BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN...

By JoleHBellamy

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Los que no ven ninguna diferencia entre alma y cuerpo, no tienen ninguna de las dos cosas. -Oscar Wilde. Hist... More

ADVERTENCIA
SINOPSIS
P R Ó L O G O
1
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3.
4.
BOOK TRAILER.
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7.
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10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
Especial I
18.
19.
20.
21.
22.
Instagram
23.
24.
25.
26.
Especial II
Especial III
27.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
34.
35.
Especial IV
36.
AVISO.
37.
38.
39.
Portadas.
40.
41.
42.
43.
44.
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47.
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50.
51.
52.
53.
55.
56.
57.
58.
59.
GRACIAS
60. |Final|
Epílogo

54.

30.6K 2.2K 308
By JoleHBellamy

Capítulo dedicado a LuckyThirteenMaddox ¡me encantaron tus comentarios! <3 

No olviden que los capítulos +18 estarán en línea para las personas que me sigan. <3

¡disfruten su lectura!

~*~

Mis ojos están sobre el alto tatuado, quien parece listo para derribar una pared con uno solo de sus puños, algo que, ciertamente, me preocupaba.

Alison se había encargado de traernos a casa, aún cuando Dash se había negado rotundamente. Para él, la única solución que había encontrado era regresar al restaurante y estampar el rostro de Darikson Parks contra la mesa.

En el tiempo que llevábamos juntos, no había sido testigo de tanto enojo almacenado en el cuerpo de Dash. Tenía miedo, pero no estaba dispuesta a retroceder.

—¿Estás segura que te quedarás con él? —Alison murmura. Noto un filo de preocupación en su voz, pero trato de calmarla con una sonrisa.

—Sí —digo —. ¿Puedes encargarte del problema con el banco de Los Ángeles? Tengo los viajes prohibidos hasta que el bebé crezca un poco más.

—Tranquila —Ella dice, dándole una última mirada a Dash—, iré yo misma a traer las cosas que dejó tu madre.

La morena me da un abrazo antes de regresar a su auto. Dentro del mismo se encuentra Elton, quien ciertamente tenía miedo de enfrentarse a Dash. También me despido de él, con una simple sonrisa y mantengo mi distancia con el tatuado hasta que el auto de Alison desaparece de mi vista.

Un suspiro se elimina de mis pulmones y, cuando estoy lista, giro sobre mis pies, encontrándome con la espalda de Dash. Sabía que no se encontraba bien y no tenía idea de qué hacer para que volviera en sí.

—¿Dash?

—Cierra la boca y entra, Holly —sisea. Está enojado, mucho más de lo que logro ver. Estaba lista para abordarlo, sin embargo, el que alguien más esté creciendo dentro de mí, me detiene. Dash nunca reaccionaba contra mí, pero, justo ahora, no sabía cuál era su nivel de enojo.

Sin saber por qué, camino hacía el tatuado, colocando mi mano alrededor de su brazo, obligándolo a girar para enfrentarme.

—El que estés enojado no significa que debas pagarlo conmigo. No te he hecho nada para que me hables de esa manera, Barton —digo, trato de sonar enojada, algo que logro con facilidad—. Ahora vas a entrar y te tomarás un vaso de agua y acabarás con toda está mierda de celos que tienes.

—No tienes idea de lo que ocurrirá, ¿no? —suelta, su mano se deshace de mi agarre con facilidad, obligándome a retroceder un poco—. El maldito de Darikson Parks no descansará hasta que te largues de aquí y te cases con el hijo de puta que tiene en mente.

>>¿Para eso querías toda esa mierda de reunión? Lograste lo que querías, Holly.

Abro la boca para decir algo, pero Dash es más rápido que yo y termina haciendo su camino hacia el interior de la casa. Su cuerpo emana tensión pura y el mío está cargado de irritación e incredulidad.

¿Él en serio estaba pensando en que lo dejaría?

Tomo una lenta respiración, siguiendo el camino que Dash había tomado y me encuentro con él sujetando un vaso de whisky. ¿De dónde diablos había sacado eso?

—¿Qué haces con eso? —Dash me observa y luego posa su atención en el vaso. El líquido ámbar se sacude un poco, indicándome cuan nervioso se encontraba el tatuado—. El alcohol no solucionará nada —digo, recordando cómo se ponía cuando tomaba—, ¿podemos hablar?

—¿Sobre qué? —dice. Deja el vaso de mala gana sobre la mesita de centro y se lanza en el sillón. Luce agotado y es cuando sé que puedo acercarme sin recibir una mirada cargada de enojo.

Sin permiso alguno, me siento sobre él, ignorando el hecho de que evade mi mirada. Mis manos se aferran a sus mejillas, obligándolo a que me observe. Sus ojos grises están sobre los míos y, con algo de enojo, sujeta mis caderas.

—Te amo —digo, porque sé que lo necesita—, pueden ofrecerme el mundo entero, Dash, todo el oro del mundo, pero siempre te escogeré a ti. ¿No puedes entender eso?

—Darikson Parks siempre obtiene lo que quiere, Holly —dice, su voz se tiñe con algo de tristeza y, antes de que continué, lo interrumpo.

—Pues no me conoce —sonrío, apoyando mi frente contra la suya—, nunca en mi vida obedecí a alguien. En realidad, siempre trato de hacer lo contrario a lo que me piden.

Dash suelta una risa y la tensión parece desaparecer de su cuerpo.

—Te amo —murmura. Su mano acaricia mi mejilla y no dudo en acercarme más a él. Mi estomago es algo más grande y por ende dificulta el hecho de poder acurrucarme con él—. Los amo.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro cuando su mano se filtra por debajo de mi blusa y termina acariciando la piel de mi estomago. El recuerdo de la conversación con Adrien se filtra en mi sistema y es cuando recuerdo a Anais.

—¿Dash?

—¿Sí?

—¿Algún día me hablarás sobre Anais? —La tensión nuevamente se apodera de su cuerpo, sin embargo, no hace ningún movimiento para alejarme. Sé que tal vez estoy invadiendo algo personal, pero, quería conocerlo más.

Quería conocer lo que mantenía el odio en él hacia los Parks. Exactamente hacía Darikson y Alexander.

>>Adrien me contó...

—Él siempre fue una boca floja —murmura, luego de unos segundos y, cuando pienso que no va a continuar, agrega—: No hay mucho que contar, era joven, hermosa, pero algo tonta al momento de elegir con quien estar.

—Se enamoró de Alexander —Nuevamente, el tocar tema relacionado a cualquiera que sea Darikson o Alexander parecía ser terreno peligroso. Con algo de tacto me separo de él, únicamente para observarlo. Su ceño está fruncido y noto sus ojos algo enrojecidos y, de inmediato, sé que debo cambiar de tema—. ¿Quieres comer algo?

—No —niega, con un leve susurro—. Sólo quédate conmigo.

Con cuidado ambos nos acomodamos, de modo que mi vientre no nos molesta a ninguno. Dash parece tranquilo, pero la tensión no ha abandonado su cuerpo, no como para tener nuevamente al gigante tatuado con el que estaba acostumbrada a lidiar.

—La primera vez que te vi pensé que eres un asesino —Me río, negando algo divertida ante el recuerdo de la primera vez que vi a Dash. Estábamos lejos, sin embargo, había notado su mirada sobre cada segundo—. Me asusté un poco, pero luego me di cuenta de que solo eras un idiota.

—Tendrás un hijo con ese idiota —Él sonríe contra mi cuello, haciendo cosquillas en mi piel.

—Lo sé —respondo, cerrando los ojos por un segundo—, y no sabes cuánto amo eso.

Será mucho mejor cuando te cases conmigo —Mi respuesta queda en el aire cuando el sueño empieza a adueñarse de mis parpados, sin embargo, estaba segura de ella.

Sería sí.

Sí a todo. Siempre y cuando sea con Dash.

~*~

—¿Estás lista? —Dash pregunta. Su mano sujeta la mía, pero eso no logra eliminar el nerviosismo de mi sistema. Ambos regresaríamos a la universidad, aún cuando me encontraba con permiso medico, no soportaba estar en casa.

Necesitaba salir, tomar aire, aunque sea en la universidad.

—Sí —murmuro—. Tengo veinte años, veintiuno en unos días, estoy embarazada y me casaré —Enlisto en voz alta, haciendo reír a Dash. Ethan están en la entrada del enorme edificio, esperándonos junto con Ella—. ¿Debo preocuparme por Ella? Ethan ha estado detrás de ella, tengo miedo de que lo golpeé o algo.

—Él sabrá defenderse —dice, soltando una risa—. No creo que lo lastimé demasiado y, si lo hace, él lo disfrutará.

Golpeo a Dash, ganándome otra carcajada de su parte. Él no duda en sujetar mi mano y encaminarnos hacía la entrada de la universidad. Siento varias miradas sobre mí, pero me concentro en la mano del tatuado. Él estaba conmigo, a pesar de que muchos me etiquetaran como puta, solo él y yo sabíamos la realidad.

Solo nosotros sabíamos cuanto nos amábamos.

—Será mejor que las sueltes, Barton —Ella amenaza, no sin antes deshacerse del brazo que Ethan coloca sobre sus hombros—. Tiene clases las primeras horas y tiene que ponerse al día.

—Lo sabe —digo, sonriendo hacia la rubia—. Tiene clase de psicología conmigo.

—Exactamente —Dash suelta mi mano, únicamente para colocar su brazo sobre mis hombros—, si nos disculpan, una maestra aburrida nos espera.

Suelto una risa, caminando junto a él y dejando de lado a Ethan y a Ella.

El camino en los pasillos es más de lo mismo: murmuros y miradas extrañas en mi dirección. El hecho de usar ropa más holgada parecía ser algo que llamase la atención, pero, ciertamente, no me importaba.

Le había prometido a Dash no formar estúpidas ideas en mi cabeza y centrarme en las clases. Era lo único que tenía que hacer. No necesitaba estrés y mucho menos el bebé.

Alexander Clayton se detiene frente a nosotros. Una de sus cejas se arquea en dirección a Dash, pero termina por asentir hacía el tatuado.

—Acabo de hablar con tus maestros, Holly —dice, en mi dirección—. Todos están dispuesto a darte unas cuantas semanas para ponerte al día con tus trabajos y que no pierdas puntos, pero no debes saturarte con trabajo. Alison me habló sobre tu estado.

Hago una mueca. Alison siempre trataba de arreglar todo a mi paso, como toda una buena madre.

—Gracias —Podían decir todo lo que quieran sobre los maestros, pero, hasta el momento, me había encontrado con los mejores—. Entregaré todo con el tiempo límite, no se preocupe.

—Lo dejo, muchachos —El toma una respiración—. Tengo otros asuntos que responder. Barton —Por última vez Alexander Clayton deja la atención sobre el tatuado—, cuida de Holly, te hace muy bien.

Golpea el hombro de Dash antes de marcharse, dejando al moreno sin palabras. Algo realmente divertido.

—Eso fue... extraño —río, tirando de él para llegar al salón y, cuando lo hacemos, lo primero que nos da la bienvenida es Shawn Reynolds. Junto a él se encuentra James y Amara, los cuales ponen su atención sobre mí.

Había pasado tanto tiempo desde la última vez que los vi.

—Vamos —Dash murmura, sacándome de mis pensamientos y llevándome a los últimos lugares. De inmediato pienso que él va a dejarme sola en mi lugar, pero me sorprende cuando con suavidad golpea mi cadera, obligándome a moverme. Sentado junto a mí, colocando su brazo sobre mi hombro, observa a su alrededor.

Varios chicos lo observan y, de inmediato, sé que algunos son sus amigos.

—Puedes ir con ellos —Indico, refiriéndome al grupo de chicos.

—No —Su respuesta es tajante, sin darme opción a reclamos—, ellos pueden vivir sin mí.

—¿Y yo no?

—Me da una mirada rápida, para luego regresar su atención al frente, exactamente donde James y Shawn se encontraban. El mayor de los hermanos está sujetando dos muletas y noto que sus terapias aún continúan—. Yo no puedo hacerlo.

Estoy a punto de responder, sin embargo, la maestra ingresa, haciendo que todo mundo ocupe su lugar y James termine por marcharse junto a Amara.

—Barton, a tu lugar.

—Estoy en mi lugar —Él responde, con una amplia sonrisa, llamando la atención de todos—. Debo estar al tanto de mi hijo y de mi novia, ¿algún problema?

Cuando la maestra levanta la mirada, su boca se abre con algo de sorpresa y me obligo a sonreír a pesar de que estoy incomoda.

—Señorita Parks —dice, su voz está cargada de sorpresa—, me alegra tenerla de regreso. Lamento todo lo ocurrido.

—Gracias...

No sé como tomarme el hecho de que todos mis maestros sabían lo ocurrido con Colin, sin embargo, era algo que la universidad debía saber. No quería que me quitaran la beca.

La maestra se esfuerza en que Dash se cambie de lugar por unos veinte minutos, pero éste continua negándose, agregando como amenaza el que hablaría con el decano y eso bastó para que la mujer no hablara más.

Y así, entre pequeñas peleas entre Dash y la maestra, transcurren dos horas de clases. Puedo gritar con emoción una vez que la clase termina y la hora de comer llega, el tatuado nos lleva a la cafetería, donde Ethan nos espera en la entrada.

—Serán mejor que no pelees, Dash —dice, el peliblanco, advirtiendo al tatuado—. Reynolds está ahí junto a su grupo.

—Podemos ir a una cafetería fuera de la universidad —Trato, no queriendo que ocurra algo grave con Dash—, tengo tiempo.

—No creo que sea tan idiota como para meterse contigo —murmura—, o conmigo.

Ignorando mis palabras, Dash prácticamente me arrastra al interior de la cafetería, llamando la atención de varias personas, entre ellas la de los hermanos Reynolds y de Amara, quien simplemente agacha la mirada cuando mis ojos se cruzan con los suyos. La sorpresa me invade cuando noto que el brazo de Shawn está sobre los hombros de la morena y ésta gira cuando él llama su atención.

Ellos estaban juntos.

—Ella vendrá dentro de un momento —Ethan capta mi atención y con un inclinamiento de cabeza nos indica hacía donde debíamos ir—. Los chicos están en la mesa de siempre yo iré por algo de comer.

—¿Puedes ir sola? —Dash pregunta. Sus dedos terminan bajo mi barbilla y me obliga a observarlo—. Buscaré algo para que comas, ¿está bien?

—Sí —Asiento. Dash deja un beso en mis labios y sigue a su amigo.

Con un suspiro giro sobre mis pies y hago mi camino hacia la mesa que Ethan me ha indicado. En esta ya se encuentran varias personas, entre chicas y chicos. Algunos de estos ya los conocía, sin embargo, al resto de ellos, no los había visto en mi vida.

Un paso más basta para que James Reynolds entre en mi campo de visión. Está a unos cuantos pasos de mí, pasos que no duda en dar para acercarse.

—Hola —dice, simplemente, observándome con atención—. Así que... estás embarazada...

—¿Qué quieres, James? —Lo corto, retrocediendo unos pasos. Mi atención se detiene sobre los chicos en la mesa, tres de ellos se han colocado de pie y parecen listos para llegar a mí, sin embargo, una pesada y gran mano me sujeta por el codo, colocándome detrás de una gran espalda.

—Será mejor que te largues y la dejes en paz, Reynolds —Dash está frente a mí, interponiéndose entre James y yo—. No dudaré en partirte la cara si giras a verla.

—Vámonos, Dash.

Estaba llamando la atención y era lo que menos necesitaba. Sin obtener respuesta de ninguno de ellos, Apresuro a Dash, alejándolo de James e, indirectamente, de una pelea.

En silencio llegamos a la mesa, ganándonos la atención de todos.

—¿Estás bien? —Asiento, tranquilizándolo y eso parece bastar—. Sacaré la mierda fuer de él si se acerca a ti de nuevo.

—Solo ignóralo —trato de sonreír—. Tengo hambre, ¿podemos comer?

El me da una mirada, para luego asentir y señalar el asiento que se encuentra libre, no dudo en sentarme y él, segundos después me hace compañía.

Al parecer, regresar a la universidad no había sido una magnífica idea. Pero tenía que lidiar con ello. No quería permanecer encerrada en casa como si fuera una mujer convaleciente.

Dash tenía que darse cuenta que no necesitaba encerrarme en un burbuja de cristal para mantenerme a salvo.

�)���\P

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