a nuestro lado y me encaminó.

—Entonces—dije al momento de tomar asiento—puedo ver que el suéter ha servido para algo—comenté para romper un poco el hielo—toma. —abrí la bolsa y le entregué el té para que comenzara a beberlo—

—Bueno...—dijo al tomarlo y dar un sorbo—yo...

—No necesitas decir nada—la tranquilicé—la verdad es que se ve bien en ti.

—Mañana estará de nuevo en tus manos—comentó—Te lo daría en este momento pero es seguro que si lo usas, mañana despertarás peor que yo.

Oh no, lo último que quería es que me lo regresara. La verdad es que quería que se sintiera cómoda con él y lo conservara.

—Puedes quedártelo, se ve mucho mejor en ti.

—¿Qué? —volteó a verme cuando dije eso—claro que no me quedaré con él, es tuyo, deja de decir tonterías.

—No, en serio, puedes quedarte con él—le insistí—tiene una historia bastante interesante—dije al recordar cuando mi abuela me contó aquella interesante aventura que tuvo al intentar conseguirlo—

—¿Algo así como un regalo de una ex novia? —comentó y no pude evitar reír al voltear a verla—.

—¿Qué? —seguí riendo—si te refieres a que mi abuela es mi ex novia, entonces sí, ella me lo regaló.

Maldijo a lo bajo y su cara se encendió. Estaba completamente avergonzada y mi impulso por querer abrazarla regresó.

—Ah, lo siento.

—No te preocupes, es un buen regalo de navidad.

—Entonces, si es un regalo de tu abuela, ¡menos me lo puedo quedar!

—Los abuelos siempre me regalan ropa o cosas, la abuela siempre tiene un nuevo gorro tejido para mi cada vez que la visito —dije para calmar sus ánimos y aceptara—

—Creo que eso de tejer se les da bien a las abuelas—dijo entre risas y se acomodó un riso—mi abuela hace lo mismo.

—Algo así como una conspiración hacia los nietos—y comenzó a reir—sabe bastante bien el té—comentó mientras daba otro sorbo—

—Bien, estoy por analizar el hecho de que estés afuera de mi casa, sentado en mi porche y bebiendo té conmigo—agregó y voltee a verla—no es de lo más normal que digamos, pero lo puedo superar. Ahora si—volteo a verme y su expresión cambió a seria—dime como conseguiste mi dirección.

—La verdad es que es bastante secreta esa información—dije al reírme—

—Hablo en serio—agregó—Acéptalo, no es normal.

—¿Te refieres a que un compañero de clase no te puede visitar siendo que la noche anterior te vio en una situación no muy buena?

—Sí, me viste hecha un desastre—comentó al rodear con su dedo índice la tapa del termo—pero eso no justifica el hecho de que estés aquí, conmigo; tiene que existir otro motivo.

Quería estar contigo. pensé

—Solamente quería saber cómo estabas—agregué mientras me contenía para decirle lo que pensaba—Y por lo que veo estás bastante mal, te enfermas demasiado pronto.

—Dejemos mis problemas de salud de lado—agregó—Dices que estás aquí solamente porque querías saber cómo estoy y por lo que has visto estás más que seguro que no estoy nada bien, ahora sí, habla, dime quien te dio mi dirección—estaba claro que no se daría por vencida, verla un tanto enojada la hacía ver tierna—

—Ya te lo he dicho—le insistí— información secreta.

—Habla o...—volteo a verme y solo quise besarla—

—¿O qué? —la reté al acercarme a ella—

—¡HABLA!

—Solo te lo diré si mañana me acompañas a cenar—le dije mientras la miraba fijamente—

—¿Por qué quieres que te acompañe a cenar? ¿Acaso no cenas en tu casa con tus padres? —preguntó algo extrañada—

—Bueno...si vas conmigo lo podrías descubrir.

—Entonces dices que si te acompaño a cenar me dirás quién te dio mi dirección— asentí ante lo que decía, aunque no planeaba decirle nada—¿Y me contarás porqué tanto afán de que te acompañe a cenar?

—Exactamente.

—Eres raro, Allison—se sinceró y yo sonreí, ella no tenía idea—¿porqué no solo decirlo ahora?

—Digamos que me agrada tu compañía—le dije—la vez que fimos a cenar fue bastante divertida.

—¡Prácticamente fue un interrogatorio! —agregó y yo reí—

—Uno bastante divertido—agregué y sentí como el celular en mi bolsillo comenzaba a vibrar, estaba seguro que era Mike esperando a que llegara a casa para comenzar a ayudarle con su trabajo—Bueno... me voy, tienes que descansar y yo aún tengo unos pendientes por hacer con Mike.

—¿Mike? —preguntó extrañada al ver que me puse de pie, si no me movía no habría fuerza que me hiciera irme de su lado—

—Mike es mi papá.

—Oh... entonces

—Entonces me voy, cuídate Elizabeth y abrígate bien—reprimiendo mis ganas de abrazarla toqué su hermoso cabello, volteé a verla fijamente para que estuviera seguro de que estaba con ella cuando me necesitara y salí corriendo, estaba huyendo de mis ganas de quedarme con ella si fuese posible toda la tarde y más—

Subí al auto y pude ver como seguía viéndome analizando todo lo que acaba de suceder mientras sostenía el vaso en sus manos. Joder, ojalá le hubiera dado ese beso. Pensé.

¡INTENTO #6124209358 DE ACTUALIZACION! MIS HERMOSOS LECTORES, WATTPAD ME ESTÁ SACANDO CANAS VERDES :( SI AHORA SI PUEDEN VER ESTO POR FAVOR DE ESCRIBIR LO VEO!

PD: QUIEN HAGA MÁS COMENTARIOS EN ESTE CAP, LE DEDICO CON TODO MI LOVE EL PROXIMO <3 


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𝟏 y 𝟐temporada ⤷ᵖᵘᵉᵈᵉⁿ ᵉⁿᶜᵒⁿᵗʳᵃʳ ˡᵃ 3ᵗᵉᵐᵖ ᵉⁿ ᵐⁱ ᵖᵉʳᶠⁱˡ⤶ ❗️LÉEME❗️ ☞si la historia no es de su gusto simplemente ignorela nadie le está obligado...