My Sweet Prince [Namjin// Yoo...

By Babi_Bu

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GANADORA DE WATTYS 2016 EN SUBCATEGORÍA COMO NOVELA FANFICTION ACLAMADA POR EL PUBLICO Jin no pensaba llevar... More

Atención
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Epílogo
My Sweet Prince
Ya se...
Fanarts
Fanarts pt. 2

22

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By Babi_Bu

-Sabía que te encontraría así -dijo una voz divertida junto a Hoseok.

El muchacho abrió los ojos de golpe, captando que había estado a punto de quedarse dormido sentado otra vez en el trabajo, y sonrió con sinceridad y alivio al ver quién lo había despabilado.

Taehyung le miraba con una sonrisa de oreja a oreja, las cejas enarcadas y una bolsa gigante frente a sus narices.

-¡Traje el desayuno! -exclamó, feliz, dejando la bolsa sobre el mostrador y enseñándole el contenido-. Café negro para ti, y chocolatada para mí. ¡Y traje cupcakes!

Hoseok se sentía tan cansado, tanto física como emocionalmente, que aquel gesto hizo que se le llenaran los ojos de lágrimas. Llevó una mano a la cabeza de su dongsaeng y lo despeinó, logrando que éste se sonrojara.

-Eres un niño bueno, TaeTae -soltó, pero inmediatamente recordó lo que habían hecho la otra tarde y quitó la mano de su cabeza. ¿Cómo es que le llamaba niño bueno al muchacho que se habría restregado contra sus pantalones? ¿Qué era, como un fanfiction de esos en plan Sugar Daddy? ¡Aigoo, no! ¡Qué asco!-. Dime cuánto es.

Taehyung, al ver como sacaba la billetera de su bolsillo, lo miró horrorizado.

-¡No, hyung! ¡Ésto va de mi parte! -hizo una mueca-. Quería sorprenderte con algo.

-¿Y con qué lo has pagado? ¿Tu mesada de la semana? -al ver que el menor no respondía, dando por ende una respuesta afirmativa, le sonrió con ternura-. Yo lo pagaré p...

-¡Que no! Si lo pagas me enojaré contigo y no te hablaré nunca más, Jung Hoseok -el menor se cruzó de brazos, fingiendo un enfado que no le llegaba a la sonrisa de la cara-. Así que no se te ocurra sacar ningún billete de tu bolsillo.

Hoseok suspiró y se encogió de hombros, pues discutir con ese muchacho era imposible, y luego pasó a darle un trago largo al café humeante. Éste inmediatamente lo espabiló por completo, y hasta juraba que ahora veía un poco mejor.

-No pude desayunar antes de salir de casa -se excusó tras tomar un cupcake y llevárselo a la boca.

-¿Lo ves? Sentí que lo necesitabas y fui a comprarlo. Estamos como conectados o algo así, hyung.

-Eso es cool -respondió el mayor, riéndose al ver que el otro sonreía como un niño en Navidad.

¿Cómo podía ser tan inocente y tierno? ¡Era tan lindo! Como un niño pequeño en el cuerpo de un chico alto y de piel bronceada.

-Y dime, Tae, ¿te gusta alguna chica de la universidad?

El muchacho empalideció de repente.

-¿C-chica? P-pero, hyung... -sonrió con nerviosismo-. A mi sólo me gustan los chicos.

-Ah, está bien.

El menor parecía desconcertado.

-¿A ti te gustan las chicas?

-Pues... -Hoseok se lo pensó-. Las chicas son lindas -al ver que el menor parecía haber entrado en una especie de shock, soltó la risa-. Veo belleza en chicas y chicos por igual, no importa su sexo. Supongo que te quedarás más tranquilo si te digo que soy bisexual, ¿no?

-Ahhh -Taehyung respiró aliviado.

¿Habría creído que de verdad estaba diciéndole que sólo le gustaban las chicas, luego de prácticamente masturbarse con él en su casa? De sólo volver a recordar los gemidos de Taehyung sintió que se tensaba de éxtasis. Sacudió la cabeza, terminando su cupcake y dando otro trago al café negro. No podía seguir pensando de esa manera con él, era como un niño y Hoseok tenía sus momentos de deseo animal. No estaba bien. No lo sentía correcto.

-¿Y no hay ninguna chica... o chico... que te guste en este momento? -siguió el pelimorado, apartando la mirada con timidez.

-Mmmh -Hoseok se rió-. No tengo mucho tiempo ahora mismo para una relación estable, así que procuro no involucrarme mucho con nadie. ¿Te imaginas tener que tener citas dentro del trabajo, o quedarme dormido en medio de una caminata?

-Dudo que te quedes dormido de pie, Hobi.

-¿Quién sabe? No he dormido bien desde hace meses.

-¡Eso no está bien! ¡Está muy mal! -el muchachito infló los mofletes adorablemente-. Deberías cuidar mejor de tu salud, en serio, y dormir bien y...

-Si, es que... -suspiró-. Tengo muchas cosas que hacer -al ver que se le quedaba mirando, no muy convencido, agregó-. Trataré de dejar el dorama por las noches e ir directo a la cama.

Taehyung sonrió.

-Mejor.

-¿Y por qué te preocupas por mí, Tae?

-Alguien debería preocuparse por ti, hyung.

La sonrisa de Hoseok se borró inmediatamente, porque aquello le había revuelto el alma.



Jungkook quería hacerse un tatuaje. No sabía cuál, ni dónde, ni por qué; sólo sabía que necesitaba un tatuaje en su piel. Le haría sentirse seguro, se vería mucho más maduro, hasta de seguro que a las chicas les gustaba. Seguro... que a Tae le gustaría. A lo mejor lo vería con otros ojos, como si fuera alguien mayor, y... Pero no, no hacía ésto por él. No se ponía un tatuaje para que los demás creyeran que él era diferente porque esa palabra era una mierda y sólo la usa la gente de mierda para sentirse mejor consigo mismo. No, definitivamente él no iba a caer en ese pozo que imponía la sociedad.

Sacó la colilla de entre sus labios y la arrojó al suelo, sin apagarla, antes de entrar a la tienda aquella mañana. Ésta yacía casi vacía, con su luz tenue y sus carteles neón. Podía oírse a los lejos el bip de la maquinilla funcionando y tras el mostrador una mujer de exagerado maquillaje y pechos enormes le sonrió de una manera que le pareció asquerosa.

-Hola, nene -le dijo, apoyando el codo en el mostrador y descansando la mejilla en su mano-. ¿Qué buscas aquí?

-Me voy a hacer un tatuaje, obvio.

Ella se rió, y eso le hizo fruncir el ceño. ¿Acaso lo estaba tratando de niño?

-Necesitaré identificación para eso.

Jungkook rodó los ojos y dejó su DNI sobre el mostrador, tarjeta que decía que él tenía dieciocho (casi diecinueve) años y que podía clavarse tantas agujas como quisiera en el cuerpo.

-Muy bien, nene. ¿Ya tienes algo en mente?

-Nada.

-¿Y sabes dónde lo quieres?

-No lo sé -la mujer contuvo la risa y él tuvo que contener las ganas de mandarla a la mierda-. En el culo, ¿qué te parece?

-Dolerá un poco allí -respondió burlona-. ¿Qué tal en el hombro?

-¿En el hombro? 

-Ahá. Es un buen lugar para un primer tatuaje.

-Está bien. ¿Tienes...?

Comprendiéndole al instante, la mujer le alcanzó un cuaderno lleno de dibujos. Jungkook pasó hoja con la vista de la ella puesta en él, sintiéndose cada vez más presionado y más irritado. Estuvo a punto de escoger uno al azaar, sólo para apartar su mirada, cuando el borde de unas plumas negras le llamaron la atención. El muchacho corrió las páginas hasta el dibujo sobresaliente y observó, obnubilado, la figura de una persona con unas enormes alas negras. Un ángel, por supuesto.

-Quiero éste -apoyó bruscamente un dedo sobre el dibujo.

-Allá vamos entonces -la mujer sacó la figurilla y salió de detrás del mostrador, contorseonando las caderas hasta una de las sillas de cuero negro-. ¿Ya vienes?

-¿Tú? -Jungkook la siguió, sorprendido-. ¿Tú me vas a tatuar?

-Así es, ¿te parece raro?

-Pues eres una chica...

-Una chica que va a hacerte un ángel en el culo si no dejas de decir estupideces.

¿Estaba bien que le tratase así? ¿Podría quejarse con servicio al cliente? Aunque, claro, en Corea del Sur estaban totalmente prohibidos los tatuajes a no ser que tuvieras título en medicina y, vamos, que ningún médico se iba a poner a tatuar. No, éste era un lugar clandestino e ilegal, y él lo sabía muy bien.

Jungkook se sentó en la camilla, un poco tembloroso, y la mujer chasqueó la lengua mientras se ponía los guantes.

-¿Vas a quitarte la remera o tendré que hacerlo yo, niño bonito?

El muchacho rezongó y se la sacó por la parte de atrás, evitando con asco la expresión de la mujer al ver su cuerpo marcado. 

-Date la vuelta -él obedeció y se recostó boca abajo en la silla-. Mmm, mira esta espalda. Mira ésta piel... Hacía muchísimo que no veía algo tan puro en el salón, me da hasta pena marcarte.

-Hazlo ya. ¡Auch!

-Sólo ha sido un punto, nene. Tranquilo -la mujer se rió y Jungkook se mordió con fuerza el labio inferior.

Y así se quedó, durante lo que le pareció una eternidad, mientras esperaba que la aguja que estaba matándole la espalda terminara el jodido dibujo que nunca más se haría, porque nunca más iba a tatuarse si tenía que sufrir ese dolor. ¡No, ni en sus sueños! ¡Nunca más! La próxima vez se haría un aro en la nariz o en el labio y listo, pero nada de tatuajes.

-Debo decir que es una de mis mejores obras -dijo la mujer repentinamente.

Y de repente la máquina dejó de hacer su bip y Jungkook despertó de su leve adormecimiento, parándose de golpe y corriendo al espejo más cercano para ver bien su ángel. Y allí estaba, esplendoroso, magnífico, hermoso. De repente las horas de dolor habían tenido sentido. De repente la fortuna de dinero que le iba a costar había sido dinero bien gastado. Ese pequeño detalle, que en realidad medía lo que la palma de su mano abierta, en su hombro le daba ese toque de... algo. De personalidad, de madurez. De imbecilidad, a lo mejor, porque eso era lo primero que iba a pensar todo el mundo que viera que había cometido un delito; pero luego se maravillarían por su belleza y dejarían de pensar que hubiese sido una mala idea. Porque no lo había sido, para nada, era...

-Bueno chico, que me vas a hacer un agujero en el vidrio como lo sigas mirando así.

Jungkook miró de mala gana a la mujer, pero ya no podía sentir que le fastidiara. Era una jodida artista.

-Saca la billetera, bonito -la mujer acomodó sus pechos dentro del prominente escote y le sonrió. Él no pudo más que mirárselos con un poco de adoración-. La belleza tiene un precio.



Los ojos de Jimin se desorbitaron cuando vio a Jungkook dentro del salón de tatuajes, pagándole a una mujer. Y más se desorbitaron cuando vio que éste salía y se toqueteaba un brazo, haciendo gestos de dolor. Y no pudo evitarlo, lo juraba, de repente sus pies estaban yendo hacia él y las bolsas de compras rebotaran contra sus rodillas.

-¿¡Jeon Jungkook te has tatuado!? -exclamó cuando el pelinegro puso sus ojos en él.

Ay, aquellos ojos. Esos ojos negros que lo habían tenido tan cautivado durante tanto tiempo, tan profundos y misteriosos, pero tan crueles así mismo. Y tan, tan lejanos. 

Pero no. Jimin ya no sentía absolutamente nada por Jungkook. Porque lo había rechazado varias veces, porque le había mandado a la mierda otras varias veces, y porque le había roto el corazón... muchas más. Porque un chico como Jungkook no estaba con uno como Jimin. Porque ellos no se merecían.

-No es tu problema, Park -Jungkook pasó de él, metiendo las manos en los bolsillos del abrigo.

Pero el pelirrojo no podía dejar las cosas así, si su buena voluntad de ser el adulto no lo frenaba menos lo haría su curiosidad, así que se apresuró a alcanzarlo y caminar junto a él.

-¿Por qué lo has hecho? -inquirió, sintiéndose dolido al instante al ver cómo el otro se negaba a mirarlo-. Jungkook, ¿me quieres responder?

-No es tu problema. Piérdete.

-¡Deja de actuar como un niño!

El pelinegro lo miró de repente, y no había más que furia en sus ojos.

-¿Yo actúo como un niño? ¡Tú eres aquí el niño! Tan enamoradizo, curioso y estúpido. ¿Por qué no te vas a hacerle caso a todo lo que dice tu mamá Seokjin y me dejas en paz?

-No tienes por qué ser tan grosero, sólo quería ayudarte...

-¡Eres tan molesto! ¡Como una pulga! ¡Sólo... s-sólo aléjate!

Las palabras del menor lo hirieron, aunque nunca lo reconocería, y aún así siguió caminando a su lado. Porque si Jungkook tenía un problema interno por el que se estaba poniendo en plan rebelde y comenzaba a hacer estupideces entonces... Necesitaría a alguien que lo escuche. Y Jimin sabía escuchar, siempre y a todo el mundo, no importa cuál fuera su problema. No importa cuán grosero o imbécil sea el otro, él lo escucharía. Él era un buen hyung.

-¿Puedo verlo? -se animó a preguntar.

-¿Quieres que me desnude aquí, frente a ti? 

Jimin se sonrojó de pies a cabeza y se apresuró a sacudir la cabeza y las bolsas de compras que tenía en las manos.

-¡N-no! ¡No, claro que no! ¡Yo no decía eso! L-lo siento -se rió, nervioso-. No tienes que enseñarme nada, has como que no dije nada, ¿sí?

Jungkook tragó saliva y él supo que le había tocado. Que claro, en algún momento tenía que dejar de sentir rencor hacia Jimin por intentar, estúpidamente, conquistarlo, y entonces darse cuenta que era imposible odiarlo. 

-Taehyung te contará de él cuando lo vea -respondió secamente, y Jimin apretó los dientes con fuerza.

-Él está completamente enamorado de otro chico, de Hoseok, y lo sabes.

-Sólo dices toda esa mierda para sacarlo del mapa y así tener vía libre conmigo -se rió, y el pelirrojo abrió los ojos como platos ante lo que acababa de escuchar-. Y eso no sucederé, Park. Tú y yo no sucederemos.

-¡Pero si yo ya no quiero nada contigo! Está... todo superado, en serio. Te tengo superado.

-Ya, sí.

Jungkook se giró repentinamente hacia Jimin y lo empujó con fuerza contra la cortina metálica de un local cerrado. 

Al pelirrojo se le cortó el aliento, y es que tener tan sorpresivamente cerca al pelinegro le ponía demasiado nervioso. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué lo miraba de aquella manera?

-¿De verdad no te gusto más, Chimchim? -Jungkook llevó sus dedos a su barbilla, levantándola para que pudiera verlo a los ojos-. ¿No te gusta ésto?

Jimin se tensó cuando sintió la mano libre del otro en sus pantalones, justo sobre su zona noble.

-¿Q-qué estás...? -la respiración comenzaba a entrecortársele, y eso no estaba bien. No estaba nada bien-. ¿¡Qué estás haciendo, Jungkook!?

-¿Qué es esto? ¿Huh? -su mano se cerró directamente sobre su pene, y Jimin entreabrió los labios, dejando que un halo de humo blanco saliera entre ellos-. Estás duro ahora mismo. ¿Eso es por mí?

No, no, no. Maldita sea...

-J-Jungkook...

Éste lo soltó, y de repente volvía a mirarlo con asco.

-No digas que me tienes superado, Park. Porque claramente no es así.

Y, con esas últimas palabras, se marchó; dejando a un Jimin completamente confundido, avergonzado y tembloroso.







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