BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN...

By JoleHBellamy

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Los que no ven ninguna diferencia entre alma y cuerpo, no tienen ninguna de las dos cosas. -Oscar Wilde. Hist... More

ADVERTENCIA
SINOPSIS
P R Ó L O G O
1
2
3.
4.
BOOK TRAILER.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
Especial I
18.
19.
20.
21.
22.
Instagram
23.
24.
25.
26.
Especial II
Especial III
27.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
34.
35.
Especial IV
36.
AVISO.
37.
38.
39.
Portadas.
40.
41.
42.
43.
44.
46.
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48.
49.
50.
51.
52.
53.
54.
55.
56.
57.
58.
59.
GRACIAS
60. |Final|
Epílogo

45.

35.2K 2.7K 560
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Pd: En comentarios les dejaré el link para unirse al grupo en facebook, ¡las estaré esperando!

Lamento la tardanza y que disfruten de su lectura. 

~*~

No puedo evitar sentirme como una niña siendo regañada por una travesura de la cual no era del todo mi culpa. Alison parece indignada mientras el médico me observa con un ceño fruncido y lo único que me tiene en ascuas es el silencio de Dash.

Sí, había saltado algunas veces mi medicina, sin embargo, no podían culparme. ¿Quién quería estar drogado la mayor parte del tiempo?

—Necesitas tomar el medicamento —El médico habla, aún no logro memorizar su nombre, pero termino asintiendo, sabiendo que esta vez sería mucho más grave que antes—. Lo digo en serio, Holly, si no lo haces, no podré hacer nada si tu cerebro vuelve a nadar en sangre.

—Ella lo hará —Dash interrumpe al médico, sin llegar a desviar sus ojos de los míos. Siento que está enojado, la tensión que irradia su cuerpo es capaz de llegar a mí, sin embargo, él no hace amago alguno de demostrar su nivel de irritación—. ¿Ya puede descansar?

—Sí —El médico responde, dándole una mirada a Alison, quien aún mantiene la expresión cargada de preocupación en su rostro—. Necesito hablar con usted, señora Parks.

—Regresaré en un minuto —Alison anuncia. El silencio nuevamente envuelve la habitación, haciendo que la incomodidad nade en mi cuerpo. LA pesada mirada de Dash está sobre mí y sé que lo peor está por venir.

Está enojado, puedo sentirlo en la manera en la que sus hombros están tensos. Una vez que la puerta se cierra, estamos solos. Mi labio inferior es atrapado entre mis dientes, y mi corazón late con fuerza.

—¿Me dirás por qué? —suelta. Sus ojos grises me observan con intensidad y soy incapaz de apartar la mirada de sus ojos—. No logro entender por qué debes poner tu vida en peligro solo por unas cuantas pastillas, Holly.

—Mamá trabajó duro para sacarme adelante —musito—, Richard no era más que un borracho, gastaba más de lo qué mamá ganaba, el tiempo en su trabajó aumento, con ello el cansancio...

Siento un nudo en la garganta, sin embargo no logro mantenerme en silencio.

>>Richard abusaba físicamente de mi madre. Ella lo mantuvo en silencio por muchos años. Años en los que tuvo que cuidarme porque era pequeña. Era una niña y no podía hacer todo yo sola.

—¿Qué tiene que ver eso con qué atentaras contra tu propia vida, Holly?

—Tenía cáncer, Dash —digo, observándolo con lágrimas en los ojos—. No teníamos dinero, dejé de lado mi orgullo para contactar con Alexander Parks para que salvara su vida pero él siempre me ignoró. Siempre lo hizo. Él es el culpable de todo.

>>No es justo que yo tenga todo esto cuando mi madre lo necesitó más que yo. No es justo. No fue justo para ella.

Mis ojos terminan sobre un punto invisible en la pared detrás de Dash. Sé que suena estúpido, sin embargo para mí no lo era. Fui la única que estuvo aquella trágica noche. Fui la única que presenció como la vida de su madre era arrancada de este mundo como si no importara nada. Yo había dejado de lado mi orgullo marcando aquel número que Alison me había entregado.

Yo había perdido la dignidad al rogar por la ayuda de Alexander Parks. Aquella noche no solo había perdido a mi madre, también había perdido al padre que tenía que haber estado junto a mí, sujetando mi mano mientras la vida de la mujer que me crió me era arrancada.

—Vas a tomar la medicina —dice. Sus dedos tiran de mi barbilla y, con sumo cuidado, limpia las lágrimas que se deslizan por mis mejillas—. Me tienes a mí, a Alison y a Elton —Su voz es suave, sin embargo noto la tensión que aún sigue en su cuerpo—. Moriste en la sala de operación por un minuto Holly, sé que tal vez te afecta lo de tu madre, pero ella está en un lugar mejor.

>>Aún si hubiera tenido el dinero suficiente nadie aseguraba que continuaría con vida. Era cáncer, no un resfrío cualquiera. Su vida estaba en juego desde que se lo diagnosticaron.

—Lo sé —digo, soltando un suspiro—. Tomaré las pastillas.

Dash me observa, sin embargo no dice nada. Sé que tiene más por decir, pero él mantiene el silencio, sabiendo de antemano que no podía tener emociones fuertes.

—Escuché algo... —digo, no muy segura—, estaba dormida, pero se sintió tan real...

—¿Alexander Parks? —dice, como si la sola mención de ese nombre nos alejara cientos de kilómetros—. Estuvo aquí, él piensa que soy idiota —ríe, completamente irónico—. Alison cree que soy lo suficientemente idiota como para no saber que ese hijo de puta estuvo aquí.

—¿Lo estuvo?

—Sí —Me observa—. Holly, no tengo nada contra ti teniendo una relación con tu padre, pero no intentaré acercarme a él.

>>No cuando lo único que siento hacía él es odio y rencor.

Sus palabras me confunden y lo único que soy capaz de hacer es guardar silencio. ¿Dash creía que iba a empezar una relación con Alexander Parks? ¿después de todo lo que había pasado en mi vida a causa de aquel hombre?

—No estoy tratando de unirlos —digo, totalmente anonadada por su reacción—. Dash, Alexander Parks me dejó abandonada cuando más necesité de él, perdonarlo ahora es algo que ni yo haría. No quiero tener una relación con él, el tiempo entre padre e hija terminó hace mucho.

Ojos grises están sobre los míos y soy capaz de sentir el enojo de Dash irradiando su cuerpo. Él estaba enojado conmigo, podía sentirlo.

—¿Por qué diablos pensaste en eso? ¡Estaba inconsciente en una cama, Dash!

—De un Parks puede esperarse cualquier cosa, ¿no?

Abro la boca para decir algo, pero nada sale a través de ella. Es como si hubiera sido golpeada con fuerza por una bola demoledora. Como si el aire fuese arrancado de mis pulmones en mi contra. Sé que estoy con los ojos abiertos a tope, mi labio inferior tiembla y lo único que veo frente a mí es a Dash recogiendo sus cosas.

La pequeña bolsa termina sobre su hombro y, en un abrir y cerrar de ojos, se marcha. Lo único que llena la habitación es el eco de la puerta cerrándose. Mis manos se aprietan a mis lados, sin embargo, no me muevo.

No soy capaz de moverme de mi lugar porque me siento insultada. Siento como si un balde de agua fría hubiese sido lanzado sobre mi cabeza sin aviso alguno.

¿Todo lo que había pasado los últimos minutos era real?

La puerta se abre, mostrándome a una Alison completamente confundida. Sus ojos azules están sobre los míos, claramente pidiendo una explicación.

—¿Qué ocurrió? —dice, entrando con lentitud—, pensé que se quedaría.

—No lo sé, tía —musito, en voz baja—. No tengo idea.

~*~

—¿Él solo se marchó sin decir nada? —Asiento, para luego soltar un suspiro. Habían pasado cuatro días desde la última vez que vi a Dash, cuatro días desde que la confusión se había hecho una con mi mente—. No ha ido a la universidad.

—Elton me dijo que no lo encuentra por ningún lado —murmuro—, llamé a Ethan pero tampoco responde mis llamadas. Es extraño. Me culpó que intento crear una relación entre él y Alexander Parks. Ella, no sé qué hacer.

Ella me observa. Había pasado mucho tiempo desde que hablé con ella y, a pesar de todo, fue la única en dignarse a venir al hospital. Al parecer, después de todo, mamá siempre tenía razón. Las personas que verás en las malas son las que debía cuidar con más esfuerzo. Aquellas personas valían la pena.

—¿Viste a su hermana? —Su pregunta me toma por sorpresa, pero termino asintiendo.

—Pasó por aquí ayer —musito—, tuvo cita con un psicólogo. Adrien también vino, está preocupado por Dash.

Ella suelta un suspiro.

—Lo sé, lo he visto por la universidad. En realidad va todos los días, siempre pregunta por Dash. Aún no entiendo dónde está, la ciudad es grande... pero nadie lo ha visto.

Asiento, observando mis uñas. La máscara de esmalte se estaba cayendo y yo solo facilitaba el proceso. Estar día y noche encerrada en una habitación de hospital no era entretenido y yo estaba a punto de colapsar.

Quería salir.

—¿Cuándo te darán de alta? —pregunta, llamando mi atención—, te ves cansada.

—Lo estoy —río, algo agotada—. La medicina me mantiene dormida de día, pero durante la noche estoy más despierta que un búho.

—¿Necesitas dormir? —pregunta, suena preocupada y una sonrisa tira de mis labios cuando dejo caer mi cabeza sobre la almohada—. Te dejaré descansar, ¿vale?

—Gracias —aprieto su mano cuando ella se despide en voz baja y lo último que escucho es la puerta cerrándose detrás de ella.

Estoy cansada, quiero dormir, sin embargo, el sueño no llega a mi cuerpo. Como si la sola idea de Dash estando en peligro me mantuviera alerta a todo. Necesitaba saber donde estaba, si estaba bien o no.

Aún cuando él estuviese odiándome por cualquier razón, necesitaba saber eso.

La puerta suena y no puedo evitar abrir los ojos. Alison cruza la puerta, observándome un poco preocupada. Lleva un traje con falda ceñido al cuerpo, claramente estaba llegando del trabajo, o de alguna cita importante.

—¿Estabas durmiendo?

—No —miento, tragando saliva—. ¿De dónde vienes?

—Trabajo —Y ahí es donde terminaban nuestras conversaciones. Palabras cortas y concisas que transmitía lo que estábamos sintiendo. Estaba enojada con ella por ocultarme lo de Alexander Parks. Él no estuvo cuando más lo necesité, tampoco lo quería ahora que ya no era esencial—. ¿Cómo te sientes?

—Bien.

—Holly...

—Sé que no tienes la culpa —musito, interrumpiéndola—, pero indirectamente, por tu causa, Dash se marchó.

Alison me observa, sé que estoy siendo dura, sin embargo era la principal culpable. Alison sabía que Alexander Parks no era de mi agrado, mucho menos del agrado de Dash, tenerlo aquí sin que nosotros lo supiéramos, era como una especie de engaño.

Algo que estaba pensando en perdonar.

—No le pedí que viniera, Holly —Ella dice, observándome—. El hospital es un lugar público, no pude impedirle mucho. Tiene un poder en el cual no puedo intervenir.

>>A pesar de todo lo que pasó, es tu padre, y mi hermano. Intenta arreglar lo que ocurrió, y se está esforzando.

—No creo que mi perdón está en tus manos, tía —Mi voz suena enojada, sin embargo no estoy elevando mi tono de voz—. Está en mí hacerlo. No puedes pensar en que lo perdonaré solo por mostrar su cara aquí. Tu no estuviste cuando mamá pasó por lo peor, no viste en el estado en que yo la vi.

>>No puedes imponerme la presencia de Alexander Parks para que lo perdone, no lo haré.

La puerta se abre, dejando a la vista el pálido rostro del médico. La sonrisa habitual en su rostro no está, lo que hace que todas mis alarmas suenen.

—Holly —dice, como si el aire le faltase—, tengo algo que decirte que pasé por alto totalmente.

—¿Él qué? —Alison es quien responde por mí, con toda su atención puesta sobre el médico. Nuevamente olvidé su nombre, sin embargo eso no parece ser lo más importante aquí. La tensión que irradia su cuerpo es capaz de traspasarme y dejar la peor de las sensaciones en mi pecho.

¿Qué diablos podría ser tan malo?

—Es algo que no pude verlo con claridad... —Suena nervioso, y sus ojos pasean de Alison hasta a mí—. Y-yo...

—¿Qué?

Estás embarazada.

Mi corazón late con fuerza, pero es como si no estuviese funcionando. Escucho gritos y ruido en mi mente, sin embargo todo a mi alrededor es silencio, miedo, terror.

¿Yo? ¿embarazada?

—Es imposible —digo, no puedo evitar reír, sin embargo, me quedo en silencio, recordando cada una de las veces que había tenido sexo con Dash sin protección. Abro la boca, lista para decir algo más, sin embargo, nada sale.

No soy capaz de seguir con mis palabras.

No era imposible.

No usé protección. No usamos protección.

El recuerdo de mi cita con la ginecóloga en cada de Alison regresa a mi mente. La receta. ¡Nunca la empecé!

—Según los exámenes que te hice tienes tres meses —El doctor agrega, pero no soy capaz de seguir escuchando. ¿Cuántas veces habíamos pasado por alto la protección?

¡¿Por qué diablos no podía ser más responsable?!

—¿El medicamento? —musito, llamando la atención de tía y del médico—. ¿Puedo seguir tomándolas?

—No —dice, parece que pegué en el clavo, porque parece algo alarmado—. Necesitaré hacer unos cuantos exámenes más, creemos que el feto sufrió algún daño, pero nos mantenemos positivos.

Positivos.

Positivos.

Aquella palabra que me habían repetido con cansancio en el pasado regresa a mí. Se habían mantenido positivos con el diagnostico de mi madre, sin embargo, ella murió.

¿Pasaría lo mismo con el feto que llevaba en el vientre?

¿También moriría?

—¿Qué necesita? —digo, tragando duro—, ¿qué necesita para que él éste bien?

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