Lifes Crossed

By YaribelMontero

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A veces pensamos que la vida es injusta... ¿Y quién soy yo para decir que no? La vida cambia en un abrir y ce... More

Sinopsis.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Aviso.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo 52. Rompecabezas.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Capítulo 55.
Capítulo 56.
Capítulo 57.
Capítulo 58.
Capítulo 59.
Capítulo 60.
Capítulo 61.
Capítulo 62. Final.
Epílogo.
AGRADECIMIENTO.

Capítulo 41.

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By YaribelMontero

Terminé de acomodar todo en su lugar y luego me di una ducha. Caminé por toda la casa recordando cada momento que viví en ella, no me había dado cuanta ni en que momento mis pies llegaron a caminar y quedar frente a aquella puerta de madera, allí dentro se encuentran cosas de ellos y sé que entrar allí me traería recuerdos dolorosos, su falta de presencia, sus olores mezclados, sus pertenencias. La verdad no sé si estoy lista para esto, pero se que debo dar cada paso y con cada uno de ellos hacerme más fuerte. Tomé la perilla y ya decidida abrir escuché el timbre sonar dejándome a medio abrir. Cerré la puerta nuevamente, caminé por el pasillo para luego bajar las escaleras, el timbre no dejaba de sonar y eso solo lo hacía una sola persona. Abrí la puerta y de inmediato Max entró a la casa como si de la suya se tratase.

-No sé que me sorprende más, el hecho de que estés aquí de vuelta o los pedidos que me hiciste. -Max seguía igual que siempre, su cabello despeinado, ojos mieles llamativos, perfil definido, cuerpo fornido, tamaño grande. Me quedé en silencio, una sonrisa se formó en mis labios. Max dejó salir un bufido rodeando mi cuerpo hasta abrazarme. -Te extrañé tanto, piojosa. -Pegué mi rostro de su pecho abrazando su espalda. -Traje todo lo que me pediste.

Nos separamos yendo hasta una mesa donde subió una maleta.

Max es algo así como un amigo casi hermano. Es el tipo de chico peligroso, su trabajo es hacer cosas ilegales, armas carreras, peleas, todo lo que sea ilegal se resume a Max.

-Hayle. -Levanto el rostro hacia él. -¿Qué está pasando? ¿dónde está Haype? -Bajo la mirada a la mesa. Mi cuerpo se estremece y siento el nudo subir a mi garganta.

-Está en casa. -Respondo. Max dejó salir un suspiro, tomo mi barbilla haciéndome subir el rostro.

-Sea lo que sea, estoy aquí y te apoyaré en lo que sea. -Niego con la cabeza. No le pondré en peligro.

-Muéstrame. -Señalo la maleta pesada sobre la mesa. Max se giró y abrió esta sacando algunas cosas.

-Estas cámaras son de las mejores y ultimo modelo, la programas y tendrás una vista perfecta. Los micrófonos apenas y son visibles, grava todo tipo de voz a la perfección y lo mejor de todo es que parece una mancha oscura antes que un micrófono. -Dijo y dejó los micrófonos junto a las cámaras. -Hay todo tipo de armas cargadas, las menos pesadas son menos original, pero eso no quita que una bala en la cabeza acabe con la vida de alguien, las más pesadas ya sabes que son las originales. -Sacó otro maletín del bolso, dentro de ella hay todo tipo de armas. Sonreí y tomé una del bolso, la cargué y apunte a un lugar de la casa, volví a dejarla en la mesa y miré los micrófonos.

-¿Qué haría sin ti? -Sonrío.

-Ahogarte en problemas. -Responde con orgullo.

-Idiota. -Golpeo su hombro haciéndole reír.

-Debo irme, pero volveré al rato. Asiento en silencio y recuesto mi cuerpo a la pared. -Hayle. -Le miro. -Sabes que puedes confiar en mi. Recuerda que las cosas malas lo hacemos juntos así hayan pasados años seguirá siendo así. -Se acercó y besó mi mejilla, tomó su chaqueta y caminó a la salida. Antes de salir se dio la vuelta y me miró. -Cuando te fuiste no pude decirte cuanto lamento la muerte de tus padres, ellos eran grandes personas, aunque algunas veces quisieran matarme yo les quería mucho. Lamento por todo lo que pasaste. -Trago grueso y asiento una vez.

-Me da gusto volver a verte. -Sonrío sin mostrar los dientes.

-Lo sé. -Sonríe guiñando un ojo. Sale y cierra la puerta.

El sonido de mi celular borró aquella sonrisa que había dejado salir. me levanté de la silla y tomé de la mesa. Antes mis manos temblaban con leer el nombre, pero ahora me siento más decidida que nunca.

Número desconocido.

Tomé la llamada antes de que caiga y lo llevé hasta mis oídos.

-Pequeña.

-¿Qué quieres?

-¿Esa es la manera de recibirme?

-¿Qué quieres? -Volví a preguntar con voz neutra.

-Quiero saber hacia donde te fuiste. -Los chirridos de sus dientes se podían escuchar. Debo admitir que eso me sorprendió, pensé que donde quiera que fuera él lo sabría.

-El sabelotodo por fin no sabe algo. -Me burlé, aunque mi voz seguía igual.

-Solo dime dónde estás.

-Solo dime tu puto nombre y donde te encuentras. -El silencio en la línea se hizo presente, y dejar sin habla a este gilipolla es algo extraño. Solo su respiración agitada se podía escuchar y eso ya me estaba desesperando.

-Levin, ese es mi nombre. -Ciertamente no esperaba su respuesta.

Levin.

Maldita sea no conozco un puto Levin.

-¿Qué hay de tu dirección?

-¿Tan desesperada estas de verme? -Dijo en tono burlesco.

-Tan desesperada estoy de matarte. Solo dame la maldita dirección.

-Sabes que no estas en posición de exigir. Te recuerdo que una de las personas que amas está en un hospital desde hace un mes, y lo que queda de tu familia está sola.

-Con ellos no te metas. -Apreté tanto mis dientes que temí por un momento romperlos.

-Almacén abandonado, calle London a la esquina. -El pitido en mi oído me dió a entender que la llamada había acabado.

Almacén abandonado, calle London a la esquina.

Repetí aquello que dijo hasta entender todo. Se donde está ese lugar, Max y yo una vez encerramos al imbécil de Gustavo la vez que quiso besar a Haype.

Fuí a mi habitación y me vestí de negro, bajé y coloqué armas en mi cuerpo, sujeté el cinturón y dejé allí dos armas, amarré mi cabello en una cola y fuí directo a la puerta. Busqué mi auto en el garaje y subí a el decidida.

....

Dejo el auto en un matorral de ramas para que no sea visible y bajo de el. Camino hacia el frente con pasos decididos. Saco el arma y la preparó en mis manos, me pongo a un lado de la puerta oxidada y luego de contar hasta tres pateo esta hasta dejarla de par en par. Entro con el arma al frente y mirando a todos lados, mas todo esta en silencio. Bajé el arma y suspiro fustrada.

Lo sabía, sabía que era una estupidez, él nunca me diría donde se esconde.

Revisé cada lugar del almacén pero todo está vacío, ya decidida a irme y más enojada de lo que entré, escuché un disparo provinente de un lugar. Me escondí detrás de una columna y otro disparo fué hacia mi dirección, más la columna lo atrapó, saqué la mitad de mi cuerpo y apunté hacia el frente, disparé una dos veces pero fallé, la persona al otro lado comenzó a disparar como si fuera un principiante hasta que conté sus balas, y este ya no tenía más, esa era mi oportunidad. Salí detrás de la columna a pasos silenciosos caminé al frente y allí vi un hombro, apunte hasta el y una bala lo impacto. El sonido y quejido de dolor de la persona no tardó en llegar. Caminé unos pasos más dispuesta a matar a la persona que sea pero este empezó a correr hacia alguna salida, le seguí el paso con el arma en una mano. El almacén era grande y habían salida en muchos lugares, subió una escaleras que no se a donde daba, mas no me detuve y le seguí el paso, me volé de tres escalones hasta llegar arriba, abrió una puerta y en ese momento pude ver su cuerpo, este sólo indica que es de una chica. Abrí la misma puerta que ella abrió y corrí más rápido, lo último que vi fue como se lanzó al otro lugar mientras dejaba su sangre goteada, me lancé igual a esta pero ya era demasiado tarde, se había ido.

¡Maldición!

Solté un grito de frustración pateando una piedra.

Mi di la vuelta y mi pies derecho piso algo que al parecer se le cayó a la chica. Me puse de puntillas y lo vi.

Mi respiración se cortó y todo mi cuerpo se tensó.

Esto no era cierto, no podía ser cierto, ella no me haría esto, no me traicionaría.

Me quería convencer de algo de lo que ya tenía prueba, pero en el muy fondo de mi, algo empezaba a desconfiar de todos.

Esa chaqueta blanca era su favorita, siempre la llevaba consigo, decía que le daba buena suerte.

Apreté la chaqueta en mis manos y miré al frente con la vista empañada. Carina no podía estar involucrada en todo esto.

....

Si antes conducía rápido a esto no sé como llamarle, agradezco que la calle esté desierta y que no haya ningún policía.

Pongo el celular en frente mío y lo pongo en alta voz, marco el número de Max y espero hasta escuchar su voz.

-¿Me dejarás ayudarte? -Fue lo primero en escuchar de él.

-No exactamente a lo que piensas, pero si, necesito tu ayuda en algo más. -Doblé una esquina para no pasar por donde alguien más conozca mi auto.

-Déjame ayudarte Hayle.

-Lo harás. Necesito que vuelvas a casa y tomes los micrófonos y las cámaras, te mandaré unas direcciones y las colocarás donde te diga, lo programaras con mi computador y teléfono. Estoy lejos de casa y ahora mismo no puedo volver.

-¿Cómo se supone que entraré a tu casa si no tengo llaves?

-Como mismo entrabas cuando te cerraba las puertas. -Estacioné el auto y tomé la chaqueta en mis manos. -Debo irme. -Colgué la llamada y bajé del auto.

¿Cómo es posible que esto este sucediendo? La persona que más rápido se ganó mi confianza, en la que creí, y considere una amiga ¿me traicionó? ¿Con que motivo?

La sangre me quema por dentro, ahora mismo puedo matar a una persona con mis propias manos, sea ella, sea Levin, sea quien sea.

Toqué la puerta con fuerza, el timbre tardará más. No obtuve resultado por lo que golpe más fuerte y repetidas veces la puerta hasta que escuché unos pasos del otro lado.

Al la puerta abrirse la madre de Carina me observó para luego sonreír alegre.

-Hayle, hermosa, cuanto tiempo ¿Quieres pa...?

-¿Dónde está Carina? -Le corté la palabra. La vi ocultar su sonrisa para mirarme con el ceño fruncido.

-Está en su habitación, no quiere salir desde hace dos días. No sé que le pasa. -Oh, yo si lo sé. -Puedes pasar a verla, quizás a ti si te atienda. Yo iré al mercado, solo quedarán ustedes en casa, siéntete cómoda. -Asentí con la cabeza porque en realidad creo que explotaré ahora mismo. Me dio paso en la puerta para entrar y me indicó las escaleras para que suba y así lo hice. Caminé apresurada hasta llegar a su habitación y golper su puerta caoba.

Pude escuchar algo caerse y luego otro silencio. Golpeé con más fuerza la puerta sin importarme derrumbarla.

-No quiero hablar, mamá. -Susurró.

Mi puño golpeó tan fuerte la puerta que pude romperla un poco. Un pequeño gritico desde dentro de la habitación se escuchó para luego unos pasos acercarse y la puerta ser abierta dejando ver el rostro demacrado de Carina, su cabello despeinado, su pijama sucia al igual que todo su cuarto.

-Hayle. -Dijo como si fuera imposible que esté aquí frente a ella. La tomé de la camisa de su pijama y entré a la habitación arrastrándola hasta pegarla a una pared.

-¿¡Por qué lo hiciste maldita sea!? -Grité chocando mi puño en la pared cerca de su rostro. Las lágrimas de Carina no tardaron en caer y mi furia crecía. -Habla, Carina.

-M-Me... estás... lastimando. -Dijo como pudo.

-¿¡Por qué lo hiciste joder!? -Ella no dijo nada solo negó con la cabeza. -Juro, Carina que te mato en este momento si no me dices el por qué me engañaste. -Sisee con los dientes apretados. El cuerpo de Carina temblaba como gelatina y sus labios dejaron escapar un sinnúmero de sollozos.

-No sé de... que hablas. -Murmuró en sollozos. -No te engañé, nunca lo haría. -Levanté su chaqueta hasta ponerla frente a ella. Al verla sus lágrimas aumentaron y si no la tuviera sujetada ya estuviera en el suelo.

-Te estoy dando la oportunidad de decirme que significa esto y por qué estaba en ese lugar. Más vale y tengas algo muy lógico por decir. -Mis dientes dolían de tan apretados que estaban, más a mi no me importaba. Carina trataba de callar sus sollozos pero era estúpido tal cosa. No decía nada y mi enojo se alimentaba en cada segundo.

-Fue él. -Susurró entre lágrimas.

-¿Quién es él?

-No lo sé, iba de camino a la universidad cuando un auto se estacionó frente a mi, un chico encapuchado bajo de él y me obligó a subir, me pegó y quedé inconsciente, cuando desperté estaba en un lugar abandonado, habían unas 12 personas con el rostro cubierto y todos armados. Uno de ellos les pidió a todos se fueran, una vez los dos solos me dijo su nombre, era algo parecido a Lervin o Lewin...

-Levin. -Dije y ella me miro extrañada.

-Si, él. Me ofreció mucho dinero para traisionarte, quería que te haga daño, me contó lo que hizo con Nathan y me amenazó con hacerle daño a mi familia. -Sus lágrimas aumentaron aún más y me miro arrepentida. -Le dije que lo haría pero no puedo, no puedo hacerte daño, te quiero eres mi amiga, no puedo hacerlo. Pero solo así me dejó ir, desde entonces no salgo de casa. -Soltó un sollozo cerrando sus ojos. -Estuve en ese lugar un día completo y mi familia pensaba que estaba contigo. Yo... lo siento, nunca quise que desconfiara de mi, nunca te haría daño.

Mi cabeza en estos momentos era un lío, estaba mi yo desconfiada y mi yo que confía en ella. Podía ver en sus ojos sinceridad, podía ver lo mal que la estaba pasando y que todo lo que dice es cierto. Si ella no era la chica de hace rato ¿entonces quién era? En eso recordé que lo había disparado en su hombro izquierdo.

-Quítate la camisa. -Dije. Ella frunció el ceño y limpió sus lágrimas.

-¿Qué?

-Que te quites la camisa.

Desabrochó su camisa y la dejó caer.

Intacto, sin una marca ni rasguño, como si nunca le hubiera pasado algo en el. Llevé una mano a mi rostro y cerré los ojos aturdida. Ahora más que nunca estoy confundida, mi cabeza se pondrá gigante de tanto pensar. Di un paso lejos de ella al darme cuanta de lo que había hecho. Todo era cierto, fue una víctima de Levin para hundirme, y todo por mi culpa.

-Hayle ¿estás bien? -Escuché su voz lejana más no abría mis ojos. -Estás perdiendo el color.

Abrí los ojos de golpe y ahí pude verla sin intención de matarla. Su ojo derecho amorotonado, y su cuello por igual. La golpearon por cubrirme, por no decir nada de mi.

Aparté la vista de ella y caminé a su puerta dispuesta a desaparecer. No merezco estar aquí, no puedo si quieras mirarla a la cara y recordar lo de hace minutos. Abrí la puerta e inmediatamente fue cerrada. Miré a mi lado, Carina tenía su camisa puesta y su brazo en la puerta. Aparté la mirada de ella y la llevé al frente.

-No tienes porque sentirte así, sé por lo que estás pasando, la persona que amas esta en un hospital sin despertar, estás bajo amenazas con tu familia, tuviste que irte del lado de Haype por protección de ella, te has apartado de todos por no hacerlos sufrir... Y sé cuanto quieres que esto termine, sé cuánto quieres matar a los responsables de todo esto. No te culpo por nada, ni siquieras por lo de hace unos minutos, si yo fuera tú y estuviera pasando por lo que tú estás pasando actuaría igual o quizás peor. -No la miré, solo sentí mis ojos picar y ganas de llorar. Todo esto me está volviendo loca y temo por eso. -Sólo dame un abrazo. -Aparta la mano de la puerta y rodea mi cuerpo al suyo. Abrazo su cuerpo por igual dejándola esconder su rostro en mi pecho.







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