BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN...

By JoleHBellamy

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Los que no ven ninguna diferencia entre alma y cuerpo, no tienen ninguna de las dos cosas. -Oscar Wilde. Hist... More

ADVERTENCIA
SINOPSIS
P R Ó L O G O
1
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3.
4.
BOOK TRAILER.
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7.
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10.
11.
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13.
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15.
16.
17.
Especial I
18.
19.
20.
21.
22.
Instagram
23.
24.
25.
26.
Especial II
Especial III
27.
28.
29.
30.
31.
32.
33.
34.
35.
Especial IV
36.
AVISO.
37.
38.
39.
Portadas.
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41.
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55.
56.
57.
58.
59.
GRACIAS
60. |Final|
Epílogo

43.

39.1K 2.7K 151
By JoleHBellamy

Amana en multimedia. 

¡Hola! yo aquí dando señales de vida de Holly y Dash. Solo quería hacer esta nota para dar a conocer que no falta mucho para el final de la historia. Lo sé, sé que no quieren qué termine, pero, sin embargo, debe hacerlo. Dash y Holly deben tener su final y espero que el que tengo en mente sea el mejor. 

Sin más que decir, espero que disfruten de este capítulo tanto como yo al escribirlo. 

Pd: Pásense por mi nueva historia Drifting, sé que les gustará.

¡Disfruten su lectura! 

~*~

Las pastillas frente a mí me hacen soltar una mueca. No quería meter nada que adormilara mi cuerpo por completo en mi boca. La sola idea de hacerlo, retorcía todo mi estomago.

Alison me observa arqueando una ceja en mi dirección, claramente esperando a que tragase las píldoras, sin embargo, termino alejando los medicamentos, ganándome una mala mirada por parte de la morena.

—Debes tomarlos, Holly —dice, luego de soltar un largo suspiro—. Sé que no te gusta, pero no quiero seguir escuchando como te quejas durante las noches por los dolores de cabeza.

—No son tan graves —respondo, huyendo de su mirada. En realidad no mentía, no quería tomar medicina porque me dejarían completamente dormida y no quería que eso pasara, no cuando había pasado un día sin tener noticias de Dash—. Odio la medicina.

—Lo sé, pero debes tomarla.

No es un pregunta, noto el filo tenso en su voz. Estaba cansada de lidiar con mi actitud de niña pequeña, pero no hago nada por cambiar ello. Sí, me comportaba como tal, pero estaba en todo mi derecho. La preocupación de que algo ocurriese con Dash no se alejaba de mi cabeza, y saber que si ocurría algo, yo tendría parte de la culpa.

>>Regresará, y cuando lo haga prometo atarlo a la cama hasta que despiertes, ¿está bien?

—No estoy preocupada —miento, estaba mucho más preocupada de lo que parecía—. No quiero estar drogada, es algo personal, tía.

Alison libera otro suspiro, dejándose caer sobre el pequeño sillón que había estado ocupando durante sus visitas en la tarde. Aun cuando Elton y ella habían estado dando vueltas por el hospital, me sentía sola. Dash no había vuelto desde que la noticia de lo ocurrido con su hermana había abandonado mis labios y eso era algo que me mantenía preocupada.

—Si no te tomas esas pastillas llamaré a una enfermera para que te sede —dice, sonriendo con altanería—. Sería divertido verte pelear de nuevo contra ellos.

—¿No lo dejarás pasar, no?

—No —sonríe, colocándose de pie para luego hacer su camino hacia mí. Sus delgadas manos se encargan de tomar las tres pastillas de la mesa plegable y las tiende en mi dirección. Las tomo, sabiendo que si no lo hacía, sería como un grano en el trasero—. Se buena chica y toma tu medicina.

—No soy un perro, tía —coloco el medicamento en mi lengua, tomando con rapidez el vaco con agua que me tiende. Mi garganta aún arde, sin embargo no me quejo. El ardor, según el médico, desaparecía en unos días más—. ¿Irás al trabajo?

—Sí —asiente, regalándome una sonrisa, pero esta desaparece con rapidez cuando la puerta suena detrás de ella. El que está detrás de la misma no espera una respuesta y la abre. La visión de un sinfín de tatuajes entre en mi campo de visión, sin embargo, eso no es lo que me sorprende. El rostro de Amana es lo que eclipsa toda mi atención, y noto las ojeras bajo sus ojos, la pequeña hinchazón rodeando los mismos y su pequeña nariz se encuentra completamente roja. Dash me observa, sin embargo no sé qué decir—. Bien —Alison rompe la tensión que invade la habitación—. Iba a esperar que Elton llegara pero ustedes son un buen sustituto. ¡Cuida de mi sobrina, Dash!

Y se marcha, no sin antes tomar su bolso y dar un beso sonoro en la mejilla de la hermana del tatuado. Amana no hace una sola mueca ante el afecto que le da mí tía, y sé que no se encuentra bien. La manera en que sus hombros están tiesos, mostrando toda la tensión que estaba corriendo por su cuerpo.

—Amana quiere hablar contigo —Dash dice, aprieta el hombro de su hermana y me da una pequeña sonrisa antes de seguir los pasos de mi tía. La puerta se cierra, dejándonos a ambas dentro de la habitación. Sé que debería decir algo, sin embargo, ninguna palabra hace el esfuerzo por salir de mis labios.

Amana está de pie a unos cuantos pasos de la cama que estaba ocupando y, como si no me doliera nada, me encargo de hacer un poco de espacio para ella.

—¿Vienes?

Ella abre la boca, como si pensara en su respuesta, parece dudarlo y pienso que se negará, sin embargo, en silencio y con toda la calma que reúne, se dirige a pasos lentos hacia la cama. Su cuerpo cae sobre esta y me siento un poco sorprendida cuando su cabeza termina sobre mi pecho, sus brazos se aferran a mi cintura y sé que ha llegado al tope. Sé que después de que Dash se enterara de todo, era momento de sacarlo.

—Todo está bien ahora, Amana —Mi voz está a punto de romperse, pero hago todo el esfuerzo para atraer aquella sensación cálida que mi madre me daba cuando tenía pesadillas durante las noche. Aquellos abrazos y palabras que me murmuraba en el oído hasta caer dormida nunca serían eliminados de mi cabeza. Aún después de que había pasado más de un año de su muerte, su recuerdo seguía vivo en mi mente. Ella seguiría viva hasta el último día que mi corazón deje de latir—. Me tienes a Adrien y Dash para cuidar de ti. Tu madre —Me aclaro la garganta, apoyando mi barbilla en su cabeza cuando siento como un sollozo se escapa de sus labios—. Me tienes a mí, Amana.

>>Estaré aquí siempre que me necesites, aún cuando me encuentre lejos, estaré ahí, recordándote que tienes unos hermanos que mataría por tu felicidad.

—Y-yo tengo miedo, H-Holly —dice, aún con el rostro escondido en mi pecho. Su cuerpo se sacude y soy capaz de sentir la súplica en sus palabras. El recuerdo de gritarle a Richard que parara invade mi cabeza, jugándome una mala broma—. Tenía miedo... él...

—Él ya no es tu problema, Amana —La interrumpo. Según tenía entendido Dash tenía a Ethan detrás del rastro de Colín, tarde o temprano lo encontraría, y a consecuencia de ello terminaría en la cárcel—. Dash no es el único que está detrás de él.

—¿Conociste a los policías que están a cargo del juicio de Richard Miller? —Pronunciar su nombre ya no me producía miedo, sin embargo, el asco se mantenía ahí. Espero a que Amana salga de su escondite, lo cual hace luego de unos minutos. Sus ojos están rojos cuando observa los míos, y la expresión de miedo surcando su rostro llega a tocar la fibra más delicada de mi corazón. No quedaba nada de aquella niña que me insultó la primera vez que la conocí, en su lugar, una niña llena de miedos estaba abrazándome con el rostro cubierto de lágrimas—. Ellos están a cargo de ambos casos, coloqué una demanda contra Colín, sé que pagará por todo lo que hizo.

—Solo quiero olvidar lo que pasó —dice, con voz ronca—. Pensé que todo era un juego, pero cuando me golpeó... —traga, duro, mostrándome el miedo que atraviesa en sus ojos—. No pensé que todo terminaría así. Dijo que conocía a Dash... Que le haría daño.

—Dash sabe cuidarse —la atraigo nuevamente hacía mí, sintiendo como el medicamento empieza a hacer efecto en mi sistema—. Dash cuida de ti, siempre lo ha hecho.

La pequeña morena junto a mí murmura algo que no logro entender, y siento como la oscuridad me envuelve, llevándome a lo más profundo de ella. La primera imagen que desplaza a la oscuridad hace que el miedo invada mi sistema, llevándome a los peores recuerdos que tenía en mi cabeza.

Llevándome de vuelta al tiempo que todo había ocurrido.

~*~

Los gritos que amenazan con abandonar mi garganta nunca lo hacen, mis piernas están abiertas a tope, y el dolor que invade mi entrepierna es insoportable. Quiero gritar, quiero correr, sin embargo, algo me mantiene anclada al suelo. Siento como si todo mi interior estuviese siendo desgarrado, y sé que no saldría bien librada de la situación.

Las palabras obscenas y el fuerte olor a alcohol invaden mis fosas nasales. Las arcadas no tardan en aparecer y el segundo golpe llega. El grita que soy una perra, lo escucho gritar que tan perra puedo llegar a ser.

Quiero vomitar, quiero suplicar que se detenga, pero mi garganta no me ayuda, el tercer golpe llega cuando intento alejarlo de mí. Duele. Todo en mi cuerpo duelo. No saldría viva de aquello. No quería salir viva después de eso.

Quería que me matase a golpe, quería que me moliera a golpe hasta que mi respiración ya no pudiese más y se llevase consigo todo lo que estaba haciendo.

Grito una y otra vez que pare, mas él no lo hace. Dice que me gusta. Dice que yo lo provoqué, que soy la culpable de todo. Que me deseaba desde el primer día que puso un pie en casa.

"Eres una calienta pollas".

Sus palabras se reproducen una y otra vez en mi cabeza, y el cuarto golpe llega. No soy capaz de controlar las nauseas invadiendo mi sistema y vomito, vomito a pesar de terminar rodeada de todo el contenido estomacal que se riega en el piso, lo hago a pesar de saber que luego tendría que limpiarlo.

¡Para, por favor!

—¡Holly! ¡por el amor a Dios, despierta! —El grito que se libera de mi garganta es tan fuerte que logra acallar las demás voces. Los ojos de Dash me observan con preocupación, sin embargo no tengo tiempo de responder a su pregunta silenciosa y me remuevo en la cama, llegando justo al borde para vaciar mí estomago sobre el suelo. Aquel sueño, o mejor dicho pesadilla, pareció tan real, tanto que fui capaz de sentir aquel dolor nuevamente en mi cuerpo—. Rayos, Holly.

No digo nada.

No soy capaz de hacerlo, sé que si abro la boca me echaré a llorar. Sé que si digo una sola palabra, la Holly de hace unos años volvería, y no quería dejarle la puerta abierta, no cuando había luchado tanto para encerrarla muy dentro de mí.

—¿Estás bien? —Sus manos me empujan con cuidado, tratando de no ensuciar sus botas con el vomito en el suelo. Debería estar avergonzada, pero el asco que invade mi cuerpo no deja que me disculpe—. Iré por alguien, deben limpiar esto.

—Por favor —Logro decir, observo al moreno quien me mira con algo de confusión, sin embargo no dice nada y se marcha murmurando algo sobre la comida de mierda del hospital.

Cuando Dash abandona la habitación, las lágrimas empiezan a descender por mis mejillas. Mi corazón va a mil, y el miedo aun no abandona mi cuerpo. Aun con el palpitante dolor invadiendo mi cabeza soy capaz, rodeo mis piernas con mis brazos y hundo mi cabeza en el hueco que se forma frente a mí.

El palpitar de mi corazón no parece ralentizarse, y sé que debo tranquilizarme. Sin embargo no lo hago. Lloro hasta que siento mi garganta arder y la puerta se abre nuevamente. Las voces correspondientes a Dash y la enfermera ingresan en la habitación. Sé que estoy captando la atención de ambos, y un poco de tranquilidad invade mi cuerpo cuando fuertes brazos tiran de mi cuerpo.

El perfume característico de Dash invade mis fosas nasales y no dudo en pegarme aún más a él.

—¿Puedo sacarla de aquí? —Lo escucho dirigirse a la enferma, mas no escucho la respuesta de esta. Dash hace un sonido con su garganta y, sin ningún esfuerzo, tira de mi cuerpo hasta que logra sujetarme entre sus brazos.

Dash encuentra la manera de cubrir mi desnudez bajo la bata como puede y, en menos de una respiración estamos en medio de un pasillo. Agradecía a Dios en cuanto los médicos se deshicieron de la intravenosa.

El cuerpo de Dash termina ocupando un asiento y, sin demora alguna, rodeo su cuello con mis brazos, escondiendo mi rostro en su pecho.

—Está bien —murmura, acariciando mi espalda con suavidad—. El doctor dijo que los medicamentos pueden causarte nauseas. Pasará.

No digo nada, y me pego mucho más a su cuerpo. Él no duda en abrazarme, haciendo que su calor corporal invada mi cuerpo. Dash estaba tranquilo, mucho más de lo que yo estaba. Sentía mi corazón a punto de salir de mi pecho, y mi cabeza parecía estar a segundos de explotar.

—¿Dónde está Amana? —susurro, los labios de Dash se presionan contra uno de mis hombros desnudo y siento como suspira con lentitud. El último recuerdo que tenía de la pequeña morena eran sus brazos alrededor de mi cintura mientras lloraba en silencio sobre mi pecho.

Aquello había tocado una vibra oculta dentro de mí, recordándome cada una de las noches que dormía llorando por lo que había pasado. Las pesadillas recordándome cuan jodida había estado mi vida era el recordatorio que tenía de mi pasado.

Saber que, a pesar de lo que pasó, mamá sufrió a manos de ese imbécil hizo, que todo lo que había callado durante varios años ahora eran el recordatorio de un pasado que no merecía la pena.

Richard Miller había arrancado una parte de mí aquel día. Él había logrado llevarse a la niña que había intentando olvidar el abandono de su padre para centrarse en una familia que no valía la pena.

Un padrastro borracho y una madre con depresión.

Todo se había ido a la mierda justo antes de que yo naciera, Alexander Parks solo había sido el inicio de una larga vida llena de abusos y abandonos.

—Se marchó con Adrien —responde, luego de lo que parece una eternidad—. Estaba cansada.

Un pequeño tintineo en su cuello llama mi atención, es cuando decido alejarme un poco de él y centrar mi atención en su cuello. En el lugar que anteriormente no había nada, se encontraba los dijes que días atrás me había mostrado.

La llave y la cerradura descansan en su pecho, ajeno a todo el drama que nos había envuelto con la noticia de Amana.

—¿Por qué tienes mi llave? —pregunto, tratando de alejar el recuerdo de la pesadilla. Mis ojos se elevan solo para ver que Dash me observa con atención. Sus ojos grises están sobre los míos y, como si no le importara mi pregunta, retira mechones de cabello negro de mi rostro. Sus dedos golpean mi mejilla con suavidad en el lento recorrido—. ¿Por qué llegaste golpeado ayer?

El suave masaje desaparece de mi piel y como acto reflejo tomo su mano antes de que la aleje por completo. Dash parece reacio a responder, sin embargo, toma una respiración antes de decir—: Pensé que Shawn tuvo algo que ver. Lo busqué intenté sacar la mierda fuera de él pero James se metió.

>>Elton estuvo ahí y nos separó. Nada grave.

—No todo se soluciona a los golpes —Tomo su rostro entre mis manos. Dash frunce el ceño, pero no intenta alejarse de mi toque—. Tal vez ellos tengan un pasado en común contigo, pero lo que hizo Colín es mucho peor, Dash.

>>Sé que tal vez estabas enojado, qué no pudiste controlarte, pero, por favor, por Amana, no te hagas daño a ti mismo metiéndote en peleas. Ni ella ni yo te necesitamos con golpes cubriendo tu cuerpo.

El moreno se remueve debajo de mí y sus manos se deslizan a mi cintura, donde aprieta con suavidad antes de acercarme un poco más hacia él. Traga duro, como si estuviera a punto de soltar la peor noticia que puede haber.

—El juicio de adelantó —dice—, Richard intentó escapar y el que está frente al caso no quiere perder más tiempo.

—¿Qué?

—Lo que Colín te hizo —explica—, solo concibió que el caso abriera un caso paralelo al de Richard.

>>El juicio será en una semana, Holly.

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