60. |Final|

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La tensión dentro del auto de Scott es mucho más de lo que soy capaz de controlar. Mi corazón late desbocado y, la sensación de que algo malo pasará, logra quitarme el habla.

Mataría a Dash en cuanto lo tuviera conmigo. Sacaría la mierda fuera de él en cuanto pongas los ojos sobre él.

—Debes tranquilizarte, Holly —El moreno a mi lado suelta, luce tranquilo, sin embargo, la mayor parte de la tensión es irradiada por su cuerpo. No creía en ninguna de sus malditas palabras.

Tener a Dash completamente enojado y, probablemente, a Darikson Parks con un arma en su poder, no era una buena suma. Uno de los dos perdería control y sabía de antemano que Dash podía ser el primero en hacerlo.

—¿Puedes cerrar la boca y conducir más rápido? —digo, mi voz desborda calma, sin embargo, lo único que quería hacer era quitar a Scott del volante y conducir por mi cuenta—. En lugar de tranquilizarme lo único que logras es ponerme más nerviosa.

Él libera un gruñido, haciéndome saber que, al parecer, no estaba listo para lidiar conmigo y la situación que se forma a su alrededor.

—No debí traerte —dice, para sí mismo, sin embargo, logro escucharlo con claridad. No me importaba lo que sucedería después de todo esto, ciertamente, sería la primera en la fila para estampar mi mano en contra de Dash por ser un imbécil.

—Tú no debiste venir —digo, observándolo—. Tienes una mujer que te ama esperándote en mi casa y prefieres ir a meterte a la boca del lobo. Eso es aún peor, ¿no?

—¿Una mujer que me ama? —ríe, haciendo que me entre curiosidad por saber qué ocurría entre él y Dylan—. Ella está loca por mí, al igual que lo estoy por ella, pero no es amor.

—Bien —digo, porque estaba empezando a pisar terreno peligroso—, pero yo si amo a Dash y no quiero que haga algo de lo cual puede arrepentirse el resto de su vida.

>>Ya tuvo suficiente con lo que le tocó vivir durante su infancia.

Scott no responde, lo cual agradezco. Él sabía sobre la muerte del padre de Dash y lo que él tuvo que vivir al encontrar el cuerpo inerte de su padre.

Un niño de ocho años vio a su padre muerte y, luego de varios años, se convirtió en la persona que había entrado en mi vida para alejar toda la oscuridad que llevaba conmigo desde hace muchos años atrás.

El vació que creí nunca poder llenar, estaba repleto de amor hacia el tatuado y, al mismo tiempo, de miedo por perderlo.

—Están en la fábrica de los Parks —dice, luego de unos segundos—. Elton los siguió y dijo que era una trampa, por eso Mike no dejó que se marchara solo y bueno... tienes un medio hermano mayor algo suicida.

—Hermano —murmuro—, tengo un hermano —Una sonrisa se forma en mis labios al saber que Elton era mi hermano. Mathew Parker, a pesar de haberlo juzgado al inicio, había demostrado ser una buena persona, alguien que valía la pena tener en mi vida.

—Bueno... tu hermano está loco —repite, dándome una rápida mirada—, creo que es algo de familia.

No le discuto eso, porque, a pesar de querer huir de la maldición de los Parks, mi madre me había hecho, por así decir, una Parks completa. Ella había amado a su propio hermano, algo que, a ojos de la sociedad, estaba mal visto, sin embargo, para ella, no era un error.

Sólo era amor y el amor no se supone que debe ser bueno o malo, sólo es amor. No hay un intermedio.

El silencio nos envuelve luego de la pequeña charla y la ansiedad vuelve a apoderarse de mi pecho. La sensación de que algo malo ocurriría no me abandona del todo y las ganas de quitar a Scott del volante parecían crecer con el paso del tiempo.

BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora