Lifes Crossed

By YaribelMontero

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A veces pensamos que la vida es injusta... ¿Y quién soy yo para decir que no? La vida cambia en un abrir y ce... More

Sinopsis.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Aviso.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo 52. Rompecabezas.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Capítulo 55.
Capítulo 56.
Capítulo 57.
Capítulo 58.
Capítulo 59.
Capítulo 60.
Capítulo 61.
Capítulo 62. Final.
Epílogo.
AGRADECIMIENTO.

Capítulo 38.

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By YaribelMontero

El mes pasó de lo más tranquilo. Sin noticias de persona L ni nada que me preocupe más que Nancy. Todos los días es lo mismo: pequeños saludos cortantes de mi parte y miradas tristes de parte de ella. Su barriga ha crecido más, ya son tres meses desde que lleva un ser dentro de ella, todos están ansiosos por saber su sexo, y yo creo ser una de la más interesada aunque lo oculte frente a ellos, Haype me conoce bien y sabe que estoy feliz de que pronto una o un pequeño estará corriendo en la casa y haciendo de las suyas.

Con Natanael todo va cada vez mejor. La confianza que ambos nos tenemos es sorprendente viniendo de las personas que somos. No hay un día en el que no lo extrañe. Los fines de semana vamos al lago donde nos dimos nuestro segundo beso, ya le perdió el temor a lanzarse desde la montaña. Soy feliz, somos felices juntos, no creí estar así nunca pero me he enamorado y amo a Natanael aunque no se lo he dicho con palabras exactas.

Con Carina todo va bien, lo entendió y luego de obligarme a mostrarle todos los mensajes y cartas me prometió no decirle a nadie más.

Fabio premió mi recuperación con una pelea más en mortal donde también la gané.

Los días que no tengo universidad soy obligada a asistir a sus "encuentros" donde están los chicos y las chicas, es algo interesante pasarla junto a ellos, escuchar a Fredk decir sus ocurrencias y a Camil burlarse de él es algo gracioso para los demás.

Miré la hora en el reloj que cuelga sobre la pared blanca y me puse de pies.

-Debo volver antes de que Haype salga como loca a buscarme. -Sonreí imaginadola de esa manera. -Gracias por la invitación, es un gusto pasar tiempos con ustedes.

Todas las semanas tenía un encuentro con Rocío y Michael, a de admitir que son personas agradables y se han ganado mi cariño. Rocío siempre es un amor y Michael un hombre maravilloso. Ya veo el porque Natanael se siente tan orgulloso de sus padres.

-Sabes que siempre eres bienvenida. -Se levantó Rocío y besó mi mejilla con ternura.

-Gracias a ti por venir. -Michael se levantó y me dio un pequeño abrazo no muy apretado. Últimamente se ha sentido más débil y eso aunque lo niegue es notorio.

Me despedí de ellos luego de prometer volver pronto y salí de allí con una sonrisa plantada en mi rostro.

Natanael estaba resolviendo algo en la empresa de su padre para luego ir por mi, dice que es una sorpresa y que me llevará a un lugar.

Conduje a una velocidad un poco normal. Encendí la radio y dejé correr una canción que no había escuchado jamás. Iba concentrada en la carretera hasta que sentí mi celular sonar, lo tomé sin despegar la mirada del frente y luego la desvíe para ver quién llamaba.

Algo en mi se estrujo al mirar el numero privado, sabía quién podía ser y por tal razón no quería atender a la llamada. Hacía un mes que no daba señal de vida, no molestaba con sus llamadas, cartas ni mensajes, hace un mes me sentía bien de no tener que lidiar con L, pensé que ya me había dejado en paz y dejaría de joderme la vida pero no, una vez más estoy en el aprieto y la duda de contestar o no contestar, pero se y siento que debo hacerlo.

Detuve el auto en una esquina y sin temor alguno contesté la llamada antes de que cuelgue.

No hablé, esta vez le di la oportunidad de que inicie la conversación.

-¿Me extrañaste?

Para mi sorpresa, no era una voz a computadora ni editada, era una voz normal, gruesa, fría y burlona. Una voz de un hombre. Decidí que esta es mi oportunidad de poder saber si reconozco aquella voz.

-Para nada. -Contesté con las ansias de poder escucharlo una vez más.

-Que pena, porque yo si te extrañé.  -Su risa se escuchó en la línea. Por más que intentara identificar aquella voz no podía lograrlo. Pongo mi cabeza a dar vueltas pero nunca lo había escuchado y solo saber eso me enfurece aún más. -Puedo apostar mi vida a que estás tratando de recordar mi voz.

-Eres un imbécil. -Sisee en un susurro.

-Grita lo que quieras, de todos modos, Hayle, estás sola en esto. -Trata de recordar Hayle, ¿Quién puede ser?

-¿Qué es lo que quieres? ¿Quién eres? -Apreté tanto mi mandíbula que ya la sentía doler.

-Lo siento, no puedo contestar esas preguntas. -El tono de burla en su voz no coopera con mi enojo y desesperación. -Presta mucha atención a lo que te diré. -Hizo una pausa y luego su voz macabra se escuchó. -Dejarás a tu novio, le harás creer que no lo quieres, que todo fue una mentira, quiero que hagas que él te odie que te desprecie...

-No lo haré. -Le corté firme.

-Eso lo veremos, yo mismo me encargaré de que lo hagas y será de la mejor manera... Tu destrucción empezó y yo estaré en primera fila para verte caer. -Y cortó la llamada.

Si antes no lo tenía ahora si: miedo, miedo a lo que pueda hacer, está claro que no está bien de la cabeza. Lo que me pide es mucho no puedo si quieras pensar en que Natanael me odie. Pero tengo miedo a que le haga daño no quiero muerte ni sangre, no quiero sufrimiento, quiero ser feliz, con él.

Antes no me importaba nada, después de mis padres morir sólo me importaba Haype y nada más ella, prometí cuidar siempre de ella y no dejar que nada le pase. Pero ahora las cosas son diferentes, no sólo está Haype si no que ahora tengo amigos y un novio. Un novio al que creo amar, amigos a los que quiero y una hermana la cual adoro.

Con las manos temblorosas encendí el auto y continúe con mi trayecto a casa.

....

-Entonces Zet no se protegió y quedé embarazada.

Me tardé unos pequeños segundos en procesar eso que dijo hasta que entendí y mis ojos se abrieron tanto que dude no salirse de su lugar.

-¿¡Qué!? -Mi expresión era un poema. Haype empezó a reír como loca y luego que calmó su risa me miró negando con la cabeza divertida.

-Te estoy hablando hace exactamente media hora y tú sólo asiente pero estoy consiente de que no me estás escuchando. -Comentó soltando risitas.

-¿¡Estás embarazada!? - Más risa de parte de ella y yo sólo frunci a el ceño con enojo.

-¡Por Dios Hayle, no estoy embarazada! -Llevó su mano a su estómago y continuó riendo sin parar. -¡Que ingenua! -Más risa. Me crucé de brazos ya relajada y la fulminé con la mirada.

-No vuelvas a hacer. -Le apunté con el dedo amenazadoramente.

-Tú no me ignore cuando te hablo. -Me señaló por igual pero aún riendo. Relajé mi cuerpo y froté mi cien con las manos. -Hayle ¿Estás bien? Si es por lo que dije lo siento, no pensé que la broma te sentaría mal. -Dejó de reír para ahora poner la cara de preocupación. Me vi obligada a fingir una sonrisa y tratar de no lucir mal.

-Estoy bien y no es por lo que dijiste.

-¿Entonces?

No le diré nada de lo que me tiene así, eso sería ponerle los nervios de punta y no lo quiero. De todos modos no creo que sea buena idea. Miré la hora y comprobé que faltaba sólo unos minutos para que Natanael de su aparición para llevarme donde quiere.

Solo pensar en él algo dentro de mi se estruja.

-Solo tengo un poco de sueño. -Mentí. Le sonreí para hacerlo ver más creíble y que no empiece con su interrogatorio. La vi achicar sus ojos en mi dirección con desconfianza.

-Haré como si te creo solo porque Nathan a llegado ya por ti. -Me señaló. -Luego quiero detalles.

Solo asentí encogiendome más en mi lugar. Se levantó de la cama y luego besó mi mejilla, dijo algo que no logré escuchar y luego salió por la puerta. En ese instante el timbre sonó y a los pocos segundos se escuchaban voces en la planta baja.

Me sentí cohibida, las palabras de aquel hombre aún me tienen pensativa. ¿Debería hacer lo que me pidió? ¿sería lo correcto? ¿soportaré enfrentarlo?

Me levanté de la cama armandome de valor.

Saldre, iré con mi novio y no dejaré que me separen de él.

Entré mi celular en el bolsillo y salí de la habitación. Cuando bajé el primer escalón sentí mis piernas flaquear pero ignoré aquello y continúe bajando.

En el sofá negro de cuero se encontraban Haype y Natanael hablando animadamente. Cuando movió su vista hacia mi una sonrisa se plantó en sus labios, sus ojos brillaron y de inmediato se puso de pies.

Ahí, justo en ese momento fué donde en realidad me di cuenta de que realmente amo a Natanael, de lo importante que es para mi, de lo feliz que es a mi lado y yo al suyo.

Tomo un suspiro tratando de alejar el nudo que se formó en mi garganta.

-Hola. -Llegó a mi lado tomando mi mano. Besó mis labios pero al ver que no correspondía se separó buscando algo en mis ojos. -¿Estás bien? -Su voz preocupada me trajo a la realidad. Me vi obligada a fingir una sonrisa y darle un beso.

-Estoy bien. -Aunque no se vio del todo convencido me dedico una sonrisa y tomó mi mejilla. -Te extrañé.

-También te extrañe. -Se acercó más a mi y una vez más depósito un beso en mi frente, y una vez más mi corazón quiso salir del pecho con ese simple gesto. -Vamos.

Dejarás a tu novio, le harás creer que no lo quieres que todo fué una mentira, quiero que hagas que él te odie, que te desprecie.

No soportaría verlo a la cara y saber que me odia. No puedo hacerlo. Sea lo que quiera L tendrá que hacerse la idea de que no dejaré a Natanael sólo porque él lo diga.

Nos despedimos de Haype y subimos al auto de Natanael.

En el camino amenaba un silencio, apoyé mi cabeza en la ventanilla y allí me permití pensar que seria de mi si no hubiéramos vivido aquí. Es obvio que no conocería a Natanael, no me hubiera enamorado, no conocería que es amar a una persona, no tendría nuevas amistades, no sería la misma Hayle de antes, pero... ¿Aún así L me quisiera muerta? ¿Me buscaría de todas maneras?

Sentí un apretón de mano y luego al auto dejar de correr.

Miré el lugar, aquel parque donde viví experiencia, el primer lugar que visité al llegar aquí, donde conocí al imbécil que ahora es mi novio.

-Pequeña. -Su voz, Dios, su vos es como una droga para mi, todo él es una droga para mi. Dejé de apoyar la cabeza en el cristal y me giré para verle a los ojos. -No has dicho nada en todo el camino. ¿Estás segura de estar bien?

Quité el seguro del cinturón y luego me estiré para llegar a sus labios. Lo besé por unos segundos hasta pegar su frente a la mía.

-Sólo estoy un poco cansada. Hoy mi entrenamiento fue más forzado. -Me excuse dándole una sonrisa. Acarició mi mejilla y me sonrió dulce.

-Puedo llevarte a casa y hacer esto después...

-No es nada, estoy bien.

-¿Segura?

-Si, ahora vamos, quiero ver esa sorpresa.

Me sonrió depositando un pequeño y corto beso en mis labios para luego salir del auto y así abrir mi puerta. Algo que no lo veo necesario, puedo hacerlo yo, pero que mas da, él es Natanael, el hombre del que me enamoré y al cual me quieren quitar.

Solo ese pensamiento me hace un revoltijo en el estómago y que un amargo suba por mi garganta hasta el punto de quemar.

Nunca he dependido de nadie y no debo obedecer ordenes de un desconocido. Quizás no es nadie peligroso. Estos meses solo ha hecho amenazas y nunca actúa. No es que quiera que lo haga pero si tanta venganza quiere ¿por qué no ha empezado?

Mi vida es mi problema, no del resto. Yo decido si alejarme o no. Y mi decisión ya está tomada.

El celular de Natanael comenzó a sonar, este lo miró para luego verme a mi.

-Contestaré esta llamada y luego lo apagaré. -Sonrió tomando mi mejilla. -Está noche es solo de los dos. -Acercó sus labios a los míos y allí dejó un beso el cual disfruté bastante.

Lo vi caminar a un lugar más tranquilo y así contestar la llamada sin que el ruido de la música le estorbe.

Caminé a un banco y me senté allí, dejé el celular a mi lado y luego hundí mi cabeza en mis manos. Respiré fustrada cerrando de un apretón mis ojos.

Todo estará bien.

Aun con los ojos cerrados podía sentir como los pasos de las personas eran apresurados, de a poco sentía a todos correr y gritar cosas inaudibles por el ruido de otros. Me permití seguir relajandome y no abrir los ojos... No hasta que escuché un disparo y personas gritar.

Natanael.

Abrí mis ojos de golpe y miré a todos lados hasta encontrar a una distancia no muy lejana un tumulto de personas corriendo a los lados. En ese momento mi celular comenzó a sonar, lo miré detenidamente y el miedo creció en mi tanto que aún sentada mis piernas flaquearon. Con las manos temblorosas lo tomé de a mi lado y contesté la llamada rogando que no sea lo que en mi mente ya me he imaginado. No hablé, no porque no quiera, sino porque mi voz yacía atragantada con el nudo que se había formado en mi garganta.

-Te lo advertí. -La misma voz de hace unas horas se escuchó por el auricular. Con eso confirmé mis sospechas. No fuí capaz de seguir escuchando cuando ya mis pies corrían hacia la multitud de personas.

Rogaba como nunca lo había hecho de que Natanael estuviera bien y que todo sea una broma o una pesadilla de la cual despertaré. Aparté a todos los que tenía delante aún sin dejar de correr. No me importaba las personas que tumbaba y les hacia daño, en mi mente solo estaba él y nadie más que él.

Pero nada era una broma ni una pesadilla, todo era real. Natanael estaba tirado al suelo con la ropa ensangrentada y cortadas por doquier.

Corrí más hasta llegar arrodillarme y tomar su mano.

-Hayle. -Decía casi en un susurro.

-No, por favor no. No cierres los ojos todo estará bien, mírame. -Hablaba tan desesperada que apenas y me entendía. Una tos de Natanael fue acompañada de sangre. Mis manos temblaban como nunca y podía escuchar los latidos de mi corazón. Poco a poco Natanael iba cerrando los ojos ya sintiéndose más débil. -No cierres los ojos, no lo hagas por favor no me dejes ¡LLAMEN UNA AMBULANCIA! ¡NECESITO UNA AMBULANCIA! -Grité sintiendo mi garganta picar. Hasta ese momento no me había dado cuanta como mis mejillas se bañaban en lágrimas, una sensación que hace mucho no sentía.

-T-Te... a-amo. -Dijo como pudo. Ahí me permití llorar como no lo recordaba, con solo esas dos palabras sentía mi mundo irse abajo. Me amaba, él me ama y en estos momentos está muriendo por mi culpa, una vez más mi culpa. Si tan solo hubiera hecho caso esto no estuviera pasando.

Quería gritarle que también lo amo pero no podía.

El disparo.

Ese pensamiento llegó a mi mente. Empecé a buscar algo más que golpes por el cuerpo de Natanael pero no había balas en él, quiere decir que le dieron una gran golpisa y se que no fueron pocos los que lo hicieron, Natanael sabe defenderse y ya me lo ha demostrado.

Escuché la sirena de la ambulancia acercarse y al cabo de unos pequeños segundos dos paramedicos llegar junto a una camilla.

-Natanael. -Le llamé con voz aguda al verlo cerrar sus ojos por completo. -Natanael, abre los ojos. -Las lágrimas rodaban por mis mejillas como cascada. -Perdón. -Dije antes de que lo subieran a una camilla.

Él está con vida Hayle. Me repetía en la cabeza, más mi conciencia me gritaba a todo pulmón: ¡Todo es tu culpa!

Y le creía.





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