My Sweet Prince [Namjin// Yoo...

By Babi_Bu

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GANADORA DE WATTYS 2016 EN SUBCATEGORÍA COMO NOVELA FANFICTION ACLAMADA POR EL PUBLICO Jin no pensaba llevar... More

Atención
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Epílogo
My Sweet Prince
Ya se...
Fanarts
Fanarts pt. 2

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By Babi_Bu

Cuando el pelirrojo despertó sobre una cama, le costó unos cinco minutos captar en dónde estaba. 

Y quizá fueron las paredes carcomidas y llenas de humedad, en vez de sus paredes blancas y cortinas de seda, lo que le hicieron encontrar en algún lugar de su memoria el momento exacto en el que había ido a una casa que no era suya. A una casa que, en efecto, le pertenecía a...

Yoongi dormía a su lado, con el cuerpo bajo las sábanas y el cabello verde completamente despeinado. Su boca estaba cerrada en una fina línea recta y su respiración era acompasada y lenta. De hecho, de no haber sido por sentir su respiración sobre la almohada Jimin habría creído que estaba muerto: muy quieto, muy blanco. Aunque, claro estaba, un cadáver no tenía los brillantes y rosados labios de su hyung.

Jimin entrecerró los ojos, acomodándose de lado para quedar cara a cara con el muchacho. Dirigió una mano hacia la sábana que ocultaba parte del cuerpo de Yoongi y la apartó, dejando a la vista los boxers negros del muchacho. Aquello le hizo abrir mucho los ojos y apartarse un poco, pero inmediatamente se quedó de piedra al ver que el peliverde se movía. Temió por su vida, pero para su suerte Yoongi sólo se puso boca arriba. Y digo para su suerte, porque el muchacho tenía una increíble erección mañanera debajo de esos ajustados boxers y el pelirrojo se alegró bastante por ello. O, bueno, tal vez no él pero su amigo sí se puso muy feliz.

-Hyung... -susurró, y sus palabras sonaron desesperadas; como un lamento de lo mucho que estaba sufriendo por verlo con poca ropa. 

Para su buena salud, Yoongi se había dejado puesta una camiseta blanca de manga larga, que sin embargo tenía subida hasta el pecho y dejaba la parte de su estómago y ombligo al aire. Jimin sólo quiso recorrer esa piel pálida con los dedos, pero se limitó a observarlo con deseo y morder con fuerza su labio inferior.

Se miró a si mismo, completamente vestido, y se pregunto qué había pasado exactamente la otra noche. Es decir... no recordaba gran parte de... nada. Sabía que se había drogado con Yoongi, recordaba a la perfección haber fumado y lo relajado que se había sentido después. ¿Pero luego? Nada. Cero. En blanco. ¿Quién le había dicho que olvidaría lo sucedido? 

Oh Dios mío...

¡Ahora lo entendía todo! O sea, ambos estaban en una cama y Yoongi iba en boxers... Realmente no entendía por qué él aún conservaba sus jeans, pero el hecho de que su hyung fuera semidesnudo sólo decía una cosa: habían tenido sexo, y Jimin no recordaba absolutamente nada.

¡Era increíble! ¡Realmente una mierda!

El pelirrojo se llevó las manos a la cabeza y comenzó a desordenar su cabello, odiándose en silencio a sí mismo por... haber olvidado todo. De seguro había sido la noche de su vida, y se había olvidado de todo. Aunque eso no explicaba por qué Yoongi tenía una erección mañanera, ¿acaso no habían llegado hasta el final? 

Miró hacia sus propios pantalones, y se avergonzó un poco al ver a su propio amigo tan animado esa mañana. ¡Y todo por ver a su hyung en boxers! ¿¡Es que se podía ser más... adolescente!? 

Volvió la vista hacia Yoongi y soltó un suspiro de dolor. Es que... dolía. Verlo dolía. ¿Cómo podía un ser humano lucir como un ángel y actuar como un demonio? Era la paradoja más chiclé del universo, y sin embargo le iba tan bien a su hyung... ¿Y él? Él era el pobre y mediocre ser humano que se enamoraba perdidamente de él y de todos sus problemas. Y tal vez era muy romántico, pero la belleza de su hyung era completamente innegable. 

Pasó la lengua por sus labios resecos, y estiró una mano hacia la camiseta de Yoongi con intención de bajarla. Cuando el borde de ésta tocó el principio de los boxers, soltó la camiseta y dejó la mano suspendida sobre el bulto que se formaba detrás de la tela negra. Volvió a relamer sus labios, sintiendo que se ponía aún más duro de tan sólo imaginar lo que sería tener esa parte de Yoongi entre sus dedos. En cómo el muchacho curvaría la espalda, echaría la cabeza hacia atrás y entre gemidos diría su nombre. Y, Dios, eso lo ponía tan pero tan... 

-Contrólate -se dijo a sí mismo entre susurros, aunque la verdad no pensaba que despertaría a Yoongi, quién dormía tan profundamente que asustaba-. Debes... controlarte, ChimChim.

Sin embargo, y pese a que trataba con todas sus fuerzas de no actuar como un asqueroso pervertido, su mano terminó acariciando levemente la tela negra. Yoongi se movió, ladeando la cabeza y murmurando alguna incoherencia. ¿Acaso... le había gustado, o algo así? Para comprobarlo, Jimin dejó caer su mano sobre el miembro erecto de su hyung.

Como si fuera una rápida escena en cámara lenta, Jimin vió como Yoongi levantaba el brazo y su mano salía disparada hacia atrás. El peliverde subió de un salto a su regazo, reteniéndolo entre sus piernas, y llevó una decidida mano a su cuello de modo que quedó totalmente inmovilizado.

-¿Me estabas... tocando, Jiminnie? -inquirió con voz ronca, propia de alguien que había dormido de tirón más de diez horas.

El pelirrojo se quedó muy quieto, con los labios entreabiertos en busca de una buena respuesta que darle y el corazón martilleándole dentro del pecho. ¿¡En qué momento se había puesto en alerta!? Aunque alerta era decir poco: los ojos de Yoongi despedían veneno, tan negros y entrecerrados que parecían clavarle agujas en la piel. Pasaba su lengua por el labio inferior, tan sádico que daba real miedo. Y lo que más asustaba de todo, era que ese delgado y bajito chico, de apariencia tranquila y sumisa, tenía su cuello agarrado con tal fuerza que a Jimin estaba costándole respirar bien.

-Y-yo... -comenzó, jadeando-. N-no...

Jimin miró hacia abajo y tragó saliva con fuerza al apreciar cómo su erección crecía aún más bajo los bonitos boxers de Yoongi. ¿Era éste consciente de que estaba justo sobre... él?

Y pareció notarlo, sin lugar a dudas, porque sin soltar su garganta comenzó a moverse, hacia atrás y adelante, frotándose contra su miembro y provocándole unos estremecimientos tan placenteros que se le salió un gemido.

-¿Te gusta, niño? -Yoongi ladeó la cabeza, curioso-. ¿Te gusto?

-N-no... Yoongi... Para, por fav... mmmmh...

-Parece que te gusta -el muchacho abrió de golpe los ojos y sonrió; y de repente parecía un niño de siete años-. ¡Hay que hacer algo divertido!

De un salto se bajó de la cama, dejando a Jimin completamente en libertad, y corrió a ponerse los pantalones.

El pelirrojo se sentó en la cama, entre asustado y excitado, y se quedó mirándolo como un fuera un extraterrestre. ¿Y ahora qué hacía? ¿Le preguntaba si se habían acostado anoche? ¿O por qué se había frotado contra sí hacía unos segundos? ¿O debía excusarse por haberlo tocado sin permiso, mientras dormía? 

-¿Qué esperas? -inquirió Yoongi, apremiante.

-Yo... -se puso en pie, alejándose de la cama y buscando su abrigo en el pequeño lugar-. Debería ir a casa. Mis padres deben... -se cortó, antes de decir algo muy estúpido.

Aunque no hizo falta, porque su hyung ya lo había entendido y se comenzaba a reír. Lo vió buscar un cigarrillo de una caja y llevárselo a los labios, mientras con la otra mano encendía la punta. Dio una larga calada, acercándose a él, y luego soltó el humo en su cara.

-Nos vemos después, supongo -dijo.

-¡Sí! C-claro, después... Después nos vemos.

Jimin divisó su abrigo sobre la mesada de la cocina y corrió a ponérselo. Abrió la puerta de salida y se giró.

-Yoongi hyung, ¿anoche nosotros no...?

-¿Mmm? -el muchacho rebuscaba algo en el bolsillo de un chaqueta.

-N-no, nada. Nos vemos luego.

Esperó una respuesta que consiguió, así que se limitó a cerrar la puerta con cuidado  marcharse a casa.

Seokjin no entendía así como absolutamente nada, y Namjoon estaba cansándose de eso. No porque no tuviera paciencia con su hyung, sino porque tenía ganas de hacer ejercicios y no de matemáticas.

-¿Quieres, por favor, prestar atención? -inquirió por décima vez, al ver que Jin se ponía a hacer origami con la hoja de apunte.

-Es que no puedo concentrarme -bufó el otro.

-Sí, me doy cuenta; y no entiendo por qué -los labios de Jin temblaron, delatando que quería reírse-. ¿Qué? ¿Qué te pasa?

-Deberías... pasar al baño.

-¿Disculpa?

-Solo digo, deberías ir al baño.

-No tengo ganas de ir al baño -Namjoon se pasó una mano por la cara, molesto-. Princesa, no juegues conmigo.

-Ningún juego Joon-ahhhh, ve al baño y mírate al espejo.

Ahora sí, tenía absolutamente toda su atención. 

El pelirosa entrecerró los ojos y se levantó de su asiento. Salió de la cocina y llegó al baño, para echarse una mirada en el espejo y...

-¿¡Pero qué carajo!? 

Dos bonitos corazones decoraban sus mejillas, claramente dibujadas con marcador negro. ¿¡Había tenido ese vergonzoso dibujo en la cara todo el rato!? ¡Con razón Chae no paraba de aguantar la risa frente a él! 

Namjoon volvió a la cocina dando pisotones y se fijó en que Jin tenía una grulla de papel entre las manos.

-¿¡Se puede saber por qué estoy tatuado!? -exclamó, perdiendo los nervios.

El mayor se encogió de hombros, aburridos.

-Fue mi venganza.

-¿¡Por qué!?

-Por quedarte dormido en mi película -hizo un puchero, sin dignarse a mirarlo-. Fue así como muy grosero de tu parte.

-Vaya -Namjoon se rió sarcásticamente-. ¿Y ahora te sientes mejor?

-No, debería haberte dibujado un pene o algo así. Habría sido más divertido.

El pelirosa abrió mucho los ojos y de repente la idea de corazónes no era tan mala. Tomó asiento y suspiró.

-No vas a concentrarte ahora, ¿no?

-Mm-mm -Jin negó con la cabeza, formando otro puchero. Aigoo, era tan jodidamente lindo-. No puedo concentrarme en álgebra. La verdad es que la odio.

-Creo que el alcohol te llegó ahora mismo.

-¡Que no estoy ebrio!

-No, claro que no -Namjoon hizo una mueca y se levantó a tirar del brazo del otro-. Vamos, princesa. Te llevo a la cama.

-No me lleves a la cama. ¡No quiero dormir!

-Tienes suficiente conocimiento, no necesitas estudiar más. Vamos.

-Namjooniiiiieeeeee.

-No me digas así, por favor -el aludido se mordió la mejilla interna y trató de controlar sus hormonas-. ¿Quieres hacer el favor de levantarte?

Jin se levantó, de mala gana, y se dejó arrastrar por el pasillo hasta su habitación. 

-Mira lo que le hiciste a mi lámpara -se lamentó el mayor, acostándose en la cama.

Namjoon llegó a su lado y se dedicó a sacarle las zapatillas y medias a Jin, para luego taparlo con la colcha. El castaño bostezó y se corrió hacia atrás.

-Acuéstate conmigo -pidió.

-¿Q-qué?

-Que te acuestes conmigo, Namjoon.

El muchacho se quedó tieso.

-No voy a acostarme contigo.

-¡Solo hazlo y ya!

-¡¡¡Está bien!!! Aigoo... -el muchacho se recostó a su lado, sobre las sábanas, y se dedicó a mirar el techo preguntándose internamente qué hacía con su vida-. ¿Ya estás contento?

-Sip.-

-Espero que mañana no recuerdes nada o, al menos, no te arrepientes y quieras darme con una pantufla o algo así.

-No es que fuera una cosa tan rara. Simplemente hace frío. ¿Oye, puedes...? -Jin cerró los ojos y movió las sábanas-. Es que no me puedo mover...

Namjoon suspiró, se quitó las zapatillas y se tapó con la colcha. Jin aprovechó la cercanía para acercarse más a él y poner una pierna sobre las suyas, abrazándolo con todo su cuerpo.

-J-Jinnie... -se lamentó el pelirosa-. ¿Quieres... darme un poco más de espacio?

-Estoy cómodo...

-Sí, pero... -suspiró-. ¿Por favor...?

-Shhh -Jin subió un poco la pierna, y Namjoon comenzó a mirar hacia todos lados para mantener su mente ocupada y no reaccionar ante el accidental roce entre ambos-. Duérmete.

-No me puedo dormir.

-¿Y por qué no?

-Por tu culpa; me distraes.

-¿Te distraigo? -abrió los ojos y le dedicó una mirada inocente-. ¿Qué te distrae? 

-Que me abraces, por ejemplo.

-Eso es porque hace frío, ya te lo dije.

-Y que estés tan... caliente -comentó, sintiendo la respiración del muchacho sobre su cuello-. Es como si tuvieras fiebre, Jin.

-Eso es porque bebí un poquito.

-El hecho de que eres tú, me distrae por completo.

-¿Y qué tiene... -el muchacho bostezó, acomodándose mejor contra su pecho-... el que sea yo?

-Que me gustas, princesa.

Namjoon se giró para ver su reacción, pero el mayor se había quedado profundamente dormido. Sonrió y se giró para acomodar mejor a Jin contra su pecho, y por primera vez en su vida Namjoon no había tenido sexo en la primera cita.

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