1. Locas Historias De Amor

By NacidaParaLeer

76K 6.6K 5.9K

"Un grupo de amigos. Una casa. Seis romances. Mil locuras. " CRÉDITOS TRÁILER: OneGirlCrazy17 More

"Provocaciones matutinas y una carta maldita. "
"Una discusion sexy y un regreso inesperado."
"Ironias afiladas y una cacería"
"Un arresto policial y un beso inocente "
"Un corte de suerte y recuerdos rotos"
"Un escote prohibido y ultimas voluntades"
"Un bate de béisbol y cerezas demasiado dulces"
"Tamaños importantes"
"Una profesora herida y Sra. Plastico"
"Otra carta maldita"
"Campanas de boda y posturas extrañas"
"Circos en clase y amigos cariñosos"
"Explicaciones y un tatuaje sorpresa"
"Fregaderos y un armario abierto"
"Ojos tapados y treguas interminables"
"Lennox celosa y Jace desconcertado"
"Él hermano de Tyler y los celos de Tyler"
"Una proposición indecente y Lucy al teléfono"
"Prepativos y sorpresas"
"Ropa fuera y un novio celoso"
"Una noche llena de emociones"
"Lucha, y discusiones apasionadas"
"Ojo por ojo, y confesiones"
"Rayos de sol, y falta de chispa"
"Washington, y celos que no son celos"
"Diaros adolescentes, y charlas de barra de bar"
"Derecho a roce, y falsas esperanzas"
"Disputas sexuales, y buenos comportamientos"
"El desfase más grande de todos los desfases"
"La Princesa Putilla, Él Príncipe Gay, y La Bruja Transexual"
"Un testamento y nata"
"Mensajes ocultos, y nada más que añadir"
"Visitas, y segundos asaltos"
"Ejercitos de plomo, y domingos misteriosos"
"Libertad, y sexo textual"
Test: ¿Que personaje eres?
"Maletas que traen problemas, y tratos por un beso"
"Enamorados, cristales rotos, y karaoke. "
"Síntomas, y un tren"
"Insomnio, y complicaciones"
"Positivo, y negativo"
"Aliados, y desastres"
"El principio del fin"
"Descubiertos, y despedida"
"Cuatro notas"
"Epílogo"
"Complicadas Historias de Amor"
Aviso

"Encuentros incomodos y fuegos artificiales"

1.8K 148 97
By NacidaParaLeer

Lennox estaba mirando a Lochan.

Sus párpados pálidos estaban cerrados. Aquellas negras y largas pestañas rozaban sus pómulos. Su nariz salteada con mil pecas. Su boca fruncida. Besable. Tan, tan, tan, besable.
Mechones de sedoso pelo azabache caían por su frente. Brillando como seda.

Lennox estiro la mano, y lo aparto.
El pelo resbaló de sus dedos como nubes suaves.

Lennox cerró los ojos.

Acariciando su pelo. Jugando con él. Dejándose llevar por la sensación de paz. De calma.

La mano de Lochan cubrió la suya. Silenciosamente. Pareciendo tímida y cuidadosa.

Lennox no se movió. Dejó que la tocara. Dejó a la venganza en lista de espera. 

Sus piernas estaban enredadas de una forma muy intima.
Sus caderas se rozaban.

Lennox abrió los ojos.

Lochan la miraba. Lleno de tranquilidad.
Sus ojos podían dejarla ciega. Tan azules. Tan azules. Brillaban con luz propia de una extraña manera. ¿Quien nacía con esos ojos? ¿Quien, maldita sea?
No existían las palabras para describir esos ojos. En ningún idioma. Nunca alcanzarían los adjetivos. Siempre se quedarían cortos. Insuficientes.

Nadie decía nada. Nadie respiraba.

Se miraban. Se miraban.

La mano de Lochan estaba siendo cálida en la suya. Una pieza que encajaba perfectamente.

Podría decirle que le quería. Podía decirlo de una vez. Joder. Podía contarle todo ahora. Todo. Sentir su corazón romperse de nuevo cuando él la rechazará. Y entonces podía morirse.

Lochan habló. Por fin.

–Ya puedes odiarme de nuevo. –murmuro.

Lennox se sintió fría por dentro.

–Tú también.

Él sonrió de forma imperceptible.

–Lo siento. No puedo. Yo no.

Lennox le miro cansada. Derrotada de repente.

–Yo tengo que hacerlo. Tengo que odiarte.

A veces Lennox pensaba que el odio era lo único que la hacia seguir. Lo único por lo que vivía. Su fuerza vital. Él ventrílocuo que movía sus hilos.
Lennox creía que sin el odio abría muerto hace ya mucho tiempo.

–¿Porque, Lennox? –dijo con amargura.

Lennox negó con la cabeza.

–No puedo olvidar, Lochan. Lo que le hiciste a Lucy... –cerro los ojos.

Lochan movió el pulgar contra el dorso de su mano.

–Era un niño enfadado. No puedes hacerme pagar toda la vida por algo que hice siendo un niño.

Lennox fruncio el ceño.

–Eras lo suficiente mayor para beber y follar. También lo eras para tener responsabilidades.

Lochan no dijo nada por varios minutos.

–Lo siento. Estoy arrepentido. Lo siento. Lo siento por Lucy. Por tus padres. Por Gine. Lo siento por ti.  –murmuro.

Aquellas palabras golpearon a Lennox en todo el pecho. Como una patada de yudo.
Apenas podía respirar.

Era la primera vez que Lochan se disculpaba. La primera.

Lennox quería, quería, con todo su corazón, perdonarle. Como quería, Dios.
Pero recordó los gritos de Gine cuando encontró a Lucy. Recordó el temblor en las manos de su madre. Las lágrimas en ojos de su padre. El aborto. Lucy llorando.

–Yo... yo no puedo perdonarte. –murmuro Lennox.

Y lo dijo con dolor. Con odio también.

Lochan suspiro.

–Lo siento. Lo siento de verdad.

Bonnie no había parado de llorar en toda la noche. En ningún momento. En ningún segundo.

Había tenido sexo. Sexo. Sexo. Sexo. Con Tyler. Su virginidad pérdida. ¡Por Tyler! ¡Por su verdugo! ¡Su torturador!

Había esperando veintiún años. Veintiuno. Por alguien bueno. Alguien decente. Y se había acostado con Tyler. Con Tyler.

Un tío enamorado de otra. De una puta.
Un tío que le hacia la vida imposible. Que se burlaba de ella y la acomplejaba.

Y ella le había pagado con su virginidad. Con una noche de sexo.

¿Que película de terror era esa? ¿una de bajo presupuesto?

Tyler la había cambiado en todas la formas posibles.
Ya no era la misma. Todo era diferente a ahora. Hasta su propia voz sonaba rara. Su forma de llorar era distinta. Sus pensamientos estaban manipulados.

Cuando bajo a la cocina, intento caminar normal. Lo intentó. De veras que sí. Pero no servía. Era inútil.
Se sentía abierta allí abajo. Extraña. Rara.

–¿Porque mierdas andas así? –la voz de Tyler a sus espaldas la hizo saltar.
Se volteo rápidamente.

Sus mejillas se tiñeron de rojo al mirarle a los ojos.

Toda la noche anterior desfiló delante de sus ojos como una película pornográfica en HD.

Sus manos colgaban inertes a sus lados. No sabía que hacer con ellas. Se sentía torpe. Desgarbada. Incómoda. Cambiada.

–¿Ya has olvidado lo que te dije? –siseo.

Tyler alzó las cejas.

–¿Los mandamientos de Santa Bonnie? –dijo con voz burlona.

Bonnie apretó la mandíbula.

–Como se te ocurra... –empezó.

Tyler empezó a caminar hacia ella. Acercándose. ¡Acercándose!

–Numero uno: olvida todo lo que ocurrió aquí. Será como si nunca hubiera existido. No lo compartas con nadie. No lo repitas en voz alta. Ni cuando estés solo. No lo insinúes o bromees al respeto. Numero dos: jamas intentes repetirlo. No incites a ello de ninguna forma. Número tres: no me hables si no es necesario. No me mires ni estés cerca de mí. Nunca podremos compartir la misma habitación sino hay alguien más. No tendremos ningún trato. Nulo. Numero cuatro: no vayas desnudo por casa. Nada de ropa interior ni pecho descubierto. Siempre vestido y cubierto. Fin. –dijo de forma teatral. Con formalidad.

Bonnie temblaba de pies a cabeza. Sorprendida de que hubiera memorizado todo.

–Dije ningún trato. Ninguno. Eso descarta cualquier conversación. –soltó.

Tyler se cruzó de brazos.

–¿No sera sospechoso para los demás? ¿no les dará que pensar?

Bonnie se mordió el labio con frustración.

–Ellos no están aquí ahora.

Tyler asintió.

–Exacto. No hay nadie aquí. Estamos quebrantando un mandamiento.

Bonnie se puso roja nuevamente.

–Yo llegué antes. Yo me quedó.

Tyler alzó las cejas. Incrédulo.

–¿De eso se va a tratar ahora? ¿de competir por las habitaciones?

Bonnie miro sus manos.

–Me siento incómoda. Terriblemente incómoda. No puedo estar sola contigo. No después de lo que pasó.  –murmuró.

Los ojos de Tyler se llenaron de compresión. De entendimiento.

Ellos lo habían hecho. Oficialmente. Se habían acostado. Habían compartido fluidos. Se habían visto en las formas mas intimas posibles. Habían gozado juntos. Y todo seria raro entre ellos a partir de ahora.

–La gente se acuesta, y no tiene porque ser la gran cosa. No tiene que cambiar nada. –dijo Tyler con seriedad.

Bonnie apretó los labios en una fina línea.

–Tampoco sera un gran cambio. No es que fuéramos lo mejores amigos.

Tyler tuvo un toque de dolor en su expresión.

Volvía a perder a Bonnie. Se acabaron las bromas. Las risas. La chica de casa volvía a estar lejos.
Se habían acostado. Todo estaba lleno de mierda.

–No. Supongo que no. –le espeto.

Mirarse era doloroso. Extraño. Macabro.
Como si sus iris fueran diferentes.

–Al menos ya no soy María. –dijo Bonnie.

Tyler alzó una ceja.

–Evidentemente no. No creo que María aclamara a Dios de esa manera..., y en esa situación.

La cara de Bonnie ardió.

¿Desde cuando él la ponía roja?

–Estas fallando un mandamiento. Nada de bromas al respecto. Nunca paso. No tiene que ser recordado. –dijo con tensión.

Tyler se encogió de hombros.

–Esta bien; nada de bromas. No fallare ninguno de tus mandamientos, Moisés. Pero es inútil. Todo lo que hagas. Nunca podrá desaparecer. Nos hemos acostado, y nunca va a deshacerse. Sé una adulta, y asumelo.

Bonnie lució como si la hubiesen abofeteado repetidas veces. En ambas mejillas.

–¡Lo estoy asumiendo! ¡Esta asumido! ¡Solo quiero volver a la normalidad! –exclamo.

Tyler resoplo.

–¿Cuando a sido normal nuestro trato?

Bonnie vaciló.

–¿Que más da eso? ¿que relevancia tiene?

Tyler se tiro del pelo. Frustrado.

–¡Olvidalo! ¡Cumpliré tus mandamientos! ¡Nunca entrarás en razón!

Y salio de la cocina. Cumplimiento el mandamiento numero dos.

–¿Los amigos se besan así? –jadeo Gine.

Jace la volvió a besar.

–Nosotros sí. –dijo contra su boca.

Jace la tenía contra el colchón. No habían salido de la habitación en todo el día.

Se besaban. Se prendían. Se volvían a besar.

Jace la rozaba con la erección en su centro.

Así habían llegado cuatro veces.

Aquella cama estaba siendo un hervidero de pecado.

Gine gemía. Apuntó de correrse de nuevo.
Jace le tapaba la boca. Evitando que los chicos escucharan.

–Vente para mí. –le susurro.

Gine apretó la espalda de Jace con dedos de acero. Arrugando el gesto de placer. Soltó un suspiro entrecortado. Y se corrió.

Jace la siguió un segundo después. Regando su estómago con semen caliente.

Sus respiraciones agitadas eran todo lo que se escuchaba.

–Otra vez. –jadeo Jace.

Gine sonrió. Perezosa.

–No creo que esto le guste a Dios. –bromeo.

Jace río sin aliento.

–Luego le pido perdón. Ahora ven aquí.

Gine río. Haciendo temblar sus hombros.

–Parece que se te olvido lo de “la niña Gine”.

Jace la beso el hombro.

–Me he cansado de ser bueno; es solo eso. –aclaro.

Gine estaba apuntó de subirse a él de nuevo, cuando llamaron a la puerta.

Nudillos contra madera.

–¡Salgan de ahí de una vez! ¡Vean la luz del día! ¡Vayan a la playa! –grito Andrew.

Gine gimió. Enfadada.

–¡Ya salimos! ¡No tardamos! –exclamo.

Jace la miro con horror.

–¿Que dices?

Gine puso los ojos en blanco.

–No podemos ser tan obvios.

Jace arrugo el gesto.

–Ya saben lo que estamos haciendo. No entiendo porque no podemos seguir.

Gine le dio un manotazo juguetón.

–¿Quieres que piensen que somos adictos al sexo?

Jace se encogió de hombros.

–No estamos haciendo sexo. Solo nos corremos.

Gine negó con la cabeza.

–Es básicamente lo mismo.

Jace resoplo.

–Pues que piensen lo que quieran. La tengo dura.

Gine se levantó de la cama.

–Tú siempre la tienes dura.

El desayuno fue tensó.

Cody y Kira eran los únicos que hablaban.

Tyler y Bonnie estaban demasiado incómodos.
Lochan y Lennox demasiado melancólicos.

–¿Como pudiste dejarla ir? –le espeto Kira a Tyler. –¡Estaba sedada! ¡Pudo haberle pasado algo!

Tyler se encogió de hombros.

–No le paso nada. Mirala. Tan asquerosamente guapa.

Lennox sonrió.

–Sino llega a ser por Lochan... No lo quiero ni pensar. –dijo Kira.

Lennox y Lochan se miraron.

–¿Que tarea tan ardua ejercías para perderla? –le espeto Cody.

Bonnie y Tyler compartieron miradas significativas.

–Me quede dormido. –mintió.

Lennox fruncio el ceño.

–Te escuche discutir con Nie. –dijo extrañada.

Bonnie hizo un nudo nervioso con sus manos.

–Eso fue antes. Luego me quede dormido. –repuso Tyler sin mirarla.

Kira miro a uno y a otro alternativamente.

–¿No estabas en tu cita? –le preguntó misteriosamente a Bonnie.

Ella se atragantó con la tortita.

Tyler le dio golpecitos en la espalda para que se recuperase.

–Brad me dejó en plena cena. –dijo entre toses.

Todos se quedaron de piedra.

–¡Si le gustabas un montón! –exclamo Lennox.

Bonnie hizo un mohín.

–No creo que fuera tanto. –dijo con desilusión.

–Me lo dijo, Nie. Antes de ir a por los zapatos. Dijo que iba en serio.

Bonnie suspiro dramáticamente.

–Pues por lo que se ve, cambio de opinión radicalmente.

Tyler estaba sudando de nervios.
Él fue quien le obligó a cambiar de opinión.

Lennox fruncio el ceño.

–Que raro.

Tyler miraba fijamente su plato.

–Siempre fue algo bipolar. –murmuro con poca voz.

Lennox alzó una ceja hacia él.

–Ya, ya. Bipolar.

Tyler trago duró.

–Exacto.

Lochan negó con la cabeza.

–¿Y la pelirroja también la dejo escapar? ¿no repararaste en la loca de tu amiga sedada?

Bonnie se puso nerviosa. Más aún.

–Estaba... –miro a Tyler. –, distraída.

–No estoy loca. Que conste. –dijo Lennox con aire ausente.

Lochan negó con la  cabeza. Divertido.

Tyler se aclaro la garganta roncamente.

–¿Y... bueno, los chicos? –cambio de tema.

Kira se encogió de hombros.

–Siguen en San Mateo. Josh me dijo que lo pasaron genial.

Cody sonrió.

–Ojala que Gine esté disfrutando.

(Ella estaba disfrutando)

Lochan masticaba lentamente una magdalena.

–¿Sabias que Sho esta con ellos? –dijo con tranquilidad.

Cody escupió su té.

–¡¿Qué?!

Lochan asintió con la cabeza.

–Eres tan capullo que ni la cancelaste. Vino a buscarte, y Andrew la invitó. 

La boca de Cody colgaba de par en par.

–¿Pero como he podido olvidarme? –se lamento.

Lochan negó con la cabeza con desaprobación.

–Sino te lo digo, no la recuerdas en tu vida.

Kira intentaba con todas sus fuerzas no reírse.

Bonnie y Lennox le pellizcaban los muslos debajo de la mesa. Para callarla. 

–Yo te aviso, tío. Andrew te se va a follar a la novia. Y con razón. Eres un novio de mierda. –dijo Lochan.

Tyler fruncio el ceño.

–Andrew no le roba los ligues a sus amigos. Es muy buen tío.

Lochan rodó los ojos.

–Tal vez a ti no, porque nadie quiere robarte a tu novia, la ninfómana esa. Pero Sho es un buen bocado, y es una dulzura.

Bonnie soltó una risotada escandalosa por su comentario.

Tyler alzó una ceja acusadora hacia ella.

Kira se encogió de hombros con el rostro malhumorado.

–Tampoco es para tanto. Sho es una chica normalita. –contradijo Kira.

Lochan sonrió se medio lado.

–Ay esa envidia que traicionera... –dijo con tono cómico.

Kira le fulminó con la mirada.

–Comete la magdalena, y callate. Haz el favor. –le espeto.

–Y yo no tengo novia. Para que conste también. –dijo Tyler.

Bonnie le miro. Interesada.

–¿Olvidaste a la perra? –pregunto Lennox.

Tyler la miro mal.

–No le digas a así. –la reprendió.

Lennox rodó los ojos.

–¿La olvidataste si o no? –dijo con impaciencia.

Tyler miró a Bonnie disimulamente.

–Solo han pasado dos meses; está demasiado reciente. Pero..., estoy con la mente en otras cosas.

Bonnie miraba fijamente sus manos apretadas. Descontenta.

Lennox resoplo.

–¡Casase con Bonnie de una vez! ¡no lo retrasen más! ¡el vestido que me compre se va a pasar de moda!

Las mejillas de Bonnie estallaron en calor. Todo era rojo vergüenza.

Tyler se aclaró la garganta incómodamente.

–¿Ya no recuerdas la promesa? Se acabaron las bromas. –dijo duramente.

Lennox rodó los ojos.

–Tenia la esperanza de que no te acordaras. –dijo con decepción.

–Me acuerdo. Y espero que la cumplas. –dijo Tyler severamente.

Bonnie había perdido el apetito. Así, de repente.

–Me voy a la playa. –anuncio.

La cara de Lennox se iluminó.

–¡Genial! ¡Día de playa! –exclamo con una sonrisa.

Bonnie rodó los ojos.

–¿Te he invitado a venir?

Lennox le saco la lengua.

–Las chicas guapas no necesitan invitación. –se jacto.

Lochan puso los ojos en blanco.

–No queda bien que te tires rosas a ti misma. Suena muy egocéntrico.

Lennox fruncio el ceño.

–Me tirate amapolas si me da la gana. –le espeto.

–Eso suena más egocéntrico todavía... –murmuro Lochan.

–Te pasas el día diciendo lo guapo que eres. No puedes tachar a nadie de creído cuando tú eres él jefe supremo del ego.

Lochan se encogió de hombros.

–¿Puedes culparme? Mi cara es la envidia de un ángel. –se jactó.

Lennox odio no poder negarlo.

–No eres para tanto.

Lochan alzó una ceja hacia ella.

–Soy para tanto, y lo sabes.

Lennox puso los ojos en blanco.

–Bobadas.

Lochan sonrió burlón.

–¿Vas a venir a la playa si o no? –le preguntó Bonnie a su amiga.

Lennox la miro distraída.

–Si. Necesito hablar. –dijo por lo bajo.

Lochan fruncio el ceño.

–¿Hablar de qué?

Lennox negó con la cabeza.

–A ti te lo voy a decir.

Las dos amigas paseaban con los pies descalzos por la orilla de la playa.

El sol brillaba alto, y la temperatura era perfecta. Cálida, pero fresca.

–Y lo peor es que no puedo. –estaba diciendo Lennox. –No puedo dejar de sentirlo. No importa lo mucho que deseé borrarlo, arrancarlo. Clavar mis uñas en mi corazón, y sacarlo. No sirve. Sigo queriéndole.

Bonnie miraba como sus pies dejaban huellas enanas en la blanda arena.

–No funciona así, Lenn. El amor es indomable. No puede ser cambiado o manejado. Es un animal salvaje que corre libre. En miles de direcciones.

Lennox suspiro.

–Lo odio. Odio sentirlo moverse dentro de mí como un tumor maligno. Lo aborrezco. –dijo con amargura.

Bonnie negó con la cabeza.

–El amor no puede sentirse mal. El amor te hace feliz. Sea de la forma que sea. Correspondido o no. Bueno o malo. El amor es felicidad.

Lennox pateo una piedra.

–Lo odio.

Bonnie la empujó con el hombro.

–No existe una dimensión donde tú odies a Lochan. Es imposible.

Lennox resoplo.

–Lo odio. –dijo bajito.

Bonnie se echo a reír.

–¿En el que punto estáis ahora? –dijo sonriendo.

Lennox se encogió de hombros.

–Nos matamos, nos besamos. No sé. Algo extraño.

Bonnie sonrió pícara.

–Eso es pasión, querida. Puro fuego latino. –dijo con un guiño.

Lennox rodó los ojos.

–¿Que latino? ¿quien es latino aquí? –le espeto.

Bonnie soltó una carcajada.

–Solo bromeo, querida. –dijo risueña.

Lennox suspiro.

–Tengo que dejar de enrollarme con él. Definitivamente.

Bonnie negó con la cabeza.

–No seas estúpida, Lenn. No vuelvas a las venganza. Por tu propio bien, por el de él, por el de todos. No hagas tu vida tan oscura.

Lennox miraba lejos. Hasta donde el terreno empezaba a danzar como un espejismo.

–Él la hizo oscura. –dijo sombría.

Bonnie vacilo.

–No tiene la culpa de todo, Lenn. No de todo. –musito.

Lennox cerró los ojos. Dejando que el sol bañara sus párpados.

–¿El vídeo? ¿el intento de suicidio? ¿el aborto? ¿la depresión? –recito de memoria.

Bonnie respiro hondo. No sabiendo que contestar.

–Era solo un chiquillo, Lenn. –dijo con voz intranquila.

Lennox negó con la cabeza con pesadez.

–Sin contar el accidente, él ya merece la hoguera.

Bonnie no contestó.

Ella también había odiado a Lochan. Se paso el año posterior al accidente sin hablarle. Le maldecía. Deseaba su muerte. Sí.

Él había robado a su mejor amiga. Su primera amiga.

Ese año nació su amistad con Lennox. Su odio por Lochan las unía. Y Jace. Él único amigo que les quedaba a ambas.

Bonnie le perdonó después.
Cuando Lennox se fue a Yale, y Lochan se drogó hasta el coma.
En cuanto le vio en esa camilla, destrozado por las peleas constantes, los puños sin ni siquiera piel. No pudo continuar enfadada. Perdonó a Lochan.

–Sabes que te entiendo. Lo sabes mejor que nadie. Pero..., no puedes dejar que te consuma.

Lennox río amargamente.

–No me está consumiendo. Claramente no lo esta haciendo. ¡Me enrollo con él en cuanto tengo la menor oportunidad! ¡Esa es mi venganza! ¡Ponérsela dura! –dijo con duro sarcasmo.

Bonnie arrugo el gesto.

–No seas tan dura contigo misma.

Lágrimas caían por las mejillas de Lennox. Frías. Tranquilas.

–A menudo pienso... Que pude haberlo parado. Pudo haber parado a Lucy. Pero estaba tan enfadada con ella... –su voz se volvió gruesa y difícil a cada palabra.

Bonnie acarició su espalda.

–Deja de hacerte esto, Lenn. Por favor.

Lennox seguía llorando. Se podría pasar el día llorando. Todos los días de su vida. Tenía lágrimas suficientes.

–La envidiaba tanto, Nie. Me daba tanta rabia verlos juntos.

Bonnie suspiro entrecortadamente.

–No sabias lo que él la haría. No podías saberlo.

Lennox sorbió por la nariz.

–Debí haberlo sabido. Tuve que haberlo sabido.

Lochan entró al salón hecho una furia.

–¡¿Se puede saber que paso con mis condones?! –grito.

Tyler se atragantó con las patatas.

Cody le miro extrañado.

–No-no sé. –tartamudeo Tyler aún atragantado.

Lochan le fulminó con la mirada.

–Eras él único con pene aquí anoche, inteligente. –le espeto.

Tyler tosió ruidosamente.

–No los tomé. Lo juro. –dijo con voz espesa.

Lochan bufo.

–Son tallas especiales. Cuestan una pasta. Pagamelos ahora mismo. –exigió.

Tyler le miro con ojos enrojecidos de toser.

–¡Te dije que no los tome! –exclamo.

Lochan le dio una mirada peligrosa.

–Dame mi dinero. Ahora. –dijo con más fuerza.

Tyler le miro con fiereza.

–¿Con quien los utilice? ¿con las paredes? –se burló.

Lochan alzó una ceja hacia él.

–No es la primera vez que lo haces, Tyler. Te conozco. Sé lo bien que mientes.

Tyler fruncio el ceño.

–¡Que no folle, joder! ¿Como voy a usarlos?

Lochan se tiro del pelo frustrado.

–Mira, idiota. Como me enteré de que fuiste tú... Te plastifico la polla. No estoy de broma.

Tyler torció el gesto ante el pensamiento.

–No fui yo. Plastifica la polla a otro.

Lochan le miro con fiereza.

–Mas te vale, cornudo.

Tyler le miro mal.

–Estoy soltero. ¡Soltero! No soy cornudo de nadie.

Lochan se encogió de hombros.

–Siempre seras cornudo.

La puerta de fuera se abrió.

Bonnie entro primero. Con los hombros quemados por el sol y mirando el móvil.

Tyler se lleno de incomodidad en el instante.

Lennox entró después. Arrastrando los pies y con ojos enrojecidos.

Lochan fruncio el ceño.

–¿Estas hablando con Jace? –le preguntó Cody a Bonnie.

Ella alzó los ojos hacia él. Evitando a Tyler a conciencia.

–Es Andrew.

Los ojos de Cody se llenaron de interés.

–¿Está con Sho?

Bonnie asintió rígidamente con la cabeza.

–Si, estuvo con ella todo el día.

Cody fruncio el ceño.

–¿Ella esta bien?

Bonnie sonrió.

–Si, no te preocupes. Andrew la dio apoyo. La animo.

Cody apretó fuertemente los puños.

–¿Que clase de apoyo?

Lochan resoplo.

–Que se te la están follando, atontao'.

Tyler arrugo el gesto.

–Andrew es buen tío. No te haría algo así, hombre. Confía en mí. Le conozco. –dijo con confianza.

Cody le miro con aire reprobatorio.

–Tú confías mucho en la gente. En Melani, incluso. No es que me tranquilice mucho tu opinión.

Bonnie mordió una sonrisa de satisfacción.
Como le gustaba que hablarán mal de Melani.

Tyler fruncio el ceño.

–Les repito que estoy soltero. Solo por si no escucharon bien la sexta vez. –le espeto.

Cody rodó los ojos.

–Que alguien que no luzca cuernos me aconseje. –dijo con impaciencia.

Bonnie miro a Tyler.

–Estoy con Tyler. Creo que Andy es legal. No deberías preocuparte. –le tranquilizó.

Cody no pareció del todo convencido.

Tyler y Bonnie se miraban. Se miraban. Llenos de todo a la vez.
Su secreto calentando sus cabezas.
Su noche juntos brillando en sus miradas. Todo. Expuesto allí.

–No te fíes del Robacondones. –le dijo Lochan. –Es su mejor amigo. Le cubre las espaldas.

Bonnie se puso roja. Temblorosa. Su boca se secó.

–¿Robaqué? –grazno.

Tyler la miraba con nerviosismo.

–Este gilipollas roba todos mis preservativos. Siempre igual. –dijo Lochan con mal genio.

Bonnie miro a Tyler con temor.

Sabía con toda seguridad que Tyler había robado esos condones. Y los había utilizado. Con ella.

–¿Tienes un lío de faldas por ahí, Ty? –le preguntó Lennox con aire distraído.

Tyler sudaba de nuevo. Sus nervios estaban asfixiándolo.

–¿Que lío ni que mierda? –le espeto. –No robe ningún condón. Punto.

Bonnie y él se miraron.
Siendo cómplices de aquella mentira. 

–Alguien lo hizo. Las cosas no se esfuman así porque sí. –dijo Lochan.

Tyler resoplo.

–Pues quizás fuiste tú, y no te acuerdas.

Lochan fruncio el ceño.

–Yo no fui. Estoy completamente seguro. –aseguro.

Cody suspiro de cansancio.

–Son unos condones, por Dios. Ni que fuera el arca perdida. –espeto. –Compras otros y ya. No más discusiones.

Lochan le miro mal.

–¡Son tallas especiales! ¡valen una pasta, y son muy difíciles de encontrar!

Lennox bufo. Divertida.

–Deja ya la estupidez de las tallas especiales. Estoy segura de que un condón normal te serviría.

Lochan se paso una mano por la cara. Hastiado.

–Tengo treinta centímetros. A veces incluso más. En cuanto me pongo el condón, el látex se estira demasiado, y siempre se me rompe en mitad del tema. ¿Sabes la cantidad de sustos he tenido?

Lennox alzó las cejas. Impresionada.
–¿En serio? –graznó.

–Y tan en serio. –dijo Lochan.

Tyler asintió.

–A mi también me pasa.  –confirmo.

Bonnie tuvo una imagen pecaminosa en el cerebro. Otra vez.
Poniéndola roja... y algo más.
Sus ojos fueron a la bragueta de Tyler.

–Pues que rollo. Que mal. –dijo Lennox.

Lochan le lanzó una mirada sucia.

–No te hagas la inocente; que mueres por probar.

Lennox jadeo. Ruvorizada.

–¡Asqueroso! ¡Maleducado! ¡Soez! –exclamo.

Lochan río.

–Tranquila, que tengo para todas.

Gine y Jace estaban en la playa.

Alejados de sus amigos que bebían en torno a la hoguera.
Sus risas se escuchan desde allí.

La luna brillaba alta. Llena.
Una suave brisa movía las palmeras.
Jace tenia a Gine en el regazo. Envolviendo sus brazos en su cintura.
Su boca vagaba por su nuca. Besando y acariciando.

Gine tenía los ojos cerrados. Disfrutaba de la sensación.

–Tengo algo para ti. –dijo Jace.

Gine fruncio el ceño.

–¿Para mi? –dijo extrañada.

Jace sonrió contra su piel.

–Por tu cumpleaños. –murmuro.

Gine resoplo. Molesta.

–No hacia falta. No tenías porque... –Jace la cayó con un beso en la mandíbula.

–No me des las gracias. –susurro.

Deslizo algo metálico entre los dedos de Gine. Algo pequeño.

Gine abrió la mano.

Una cadena de plata brillante. Un corazón colgando al final. Diamantes cegadores incrustados. Un rubí en el medio.

Gine abrió mucho los ojos.

–¡Jacie! –exclamo.

Jace siseo.

–Abrelo.

Gine le miro a él, y luego al impresionante collar. 

Lo dio vueltas en sus manos, hasta encontrarlo. Un cierre.
Lo abrió.

Había una nota.

Gine la abrió con dedos nerviosos.

“Sellado está que sería mía desde su primer aliento.

Mía, mía, por derecho, desde nacer, hasta morir.

Mía, mía, nuestros padres así lo habían jurado.”

La respiración de Gine quedo atrapada en su garganta. En su corazón.

Miro a Jace con ojos enormes.

–¡Por Dios! –exclamo abrumada.

Jace se echo a reír. Sus ojos brillando.

La beso en el pómulo.

–Me alegro de que te guste.

Gine negó con la cabeza frenéticamente.

–Me encanta. Lo adoro. –dijo apretándolo contra su corazón.

Jace sonrió. Su sonrisa brillando con la luz de la luna.

–A mi encantas tú. Estamos empatados.

Gine sonrió.

–Eres él mejor.

Y él la beso.

Así, delante de sus amigos. Delante de los paseantes nocturnos.

La beso hasta que respiraron fuerte y pesado, y sus corazones se aceleraron.

–¿Cody sigue llamando? –pregunto Andrew a Sho.

Ella se encogió de hombros.

–Y yo sigo sin contestar. Así se sencillo.

Josh dio una calada a su cigarro.

–¿Que piensas hacer cuando lleguemos? –dijo con voz espesa por el humo.

Sho se volvió a encoger de hombros.

–No lo sé. Según me sienta. Tal vez le grito, tal vez le beso. No voy a pensar en ello. Estoy harta de pensar. Todo se tuerce cuando pensamos. Tenemos que irracionales. Animales. –dijo mirando el cielo estrellado.

Andrew bebió de su botellin de cerveza.

–No estoy de acuerdo. –murmuro.

Sho fruncio el ceño.

–¿Porque no?

Andrew se encogió de hombros.

–Tengo que pensar. Si no puedo pensar, ¿quien soy? –dijo con aire distraído.

Josh asintió para si mismo.

–Estoy con Andrew... Aunque Sho también tiene razón.

–En la mitad está la virtud. –dijo Andrew.

Josh asintió.

–Exacto.

Sho se sentó. Mareada. El alcohol rebotando en su cabeza.

–¿Y que pasó con Michel?

Josh fruncio la boca.

–Gine dijo que llamo. Aunque no quiso que lo supiera. Gine me lo dijo de todas formas.

Sho río.

–Ella es una verdadera amiga.

Josh sonrió. Mirando hacia donde ella y Jace se besaban.

–Hacen una linda pareja. La más linda. –dijo.

Andrew negó con la cabeza.

–Jace no dará su brazo a torcer tan fácil. No acaba su drama. Creeme.

Josh asintió con pesar.

–Le costará aceptarlo. Lo sé.

Sho fruncio el ceño.

–No parece tener problemas para aceptarlo.

Josh y Andrew rieron sin humor.

–Él está haciéndose creer que solo es físico. Que sólo le pone. Que es solo sexual... Aunque no sea así. –dijo Andrew.

Sho fruncio la boca.

–¿Como podéis saberlo?

Andrew y Josh se miraron.

–Porque le conocemos.

Bonnie se despertó.

Jadeando. Sudorosa. Nerviosa. Palpitando.

Acababa de soñar con Tyler. Teniendo sexo con Tyler.
Se había quedado a medias. A solo un latido.
Se sentía frustrada. Enfadada.

Estaba obsesionándose con el sexo. Con lo bien que se le daba hacer sexo a Tyler. Con su generosa genética. Con sus manos. Su cuerpo tatuado. Estaba obsesionándose con Tyler. El sexo con Tyler.

Se volvería loca. Loca por hacerlo. Maldita sea. Quería hacerlo de nuevo, y no parar en la vida.

Tyler también estaba obsesionándose con Bonnie.

Se ponía duro y grande cada vez que recordaba la noche anterior.

Había estado tentado a tocarse en varias ocasiones, pero se habría sentido patético.

Masturbárse por una chica que se arrepentía de haberse acostado con él. PATÉTICO.

Así se pasó el día. Erecto y patético.
Erectus pateticus.

Cuando el coche de Jace aparco en la puerta de casa, Josh abrió la puerta, y vómito.

–¡Argh! –exclamo Gine.

Andrew se río y bebió más.

Jace arrugo el gesto y salió del coche.
Cuando entraron en casa, todos dormían ya.

Solo quedaba Tyler viendo la teletienda.

–¿Que haces aquí todavía, desgraciado? –le preguntó Andrew.

Su amigo se encogió de hombros.

–No puedo dormir.

Su sangre no dejaba de bajar a su entrepierna, y ni la ducha le calmaba.

Andrew tiro su bolsa de viaje al suelo.

–Mañana tenemos clase. Ve a dormir. –dijo arrastrando las palabras.

Tyler resoplo.

–Menudo pedo llevas.

Andrew se encogió de hombros.

–Sho me emborrachó.

Tyler alzó las cejas.

–¿Tuviste existo?

Andrew negó con la cabeza.

–Es novia de Cody. Esta prohibida. –dijo con solemnidad.

Tyler asintió.

–Tal y como esperaba.

Jace y Gine subían las escaleras con cansancio.

Gine fue directa a su cuarto.

Jace se desvío hacia el dormitorio de Bonnie.

Gine fruncio el ceño.

–¿Donde vas?

Jace se puso tenso.

–Voy a ver a Lennox.

Gine asintió.

–Dale un beso de mi parte. Yo tengo demasiado sueño.

Jace asintió.

–Esta bien.

Gine se metió en su cuarto.

Y Jace fue a buscar a Bonnie.
Necesitaba hablar.

Los dos amigos estaban asentados en el jardín. Solo iluminados por las farolas.

–¿Te la has tirado? –exclamo Bonnie.
Jace negó frenéticamente con la cabeza.

–¡Baja la voz! –siseo.

Bonnie le miraba ojiplatica.

–¡¿Te has acostado con Gine?!

Jace se mordisqueo el labio.

–No exactamente. –dijo remolón.

Bonnie alzó una ceja acusadora.

–¿No exactamente? ¿que mierda es esa? –le espeto.

Jace se paso una mano por el pelo.

–No hubo... penetración.

Bonnie alzó las cejas.

–¿Entonces?

Jace se tiro del pelo.

–Hicimos otras cosas. –dijo con esfuerzo.

Bonnie entre cerro los ojos.

–¿Que cosas?

Jace suspiro.

–Cosas guarras. Muy guarras. Muchas veces. Tantísimas veces –dijo con rotundidad.

Bonnie respiro hondo.

–¿Y te sientes mal?

Jace cerro los ojos.

–Ese es el problema; quiero hacerlo otra vez. Así de bien se siente.

Bonnie sonrió lentamente.

–¿Y que haces aquí? ¿porque no  vas con ella? –dijo juguetona.

Jace arrugo el gesto.

–Porque esta mal. Fatal. Es la hermana menor de mi mejor amiga. Solo una chiquilla. Enamorada de mí, para rematar. 

Bonnie le miro con diversión.

–¿A ella le molesta? –dijo pícara.

Jace resoplo.

–Ella está encantada. Más feliz imposible.

Bonnie río.

–Los dos queréis. Los dos lo disfrutáis. ¿Que tiene de malo?

Jace grito.

–¡Me estoy volviendo loco! ¡Eso tiene de malo!

Bonnie sonrió.

–Ella te esta volviendo loco. –dijo con un guiño.

Jace cerro los ojos con fuerza.

–A veces creo que la odio. –dejo escapar.

Bonnie le acarició la espalda.

–Estas enamorado de ella. Solo tienes que aceptarlo.

Jace agarró una bocanada de aire.

–Estoy muy confundido. Mi vida es muy complicada. Tengo que casarme. Trabajar. Encontrar una chica. Los estudios de Gine... Y lidiar con Gine. No puedo pensar en estar enamorado de ella. Todo es tan condenadamente difícil.

–Ella está mucho más definida, y solo es una chiquilla. Como tú la llamas. –disparo.

Jace resoplo.

–Quiero que dude. Que su voz tiemble cada que me dice te quiero. Y no vacila. No se preocupa. Lo dice, llena de certeza.

Bonnie sonrió.

–Deberías aprender de ella. Es una chica valiente.

Jace suspiro.

–La odio. Por tenerlo tan claro. Por venir y ser... todo. Todo. Malditamente todo. Por volverme loco. Por no ver lo mucho que me afecta.

Bonnie le miro con ojos divertidos.

–¿Y...? –le animo Bonnie.

Jace apretó sus puños.

–Joder. Soy una basura.

Bonnie le miro incrédula.

–¿Una basura? ¿por quererla?

Jace torció el gesto.

–No puedo quererla, ¿no lo entiendes? Es una niña. Ella... Ni siquiera sé si me querrá mañana.

Bonnie le paso un brazo por los hombros. Sonriendo.

–Conozco a Gine. Te querrá mañana. 

–Pero no es lo que deseo. Quiero... Que me olvide. Que se vaya lejos. Lejos. Que no pueda tentarme más. Que no se concentre el mundo en ella cada vez que aparece.

Bonnie negó con la cabeza.

–No puedes vivir sin ella.

–Y la odio por eso también.

Bonnie le miro con diversión.

–No la odias.

–Lo hago.

Bonnie fruncio los labios.

–¿Sabes lo que creo? Que te odias a ti mismo. Por quererla y desearla como lo haces.

Jace no dijo nada.
Se quedo mirando fijamente el bordillo de la acera de enfrente. Formando un fina línea con sus labios.

Bonnie le acarició el pelo.

–Solo voy a decirte algo, Jay. –murmuro en medio del silencio. –Lo que queremos es lo que nos hace felices, y si no podemos aceptar lo que queremos... No podemos ser felices.

Jace se estremeció.
Mordiendo su labio con saña.

–Distraeme un poco, Bonbom. –dijo con poca voz.

Bonnie sonrió.

–¿Quieres una distracción? ¿una buena y gigante distracción? –pregunto.

Jace sonrió con tristeza.

–Es justo lo que necesito.

Bonnie respiro hondo. Apretando los puños.

–Me he acostado con Tyler. –soltó.

Jace se atraganto. Tosiendo. Poniéndose rojo y teniendo ojos llorosos.

Bonnie le dio un golpe seco en la espalda.

–¡¿Que?! –exclamo.

Bonnie asintió.

–Pasó. Acabo pasando. –reconoció.

Jace tosió una vez mas.

–¡¿Como?! ¡¿donde!? ¡¿porque!? –exclamo con ojos enormes.

Bonnie apoyo la barbilla en sus rodillas. Mirando al frente.

–Brad me dejo en mitad de la cena. Tuve que volver caminando, durante kilómetros. Estaba enfadada, cansada, humillada. Tyler estaba aquí, y volvió a meterse conmigo de esa manera tan cruel que acostumbra, y... explote. Como una puta súper nova. Estaba harta. Harta. Decidí que nunca jamas, jamás, me diría aburrida, o virgen María, o solterona. Me desnude, y lo demás ya lo sabes.

Jace tenía la boca en el piso.

–¡Joder! –exclamo casi sin aliento.

Bonnie asintió.

–Lo hice al fin. Abrí mi kiosco.

Jace sonrió.

–¡Yo tenía razón! ¡Acabaste en el catre con Tyler!

Bonnie le dio un golpe en el brazo.

–¡No vale bromear, ni contarlo a nadie! –exclamo.

Jace cerro la boca abruptamente.
Conservando una sonrisa juguetona.

–¡Esta bien, bien! ¡Seré bueno!

Bonnie hizo un puchero enfadado.

–No he tenido que decirte nada. Soy estúpida. –se lamento.

Jace la abrazo por la cintura.

–Tranquila, Bonbom. No diré nada, a nadie, jamás. Lo prometo. –aseguro.

Bonnie le miró fiera.

–Como digas media palabra, contare a Lennox tus guarrerías con su hermana. No pienso vacilar. –le apunto con un dedo acusador.

Jace dejó de reír. Al instante.

–Lo he pillado. Estaré callado. –dijo con solemnidad.

Bonnie sonrió maliciosamente.

–Así me gusta.

Jace resoplo.

–¿Tampoco puedo decirle a Lennox? –dijo suplicante.

Bonnie le fulminó con la mirada.

–Lennox es la que menos debe saber. Esta obsesionada con la apuesta. Le diría a todos.

Jace asintió con pesar.

–¿Quien ganó? –dijo interesado.

Bonnie fruncio los labios.

–Lennox. Pero nunca sabrá. Nadie sabrá. –dijo con fuerza.

Jace puso cara de fastidio.

–Años de apuestas para nada... Menuda mierda.

Bonnie le empujó por el hombro.

–He perdido la virginidad con un capullo, ¿y te lamentas por la apuesta?

Jace se encogió de hombros.

–Me alegro de que hayas perdido la virginidad. Estabas muy tensa. Necesitabas desfogar.

Bonnie se río entre dientes.

–No voy a volver a hacerlo. Cierro el kiosco.

Jace la miró de soslayo.

–Has probado el jardín de las delicias, y no vas a poder parar. Lo sé por experiencia.

Bonnie puso los ojos en blanco.

–Tampoco es para tanto. No es como si hubiera levigado ni nada por el estilo.

Jace alzó una ceja burlona.

–Fue increíble, ¿verdad?

Bonnie se quedo callada. Muy quieta y muy recta.

Jace le dio un codacito.

–¿Nivel diez? –susurro.

Bonnie rodó los ojos.

–Once. –murmuro.

Jace se echo a reír.

–¡Esta apuesta si que la gane! –río.

Bonnie fruncio el ceño.

–¿Otra apuesta? –dijo extrañada.

Jace sonrió.

–Esta es sobre el nivel de pasión que tendrías. Predecimos que seria increíble. Con tanta tensión... Se veían fuegos artificiales.

Bonnie rodó los ojos.

–Capullos...

Jace le guiño.

Continuará...

Bonbom es un APODO. No una falta ortográfica. (Bonnie - Bonbom)
Bombón es lo correcto.

¿Alguien me hace un tráiler?
Si hay alguien ahí que los haga, que me hable por privado para concretar los detalles.

¡Gracias por todas las lecturas!
¡13.5K! ¡Increible!
¡Casi 2.K votos!
¡Somos grandes!

Tuvimos otra reseña buenisima.
Estamos siendo recomandados.
¡Bestial!

Espero que comenten. (Amo que comenten)



Continue Reading

You'll Also Like

467K 36K 54
El mundo da un vuelco cuando la primer mujer en la Fórmula 1 se hace presente en el Paddock. Camille Watson, hija del gran piloto de la F1 tendrá que...
78.5K 2K 12
Dicen que cuando eres diferente, eres raro. Cuando tienes gustos diferentes también dicen lo mismo.. Pero, ¿qué pasaría si mis gustos son un poco ext...
1.6M 49.4K 61
❝Adán y Eva pecaron por tentación, ella y yo también, y sé que con todo lo que paso iremos directamente al infierno, pero por ella me arriesgare❞ -¿E...
Friendzoneado By Marco Gómez

Mystery / Thriller

3K 286 40
No ha pasado mucho tiempo desde que las clases iniciaron en Atomic Think cuando Mark posa su mirada en la sonrisa andante de Valleymoon: Eva, quien n...