Ella (Segundo libro de Cartas...

By elyzaaharu

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Segundo libro de "Cartas a quien un día amé" ❤ La segunda entrega que ha puesto a cientos de person... More

Nota inicial
Capítulo 1 "Desert Eagle, calibre 50"
Capítulo 2 Peligroso
Capítulo 3: Resaca
Capítulo 4: La chica del cabello castaño
Capítulo 5: Cumpleaños
Capítulo 6: Cita con el peligro
Capítulo 7: Psicólogo
Capítulo 8: Ella
Capitulo 8: Ella
Capitulo 9 Cambios
Capitulo 10: Cameron
Capitulo 11: Feliz navidad, Allison.
Capitulo 12: Imbécil
Capitulo 13: Something I Need
Capitulo 14: Ausente
Capitulo 15: Fotografía
Capitulo 16: Impaciente
Capitulo 17: Elizabeth Collins
Capitulo 18: Russo's
Capitulo 20: Rayo de luz
Capítulo 21: A la defensiva
Cast❤️
Capitulo 22: La teoría del pez
Capítulo 23: Delicada
Capítulo 24: Celos
¡Concurso de frases!
Capítulo 25: Hopelessly devoted to you *Parte 1*
Capítulo 25: Hopelessly devoted to you *Parte 2*
Capítulo 26: Todo tuyo
Capítulo 27: Expuesto
Capítulo 28: Insomnio
Capítulo 29: Valiente
Espacio para preguntas <3
Capítulo 30: Infierno *Parte 1*
Capítulo 30: Infierno *Parte 2*
Capítulo 31: Unión Familiar
Capítulo 32: La chica ideal
Capítulo 33: Feliz cumpleaños, castaña
Capítulo 34: Hospital
Capítulo 35: Mi ángel
AVISO
Venta de ejemplares
Capítulo 35: Para siempre FINAL

Capitulo 19: Descalza

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By elyzaaharu


Capitulo 19

Descalza

Encontré a los chicos sentados en las escaleras principales del Instituto esperando que todos estuviésemos reunidos para tener nuestra típica charla matutina, estos al verme bajar del auto comenzaron a codearse y sabía que comenzarían con sus idioteces y querrían cada detalle de la cena con mi hermosa castaña.

—¡Pero miren quien nos deslumbra con su enorme sonrisa! —gritó Alex al extender los brazos al verme llegar—¿Chicos donde dejé mis gafas?

—¿Es su sonrisa o algún anuncio panorámico? —dijo Derek al taparse los ojos y yo comencé a reír desde lo lejos—

—No es por nada, pero al verte ya me siento un poco enamorado—agregó Liam—

—¿De donde demonios sacan tantas estupideces? —comenté al comenzar a saludarlos—No hay nada de diferente en mí.

—¿A no? —preguntó Erick—¿Y esa sonrisa que ni con la peor jodida noticia del mundo podrían quitarte?

—Es solo que es viernes.

—Ajá, viernes. En realidad, quisiste decir, "Es solo que es Elizabeth"

—Elfo doméstico, querrás decir—agregó Alex esperando mi reacción y yo me lancé sobre el para hacerle pagar lo que decía sobre la estatura de mi hermosa castaña—¡Joder thi me arruinas el saco! —dijo entre risas al saber que lo tomé de buena manera— tienes que admitir que es bastante baja su estatura.

—¡Retráctate imbécil! —le dije ya riéndome—No es tan pequeña de estatura

—No hasta que admitas que le hizo falta crecer—dijo cubriéndose de mi apretón y golpes—vale, vale, sabes que es joda. Te gusta a ti y estás en todo tu derecho de enamorarte de una niña de primaria.

—Jódete, Alex. —dije al liberarlo y acomodarme el chaleco que se había desabrochado—

—¿Qué haremos hoy en la noche? —preguntó Liam—¿Tenemos algo planeado?

—Estudiar—agregó Alex de pronto y todos nos quedamos mudos ante su respuesta—¿qué? No me miren así, el prefecto cambió su modo de castigo y se aseguró que todos los maestros de las materias me pongan exámenes evaluativos o esas mierdas para asegurarse de que estoy aprovechando el tiempo en la escuela.

—¿Cómo, no te aceptaron tu desfile del triunfo como modo de aprovechamiento escolar? —dijo entre risas y todos nos burlamos de Alex—

—No imbécil, todo eso fue culpa de Allison—volteo a verme—

—A mí no me vengas con esas estupideces—dije al darle un mordisco a la dona que ya traía conmigo—todos aquí sabemos que perdiste de una manera limpia.

—¿No se te pudo ocurrir algún otro método de castigo? —preguntó—

—Tu bien sabes que ni siquiera yo impuse el castigo.

—En eso thi tiene razón.

—Además ya pasó—dije para relajarlo—ya no se puede hacer nada.

—Lo dices porque ni siquiera tienes problemas con las materias.

—Joder, Alex, hace meses incendié una jodida mesa de trabajo del laboratorio y quemé los instrumentos frente al profesor, ¿aun te atreves a pensar que me fue excelente? Estuve suspendido—hice bola el papel donde estaba el par de donas y me deshice de él—pero eso ya fue.

—¿Hombre nuevo? —me preguntó Liam—

—Así es.

—¿El elfo domestico?

—Afirmativo.

—Vale, sé que eso fue peor a todo lo que he hecho. Pero, joder, por este fin de semana olvídense de mí, necesito estudiar—dijo ya bastante serio—

—No eres el único—le dije—tengo que sacar unas canciones nuevas para la clase de música, estudiar para el examen de lenguaje ya que en este tiempo no he practicado mi español y ya estoy perdiendo práctica y para cerrar con broche de oro tengo que trabajar en la nueva rutina que el entrenador nos enseñó.

—Al parecer será un fin de semana bastante ocupado—dijo Derek—creo que se recompensa con el hecho de que le dije a mis padres que sería un hombre nuevo.

—Eso dije yo y mírame—dijo Alex—planteo utilizar estos propósitos para el próximo año porque en este definitivo que ya no los cumplí.

—Eres un maldito caos—comencé a reír y el celular en mi bolsillo vibró, era Bowell—

Al cabo de media tarde y la mayoría de mis clases concluidas estaba comiendo con mis amigos y Bowell me avisó que nuevamente había pasado ya bastante tiempo desde la última sesión que habíamos tenido. Y eso de alguna manera le reconfortaba, pero también le preocupaba. Más que todo por el hecho de que mi castaña ya estaba surtiendo efecto en mí y yo no sabía cómo aceptarlo del todo.

La sesión tardía con mi psicólogo se llevó a cabo después de que este me tuvo esperando en su oficina por más de una hora, pues una conferencia para alumnos de secundaria le hizo demorar más de lo planteado. Casi siempre las preguntas que me hace son en torno a mi forma de sentir y ver las cosas, pero esta vez, me ha hecho una pregunta bastante importante. ¿Qué planeo para mi futuro? ¿Acaso he pensado en seguir la misma línea que Mike y dedicarme en lo que él trabaja? O buscar mi propio destino.

De camino a casa Only Ones Who Know me hizo compañía pues la charla con Bowell me dejó mucho en que pensar y necesitaba caminar para despejar mi mente. Eran demasiadas cosas que analizar y ver más allá de mis futuros exámenes y actividades en el Instituto. Ya era ver para mi futuro. ¿Qué es lo que realmente quería? Miré mi reloj un par de veces y solo por pura mera casualidad, desviándome solo tres rutas y dos pasajes de mi destino pasé por la escuela de artes para de algún modo esperar ver a Elizabeth saliendo de la escuela, pero por supuesto, ya era demasiado tarde para ello. Ya estaba cayendo la noche y no había ni un alma dentro del edificio. Sería otro fin de semana largo sin ver esa sonrisa que me hacía sentir vivo.

La noche de mi viernes se vio envuelta por un gran problema con el pollo para la cena, pues Mike ya se había encargado de comprar las cosas y preparar la mesa y a mí me tocaba cocinar. Mientras preparaba la cena y me decidía entre preparar una pasta con trozos de pollo u hornearlo con algo de verduras Mike me preguntaba cómo había transcurrido mi día y como era la tardanza agonizante que estaba viviendo al no ver a mi hermosa castaña a lo que solo me dediqué a decirle que era raro y a la vez difícil no ver a alguien que de alguna manera y sin saber por qué me hacía sentir bien con el simple hecho de solo verla.

—¿Entonces la invitaste a cenar? —preguntó al darle un sorbo a la copa que había servido con algo de vino—Bien hecho.

—Sí, me dijo que quería respuestas y yo solo quería pasar tiempo con ella—comenté mientras terminaba de cortar unos vegetales, me había decidido por el pollo al horno—

—¿A dónde la llevaste? —espera, ya lo sé—dijo contestándose a sí mismo— conociéndote y no me lo puedes negar, sé que la llevaste a Russo's, ¿cierto? —sin verlo comencé a reír y me roté sobre mí mismo para recargarme en la barra.

—Exacto, la llevé a Russo's—estiré la toalla y me limpié las manos—

—Vaya—comentó al recargarse en el respaldo—entonces es bastante serio todo con esta chica. No me sorprende, no dejas de hablar de ella.

—No comiences, Mike. Apenas y la menciono—dije para zafarme y regresar a mi labor con los vegetales—

—Las paredes aquí escuchan y sé que ese lugar solo es para llevar a una cita importante, ¿o no?

—Está bien, está bien si la llevé porque tanto ella como Russo's son importantes para mí, que mejor que combinar mi pizzería favorita con la chica que me gusta.

—Bien, hecho. Seguro que quedó fascinada.

—Me envió un mensaje de texto—dije sin voltear—sinceramente no lo esperaba.

¡Calmad los vientos! —dijo en español— no quiero ser abuelo tan pronto, aun soy bastante joven—dijo y comencé a reír mientras le lanzaba la toalla que tenía a mi lado—

—Demonios Mike, ¿qué rayos? —agregué entre risas—solo fue una cita.

—Eso mismo dije yo y mírame, ya estoy casado y con un hijo adolescente. Todo puede suceder en la primera cita.

—En la primera cita... bueno, algo como una cita, no lo fue o al menos no creo que para ella lo haya sido, ya sabes faltó lo formal de ir por ella o encontrarla en algún lugar con rosas, es algo que pude hacer, quería respuestas y las quería rápido.

—Pero por algo se empieza, y que no te haya rechazado es un gran avance.

—Buen punto, Mike—dije al meter el pollo al horno y encenderlo—¿Algún aderezo en especial para el puré de patatas?

—¡Cuan amable!, pero si, no estaría nada mal un aderezo gravy para el puré.

Después de lavar los platos y hablar con Mike sobre nuestros asuntos pendientes de nuestro día sábado subí a mi recamara para comenzar a trabajar en mis asuntos pendientes, y al cabo de unas horas quedé rendido al terminar cuatro capítulos de Inferno y quedarme dormido en el escritorio con la foto de Elizabeth aún en el fondo de mi pantalla.

La mayor parte del sábado transcurrió bastante normal, Mike me despertó a las diez de la mañana pues sorpresivamente mi madre llegó a la ciudad y quería vernos después de ya bastante tiempo. Nos pusimos al tanto de todas las cosas que pasaron en este tiempo sin verla y le explicamos cómo van las cosas para ambos pues tanto Mike como yo la necesitábamos en casa y no sabíamos cómo expresarlo pues el tiempo ya nos había hecho que nos acostumbráramos a nuestros roles sin ella. Al caer la noche y terminar de practicar mi español con ayuda de mi madre pude descansar pues me había hecho repetir infinidad de veces la misma lectura hasta que mi entonación de la r volviese a sonar como si acabase de llegar de España después de un largo tiempo de estar con mis abuelos maternos.

—Recuerda cariño, repasa las palabras que te dejé en la lista sobre la mesa—dijo despidiéndose de nosotros—cuando te vea de nuevo, te hablaré en español y utilizare todas las palabras más complicadas que recuerde.

—Vale, mamá. Lo he entendido—dije al abrazarla—practicaré.

—Quizá muy pronto esa práctica te sirva para algo.

—Tengo años sin ver a mis abuelos—dije algo confundido—

—Eso pronto podría cambiar—me dio un beso y se despidió de Mike mientras yo los dejaba a solas—usa algo más caliente para dormir, la temperatura está bajando bastante rápido y te puedes enfermar.

Subí a mi habitación y escuché mi celular sonar, seguramente era Alex intentando hacerme incumplir a su palabra y salir un par de horas o porque ya se había vuelto loco de tanto estudiar.

—¿Tan pronto te diste por vencido? —le pregunté al contestar y sentarme en la silla frente a mi escritorio—

—No te adelantes a los hechos, campeón.

—¿Entonces?

—Me he terminado las guías de estudio que me dejaron. Soy un hombre libre.

—Nunca pensé que lo lograrías, me tienes sorprendido—dije entre risas—

—¿Qué clase de mejor amigo eres si no confías en mi dedicación y esfuerzo? —preguntó casi ofendido—

—Soy esa clase que te hace ver la verdad y no se anda con estupideces, pero alegra escucharlo, ¿qué piensas hacer al respecto? —pregunté al abrir el reproductor de música en mi portátil—

—Ya es algo tarde para embriagarnos y la verdad es que estoy hecho mierda, he estado sentado frente al escritorio desde que desperté en la mañana, no tengo ánimos de salir y mucho menos estoy en condiciones, siento que la cabeza me va a explotar con tanta información.

—Ya si no, es malo meterle tanta información al cerebro cuando es la primera vez.

—Jodete, thi—dijo tras la bocina y escuché que movía un par de cosas luego escuché un sonido bastante particular—Está de más decirte que te exijo que muevas tu trasero a una nueva partida campal, necesito patearle el trasero a alguien digno de mi esfuerzo.

—Ya lo veía venir—dije—

—¿Ya habías entrado, bastardo?

—Siempre estoy tres pasos delante de ti—comenté orgulloso—te veo en el portal dos, conéctate al micrófono.

¡A darle que la horda nos necesita! —gritó tras la bocina y colgué para colocarme los audífonos, la función estaba por comenzar—

Entré al portal donde por supuesto el avatar de Alex ya me estaba esperando para comenzar nuestro recorrido juntos pues ir de aldea en aldea era mejor hacerlo en equipo, pues a veces a los dos nos terminaban por patear el trasero. Las horas comenzar a pasar y sin dedicarle mucha atención a mi reproductor de música me pude dar cuenta que ya habían pasado aproximadamente casi dos horas y las cosas dentro del portal se pusieron bastante intensas pues las aldeas seguían apareciendo y ambos nos estábamos quedando sin guerreros.

Unos golpeteos insistentes en la puerta de mi recamara me hicieron salirme de mi mundo y prestar atención, pues al parecer Mike ya tenía varios minutos hablándome.

—Ya guardaré el auto en la cochera, ¿lo necesitarás? hoy no sales con los chicos ¿cierto? —preguntó asomándose—

—No, hoy no Mike—comenté al quitarme la diadema y decirle a Alex que nos defendiera—

—Perfecto, estaré abajo para cualquier cosa.

—Bien, yo bajaré en un rato más para cenar algo—sin decir nada solo asintió y cerró la puerta tras él, di un vistazo rápido a la hora en mi celular que estaba sobre el escritorio y me di cuenta que estaban por dar las diez de la noche, aún era bastante temprano—

Nuevamente me concentré en el juego y después de no sé exactamente cuantos minutos una vibración me hizo regresar a la realidad y darme cuenta que mi celular estaba sonando. Al voltear el teléfono para ver de qué o quién se trataba pues Mike estaba en casa y Alex estaba tras los audífonos, de pronto apareció el nombre de Elizabeth en la pantalla y mi corazón estuvo a nada de sufrir un paro. Probablemente se había equivocado o quería saber si seguía vivo tras otro día de ausencia injustificada en los cursos.

—Pensé que jamás me necesitarías—le dije rápidamente al contestar y quitarme la diadema—

—Yo pensé que tenías algo más emocionante que hacer el sábado por la noche—lo dijo y sonreí pues tal vez la calma y el nulo ruido tras la bocina le hizo saber que estaba en casa—

—No tienes idea, mi vida es bastante extrema—conteste al teclearle a Alex que Elizabeth me estaba llamando pues sus gritos sobresalían tras la diadema—

—¿Seguramente llamas extremo a estar jugando algún tipo de juego en línea? —dijo y comencé a reír, joder había acertado sin titubear, después escuché un silencio extraño y me di cuenta que algo no marchaba bien del todo, su respiración se comenzó a escuchar agitada—

—Dejando de lado mis geniales intereses por los juegos en línea, ¿pasa algo, Elizabeth? —comenté bastante serio y escuché como su respiración cambio por completo—de cierto modo me preocupa tu tono de voz y la llamada a esta hora—comenté al ver mi pantalla y marcaba las diez veinticinco de la noche—sin escuchar una sola palabra de su parte Elizabeth comenzó a llorar y mi corazón se detuvo por un instante—Elizabeth, ¿estas ahí? ¿dónde estás? ¿estás bien? ¿te pasó algo? —pregunté ya completamente preocupado y con el corazón en la mano, a mi hermosa castaña algo le había sucedido y no me decía absolutamente nada—

—Te juro que no tenía idea de que terminaría así—le escuché decir antes de que se rompiera completamente en llanto y yo perdiera la razón—

—¡Dime dónde estás! —le exigí y me puse de pie mandando al demonio los audífonos— Elizabeth, iré a buscarte solo dime dónde estás—sin pensarlo dos veces y en un hilo de voz se decidió a hablar—

—Residencial High Sky, avenida Washington—hice memoria rápidamente y rebusqué en las rutas memorizadas de la ciudad—

—Sé dónde es, en cinco minutos estoy ahí, por favor no te muevas. Espérame, Elizabeth—cerrando la cremallera de mi suéter y revisando tener lo esencial conmigo abrí la puerta de mi recamara de un tirón y le grité a Mike—Mike, cambio de planes, necesito el auto—grité para localizarlo pues mi mente había quedado en blanco—Elizabeth, escúchame, voy en camino no te muevas de ahí, llegaré pronto, solo por favor no te muevas—y colgué—

Bajé rápidamente las escaleras y busqué por todos lados a Mike que en ese momento se encontraba dentro de su estudio trabajando y le doy la razón pues como escucharme si tenía la música algo fuerte.

—¿Pasa algo? —dijo al verme agitado y algo desorientado—

—Pasó algo con Elizabeth, necesito ir a verla—se sorprendió ante mi respuesta y habló de inmediato—

—Ten cuidado, cualquier cosa tendré el celular conmigo, las llaves están en la entrada, ve con cuidado hijo.

—Claro, tendré cuidado, cualquier cosa te aviso—sin decir más cerré la puerta y corrí hasta la entrada para tomar las llaves y salir de casa, no podía dejar que el tiempo pasara ni un poco más—

Salí rápidamente de casa y me di cuenta que la temperatura había disminuido terriblemente, encendí el auto y puse la calefacción a máximo, me estaba congelando, ni siquiera quería imaginar en la situación que encontraría a Elizabeth. Ya sobre la carretera recordé que dejé a la deriva a Alex sin explicarle un poco la situación, mientras conducía conecté el celular a los altavoces y le llamé rápidamente.

—Me desconecté de pronto.

—¿Qué demonios pasó, todo bien?

—Es Elizabeth. Me necesita—recordé su llanto tras la bocina y aceleré a fondo el Tesla color negro de Mike, necesitaba llegar rápido—me llamó y joder Alex, no puedo ni explicarlo.

—Concéntrate en la carretera, si necesitas algo no dudes en llamarme.

—Si, te llamo. —colgué y sin tomar precaución aceleré nuevamente a fondo y salir de la carretera para entrar a la avenida que me llevaría a la zona residencia—

Bajé la velocidad notoriamente al entrar a la zona residencial y enfoqué toda mi atención en encontrar por algún lugar a mi hermosa castaña, necesitaba encontrarla y no la veía por ni un lado, hasta que de pronto mi atención y ojos se enfocaron en una bella silueta que resaltaba en el muro lateral junto a los arbustos, por un momento me quedé pasmado y con la sangre hirviendo pues la encontré de pronto frente a mí, descalza, indefensa y tan metida en sí mismo que si no prestas atención a los pequeños detalles fácilmente la perderías de vista de no ser por ese vestido color rojo que estaba usando. Paré en seco el auto y salí rápidamente del mismo para solo correr a su lado y tomarla entre mis brazos o hacer cualquier cosa para ya que ya no estuviera en esa situación, estaba helando y ella al parecer ni enterada.

—¡Elizabeth! —le grité y volteo a verme un tanto perdida—¿Estás bien? — me acerqué a ella y la tomé de ambos brazos para asegurarme que estuviera intacta—¿te han hecho daño?

—Estoy bien—dijo con la cabeza baja y con un pequeño hilo de voz— solo que las cosas no... no terminaron bien—se hizo pequeña en sí misma y el corazón se me encogía—

—Mírame a los ojos y dime que no te han hecho daño—tome su pequeño delicado rostro entre mis manos y lo elevé para que nuestras miradas se encontraran, me di cuenta que su maquillaje se había corrido y dos largos ríos color negro corrían por sus mejillas, aun así se veía hermosa, al contacto de nuestra piel pude darme cuenta que se estaba congelando y eso me hizo enfurecer de inmediato—¡Demonios, Elizabeth! ¡Te estas congelando! ¿me puedes explicar por qué demonios estás descalza? —dije recriminándole, no había razón alguna para ello—Vamos sube al auto, hablemos ahí—no quería esperar ni un segundo más, rápidamente solté uno de mis brazos y alcancé la puerta del auto para abrirla y hacerla subir—

—Con cuidado—dije al hacerla entrar y cerrar la puerta para correr hacia el otro lado y subir—¿Qué ha pasado? —pregunté al cerrar la puerta y aumentar la temperatura de la calefacción—¿Porqué estabas sola... y, y descalza? —dije preocupado—

—Solo cumplía una promesa.

—Hay ciertos límites para cumplir las promesas—comenté algo molesto al quitarme el suéter y comenzar a arropar a Elizabeth sin decirle absolutamente nada, no podía permitir que siguiera soportando el frio—

—Allison, no—dijo apartando un poco el suéter de su pecho para regresármelo—No es necesario que hagas esto—comentó aun con la vista baja—sólo necesito llegar a alguna estación del autobús para ir a casa.

—Estás loca, ¿verdad? —agregué preocupado por su repentina petición— no pienso dejarte ir sola a ni un lado. Dime a dónde quieres que vaya—comenté al poner en marcha el carro para salir de aquel lugar—¿Te llevo a casa?

—No—dijo preocupada—mis papás están ahí y no quiero que me vean así—comentó al ceder un poco y optar por ponerse el suéter—

—Entonces, ¿a dónde te llevo? —pregunté al parar en un semáforo, al voltear a verla y sin que se diera cuenta me di cuenta que unos cuantos risos se habían escapado de su peinado y mi hermosa castaña se había convertido en un hermoso desastre—

—Por favor llévame a casa de una de mis amigas—dijo y regrese a la realidad para darme cuenta que el semáforo había cambiado a verde—necesito maquillarme de nuevo, no puedo dejar que me vean mal—comentó al frotar sus brazos con el suéter y acercar las manos a la calefacción—solo la llamaré para asegurarme de que esté en casa—sacó el celular de su pequeño bolso y comenzó la llamada mientras yo seguía conduciendo un tanto perdido, necesitaba saber quién rayos se había atrevido a hacerle daño a mi hermosa castaña—

—Lo siento, sé que estás molesto, lamento haberte llamado—la escuché decir y me dolió saber que se había arrepentido por completo después de haberme llamado, ella sin saberlo yo iría al jodido fin del mundo solo por ella y para ella—

—Nunca dije que estuviera enojado por tu llamada.

—¿Entonces por qué estás molesto? —preguntó y no pude evitar pensar nuevamente en la situación que la encontré y apretar el cuero del volante—

—Me molesta que las personas se hagan daño cuando saben que lo pueden evitar.

—Hay cosas que no se pueden evitar—contestó en su defensa—

—¿Me estás diciendo que alguien te amenazó con un arma para que fueras a donde sea que hayas ido? —dije ya molesto—

—Te estoy tratando de decir que no podía fallar a esa promesa. Estar en una relación de dos años y que mi ex novio—comentó y la sangre me hirvió—no haya tenido el valor necesario para decirle a su familia que terminó con su novia, provoca muchas cosas, las cuales me vi de cierto modo forzada a cumplir—¿Forzada? ¿la forzó? Ahora si mato a este imbécil, pensé

—Entonces... ¿estuviste con él? —de solo pensar que ese imbécil, sea quien sea hizo que ella terminara en medio de una avenida sola, descalza y con el frio quemándole la piel me hacía explotar de coraje—

—Si. Fui a su casa a una fiesta organizada por su familia, su madre me invitó y no pude negarme.

—Si estuviste con él ¿supo que ter marchaste? —pregunté incrédulo—

—Si. Intentó detenerme. Me quería llevar a casa

—¿Por qué te negaste? —pregunte, aunque sabía que tal vez tenía sus propios motivos los cuales comprendería si no quería mencionar—

—No quería estar ni un momento más con él— negó bruscamente—ya no puedo aguantar otra humillación más—dijo con la voz entrecortada y yo estaba a nada de explotar—su novia llegó y a juzgar por su expresión no estaba nada feliz—¿en que rayos te metiste mi hermosa castaña?, pensé ya resignado—En ese momento él me había pedido que bailáramos y nos vio. Solo... sólo me quería marchar, ya no quería saber nada de ellos. —en ese maldito momento me dieron ganas de detener el auto y darle un abrazo, estaba a nada de romperse en llanto nuevamente y no sabía cómo evitarlo—

—Sigo sin entender muchas cosas—como, por ejemplo, ¿porqué permitirte que te hagan tanto daño? —simplemente no tienen lógica, Elizabeth.

—No te sientas tan mal—agregó—ni yo entiendo porque me suceden ciertas cosas. Se supone que la noche solo sería algo tan simple como saludar a toda su familia, aparentar ser la gran pareja del año y largarme a mi casa; fin del contrato—concluyó su gran plan fallido con un aplauso bastante sordo—

—La pareja del año—soplé a lo bajo al ver el resultado de la noche—ese tipo realmente es estúpido—dije al pensar en aquel imbécil nuevamente y sin tener tacto al insultarle frente a ella—

—Espera—dijo para que disminuyera la velocidad del auto, por un momento pensé que me recriminaría por el insulto al novio del año—es en esa casa—comentó al señalar una casa con un techo de madera—ellas están ahí.

Estacioné el auto y pude ver a lo lejos como cuatro chicas se acercaban rápidamente hacia nuestra dirección; Elizabeth se ajustaba el suéter y se preparaba para salir mientras a mí me comenzaban a carcomer los nervios y miles de sentimientos que tenía atravesados.

—¡Por dios, Elizabeth! El maquillaje es a prueba de unas cuantas gotitas de agua, ¡no de cinco litros! — escuché decir a una de ellas mientras yo rodeaba el auto y me acercaba a Elizabeth—

—¿Lizz, estás bien? Fue ese estúpido, ¿no es cierto? —preguntó una de las presentes que pude reconocer, era aquella chica que Alex había señalado en los bolos—

—Tranquilas, les aseguro que estoy bien, las cosas se salieron un poco de control, pero... me ayudó—escuché decir a Elizabeth y las presentes voltearon a verme para juzgarme de una buena vez—

—¿Y tu eres? —preguntó la chica que se encontraba junto a Elizabeth analizando que no le hubiese pasado nada—

—¡Oh! Lo siento chicas—comentó al zafarse y acercarse más hacia mi—les presento a Allison—volteó a verme y sonrió— sé que no es la ocasión más perfecta para presentarlo, pero—

—¡¿Allison?! —chillaron todas y me sorprendí—¡¿El chico de los bolos?! —voltee a ver a Elizabeth y no pude evitar reír un poco—

—Creo que me bautizaron con ese apodo, mucho gusto—extendí mi mano para saludar a cada una—Mi nombre es Allison Thomas o "el chico de los bolos" —dije para aligerar mis nervios— como más les guste—en cuestión de segundos comenzaron a analizarme—.

—Mi nombre es Marcela o Marce—me saludó la chica con rasgos latinos—

—Yo soy Ariana—me saludó la chica del al lado de cabello un tanto rubio—

—Hola me puedes decir Bunny —me saludó la chica de al lado de pelo corto—

—Y yo soy Sophie—me saludó la última de ellas—

—Gracias por traerme hasta acá—agregó Elizabeth al darse cuenta que habíamos terminado con la presentación—

—Recuerda que te di mi numero para cualquier cosa que necesitaras—dije ya tranquilo, verla sonreír me había hecho calmar un poco mi infierno—no tienes nada que agradecer.

—Arruiné tu noche con mis problemas, tengo cosas que agradecer—comentó algo preocupada—

—Oye...—dije al poner mis manos sobre sus hombros—estoy aquí para ti, al menos te ayudé un poco y eso cuenta, así que no agradezcas nada—dije aliviado—

—Está bien, por favor toma tu suéter—dijo al comenzar a desabrochárselo y la detuve en el instante—hace frio y te puedes enfermar.

—No lo hagas—negué bruscamente—quédate con él, la que está a punto de enfermarse eres tú—la regañe—

—Ejem—carraspeo una de sus amigas al toser exageradamente para atraer nuestra atención— Disculpen que nos entrometamos, realmente se ven adorables con su mini discusión— dijo al acercarse a Elizabeth y abrazarla—pero aún tenemos que rehacerle el maquillaje a Lizzy e irnos a su casa y —dijo al ver su reloj—ya es un poco tarde.

—¡Ah! Entiendo, claro, ¿necesitan que las lleve? —me ofrecí—

—No, no te preocupes por eso—me dijo Elizabeth al voltear a verme—suficiente has hecho por mí, regresaremos a mi casa en el auto de Marce—voltee a ver a las presentes quienes esperaban a que respondiera—

—Si es así, entonces me marcho—voltee a verla rápidamente para ver nuevamente a las presentes—Solo les pido cuiden mucho de ella y por favor asegúrense que no se quite el suéter, se enfermará.

—¡Oh, claro papá! —me recriminó Elizabeth —¿Algo más que necesites? —dijo molesta mientras la frente se le arrugaba, se veía adorable—Recuerda que estoy al lado tuyo—me dio un ligero golpe con el codo y las presentes comenzaron a reír y murmurar entre ellas—

—Lo sé, por el momento es todo—dije burlándome de ella—cuiden de ella—agregué finalmente mi petición y me marché rápidamente para subirme al auto—

Me puse en marcha y vi por el retrovisor como Elizabeth junto con sus amigas se marchaban al interior de la casa y una parte de mí se reconfortó al saber que la había dejado en excelentes manos. Pero otra parte de mi seguía inquieta y sin pensarlo más saqué el celular del bolsillo y marqué el número de Alex.

—Necesito saber todo sobre Frank Ackerman, necesito saber si él es el ex novio de Elizabeth.

Estaba más que claro que no dejaría las cosas así.

¡No se ustedes pero esta wea ya se prendió!

¡uuuy! alguien está enojado y nada nada contento con lo que le hicieron a su hermosa y bella castaña. 

Espero sus comentarios, nos leemos muy pronto hermosos <3 

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