BAD GUYS I: AGGRESSIVE © |EN...

By JoleHBellamy

4.2M 241K 28.7K

Los que no ven ninguna diferencia entre alma y cuerpo, no tienen ninguna de las dos cosas. -Oscar Wilde. Hist... More

ADVERTENCIA
SINOPSIS
P R Ó L O G O
1
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3.
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BOOK TRAILER.
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10.
11.
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16.
17.
Especial I
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20.
21.
22.
Instagram
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25.
26.
Especial II
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29.
30.
31.
32.
33.
34.
35.
Especial IV
36.
AVISO.
37.
38.
39.
Portadas.
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41.
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57.
58.
59.
GRACIAS
60. |Final|
Epílogo

Especial III

54.8K 3.4K 212
By JoleHBellamy

N/a:

Bueno, este es el ultimo capítulo especial en un tiempo. Espero que les haya gustado tanto como a mí me gusta traerles mas sobre Dolly. Aun cuando tenemos a varias personas indecisas (No saben a quien apoyar), sólo quiero decirles que él tiempo se los dirá. No es necesario odiar a  Holly, o a Dash. Todos hacemos las cosas como pensamos que es correcto. Sólo hay que darle tiempo al tiempo.  

¡Ya somos 12k de seguidores! No saben lo sorprendida, agradecida y conmocionada que estoy, es mucho más de lo que alguna vez pensé alcanzar. En realidad, nunca pensé que tantas personas apoyarían esta novela, ya que es un cliché. Pero me sorprendió todo. En serio, no tengo manera de agradecer todo lo que hacen por mi. 

Las amo<3

Pd: Capítulo dedicado a ErideMartin ¡Feliz cumpleaños, Sil! 

Continúen con su lectura<3

~*~ 

Han pasado dos horas desde que estoy sentado frente a la puerta del departamento. No soy capaz de escuchar a Holly, lo cual me alegraba un poco. No había parado de llorar y el silencio, parecía indicar que había caído completamente dormida.

Me levanto con rapidez del suelo, y con mucho cuidado abro la puerta del departamento. Una vez que lo hago, noto el cuerpo de Holly hecho un ovillo en el suelo. Y la ira regresa a mi cuando noto la angustia impregnada en su rostro.

—Holly —susurro, retirando los mechones negros que cubren su rostro. Ella frunce el ceño y parpadea con lentitud—. Ven, te llevaré a la cama.

—¿Dash? —Su voz suena algo ronca, pero ignoro su voz. La cargo con facilidad, ignorando el dolor en mi mano. El calo de su cuerpo traspasa al mío, haciendo que el enojo se desaparezca de golpe.

Con mucho cuidado, rodeo la lámpara del suelo, y coloco a la morena sobre la cama.

—Duerme —digo, respondiendo a su mirada—. Recogeré todo este desastre. —La mano de la morena se cierra alrededor de mi muñeca, impidiendo que me moviera.

—Quédate.

La suplica en su voz sólo hace que quiera estrellar mis puños contra ese hijo de puta. Estaba asustada de que la dejará, ignorando el hecho de lo que había sufrido. Ese malnacido era un enferme.

—No me iré —Digo para calmarla. Sin si quiera darle tiempo a retroceder, me inclino hacia ella, presionando mis labios contra su frente—. Regresaré en un minuto. ¿Vale?

Holly intenta decir algo más, pero aprieta los labios en una dura línea. Cuando deduzco que no dirá nada, me encargo de levantar los restos de la lámpara, tomando con cuidado los cristales para luego llevarlos a la cocina extremadamente reluciente que formaba parte del departamento.

Una vez me deshago de los restos, mi teléfono vibra dentro del bolsillo de mis pantalones, no dudo en tomarlo y revisar el mensaje.

El correo por parte de Ethan no había tardado demasiado, lo cual agradecía.

De: Ethan Thompson

Para: Dash Barton

Fecha: 12/10/2015

El padrastro de Holly tuvo varios problemas desde antes de que la esposa muriera, en realidad, justo después de que Holly se marchó de la casa de su madre.

Te enviaré los datos personales más fichas policiacas, él tipo es un verdadero enfermo.

—¿Dash? —La voz de Holly arranca mi atención del teléfono, y lo bloqueo con rapidez para regresarlo a mi bolsillo. Me encamino nuevamente a la habitación, encontrarme con la perdida mirada azul de Holly.

—Aquí estoy —Me meto en la cama junto a ella, tirando de su cuerpo y rodeándola con los brazos. La pequeña morena no duda en colocar todo su peso sobre mi cuerpo, intentando acercarse lo más posible—. Duerme, cariño.

Holly no responde, pero sé que está despierta, lo noto en su respiración, y en como su corazón latía con fuerza. Ninguno de los dos dice nada, y sé que el incidente anterior está en su cabeza.

Tal vez si la había asustado, tal vez, después de todo, mi temperamento terminaría por alejarla de mí, tal y como todo se alejaba de mí.

Y, sinceramente, no estaba listo para eso.

—Es pasado —Holly suelta, de un momento a otro, confundiéndome completamente—. No quiero recordarlo... aun quiero ser capaz de olvidar todo lo que pasó, pero las cosas no son tan fáciles.

—Holly... —murmuro, impidiendo que continuara. Ella parece ignorar mi pedido, y apoya la barbilla en mi pecho, observándome a través de la oscuridad que caía entre nosotros.

—Nunca dije nada porque no quería ver a mi madre sufriendo por mí... no cuando había superado a Parks. No cuando ella trataba de seguir adelante por mí —Su está preñada de dolor, y siento como nuevamente mi sangre hierve en el interior—. Alison apareció cuando cumplí 11 años —La mención de la hermana menor de Parks parece traer algo de felicidad en Holly—. Me agradó desde la primera vez.

—Alison es genial. —Concuerdo con ella, levando su cabello detrás de su oreja.

Aun cuando me ha contado su secreto, no sé qué movimiento hacer a continuación. Sólo tenía una forma de solucionar todo, y no sabía si debía hacerlo con Holly en su estado.

Sé que ahora mismo ambos no sabemos qué decir, así que obligo a la morena a recostarse sobre mi pecho, acariciando con suavidad su cabello.

—Cuando Amana cumplió nueve, Adrien yo le hicimos una broma —El recuerdo de Amana llorando antes aquella broma, parecía ser la mejor anécdota en mi vida—. Los tres estábamos algo obsesionados con cuentos paranormales, fantasmas y esas cosas.

—¿Vampiros?

—No —Me rio, reviviendo el recuerdo—. Digamos que la sangre cubriendo rostros llamaba más mi atención.

—¿Freddy?

—Tal vez —Frunzo el ceño—. Amana creía que los fantasmas no existían, y Adrien y yo la retamos a invocar a uno. Justamente, aquella noche, habíamos terminado de ver una especie de documental sobre Bloody Mary1, la encerramos en el baño para que la llamara, Adrien y yo empezamos a golpear la puerta con fuerza, los gritos que Amana soltó llegaron a despertar a los vecinos.

—Eso es cruel. —Holly murmura. Mis manos se deslizan a lo largo de su espalda, y la dejo sobre su trasero, trazando círculos imaginarios sobre la piel que el pequeño short no llegaba a cubrir.

—Digamos que Amana nunca fue una dulce niña. Siempre fue una arpía.

—Tal vez bajo todo ese traje de arpía ella te ame. —Una sonrisa se desliza en mis labios ante las palabras de Holly, pero ella tal vez tenía razón. El año pasado había sido una muestra concreta. Yo había golpeado a un chico que intentó lastimarla, claro, sin que ella se enterará, luego de ese incidente, Amana ya no llegaba con moratones a casa, lo cual, en cierto modo, me alegraba.

—Lo siento —Suelto, disculpándome por mi ataque de ira—. No quería irme... pero tenía miedo de lastimarte.

—No ibas a lastimarme.

Una risa sin humor se libera de mi pecho, obligando a Holly a poner toda su atención en mí.

—No confío en mí, Holly —Mi tono es amargo, pero debía dejarle las cosas claras—. Cuando me enojo suelo sacar lo peor de mí... No iba a permitirlo contigo estando aquí.

—Yo confió en ti —La voz de Holly es baja, y la duda desaparece de la misma—. Tuviste muchas oportunidades para lastimarme antes de conocernos, pero no lo hiciste, aun cuando hubo momentos en los que te enfrentaba.

Acaricio su mejilla con mi mano libre, tratando de entender la confianza ciega que tenía hacía mí. ¿Por qué no lograba entender que ni yo mismo podía controlarme? Que, a pesar de intentarlo, el instinto siempre termina venciéndome.

Lo único que me dominaba era el odio.

—No digas cosas de las cuales puedas arrepentirte, Holly.

No digo más, y la sé que ella no abriría la boca. Tenía que dejar los puntos claros, no necesitaba a Holly a mi lado si tenía que fingir a su alrededor. No iba a caer en esa mierda de nuevo.

***

—¿Tienes algo por mis chaquetas? —Mi voz tiene un filo de diversión, pero Holly no sonríe, en su lugar parpadea, mirando a la nada.

—Tengo algo de frío... no traje suéteres conmigo. —Me acerco a ella, sujetándola por la chaqueta, tirando de su cuerpo hacía el mío.

—¿Todo estará bien, si? —Digo, apoyando mi frente en la suya. Holly cierra los ojos, y noto como la tensión en su cuerpo sólo aumenta—. ¿Qué ocurre?

Holly no habla, por lo que me tomo la atribución de tirar de su cuerpo hasta que estoy sentado en la cama, y ella sobre mi regazo. Sus manos están sobre sus piernas, negándose a moverlas de lugar.

—¿Holly?

—Sólo... —La veo tragar duro—. Sé que te irás luego de esto —Una sonrisa triste se forma en sus labios, y noto como lucha contra las lágrimas—. Todos los que se enteraron de eso terminaron alejándose... me dejaron sola.

Tomo su barbilla entre mis dedos, obligándola a observarme a los ojos, y es cuando noto la mi inseguridad en sus ojos. Ambos nos sentíamos en el limbo, y no sabíamos qué hacer con ese sentimiento.

Te amo, Holly —Digo, seguro de mis palabras—. Lo único que me mantiene alejado de ti y esta cama, es el hecho de que quiero matar a ese hijo de puta.

La veo abrir la boca, pero la fulmino con la mirada, manteniéndola callada.

—Tú y yo estamos dando pasos pequeños, sé cómo te sientes porque yo me siento igual —Sé que suena estúpido, pero sabía que era verdad—. Sé que algún día te darás cuenta del monstruo que soy y te alejarás, pero por ahora, sólo quiero disfrutar esto.

—No me quiero ir —El susurro de su voz me da un poco de tranquilidad, pero, al final del día, yo sabía que eso iba a ocurrir tarde o temprano. Yo estaba destinado a destruir todo lo que tocaba, pero no quería hacerlo con Holly.

Quería mantenerla lo más lejos posible de mi oscuridad.

Nos quedamos al menos media hora en la misma posición, abrazados, tratando de eliminar los residuos de la noche anterior. Holly estaba agotada, podía verlo en su rostro, pero eso no la detuvo a la hora de colocarse de pie y casi llevarme a rastra a buscar algo para desayunar.

La cita con el abogado y el dueño del lugar sería luego de medio día, lo que nos daba tiempo a dar un vistazo rápido por la ciudad.

Decidimos desayunar en el restaurante que se ubicado bajo el mismo edificio en el que nos quedábamos y, al parecer, la comida estaba mejor que las de muchos lugares de nueva york.

—La primera vez que vine a California mi padre nos llevo a desayunar hamburguesa y papas fritas —Suelto, luego de terminar con mi plato. Holly aun batallaba con dos tostadas, negándose cuando intentaba tomar una de ellas—. Mamá casi muere de un ataque.

—Siempre desayunaba cereal —Holly dice, deslizando una sonrisa en sus labios—. Mi madre solía usar leche dulce, era delicioso.

—Suena extraño...

—No lo es —Ella se encoje de hombros. Rindiéndose con las tostadas—. Cuando entre a la preparatoria me mude con mi mejor amiga. En ese tiempo el lugar donde estábamos quedaba demasiado lejos, por lo que fue una ayuda para mí. La señora Hernández era de México, preparaba unos tacos deliciosos.

—¿No son iguales a los de Nueva york?

—No —La morena sacude la cabeza, para luego mirar mal a dos mujeres que no quitan la mirada de nosotros. Era algo que siempre hacia, al parecer, ella parecía incomoda al llamar la atención, lo cual me sorprendía. Holly es realmente hermosa—. El sabor es distinto... o no lo sé, no solía comer tacos en la calle.

Sus dientes se clavan en su labio inferior, haciéndome removerme algo incomodo en mi silla. A pesar de lo que ella pensaba, sólo quería regresar a esa habitación y hacerle el amor hasta que ambos olvidemos todo lo ocurrido.

Quería borrar el recuerdo que ese hijo de puta había dejado, y cambiarlo con uno nuestro. Uno que sobrepasara las expectativas de la pequeña morena frente a mí.

Y es cuando noto las diferencias entre Holly y Cara.

Cara, en lugar de tostadas y un tazón de cereal, desayunaría frutas, obligándome a mí a pedir lo mismo. Cara hubiera salido corriendo ante mi primer ataque de ira, dejándome hundir en mi miseria.

Pero Holly no lo había hecho.

Aun luego de revivir aquellos recuerdos, estaba más preocupada por mí, que por ella. Aun cuando aparentaba debilidad, era la mujer más fuerte que había conocido.

Ella no se intimidaba cuando intentaba asustarla, era todo lo contrario, las palabras no le faltaban a la hora de responderme.

—¿Qué ves? —su pregunta me hace sonreír, y es cuando me apoyo en el respaldar de mi silla, obteniendo una mejor vista del rostro y del escote de Holly.

Estaba pensando que color es tu sujetador. —Las mejillas de la pequeña morena no tardan en enrojecer, y aquella mirada que fingía enojo sólo hacía que la sonrisa creciera en mi rostro.

—Eres increíble. —Niega con la cabeza, intentando hacerlo sonar como un regaño, pero falla por mucho.

—Lo sé, nena, me lo dices a menudo.             

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