Era hora de almuerzo, Haype y yo habíamos quedado en juntarnos para almorzar.
La primera hora fué interesante, digamos que siempre me ha gustado prestar atención a las clases, y literatura es una de las tantas materias que me gustan.
Margot es una chica agradable, al principio me tenia miedo, y la entiendo, pero luego hablé unos minutos con ella y se relajó. Me pidió que almorzara con ella, y de la manera en la que lo hizo fue inevitable decir que no. Caminábamos por el gran pasillo de la universidad, todos se nos quedaban viendo, algunas personas susurraban: Es ella. Es la chica boxeadora. Fue quien le partió la cara a Harry. Se ve mejor en persona que en carteles. Tiene buen trasero. Y esas cosas que no me importan. Unas chicas se quedaron viendo mal a Margot, pero en cuanto me vieron a su lado sus rostros cambiaron y apartaron la miradas.
Luego le preguntaré quienes eran.
Había quedado con Haype, ella me estaba esperando en el comedor, le dije a Margot y ella me llevó hasta ella.
Al abrir la puerta otra vez todas las miradas estaban puesta en mi. Algunos dejaron caer su comida y otros abrían los ojos con asombro.
Bufé y busqué con la mirada a Haype.
La vi en una mesa junto con un chico y una chica. Como siempre, muy amistosa, donde quiera que llega no tarda en hacer amigos. Y bueno a mi nunca me gustó hacer amigos, siempre me gustó estar sola.
-Hola. -Dijo Haype cuando llegué. Me abrazó como si teníamos años sin vernos. Sonreí y le devolví el abrazo.
-Dije que no me extrañaras.
-Es que eres irresistible. ¿Será que es porqué eres muy hermosa? -Dijo moviendo las cejas.
-Oh, créeme, tú también eres muy hermosa. -Ambas reímos y luego los demás presentes que hasta ahora no le había prestado atención.
-Ellos son, Fredk y Camil. -Haype los presentó. Ambos me miraban con asombro, típico de todos en este lugar.
-Hola. -Saludé cortante. Ellos sólo sonrieron como si no pudieran hablar. Rodé los ojos y me giré a Margot, quien miraba a Haype y luego a mi repetidas veces. Se veía tan graciosa. -Ella es Margot. -La presenté de una manera cortante. Esto de presentar personas no es lo mío.
-No puedo creer que este frente a la gran Hayle. -Dijo el chico cuando por fin pudo hablar.
-Créeme no eres el único. -Dijo la chica.
-Y yo no puedo creer que no sabía que tenias una hermana gemela. Ya entiendo por qué en algunas de tus fotos a veces salía muy femenina y otras muy tú. -Todos rieron por el comentario de Margot, hasta yo reí.
Tomamos asientos juntos con los demás. Haype había ido por mi comida antes, por lo que solo tuve que almorzar.
Habían pasado unos 20 minutos, todos hablaban y reían de cualquier cosa. Me sentí un poco tranquila porque Haype está disfrutando de este momento, no está triste ni pensando en lo que pasó. Solo sonríe como solía hacerlo hace unos meses atrás.
Yo por mi parte sólo escuchaba, cuando me hacían una pregunta respondía cortante o asentía. Haype me había susurrado más de cinco "Se cortes" yo solo asentía pero no lo hacía.
Ya las miradas en la mesa en la que nos encontramos había disminuido, yo solo los ignoraba y seguía con mi rostro neutro.
Mi vista fué a una de las mesas, estaba la chica a la que había golpeado esta mañana, me miraba con odio. Sonreí al notar su nariz roja.
Haype, Margot, Fredk y Camil, llevaron la vista donde la tenia yo. Todos se tensaron en ver a quien veía, menos Haype.
-Les recomiendo y ni la miren. -Dijo Camil con los puños apretados. Frunci el ceño y la miré.
-¿Y eso por qué?
-Ella es Fiona, popular y novia del chico más popular y adinerado de este lugar. -Sonrió sin gracias Camil.
-¿Y? -Volví a preguntar.
-Siempre tiene lo que quiere, si no le caíste bien hace lo que sea por verte humillada. Su novio siempre le da lo que quiere, por eso nadie mas que las dos chicas a su lado se le acercan. -Dijo flojando sus puños.
-Créeme, no quieras meterte en el camino de su novio. -Esta vez hablo Margot.
Si supieran que ya le rompí la nariz. Ni que fueran los asesinos más buscados. Bufé restandole importancia.
-¿Y quién es su novio? -Preguntó intrigada Haype.
-Nathan, Natanael Perez. Hijo de uno de los empresarios más poderoso del país y su madre una mujer muy recta. Todos le temen, ya que con solo mover un dedo estas en la ruina. -Dijo Margot. -Ah, y odia que lo llamen Natanael. Solo es Nathan.
-Son puras babosadas. -Bufé y dejé de beber de mi jugo. -Ella es una idiota y su novio quien sea un imbécil.
-Te apoyo. -Hablo por primera vez Fredk después de que entramos en el tema.
-Solo... no se le acerquen. -Dijo Camil.
A esta chica se le nota que algo le pasó.
Iba a hablar cuando una voz conocida me detuvo.
-Así que aquí está la que se atrevió a golpear a mi chica -Y claro que se quién es.
Todos se tensaron, Haype me miró como si no entendiera nada y los demás no apartaron la mirada detrás de mi espalda.
Sabía que ese nombre me hacía conocido. Claro, el idiota del parque.
Malhumorada me levanté de mi lugar y lo encaré. Su rostro se lleno de sorpresa y el mio de... de nada, mi mirada siempre es neutra.
Todos los presentes estaban atento a nosotros.
-¿Y creés que te tengo miedo? -Dije con ironía.
-Tú otra vez. -Comentó frío. -Así que eres la que golpeó a mi chica.
Sonreí sin gracia.
-Disculpate con ella. -Dijo señalando a su mesa.
-Por supuesto que no. -La miré y luego le levanté el dedo medio, ella se puso roja del enojo y me miró con aún más odio.
-¿Qué dices? -Fingió no escuchar. Me acerqué más con mi barbilla levantada y recta.
-Dije. Que. No. Me disculpare. -Remarqué cada palabra. -¿Eres sordo? -Natanael abrió sus ojos con asombro y dió un paso atrás como si no se creyera lo que está pasando. Iba a continuar hablando pero una voz conocida me detuvo.
-¡Todos a sus clases! ¿Qué está pasando aquí?
Miérda.
Natanael se giró quedando a mi lado y yo miré a la directora.
-Nada. -Dijimos ambos al mismo tiempo. Nos miramos fulminandonos con la mirada y la directora volvió a hablar.
-Los quiero en mi dirección. -Dijo firme. -Ahora.
Miérda miérda y más miérda.
Primer día y ya estoy en problemas.
Se dio la vuelta y empezó a caminar haciendo sonar sus tacones. Me giré hacia la mesa donde están Haype y los chicos. Margot, Camil y Fredk estaban sorprendidos y atónitos, más Haype, solo me miraba con desaprobación y decepción sin decir una palabra, sus ojos me miraban con enojo y tristeza a la vez.
Otra vez la cagué. Ya perdí la cuenta de las veces que esto pasa. Haype nunca superará esto, cada vez que me peleo o golpeó a alguien me mira así.
Gruñi y empecé a caminar pasando por el lado de Natanael chocando su hombro.
Nathan POV:
Sorprendido.
Esa es la palabra. Estoy sorprendido, aun no logro creer que me haya encarado.
Estoy seguro que ya sabe quién soy, sé que ya le advirtieron que no se meta conmigo. Y lo hizo, me retó, y no sólo eso, me hizo quedar como un cobarde frente a todos.
Golpeó a Fiona, y estoy seguro que ella se lo busco, quiere hacer lo que quiera y meterse con quien sea solo contando conmigo. Pero esta vez no le salió, es la primera en golperla o siquiera mirarla.
Esta chica tiene algo que las demás no, aparte de su hermosura y su cuerpo bien formado, tiene algo que la hace única. Es ruda, valiente, segura y hermosa.
Y ahora debo escuchar el sermón de mi madre.
Esto no se quedará así.
Aunque por otra parte, agradezco que le haya partido la cara a Harry. Ese idiota se lo merecía. Y vaya que tiene buena fuerza, es notorio lo buena boxeadora que es.
Hayle POV:
La directora abrió la puerta de su oficina, nos dejó pasar indicándonos que tomemos asientos. Ella rodeo el escritorio y se sentó en su cómodo sillón de cuero, mientras nosotros debemos sentarnos en el incómodo sillón recto.
Me senté de mal humor y miré al frente, Natanael me imitó y sentí su mirada en mi. La directora iba a decir algo pero el teléfono la interrumpió.
-Esperen un momento. -Avisó para luego contestar la llamada.
La mirada de Natanael ya me estaba incomodando, algo extraño. Con los puños apretados y con ganas de golperlo me giré hacia él.
-¿Puedes dejar de mirarme ya?
-Hago lo que quiera. -Dijo firme. -Deberías de temerme.
-¿Temerte? No seas estúpido. No soy cualquier chica a la que puedes intimidar por tus estúpidas historias, no te tengo miedo y no te tendré miedo. No le temo a nadie y tú no serás una excepción. Y créeme que si tu "chica" vuelve a meterse en mi camino, no sólo le dejaré la farsa nariz roja. No me importa quién eres ni tus estúpidas amenazas. No eres más que un imbécil que no sabe como llamar la atención.
Dije todo lo que debía decir y luego volví mi vista a otro lugar.
Cada palabra que decia dejaba a Natanael con la boca abierta, supongo que soy la única que se atreve a decirle lo que piensa en la cara.
No dijo nada, solo se quedó ahí callado sin palabra alguna. Al parecer demostrarle mis sentimientos lo dejó sin palabras.
-Bien. -La directora dejó de hablar por teléfono y se giró a nosotros. -¿Qué sucede?
-Nada. -Volvimos a decir al mismo tiempo. Otra vez nos fulminamos con la mirada.
La directora tomó un suspiro como si estuviera cansada de lo mismo.
-Hayle, acabas de llegar y ya estás en mi oficina. Sé que eres una chica muy inteligente, tus notas lo dicen todo. No arruines esto con algun mal entendido, sé tu historia y por lo que estás pasando ahora, y este hecho no me hará cambiar de parecer, tú y tu hermana son muy inteligentes. -Se supone que después de escuchar eso debería sentirme halagada pero no, ahora solo tengo rabia recorriendo mi cuerpo. Todo lo que dijo lo dijo con voz de psicóloga profesional, con esa voz amistosa y dulce.
-No volverá a suceder. -Dije para terminar esta conversación y por fin irme de aquí.
-Eso espero. -Dejó de mirarme para ahora mirar a Natanael con cara de reproche. -Y tú, Nathan, ¿Cuántas veces te he dicho que te comportes como un chico normal? Todos te temen. Estoy segura que esto también es por la chica esa.
Bien, esto más que una reclamación de directora parece una reclamación de una madre.
-Lo siento mamá, fue un mal entendido. -Touche. Su madre. -¿No es cierto, Hayle? -Se giró irónicamente y mostrando su perfecta dentadura. Quiero matarlo.
La directora me miró esperando mi respuesta.
-Si. -Dije sin mas opción. Ella sonrió y siguió mirándome como si fuera la niña más dulce que a visto.
-Que no se repita esa escena. ¿Está claro? -Dijo ahora mirándonos a los dos.
-Si. -Volvimos a hablar al compás.
Me estoy cansando de esto.
-Pueden volver a sus clases.
Nunca esa palabra me había gustado tanto como hoy.
Feliz de poder salir de allí, me levanté y empecé a caminar a la salida.