Sinsajo Herido

By TallerDeLuzArtesana

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Katniss y Peeta ya son marido y mujer, van juntos al Vasallaje de los Veinticinco y enfrentan la muerte una v... More

Nota de la Autora
Capítulo 1: Aliados.
Capítulo 2: Tenemos Nuevos Aliados
Capítulo 3: Mutos
Capítulo 4: Tic-Tac, Esto es un Reloj
Capítulo 5: ¿Qué Rayos Pasa Aquí?
Capítulo 6: Besos y Pasión en la Arena.
Capítulo 7: Yo te Necesito...
Capítulo 8: El Rayo
Capítulo 9: En Recuperación y Adaptación
Capítulo 10: Alma Coin
Capítulo 11: Fugitivos
Capítulo 12: ¿Qué fue de ti...?
Capítulo 13: Gale & Madge
Capítulo 14: Cenizas, Silencio y Desolación
Capítulo 15: El Recuerdo de Rue
Capítulo 16: Distrito 8
Capítulo 17: El Sinsajo
Capítulo 18: ¡Estás Vivo!
Capítulo 19: ¿Qué te han hecho?
Capítulo 20: Segunda Fuga
Capítulo 21: Problemas y Rescate I
Capítulo 22: Enjaulada en el 13
Capítulo 23: La Advertencia
Capítulo 24: Rescate II
Capítulo 25: Escape en Llamas
Capítulo 26: Tú Saltas...
Capítulo 27: La Revelación
Capítulo 28: Prisionera
Capítulo 29: ¡Lo Pagarás...!
Capítulo 30: Sinsajo Herido
Capítulo 31: Boda
Capítulo 32: Rumbo al Capitolio
Capítulo 33: Escuadrón 451
Capítulo 34: ¿Real o No?
Capítulo 35: Atrapados
Capítulo 36: Quédate Conmigo
Capítulo 37: Peeta vs Gale
Capítulo 38: Fuego Cruzado
Capítulo 39: Dudas
Capítulo 40: La Ejecución

Extra + Agradecimientos

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By TallerDeLuzArtesana



- Prometéis o juráis servir a nuestra patria, fiel y desinteresadamente, usando vuestras capacidades y los recursos disponibles para beneficio de los ciudadanos y no para enriquecimiento personal o mal uso, obedeciendo las leyes que así lo estipulan.

- Sí, juro. –La voz de la ex comandante Paylor se escucha fuerte y clara en el micrófono e imagino que en todos los televisores de Panem.


Por expresa petición de Paylor, no tanto por gusto propio, estoy formando parte de su escolta de seguridad, por lo que estoy parado a escasos tres metros detrás de ella jurando en el escenario, manteniendo un discreto segundo plano. Ojalá esto acabe luego, no me gustan los escenarios ni las cámaras, sólo estoy aquí porque Paylor insistió mucho que formara parte de su equipo de guardia personal. Reglas de seguridad. Después que el Sinsajo arrojara la flecha a Coin, en vez de matar a Snow, ninguna precaución está demás.

A cada costado de Paylor hay asientos para las autoridades y personajes importantes. Plutarch, que ahora le está tomando el juramento, más algunos generales laureados tras la rebelión. Al otro costado: Beetee en su silla de ruedas, Enobaria, Annie Cresta y Johanna Mason. Los vencedores ausentes son Finnick Odair, todavía sin despertar del coma; Haymitch y Katniss, que está recluida en el 12 a cargo de su mentor; y Peeta Mellark que sigue en tratamiento en el hospital del Capitolio.


La nueva Presidenta Paylor no es aficionada a la grandilocuencia, pero ha preparado unas palabras para la audiencia. Empieza a hablar sobre el honor de recibir tan alto cargo y la confianza de los ciudadanos de Panem que votaron por ella. Fue amplia mayoría. Había otros nombres en la papeleta, Lyme y un par de generales; incluso Plutarch y Beetee fueron propuestos por clamor popular y sugerencia de los líderes del 13, pero ellos declinaron ser candidatos. Fue raro tener que ir a votar, después de tres cuartos de siglos sin que el pueblo decidiera su gobernante, Snow estuvo en el poder más de cincuenta años, de hecho poca gente recuerda quién fue su predecesor. Voté por Paylor, obviamente, siempre me pareció sensata y centrada. 


Nunca me agradó Alma Coin ni le tuve completa confianza. Al comienzo, cuando llegamos al 13, ella me felicitó por el rescate de los sobrevivientes del 12, me dio un brazalector y me permitía concurrir a sus reuniones de alto mando; entonces, suponía que todo eso era un gran honor y le estaba agradecido. No duró mucho. Sentir agradecimiento porque nos sacaron, hambrientos y heridos desde el lago, no implicaba que Coin fuera mi personaje favorito. En cuanto vi que tenía profundas diferencias con Catnip, empecé a dejar de tenerle aprecio. Poco a poco, me fui percatando que sólo pretendía usarla como marioneta para ganarse el apoyo de los distritos. Ni bien estuvo consciente (pero no recuperada) del golpe eléctrico del rayo, estaba solicitando su presencia en las reuniones. Nunca estuvieron de acuerdo. Cuando Catnip no soportó la presión y salió huyendo, Coin espetó que debían haberle traído a Peeta en cambio de una chica indisciplinada. Salí tras ella y no fue bien visto. Luego, cuando Katniss pide rescatar a Peeta a cambio de ser el Sinsajo, Coin se niega porque el chico llamó a un alto al fuego. Eso me molestó, porque si bien todavía el apoyo a la rebelión era reciente y somero, ¿qué daño podría hacerle Peeta? Yo también lo critiqué por ello en un momento, pero siendo justos, era sólo un chico torturado, tratando de proteger a la chica que amaba, pese a todo. A Coin no le agradó para nada verse forzada, por una chica de diecisiete años, a ceder, otorgando inmunidad a los demás vencedores, para que Catnip colaborara y aceptara el rol de Sinsajo. Yo también quería que mi amiga fuera el Sinsajo, que llamara a la rebelión; sabía que Katniss podía hacer mucho, lograr que los distritos nos unieran, pero no me gustó el método de Coin, presionarla y coaccionarla, sabiendo todos que estaba emocionalmente quebrada. 


Yo pasaba mis propias amarguras en silencio, sin decir palabra sobre Madge, porque mi amiga me necesitaba a su lado. Sólo lloraba por las noches, cuando estaba seguro que mi familia se había dormido. Aunque a veces, mi madre me sentía (o se hacía la dormida), entonces iba a acariciarme la espalda y el cabello como cuando era niño, hasta que mamá se aseguraba que yo estaba dormido. Sabía que no podía lamentarme ni llorar delante de los demás y menos de Catnip, porque ella me necesitaba, quizás más que nunca antes. Por eso callé mi pena por Madge, además Coin había ordenado no mencionar temas dolorosos frente a la inestable chica que sería el rostro de la rebelión. Pero más tarde, preferí contárselo, quería dejar las cosas claras entre ambos, que ya no tenía sentimientos románticos con ella como antes que fuera a sus primeros Juegos. Que yo también estaba sufriendo una dolorosa pérdida, al igual que ella... salvo que Katniss aún tenía la esperanza de recuperar a Peeta.

Por eso, por nuestra vieja amistad, me ofrecí voluntario para traer a Peeta de vuelta, aun cuando sabíamos que Snow lo había convertido en su esclavo y lo manejaba a su antojo. Coin tuvo que mandar por él, luego de varias fugas nuestras, desacatos, Peeta de vuelta pero convertido casi en robot y la propia Katniss prisionera (aunque sólo duró dos días). Tuvo que hacerlo porque los médicos, y Haymtich sobre todo, la convencieron que los nervios de Katniss no daban para más. Se estaba hundiendo de a poco. Finnick, Johanna y yo tampoco lo pasábamos bien, pero la prioridad era ella. Cuando trajimos a Peeta y los médicos le quitaron el chip, descubrimos que ya nunca sería el mismo. Snow debe haber previsto que lograrían extraer el aparato de control mental y le dio veneno de rastrevíspulas para secuestrar su mente, algo con que los médicos del 13 no sabían cómo lidiar. 

Catnip tampoco podía seguir siendo la misma. Tenía el sistema nervioso hecho pedazos. Sin embargo, monté en cólera cuando supe que Coin había ordenado expresa y estrictamente que los médicos le ocultaran la pérdida del bebé. Catnip era primeriza y durante ese tiempo le hicieron creer que sólo tenía stress cuando estaba embarazada en verdad. Pero después, ocultar a toda costa el aborto, para mí, fue la gota que colmó el vaso. Haber rescatado a Katniss Everdeen del Vasallaje era mejor que dejarla morir ahí, a manos de otro vencedor o que el Capitolio la torturara después de volar la cúpula. Pero todo lo que Coin hizo con mi amiga no era correcto tampoco. Por todo eso no me caía ya nada bien la mujer que gobernaba el 13. Lo peor de todo, es la forma en que decidió usar la bomba de doble secuencia... ¡era para usarla contra agentes de la paz!, ¡no contra civiles ni menos niños inocentes! Aunque no fue mi decisión usarla, nunca me lo perdonaré, nunca dejaré de culparme. Prim estuvo en el peor lugar, en el peor momento. Yo no sabía que había sido designada a trabajar de enfermera en el frente, ni Catnip no yo sabíamos eso. Ella la autorizó, también ella lanzó los paracaídas, nadie más que Alma Coin pudo hacerlo, quería hacer creer a la gente que el Capitolio estaba bombardeando a los niños y paramédicos rebeldes. En cuanto vi el aerodeslizador, supe que no era del Capitolio a pesar del sello, porque no les quedaba ninguno después de cerrar el Hueso. Logré zafarme de mis captores con el primer estallido que nos tomó de sorpresa, envuelto como macabro regalo en los paracaídas plateados. Recibí dos balazos por la espalda pero apenas los sentí, seguí corriendo mientras la adrenalina me lo permitiera, para llegar al lugar y advertir a la gente. No alcancé a llegar a tiempo (nunca me lo perdonaré tampoco). Vi la segunda explosión a pocos metros, incluso perdí el equilibrio con la onda expansiva. El espectáculo era horroroso. Antes de caer sobre alguien, vi a Peeta rodando fuera de la explosión con una pequeña en sus brazos, estaba a salvo. Miré hacia el otro lado y entonces la vi... vi a Catnip con el abrigo quemándose y fui a apagarla. Tenía una contusión también, estaba toda machucada y cayó inconsciente. Después, al ver las repeticiones de las propos rebeldes, me enteré de la muerte de Prim. Estuve hospitalizado por los balazos, pero me dieron el alta mucho antes que a Katniss, aunque no tenía valor para ir a verla y decirle: "lo siento". Estaba seguro que Catnip no me lo perdonaría jamás.

Discutimos cuando le llevé el carcaj con la flecha, fui muy duro pero tenía que sacarla del ostracismo y hacerle ver que no sólo ella estaba sufriendo. Como imaginaba, no me perdonó la muerte de Prim. 

No obstante, cuando Catnip me miró brevemente antes de soltar la flecha, entendí que ella también había comprendido que Coin no era lo que aparentaba, que era un lobo con piel de oveja, una farsante. Comprendí de inmediato lo que haría mi compañera de caza. Nos bastaba una mirada para entendernos. Asentí de forma apenas perceptible y entrecerré mis ojos, diciéndole: ¡"dale, hazlo, yo me encargo del otro!". Tantas veces lo hicimos así en el bosque. Katniss acomodó la flecha y la desvió hacia arriba antes que alguien más lograra darse cuenta. Entonces, empuñé muy rápido mi pistola, incluso antes de sacarla de la cartuchera y le dije en mi mente a Snow: "por Madge, por Candance, por nuestros bebés, por nuestros padres y por todo el hambre y la miseria que sufrimos en los distritos". Vale, es una frase muy larga para pensarla en un segundo, pero fue la idea que siempre tuve en mente. Catnip no era la única que quería matar a Snow. 

Sin embargo, no fui capaz de dispararle a mi mejor amiga cuando ella gritó mi nombre, mientras se la llevaban los guardias. Peeta corrió a quitarle la jaula de noche apenas se dio cuenta que Katniss se suicidaría ahí mismo, yo aún tenía el arma empuñada en tanto mis compañeros de la guardia se llevaban a Catnip hecha una fiera. Por primera vez, me tembló la mano al apuntar... y dejé caer la pistola, que se perdió pisoteada en el tumulto. Moví los labios para decirle a Catnip un silencioso "lo siento", por no dispararle y por Prim. Esperaba que la liberaran pronto una vez se aclarara todo, que habíamos eliminado a dos tiranos. Me informaron que tendrían a mi amiga bajo arresto, sin visitas, hasta que se le enjuiciara por magnicidio. Paylor, Lyme y Plutarch asumieron una improvisada junta de gobierno y comenzaron los juicios al día siguiente. Los cadáveres de Coin y Snow estuvieron casi un mes en la morgue antes que los familiares se atrevieran a reclamarlos, pidiendo que los incineraran, para retirarlos con la mayor discreción posible. No hubo siquiera una ceremonia fúnebre. A nadie le importó, a esas alturas. 

Después de un burocrático juicio, en donde declararon su madre, sus amigos, Peeta, Haymtich, Effie, yo, todos los que la conocíamos, etc., Catnip fue declarada interdicta y libre de cargos por locura temporal. La enviaron al 12, con Haymtich, para que él la cuide ya que su madre no se siente capaz de volver al distrito. Aunque, conociendo a Haymitch, lo más probable es que no lo haga, no se ocupa ni de sí mismo. Hablé con Sae y con el fiscal, para que al menos alguien se encargue de limpiar su casa y prepararle de comer a Katniss. Tampoco tuve valor de ir a despedirme, decirle que pienso pedir mi traslado al 2. Tampoco yo puedo volver al 12 sabiendo que Madge ya no está ahí, que no iré más a la alcaldía en medio de la noche, me escabulliré por la escalera de emergencia que Madge dejó entreabierta y me recibirá en sus brazos y en su cama, como tantas noches que pasamos juntos. Ni volveré a arrancarme unas horas con ella a retozar en el bosque. Ya no. Mi princesa se ha ido.



Entonces me percato que Paylor está terminando su discurso, extrae un papel doblado. Empieza a leerlo, no sin antes explicar que está escrito de puño y letra de Coin, pero curiosamente llegó a manos de Katniss y fue la clave para entender, entre otras razones, por qué el Sinsajo mató a la Presidenta Coin.


"Ordenar y anunciar que se llevarán acabo nuevos Juegos del Hambre, esta vez con niños del Capitolio empezando con las nietas de Snow", escucho y me sorprendo una vez más, pese a que Paylor me mostró el documento antes. Luego prosigue leyendo la parte donde Coin dictaminó confinar a los vencedores en sus distritos, por oponerse, que no hablaran del tema e incluso vigilarme a mí y a Plutarch Heavensbee. También esto explica por qué el piloto del aerodeslizador tuvo un"desafortunado accidente", al estrellarse la nave en una montaña minutos después de soltar los paracaídas. La gente murmura, no sé si de incredulidad o de rabia. En todo caso, el papel fue una de las pruebas contundentes para exculpar a Katniss. Ahora que se sabe la verdad, la presidenta Paylor hace un gesto para que una niñita suba al escenario y le pase una bandeja. Toma unos fósforos y quema la orden de Coin, expresando: "nunca jamás permitiré más Juegos del hambre y espero que mis sucesores no lo permitan tampoco". Hay aplausos. La ceremonia termina, las nuevas autoridades felicitan a nuestra nueva presidenta. Luego de algunas horas más que tengo que cumplir labores como guardaespaldas de Paylor, puedo retirarme finalmente.


No me gusta el Capitolio, siempre detesté esta gran ciudad llena de colores chillones y sobre todo, a sus habitantes. Los odiaba por vestirse de forma estrafalaria con esos trajes caros que costaban el equivalente a tres salarios de un minero. Competían quién brillaba más, quién había gastado más en su apariencia, además se pintaban la piel, el pelo, usaban adornos ridículos y hasta se deformaban el rostro, algunos ni parecían humanos. Los odiaba por despilfarrar dinero y comida en banquetes. Y, sobre todo, los odiaba por alentar los Juegos del Hambre y disfrutar con las muertes de esos niños. En el 13 pude darme cuenta que había un pequeño grupo, la resistencia rebelde, como se hacían llamar, que no estaban de acuerdo con todo eso; aunque tenían que fingir y seguir la corriente para poder infiltrarse en los círculos del poder. Cuando conocí mejor al equipo de filmación y cuando huíamos por los departamentos entendí que acá, por mucho glamour que mostrara la televisión, también había diferencias de clases sociales o castas como en los distritos. Messalla vivía en un departamento barato de la unidad central, con un tubo de mantenimiento por donde entraban y salían obreros o avox de las profundidades de la ciudad. 

Me pregunto cuánto tiempo más tendré que ser guardaespaldas de la Presidenta Paylor, cuando noto que voy llegando al hospital. Entro y en la inmaculada recepción consulto si puedo ver a Peeta Mellark, en la unidad de psiquiatría. La mujer hace una llamada y me informa que puedo verlo.  

Me acerco al doctor Aurelius en el pasillo antes de entrar al cuarto de Peeta. Me informa que está físicamente bien, las quemaduras y heridas ya cicatrizadas, aunque su mente todavía tiene flashbacks de las torturas y a veces sufre confusiones. Me deja pasar para ver cómo reacciona en mi presencia (nunca fuimos amigos, tampoco enemigos... quizás rivales en un momento, antes que Catnip se fuera a los primeros Juegos). 


- Tuvo una crisis, por eso las correas, creyó que mis colegas y yo íbamos a atacarlo, tuvimos que sedarlo. Pero como han pasado varias horas y ha despertado, tal vez sea bueno que hables con él. -Aurelius me detiene un segundo ante la puerta cerrada.

- ¿Tiene esas crisis muy seguido? 

- Muy ocasionalmente, ya casi está normal. De hecho, creo que pronto le daremos el alta. 

- ¿Y adónde irá Peeta? Su familia murió y la panadería de los Mellark quedó destruida -comento preocupado.

- A su casa en la Aldea de los Vencedores, Katniss está viviendo allá también... y Haymitch se encargará de ambos -dice, un poco optimista. Dudo que ese borracho pueda cuidar a alguien.

- ¿Ha hablado con Katniss, doctor?

- No, no contesta mis llamados. Pero he hablado con Haymitch, cuando está sobrio, y con la señora Sae. Tengo que inventarme los reportes en base a lo que ellos me cuentan. Katniss aún está deprimida, pero saldrá adelante, es fuerte. Y tener a Peeta de vuelta le hará bien, una vez que nos aseguremos que no hay peligro... 


Deja la frase en el aire y llama a unos colegas, indicando que ellos estarán al otro lado del vidrio polarizado, viendo y escuchando nuestra conversación. Que actúe natural. Entro y me sorprendo lo delgado que está Peeta. Está amarrado a la cama, la mirada perdida en la ventana, donde los nubarrones anuncian lluvia en cualquier momento. Entonces gira la cabeza cuando carraspeo para hacerle notar mi presencia. Me queda mirando fijamente por un minuto (que me parece una eternidad) mientras me estudia de arriba a abajo.


- ¿Eso es todo? ¿Carraspear y quedarte ahí parado como idiota? ¿O vas a decir algo? -Noto una leve ironía en su voz, esperaba enfado o confusión, no que se burlara.

- Hola Peeta... es que... mira, no sabía en qué estado de ánimo te encontraría. ¿Te molesta que haya entrado?, ¿podemos... quieres hablar? -Me hago un lío, porque parece tan distinto al chico amable y risueño de antes.

- Pues ya estás adentro -señala sonriendo-. Claro, Gale, conversemos, echo de menos hablar con alguien que no luzca una bata blanca -se ríe y yo me relajo-. Pero antes, hazme un favor. -Me acerco cuando mueve los dedos.- ¿Puedes acomodarme el almohadón y pasarme el mando de la cama? Ése que está sobre la mesita.


Le paso un pequeño mando gris con botones, Peeta reclina la cama y le pongo la almohada tras la cabeza cuando queda semi sentado. Me agradece y me indica que me siente en una silla que acerco desde un rincón. Entonces me pregunta el motivo de mi visita. Le respondo que quería ver cómo estaba y si piensa volver al 12, con Katniss y Haymitch. 


- No creo que sea buena idea volver -señala Peeta, dudando-. Puedo... todavía tengo flashbacks, creo ver cosas o imágenes, confundiendo mis pensamientos, haciéndome creer que Katniss es una amenaza. Si me voy al 12 y me da una crisis, podría hacerle daño... y no quiero eso.

"Mientras el doctor Aurelius no me asegure que estoy bien y que ella no corre peligro cerca mío, no volveré al 12. Hasta que la junta de médicos me autorice a salir del hospital. Ya veré qué hago con mi vida cuando salga de aquí... 

- Pero, tendrás algún plan, alguna idea, Peeta... ¿tienes algún lugar dónde quedarte cuando te den el alta? Estoy trabajando para Paylor, como guardaespaldas, puedo hablar con ella y pedirle que te asigne un lugar dónde vivir.

- Gracias por la oferta -contesta-. Pollux ha venido a verme varias veces, creo que se siente solo sin Castor, vivían juntos. Me dejó un papel con la dirección de su departamento, que puedo quedarme ahí el tiempo que quiera o necesite.

- Así que te irás a vivir con Pollux -digo. Peeta se encoje de hombros.

- No lo sé, todavía. Puede que me quede unos días ahí y luego busque otro lugar. El Capitolio no me trae buenos recuerdos. -Yo meneo la cabeza y tuerzo la boca para indicar que a mí tampoco me agrada este lugar.- Johanna se pasó por aquí antes de regresar a su distrito, después de la ceremonia. También me ofreció que me fuera a vivir a su casa en el Distrito 7. Dice que no le teme a mis crisis y, que si me da una, me noqueará de un golpe en la cabeza si es necesario. -Peeta esboza una sonrisa.

- Ya lo creo, después de ver cómo noqueó a Katniss en el Vasallaje con ese rollo de alambre -comento, devolviendo la sonrisa.


Luego me cuenta que vio por televisión la ceremonia en que Paylor juró como presidenta. Peeta recuerda que Coin los hizo votar para decidir si se llevaban a cabo nuevos Juegos con niños del Capitolio, pero que todos los vencedores se opusieron... no sabía nada del papel hasta ahora. Estaba un poco en el aire respecto a los motivos que tendría Katniss para matar a Coin. 


- Así que guardaespaldas de Paylor, ¿eh? Deben estimarte mucho para darte un puesto tan importante, Gale. -Hago una mueca de disgusto y Peeta lo nota, agregando:- ¿No te gusta el trabajo? Pensaba que las armas eran lo tuyo...

- Sólo arco y flecha. No es un mal trabajo, pagan bien, pero no dispongo de mucha libertad, los turnos son agotadores. Somos sólo cuatro y nos turnamos, pero donde vaya Paylor, por ejemplo a visitar un distrito, allá vamos todos. Ahora tengo la tarde libre pero esto no es lo mío... tampoco quiero estar mucho tiempo acá en el Capitolio, por todo lo malo que pasó aquí. -Entonces me decido y lo digo, así, sin darle más vueltas.- Cuando termine el mes, cobraré el sueldo y pediré la renuncia. Me largo de aquí.


Peeta se queda medio minuto pensando en lo que acabo de anunciar. Luego fija sus ojos en mí.


- ¿Volverás al 12, Gale? ¿Piensas ir a ver si Katniss quiere estar contigo ahora? -No hay celos ni enfado en su voz, más bien resignación y tristeza.

- No, Peeta, no me voy al 12, me iré al 2 -me apresuro a responder-. Nunca hubo nada romántico entre Catnip y yo, nunca lo hubo en realidad.

- Pero Katniss me confesó que te había besado, cuando te azotaron... y que tú la besaste una vez, detrás del Quemador, antes de irnos a nuestra gira de la victoria -rememora Peeta, con el ceño fruncido-. Siempre creí que ustedes... -Deja la frase en suspenso, indeciso.

- Sólo fueron esas dos veces -le aclaro- y besa horrible, muy mal. -Me callo y agrego enseguida:- Bueno, a mí no me besó como te besó a ti en el Vasallaje. Ella te ama a ti, Peeta. 

- Pero no me la merezco. Y es probable que Katniss ya no quiera estar conmigo... así como soy ahora -suspira Peeta.

- Eso no puedes saberlo hasta preguntárselo. Tienes que volver y hablar con ella, Peeta. Ustedes dos se aman y tienen que darse una segunda oportunidad. Sólo necesitas un poco de valor y hacerlo. 


Peeta me mira y niega tristemente con su cabeza, mudo. Después, insiste que ya no se merece a Katniss y que tal vez ella no lo quiera más. Le comento lo que me contó Aurelius y Sae por teléfono: que está deprimida y sólo se dedica a llorar, dormir y mirar al vacío. Que apenas come, no se baña ni sale a cazar. Que la necesita. Una enfermera entra a decirme que ya se acabó el tiempo de la visita y debo marcharme. Le doy la mano y unas palmadas amistosas en el brazo, porque no sé si alguna vez volveré a ver a Peeta Mellark. Pero antes de cerrar la puerta, le reitero que vaya al 12 y saque a Catnip de ese estado catatónico. 

Voy a visitar a Finnick ahora. Annie me cuenta que casi no hay avance alguno, pero quiere pedir que lo trasladen al 4 donde el hospital nuevo ya está casi listo. Me despido de ella y salgo del recinto médico. Llueve afuera ya.



Cuando llega fin de mes, en efecto, pido la renuncia personalmente a Paylor. Ella se sorprende, porque no se lo esperaba y quiere saber qué motiva mi dimisión y si puede hacer algo por mí.


- Quisiera ser destinado al Distrito 2, Presidenta, que me asigne un puesto donde pueda ser útil.

- Bien, soldado, todavía hay que reorganizar la academia donde se formaban los agentes de la paz, necesitamos instructores y nuevos policías... ¿le interesaría un cargo como instructor militar en el 2?

- Acepto, Presidenta -respondo cuadrándome ante ella.

- Pero aún no le he informado el sueldo ni los horarios -expresa ante mi súbita decisión. Aunque para mí no lo es, ya tenía decidido irme allá.

- El dinero no es lo más importante para mi, sé arreglármelas con poco, fui pobre toda la vida, Presidenta. -Ella asiente, entendiendo.- Y respecto al horario, prometo trabajar duro aunque me gustaría disponer de algunas horas por la tarde más un día libre a la semana, para asuntos personales. Cualquier lugar que me asigne para vivir estará bien, sólo necesito dónde llegar a dormir.

- Bien, me encargaré que le den un departamento y que le paguen bien por su trabajo. Perdone que me inmiscuya, soldado Hawthorne... pero, ¿por qué no vuelve al 12?, ¿su familia también irá con usted?

- Mi familia sigue en el 13 pero he hablado con ellos y piensan volver al 12, reconstruir su casa con los fondos que usted asignó a los distritos devastados. Yo... no puedo volver, yo saqué a la gente la noche del bombardeo... pero alguien no llegó al lago y no me lo perdonaré nunca. No puedo volver sabiendo que le fallé... tengo que ver si está en el 2 con su familia paterna.


Paylor asiente, después de las propos, todos saben que yo tenía una relación con Madge Undersee, la hija del alcalde del 12 y que no se ha sabido nada de ella desde esa noche. Sin embargo, Paylor no pronuncia comentarios compasivos, respeta mi decisión. Hace una llamada y luego me extiende una breve carta para presentarme en mi nuevo trabajo. Parto al anochecer, así que me voy al departamento provisorio que comparto con los otros guardaespaldas. Empaco mis pocas pertenencias.

Abordo el tren en la estación, acomodo mi equipaje y me arrellano en el cómodo asiento doble. Estoy solo en el compartimento, como viajaré de noche, espero dormir unas horas antes de llegar en la madrugada al Distrito 2. Hay un televisor pero no quiero ver nada. A medida que el tren va dejando el Capitolio, siento que mi cerebro empieza a amodorrarse por el cansancio acumulado, he tenido días muy largos y agotadores esta semana. En mi mente oigo una melodía conocida. En el bosque del Distrito 12, Candance sonríe mientras ejecuta "El Árbol del Ahorcado" en su violín. Es un sueño breve, sólo la veo tocar junto a un viejo árbol. Sin embargo, al poco rato, medio despierto, medio dormido, siento algo ligero como roce de plumas en mi rostro. Mis ojos soñolientos se entreabren y distingo una figura femenina alada y luminosa flotando frente a mí. Candance. Alargo mi mano para tocarla, pero empieza a alejarse, más bien a fundirse con las motas doradas dentro del compartimento. Muchos puntitos luminosos como motas de polvo envuelven a Candance y ella va desapareciendo lentamente. Pero antes la escucho decir:


- Sigue buscando, Gale, no pierdas la esperanza... 






*********************


AGRADECIMIENTOS



Queridas lectoras:


¿Qué más puedo decir a estas alturas? Simplemente, agradecer su fiel y constante apoyo una vez más. Gracias, millones de gracias por haber escogido leer mi obra, por votar y comentar. También por señalarme mis errores o fallos en la redacción o la trama misma. Su aporte fue muy valioso y lo será siempre. Es gratificante escribir y luego ver los comentarios, saber que al otro lado de la pantalla, incluso a kilómetros de distancia, alguien lee lo que escribo y que, además, le guste mi sarta de disparates... eso no tiene precio. Encontrar lectoras con la misma pasión (o la misma locura) de una, tampoco, jejeje.

A pesar de llevar casi dos años en Wattpad, todavía me sorprendo de esta herramienta que permite a cualquiera publicar. Y me sorprende tener gente que lee mis escritos y me pide que continúe con la historia. 

Confieso que este fanfic no estaba en mis planes, para nada. Escribí el primero, "El Sinsajo Emprende el Vuelo", en una semana porque lo tenía todo claro. Luego me salté al epílogo de Suzanne agregando de mi imaginación, ahora lo estoy reeditando (mejorado, según yo), porque tendré que hacerle ajustes con respecto a esta versión mía de los dos últimos libros. "Sinsajo Herido" no estaba en mi cabeza, porque no se me ocurría nada, no sentía ese golpe de inspiración que he tenido con las otras historias. Pero me propuse escribir sobre los dos últimos libros completando la historia. Redacté los siete primeros capítulos en borrador y cuando me quedé sin nada que subir, pues le eché para adelante... no iba a dejar la historia cuando ya había empezado, me habría sentido defraudando a quienes esperaban la actualización. Algunos capítulos fueron fáciles, en otros me estanqué, en otros tuve que improvisar... pero ustedes siempre estuvieron ahí. Agradezco su paciencia y fidelidad, una vez más. Después se me ocurrió contar el primer libro pero desde la perspectiva de Gale y Madge, los amigos de Katniss en el 12. Me encantó la idea que fueran pareja, leí unos fanfictions de ellos enamorados y quise hacer el mío. 

No tengo memoria para recordar a cada una pero sepan que aprecio que hayan leído mi historia y hayan llegado hasta el final, alentándome a seguir con sus votos y comentarios (que más de alguna vez me hicieron reír también). Sé que se me quedarán nombres en el tintero sólo espero no se sientan mal si no las nombro. Mil gracias. GRACIAS TOTALES A TODAS.


XimenadeMellark

blackshine_

CatnipMellark012

Desolgis

martu33

girlonfirethg_

AnaKamaat

Lolatribute123

alejandranovelli

anahi-B

@Mer_Girl_Of_97

Tributolovers

AnetteMacias

LucyMellark

SweetMemories

anniecastro

Liizie19

cullenLaly

@AnaHernandez068

NatNeira

BereniceJuany

yamiofficial

VeronicaThgsinsajo

BelieberPatience

YoEverllark

clausybonita

IsellaTHG


Etc., etc. 


¡Nos vemos en el próximo fanfiction! Azucarillos, panes tostados, fresas, dientes de león y que la suerte esté siempre de vuestro lado. Saludos.

Luz.





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