(Keyla)
Aun no dejaba de pasar por mi mente el hecho de que Josué me haya ignorado, era molesto. Pensé que él nunca actuaría si conmigo, pero veo que me equivoqué.
— Lo siento, no pensé que actuaría así— me miró Nayeli
— Descuida— sonreí
No me sentía muy bien, pero no dejaré que eso me quite el sueño. Si él no quiere que lo mire así será.
(Josué )
La vi, la vi de nuevo...
Estaba con su amiga, al parecer iba a casa de sus abuelos. Este día siempre los visitaba.
Su amiga se detuvo y ella volteó a verla, luego dirigió Su mirada donde yo estaba, me miró. Su mirada me encantaba, siempre me atrapaba y es que ella tenía inocencia en ella; su mirada, su sonrisa. Pero su mirada también tenía un poco de picardía, era intensa e intimidante, era hermosa, misteriosa.
Siempre me hipnotizaba por unos segundos, pero siempre intentaba luchar contra ello, luchaba contra su mirada hipnotizante, su mirada que hechiza a cualquiera, tan cautivadora como ella. Pero yo sabía que no me tenía que dejar llevar por ella, no lo tenía permitido, nadie debería sospechar de lo mucho que la adoro.
Ella me hacía sentir débil.
Y la debilidad era lo peor en mi mundo.
Nadie tiene que conocerlo, porque luego con eso te manipulan y te dejan caer fácilmente.
Todos estos años he sido respetado por cada uno de ellos, de la pandilla. Soy la mano derecha del Jefe, me quiero mantener así. Por ello tengo que mantener alejada a Keyla de mi. El enamorarme está prohibido, y al saber de ella... pueden lastimarla o amenazarla y no es lo que quiero, es lo que menos quiero para ella.
Aunque cada vez que la veo desearía tenerla con migo, cada día, cada segundo...
Siempre maldigo el día que entre a esto, desearía haberla conocido antes. Pero lastimosamente no fue así.
Mantenerme alejado de la persona que las amo, es el precio de haber cometido el mayor error de mi vida.
Discúlpame Keyla, disculpa por no corresponder a nuestro amor.
Discúlpame por tener temor a acercarme a ti, pero mi protección es muy estricta.
Discúlpame por ser lo que soy.