Lifes Crossed

By YaribelMontero

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A veces pensamos que la vida es injusta... ¿Y quién soy yo para decir que no? La vida cambia en un abrir y ce... More

Sinopsis.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42.
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 46.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Aviso.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo 52. Rompecabezas.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Capítulo 55.
Capítulo 56.
Capítulo 57.
Capítulo 58.
Capítulo 59.
Capítulo 60.
Capítulo 61.
Capítulo 62. Final.
Epílogo.
AGRADECIMIENTO.

Capítulo 25.

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By YaribelMontero

Cada vez que sientes una felicidad, algo te lo arruina. Como también cada vez que dices "Mi vida no puede ser peor" ella te enseña que si lo puede ser.

Nota importante: No tentar a la suerte.

Terminé de abrochar mis botas y luego me levanté, tomé mi chaqueta y me la coloqué. No es tan larga de mangas como las demás, por lo que mis cicatrices en la muñeca son visibles. Busqué en la gaveta cualquier guante fino. Tomé uno negro igual a la chaqueta y me lo coloqué.

Tomé mi bolso y salí a la sala donde ya Haype me esperaba para ir a la universidad.

—Insisto en que puedo irme sola en mi coche. —Se quejó una vez más.

—Y yo insisto en que nos iremos juntas a la universidad. De todos modos nuestra clase es la misma. —Tomé las llaves de la mesa y salimos de casa.

Nancy ya se había ido a su viaje, por lo que ahora solo estamos Haype y yo en casa.

—Sobreprotectora. —Murmuró.

—Te escuché. —Dije yendo hacia el coche y entrando en él. Sonrió y se adentro al coche por igual.

Anoche le dije que hoy iremos juntas a la universidad, y cada vez que tengamos clase juntas lo haremos así. No quiero perder de vista a Haype, y si eso depende de estar junto a ella siempre entonces lo será así. No quiero que nada le pase. Por ahora no sé quién está detrás de todo esto. Si es peligroso o no. Solo sé que no dejaré que nadie le haga daño a Haype. Es lo único que tengo y no lo permitiré.

....

Estacioné el auto en el lugar de siempre. Tomé mi bolso y salí seguida de Haype.

Entramos a la universidad y nos dirigimos a nuestra primera clase.

Clase donde también está Natanael y Zet.

—Esa chica te mira con terror. —Dijo Haype a mi lado. Miré hacia donde ella miraba y si, tiene razón.

—Ya estoy acostumbrada. —Respondí apartando la mirada.

—¡Mis gemelas favoritas! —Gritó Fredk llegando junto a Camil y Margot. Haype corrió y los abrazo uno a uno.

—Mi chica. —Canturro Fredk llegando hacia mi.

—No es tu chica, idiota. —Lo apartó Margot. —¡Hola! —Me dió un abrazo que casi me deja sin aire y luego Camil hizo lo mismo.

—Tanto amor me confunde. —Dije ya libre. Haype sonrió a mi lado nuevamente y luego empezó a hablar divertida con Camil.

—Hoy iremos a ver una película. —Dijo Margot a mi lado.

—Que las pasen bien. —Digo acamodando mi bolso.

—Corrección: que la pasemos bien bien. —Dijo Fredk.

—¿Cuál veremos?—Soltó Haype entrando en la conversación.

—Paranormales 4. —Respondió Camil.

—No iré. —Todos me miraron y yo me encogí de hombros. —Tengo que entrenar para la pelea. Es en dos meses.

—¿Qué pelea? —Dijeron todos, menos Haype quién ya sabe.

—Mortal. —Respondió Haype haciendo una mueca. Los tres hicieron un "Wao" de asombro.

—Esas chicas de ahí son peligrosas. —Dijo Margot con una mueca.

—De todos modos es a las 7 de la noche. Podrás ir. —Habló Camil.

—Saldré tarde y no quiero ir.

—Aguafiesta aburrida. —Murmuró Fredk. Le di un golpe en el hombro haciéndolo retroceder.

Sentí a Camil dar un paso atrás y tensar su cuerpo. Frunci el ceño por su repentino cambio. Miraba al frente fijamente sin pestañear. Fredk dejó de acariciar su hombro y también se tensó. Haype sonrió y Margot se encogió de hombros. ¿Y a estos que les pasa? Iba a preguntarle qué le sucede pero sentí un cuerpo posicionarse detrás de mi y tomarme por la cintura. Iba a golpear a quien sea pero no lo hice por tres razones:

1: Nadie en este lugar tiene suficiente valor para abrazarme.

2: Su olor ya me demostró quién es.

3: Ya Haype se estaba besuquiando con cabeza de tomate.

—Hola. —Susurró en mi oído, enviando una corriente por mi cuerpo.

—Hola. —Sonreí. Natanael Movió la cabeza en saludo hacia Camil y Fredk y a Margot le tendió la mano. Zet y Haype estaban en su mundo de enamorados aún.

Natanael se dió la vuelta tomó mis mejillas y selló un beso en mis labios. Algo que me tomó por sorpresa.

—Vamos a clase. —Bajó la mano hasta la mía y la entrelazo. En otro momento, en otra circunstancia y si fuera otra persona ya le abría propinado un golpe para que no me toque. Pero es Natanael y mi cuerpo se niega a apartarlo.

Aparté la vista de él y miré donde están los chicos. Solo está Margot hablando con Zet y Haype.

—¿Fredk y Camil? —Pregunté.

—Dijeron que su clase ya iba a empezar y se fueron. —Respondió Margot. Moví la cabeza una dos veces asintiendo.

No se fueron por su clase, siempre le gusta llegar tarde. Se fueron porque le temen a Natanael.

—Te lo dije. —Me susurró Zet pasando a mi lado. Inmediatamente me sonrojé. Haype me giñó un ojo y se fué de mano con Zet. Escuché a Natanael reír y luego llevarme de mano hacia clase.

—No le tomes asunto. Es un idiota. —Dijo refiriéndose a Zet, porque es obvio que lo escuchó. —Me gusta verte sonrojada.

—Cállate. —Lo escuché reír y dejar libre mi mano. Por un momento quería reclamarle por dejarla, pero me contuve.

Entramos a clase, el profesor ya había llegado. Cuando nos vió desvió la mirada para no hacer ningún contacto visual con nosotros. Él fué quién nos señaló cuando la policía nos buscaba.

Hijo de puta.

Entré ya con mal humor, Natanael entró detrás de mi. El asiento donde me sentaba junto con el idiota que me besó estaba vacío. Giré el rostro hacia Fiona, quién ya me fulminaba de antemano, el asiento de Natanael seguía vacío.

Caminé hasta mi asiento y ya cuando iba a tomar asiento sentí unos brazos en el mio llevándome más atrás del aula.

—Por supuesto que no te sentarás ahí.

Nos sentamos al final, cerca de una ventana. El profesor continuo con su clase y los demás dejaron de observarnos, menos Fiona, ella me asesinaba con la mirada.

Saqué las cosas necesarias igual a Natanael y puse mi vista fija al frente para escribir lo que sea que esta escribiendo el calvo de miérda.

....

Ya la hora casi estaba acabando. Por suerte no tengo más clases en el día de hoy. Después de esta iré al gimnasio y me quedaré entrenando hasta la hora de volver a casa.

De ves en cuando miraba a Natanael y sé que el también hacia lo mismo.

En uno de los silencio y cuando el profesor se dió la vuelta me giré hacia él.

—Natanael. —Le llamé sólo para que él escuchara. Se giró hacia mi con una sonrisa.

—¿Si?

Iba a abrir la boca para hablar, pero una tercera voz, lo suficientemente gruesa llamó mi atención.

—Valentin. —Giré el rostro hacia el profesor.

—¿Y ahora qué hice? ¿Maté a alguien más? —Pregunté con fastidio.

—Por ahora no. —Respondió igual. —La señora directora quiere verla.

Frunci más el ceño. ¿Para qué quiere verme la madre de Natanael? Giré hacia Natanael en busca de algo pero él solo se encogió de hombros y sonrió.

—No debe de ser nada malo, ella te adora. —Acarició mi mano en la mesa y luego me alentó a ir. Me levanté de mi lugar y caminé hacia la dirección.

Juro que si fue Fiona esta vez la mataré.

Caminé por el largo pasillo vacío y sin ruido. Giré como había hecho la ultima vez que iba hacia allá y abrí una puerta que daba a la sala de la oficina. Toqué la puerta una vez y abrí luego de recibir un pase.

—Hola Hayle, que gusto verte. —Me recibió con ese cariño que me confundió desde el primer día.

—Buenos días, señora. —Saludé entrando.

—Llámame Rocío. Me haces ver vieja. —Movió las manos al aire soriendo. —Toma asiento. —Me indicó el sillón frente a ella.

Hice lo que me dijo y entrelace mis brazos.

—Te preguntarás que haces aquí si no has hecho nada malo. —Asentí con la cabeza porque en realidad me pregunto eso. Aunque si hice algo malo pero ella no lo sabe. —Bueno quiero invitarte a casa luego de que tomes tu última clase. Michael y yo lo hemos planeado. Queremos compartir contigo y tú hermana como lo hacíamos con... sus padres. —Cambió la mirada a una de tristeza y luego sonrió. —Nathan seguro querrá verte. —No sé porque pero me puse rojo de inmediato por la mirada de complicidad que me dió.

No quiero ir. No soy persona de socializar, y aunque debo admitir que son buenas personas y las que me sacaron de la cárcel, no me sentiría cómoda con personas. Pero les debo un favor, y si dijeron ser amigos de mis padres es porque son de confiar.

—Allí estaré. —Acepté tratando de dar una sonrisa.

—Perfecto. —Dió unas palamditas al aire sonriendo. —Bueno, te robé unos minutos de clase. —Dijo sin dejar de sonreír. —Puedes irte, cielo. —Y solo esa palabra me puso la piel de gallina. Así solía decirme mi madre, ese era el apodo para mi. Antes de ponerme a llorar me levanté y luego de despedirme salí de allí.

Recordé que una vez estuve allí, y ahora que lo pienso ¿Dónde estaban cuando dormí aquella noche con Natanael?

Sonreí recordado esa noche y la tarde de ayer.

¿Qué se supone somos Natanael y yo? nunca me ha pedido que sea algo más. Ni siquiera me ha dicho en realidad todo lo que siente. 

Y no lo sabré si él no me lo dice.





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