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Capítulo corregido.

N/a: 

Les recuerdo que tengo una cuenta secundaria donde subo/hago portadas a pedido. Si quieren alguna portada pueden pasarse por CardiaGraphics y revisar los ejemplos que tengo. Alguno puede gustarles. Nos vemos en una semana. 

Disfruten su lectura.

~*~

Observo a la rubia en mi puerta. Es idéntica a mí, salvo al par de ojos cafés que ella tenía en lugar de los azules míos y aquellas pequeñas marcas de edad. Alison Park, mi tía, me ofrece una enorme sonrisa mientras está de pie frente a mí. Es feliz, la enorme sonrisa en su rostro es lo primero que noto.

—¡Diablos, mira lo que un par de meses pueden hacer, Holly! ¡Estás enorme! —Ella me abraza y la dejo ser. Sus largos brazos me aprietan con más fuerza de la que demuestra y llego a quedarme sin aire. Cuando me libera, ella se ríe y no puedo evitar sonreír.

Verla me hacía un poco más feliz.

—Te esperaba luego de unos días— índico, dejando que la vergüenza llene mi voz. Los ojos café de Alison Parks se pasean por todo el recibidor. Hago lo mismo que ella, para terminar haciendo una mueca. El lugar era un desastre, apenas despertaba y las cajas que había dejado la noche anterior seguían ahí, mi sueño no se había cumplido—, aún no termino de colocar todas las cosas.

—Oh, no cariño —Me observa, dándome una amplia sonrisa. Sus ojos se posan sobre mí—, no tengo problema con eso, apenas tienes un día de haber llegado, tomate tu tiempo, te las arreglarás.

—Sí, lo intentaré —respondo, más para mí misma que para ella—. Pensé que tenías asuntos que arreglar con tu empresa en Inglaterra. —Camino detrás de ella, el repiqueo de sus tacones me hace estremecer ante cada paso que da, pero de todas formas la sigo.

—Cerrados y arreglados —responde, para luego dejar su gran bolso sobre la barra de desayuno. Ella se sienta en uno de los viejos taburetes que encontré en el ático y no puedo evitar hacer lo mismo. Al parecer, Alison era una mujer que sabía mantener las cosas un poco ocultas—. Veo que diste con el ático. ¿Te gustaron las cosas que hay ahí?

Claro, a quien no le gustaría aquel juego de sillones que ella mantenía bien cuidados en el ático, sin embargo, no podía abusar mucho de ella. Alison sólo me había dado la casa y yo prometí que sólo usaría las cosas que mi madre me dejó.

—Es terrorífico durante la noche —Un estremecimiento sacude mi cuerpo al recordar el montón de arañas que me había encontrado ante mi camino por cada taburete—, hay cosas que son útiles, pero te dije que yo misma me ocuparía de llenar la casa.

—Sabes que todo lo que está aquí es tuyo, mi niña. En mi departamento no cabe nada más— No puedo evitar poner los ojos en blanco. Esa siempre era la respuesta que Alison Parks usaba en mi contra. La única solución que encontraba con su sobrina terca—. Cierto —su ceño se frunce mientras rebusca en su bolso, del interior del mismo saca un sobre cerrado—. Encontré esto en el buzón mientras venía.

—¿Qué es eso?...

—Sí —su respuesta es rápida y sin una pizca de duda en su voz—, ¿la abres tú o la abro yo?

Alison no espera una respuesta de mi parte y, sin decir nada, desliza el sobre con lentitud hacía mí por la mesa. Mi corazón golpetea contra mi pecho con fuerza y el aire se drena de golpe de mis pulmones. Dentro de ese sobre descansaba por lo que tanto me había esforzado. Mi sueño y el sueño de mi madre.

BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN EDICIÓN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora