1. Locas Historias De Amor

De NacidaParaLeer

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"Un grupo de amigos. Una casa. Seis romances. Mil locuras. " CRÉDITOS TRÁILER: OneGirlCrazy17 Mai multe

"Provocaciones matutinas y una carta maldita. "
"Ironias afiladas y una cacería"
"Un arresto policial y un beso inocente "
"Un corte de suerte y recuerdos rotos"
"Un escote prohibido y ultimas voluntades"
"Un bate de béisbol y cerezas demasiado dulces"
"Tamaños importantes"
"Una profesora herida y Sra. Plastico"
"Otra carta maldita"
"Campanas de boda y posturas extrañas"
"Circos en clase y amigos cariñosos"
"Explicaciones y un tatuaje sorpresa"
"Fregaderos y un armario abierto"
"Ojos tapados y treguas interminables"
"Lennox celosa y Jace desconcertado"
"Él hermano de Tyler y los celos de Tyler"
"Una proposición indecente y Lucy al teléfono"
"Prepativos y sorpresas"
"Encuentros incomodos y fuegos artificiales"
"Ropa fuera y un novio celoso"
"Una noche llena de emociones"
"Lucha, y discusiones apasionadas"
"Ojo por ojo, y confesiones"
"Rayos de sol, y falta de chispa"
"Washington, y celos que no son celos"
"Diaros adolescentes, y charlas de barra de bar"
"Derecho a roce, y falsas esperanzas"
"Disputas sexuales, y buenos comportamientos"
"El desfase más grande de todos los desfases"
"La Princesa Putilla, Él Príncipe Gay, y La Bruja Transexual"
"Un testamento y nata"
"Mensajes ocultos, y nada más que añadir"
"Visitas, y segundos asaltos"
"Ejercitos de plomo, y domingos misteriosos"
"Libertad, y sexo textual"
Test: ¿Que personaje eres?
"Maletas que traen problemas, y tratos por un beso"
"Enamorados, cristales rotos, y karaoke. "
"Síntomas, y un tren"
"Insomnio, y complicaciones"
"Positivo, y negativo"
"Aliados, y desastres"
"El principio del fin"
"Descubiertos, y despedida"
"Cuatro notas"
"Epílogo"
"Complicadas Historias de Amor"
Aviso

"Una discusion sexy y un regreso inesperado."

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De NacidaParaLeer

(Tyler y Bonnie en la multimedia)

Bonnie estaba cansada.
Sus ojos pesaban como el infierno.
Había tomado tres tazas de café cargado, y se había lavado la cara con agua helada, pero el sueño no se alejaba de ella.
Ella no estaba acostumbrada a despertarse a esas horas.
Eran menos de las seis de la mañana, y ni siquiera el sol había salido todavía.
Y ella era una loca fan de dormir.

Pero hoy la ocasión lo merecía.

Su amiga Lennox volvía de New Haven después de cuatro años.
Nadie la esperaba, y ella no quería que nadie supiera, pero volvía a casa antes de tiempo, y para quedarse.
Se suponía que todavía le quedaban dos años de carrera, pero ella se había graduado en Medicina en la universidad de Yale hacia ya tres meses.
Era algo muy alucinante. Lennox era una real genia.

Y aunque Bonnie estaba muy preocupada por los planes que Lennox tenia en mente, se sentía eufórica con su vuelta.

Tenia la esperanza de que todo volviera a ser como antes de que Lucy muriera.
Que el grupo se completara y volvieran a ser tan geniales como fueron en la secundaria.

Bonnie se aplico una segunda capa de corrector en las ojeras que se negaban a desaparecer.
Su pelo rojo parecía fuego alrededor de su pálida piel. Piel que odiaba. Su nariz estaba salpicada con miles de pequeñas pecas. Pecas que odiaba. Sus ojos castaños -el único rasgo que le gustaba de si misma-, eran demasiado grandes hoy. La falta de sueño los abría mas y los hacia parecer saltones.
Ella resoplo resignada, y encendió el secador.
El aire caliente disparo su melena húmeda hacia atrás.
Ella se puso a luchar con su pelo para que permaneciera liso y sedoso, pero el era divergente y no se le podía controlar.

-¿María?

La voz ronca de Tyler la hizo saltar de susto.

Esté estaba parado en el marco de la puerta del baño vestido solo con unos bóxer de cuadros.
Sus rizos oscuros estaban despeinados en lo alto de su cabeza. Sus grandes ojos verdes estaban hinchados y brillantes. Su boca increíblemente roja lucía apetitosamente carnosa y suave.
Los ojos de Bonnie cayeron en su pecho tatuado y musculoso. Sus caderas estrechas y ese bulto siempre notable en su entrepierna.

No me gusta. Nada de nada. -se decía Bonnie sin mucha convincion.

Ella parpadeo rápidamente, mirando lejos de aquel cuerpo que tanto le gustaba.

-¿Cuantas veces te he dicho que no me llames María? -gruñe Bonnie con creciente molestia.

Las esquinas de la boca de él se alzaron con sorna.

-Nunca dejare de hacerlo, María.

Bonnie sintió sus mejillas calentarse de ira.

-¿Es que nunca te cansas de comportate como un hijo de puta? ¿no crees que ya es suficiente? Me has convertido en una apestada en todas partes. ¿No te sirve con eso? ¿no vas a parar?

Él la miro alzando una ceja.

-Lo haré cuando dejes de existir. Entonces me convertiré en un amor de persona.

Ella respiro hondo, reuniendo paciencia.

-No sé que es lo que he hecho para que me odies tanto, pero no creo que merezca esto.

Él fruncio el ceño, apretando los labios.

-No te confundas, nena. No es nada personal. Es simplemente aversión. Pura y dura. No me caes bien. Y no te quiero cerca. -dijo con tranquilidad.

Ella abrió los ojos como platos.

-Eso te hace incluso mas cruel. Te has dedicado a destrozar mi imagen por nada. Por no hacer nada.

El enfado de ella estaba creciendo con cada palabra.
Su tono destilando mas rabia, sus ojos quemando, su piel tornándose roja.

Y a eso él ponía muchísimo.
Sus labios carnosos se fruncian, sus ojos enormes se volvían brillosos y su delicada piel se tornaba rosada. Se llenaba de pasión, de fuego.
Y él sentía irremediablemente atraído por la pelirroja mojigata.

-Yo no diría por nada, cariño. -dijo él. -Enfadarte es uno de los placeres de mi vida.

Nunca mejor dicho. -pensó él.

Ella se mordió el labio con furia.

La polla de él se revolvió al verlo.

-Olvidate de mí, ¿quieres? -le espeto ella.

Él estaba siguiendo el movimiento de sus labios al hablar.
Ese brillo rabioso en sus grandes ojos cafés.

-No quiero. -dijo él.

Ella bufo, furiosa.

-Eres el mayor error que a cometido Dios.

Él sonrió de lado.

-Oh María, cada día te vuelvo mas loca.

Él estaba sonriendo con esa chulería desbordante, esa picardía en sus ojos, ese filo travieso en sus palabras.

A Bonnie se le puso la piel de gallina.

Oh mamá.

-Te odio de una forma que nunca creí posible. -dijo ella con energía.

Él hizo un puchero de lo mas sexy.

-El sentimiento es mutuo, cariño. -dijo con un guiño.

Ella resoplo, harta.

-Aparta. -dijo ella.

Él fruncio el ceño, molesto.

-¿No quieres seguir discutiendo conmigo, María?

-Nunca quiero discutir contigo, gilipollas. -espeto ella. -Es mi infierno en la tierra.

Él alzo una ceja, mirándola con picardía.

-Si claro, María. Y yo voy y te creo. -dijo con un guiño.

-Sé lo que estas haciendo, ¿sabes? Intentas enfadarme para que entre al trapo.

Él sonrió de lado.

-¿Que quieres que te diga? Discutir contigo me pone cachondo.

La piel de ella se puso de gallina una vez mas.

El sentimiento es mutuo, cariño. -penso ella.

-Tienes una novia con la que ponerte cachondo. Vete y follatela un poco, y dejame vivir.

-Oh nena, esa boca sucia es de lo mas sexy.

Ella puso los ojos en blanco.

-Dejame pasar. -dijo ella.

Él sonrió con chulería.

-Puedes pasar. Hay espacio de sobra.

No lo había.
Él estaba en el medio de la salida.
Si Bonnie pasaba, acabaría tocándole.

-Te dije que te apartes. -dijo ella con cansancio.

Él se encogió de hombros.

-¿Eres una gallina? ¿te da miedo pasar? -dijo él con aire travieso.

-Pues claro que no, Cornamenta. -dijo ella con determinación.

Él alzo una ceja con diversión.

-Me tienes miedo, María. Tu pureza no te deja tocarme siquiera.

La cara de Bonnie se disparo caliente de ira.

-Deja de meterte con mi virginidad, cornudo. No es nada malo.

-Dejare de hacerlo cuando tú dejes de meterte con las infidelidades de Melani.

Bonnie lo considero un segundo, pero recordo el placer que sentía al ver la cara de rabia de Tyler.

-Aparta. -dijo ella de nuevo.

Él se acerco a ella.

-Te dije que pases. No voy a morderte. -dijo mordiendose el labio.

Algo eléctrico se movió dentro de Bonnie. Ese chipazo placentero que se disparaba en su piel cuando Tyler andaba cerca.

Con decisión y aplomo, dio un paso al frente.
Se puso enfrente de él, y paso a su lado.
Tyler pego sus caderas al trasero de ella con aire agresivo.
Los ojos de Bonnie se volvieron vidriosos.
Sintió todo. Todo demasiado... grande. Había demasiada carne allí abajo.
La electricidad entre los dos era demasiado fuerte.
El aliento de él calentó la oreja de ella durante unos segundos que se hicieron eternos.

Bonnie se alejo de él cuando su cuello empezo a arder.

Las esmeraldas verdes de los ojos de él se clavaron en ella con ardor.

-Que atrevida, María. -dijo con voz ronca y rasposa.

Esa voz que le hacia sentirse mareada a Bonnie.

-Vete al infierno. Te has frotado. -dijo ella.

La sonrisa de él se hizo mas grande.

-Y te ha encantado.

Ella abrió la boca para protestar cuando su móvil empezó a zumbar en su bolsillo.

Mierda. Lennox.

Cody se despertó con la discusión que Bonnie y Tyler estaban teniendo en el pasillo.

Su cabeza estallo al entrar en la consciencia.

Anoche estuvo bebiendo con Kira hasta las tres de la mañana.

Su mejor amiga había tenido una nueva ruptura.
Un novio de siete meses del que "supuestamente" se había enamorado.
Cody no la creía.
Él tipo era un capullo. Él mas creído del universo, corto de mollera y poco agradable.
Él no entendía como Kira podía ser tan superficial y absurda.
Salia con tíos que no merecían la pena, y lloraba cuando la dejaban.
Ella estaba ciega.

Algo se movió en el otro lado de la cama.

Cody se sobresalto.

-¿Que mierda?... -exclamo.

Un pequeño bulto se movió debajo de las sabanas.

-Soy Kira. -dijo ella con la voz dolorasamente ronca.

-Joder mujer. -se quejó él. -Avisa cuando te quedas.

Ella lanzó un alarido.

-Voy a morirme. Te juro que voy a morirme.

-Yo ando cerca también. -añadio él.

-Fue mala idea, Cody. No tuvimos que beber tanto.

-La idea fue tuya. Así que no te quejes.

Un pequeño puño aterrizo en el pecho de Cody.

-Tuviste que pararme, imbécil.

Él resoplo.

-Como si alguien pudiera hacer algo así.

-Tú si puedes. Siempre has podido. -dijo con voz soñolienta.

Él río entre dientes.

-Duermela. -dijo él con una sonrisa en la voz.

Ella se movió cerca de él.
Él se sorprendió cuando metió su pierna entre las suyas.
El pelo rubio de su amiga salio de entre las sabanas, su rostro se quedo a dos centímetros de su cara.

-¿Por que no me quiere? -pregunto ella con melancolía. -¿No soy lo suficientemente buena?

Cody fruncio del ceño.

-No seas estúpida, Kira. Eres lo mejor que le puede pasar a nadie. No te sientas mal por ese mamón.

Ella sonrió un poco.

-¿De verdad lo crees?

Él suspiro.

-Sí, preciosa. No hace falta que te lo diga nadie. Eres increíble.

Demasiado increíble. -pensó él.

-Tú si que eres increíble. -dijo ella tocando su nariz con la de él.

Él sonrió con dulzura.

-Lo sé. -dijo lleno de confianza.

Ella solto una carcajada grave.

-Claro que lo sabes. -añadió.

Él la trajo hacia sí.

Ella sonrió cuando la envolvió con sus brazos.

-No hay nadie que me haga sentir mejor en el mundo. -dijo ella.

Un remolino de recuerdos lleno la cabeza de Kira.

Tercero de secundaria.
Cody besándola en la esquina de la boca. Sus ojos azules brillando hasta el exceso cuando llegaba al orgasmo.
Su interior se oprimió deliciosamente.

Cody y Kira eran ese tipo de mejores amigos que pierden la virginidad juntos.
Y no solo la virginidad. También la inexperiencia. Decidieron que lo harían hasta que fueran buenos en ello.
Estuvieron acostándose durante cuatro meses.
Después Kira consiguió al chico de sus sueños y corto el sexo con Cody.

-Ya sé que soy genial, baby. -dijo él guiñandola.

-¿Vas a ir a la uni? -pregunto ella.

-No puedo pensar con este dolor de cabeza.

Ella sonrió con placer.

-Genial. Nos quedamos aquí viendo un maratón de películas de Star Wars.

Él arrugo el gesto.

-Esa oferta suena genial, Kira. Pero tengo una cita con Sho.

La sonrisa de Kira se borro de golpe.

-Oh... -dijo con un deje de molestia. -¿Quien es "Sho"?

-La camarera de la cafetería.

-¿La asiática?

-Si. La misma.

A Kira no le gustaba para él.
Sonreía demasiado. Era algo falsa, decidió.

-¿Se supone que es guapa? -preguntó ella con un filo en la voz.

Él alzo las cejas con sorpresa.

-Es guapísima. Algo bajita, pero preciosa. Además, le gusta mi música.

Kira puso los ojos en blanco.

-Tanto como preciosa... Yo diría mona. Aunque solo a ratos.

-A Josh le parece guapa.

Kira se río entre dientes.

El gusto de Josh respecto a las mujeres no era muy fiable que se diga. Josh era gay.
-Nadie en el grupo lo sabia salvo Kira y Lochan-.
Pero en ese caso Josh había tenido buen ojo.
Sho era guapa. Aunque Kira nunca lo diría en voz alta.

-Bueeeeno... -dijo Kira arrastrando la E. -No esta tan, tan, tan, tan mal.

Cody puso los ojos en blanco.

-¿Es que alguna chica que me guste te gustará a ti también? -se quejo.

-Ninguna es lo suficientemente buena. -dijo Kira riendo un poco.

-Pues que bueno tengo que ser yo, chica. He salido con chicas increíbles. Y tú nunca diste un aprobado.

-Eso no es verdad. Lena me gustaba.

Cody la miro incrédulo.

-Lena nunca me gustó. Era una creída y una falsa. -dijo con fastidio.

-Era una animadora. Y era guapa.

-¿Porque el físico es tan importante? ¿porque los guapos tienen mas derecho a ser amados? ¿porque nadie mira dentro? -dijo él con pasión poética.

Kira la miro divertida.

-Me encanta cuando te pones poético.

-No es ser poético, Kira. -dijo con hastío. -Es ser real.

Cody era uno de esos chicos que no existían que se fijaban en el interior.
A lo largo de los años había salido con chicas poco agraciadas y las había querido de verdad. Las había mirado como a toda chica le gustaría que le mirase alguien, y había dado todo por ellas.

-Todos somos reales, Cody. -se burlo Kira.

Él fruncio el ceño con indignación.

-¿Reales? ¿en serio? -dijo con sarcasmo crudo. -Somos de plástico, Kira. Estamos vacíos. Llenos de nada. Cada día le damos mas valor a la belleza que a la inteligencia, y marginamos a quien no la tiene. Somos artificiales. Llenos de cirugías y mascaras de maquillaje.

Kira recordó aquel día que él le dijo que nunca podría querer a alguien como ella. Alguien que tan vacío por dentro.
Le dijo que necesitaba a alguien mas lleno y menos hermoso.
Le dijo que quería a alguien que le mirase y le viera. A él. A lo que él realmente era. Un alma. No un rostro. No un cuerpo.
Esas fueron las palabras que más hirieron a Kira en toda su vida.

Josh se despertó con una erección.
Había vuelto a tener un sueño húmedo.
Cada vez eran mas frecuentes.

Siempre soñaba lo mismo.
Empezaba cuando encontraba a Michel masturbándose en su cama.
Estaba totalmente desnudo y su miembro erecto le hacia la boca agua.
Michel le miraba con lujuria y le invitaba a chuparsela.
Josh le obedecía con rapidez; comiéndole su rica y larga polla.
Después Michel le ponía a cuatro patas y le penetraba hasta que se corría en su interior.

Josh estaba cada vez mas desconcertado con sus sentimientos por su entrenador personal.
Cada día que pasaba le deseaba mas y más, y hasta empezaba a sentir cosas.

Él sabia que era una causa perdida.
Pero eso no impedía que a él Michel le volviera loco.

Se llevo las manos a su pene, y con el corazón estallando en su pecho, comenzó a masturbarse.
Se imagino la boca de Michel en su pene. La polla de Michel dentro de él. La lengua de Michel lamiendo sus pezones.

Una familiar sensación empezó a bajar por su espina dorsal.
Josh cerro los ojos, y se corrió en sus manos.

Respirando con dificultad, se limpio la leche caliente que manchaba sus dedos con la toalla que guardaba en su mesita.

Se puso sus calzones, y salto de la cama.

Se encontró a Lochan saliendo de su cuarto.

-Ey, hermano. -le saludo Josh.

Lochan era él mejor amigo que alguien podría desear.
Desde que era pequeño siempre había aceptado a Josh, incluso le ayudo a aceptarse a sí mismo.
Cosa que no fue fácil por mucho tiempo. Al principio sentía un rechazo tremendo. No podía soportar la idea de ser gay. Después llego la culpabilidad. Sentía que decepcionaba a todo el mundo, y se sentía avergonzado.
Lochan le ayudó a superar todo.
Incluso le había acompañado a bares de ambiente y le había presentado a chicos.

A Josh no le importaba lo que algunas personas pensaban de él; Lochan era una gran persona.
Simplemente había tenido una infancia difícil.

-Buenos días, capullo. -dijo su amigo en medio de un bostezo.

Una chica india salio de la habitación de Lochan.

Josh le lanzó una mirada divertida a su amigo.

-¿Otra nueva? ¡Estas en racha!

Lochan sonrió.

-Soy el rey de las nenas.

Lochan no era él típico mujeriego.
Se acostaba con tías, sí, muchas tías, sí.
Pero su mayor problemática eran las adicciones.
Fumaba marihuana de una forma poco sana, y se fundía todo su dinero en las apuestas.
Bebía mucho, y transitaba antros que no eran decentes para nada.
Las tías eran simplemente las consecuencias de su vida de perdición. Salia, y las tías solo se le tiraban encima.

-Como Jace te escuche de decir eso, te partirá la cara. -bromeo Tyler al unirse a ellos.

Lochan se echó a reír.

-El puesto es suyo. Siempre sera él rey. Eso es indiscutible.

Josh le quito un bollo de las manos a Tyler.

-¿Eras tú él que discutía con Bonnie esta mañana? -pregunto Josh.

Tyler fruncio los labios en un gesto chistoso.

-¿Quien mas sino?

-No entiendo vuestro problema. -dijo Lochan. -Esta claro que a ti te pone la pelirroja, a ella le pones tú, y la impotencia os hace saltar. Simplemente deberías tirartela de una vez y acabar con esto.

Tyler negó con la cabeza con fiereza.

-Por si no recuerdas, tengo una novia que esta mucho mas buena.

Lochan resoplo.

-Eso no te lo crees ni tú. Y además, esa novia tuya es una perra. No te ofendas.

Tyler gruño con los dientes apretados.

-Eso era antes. Cuando era mas joven. Ahora a cambiado. Es mucho mas sensata.

Josh puso los ojos en blanco.

-Tyler tío, eres mi amigo y te quiero, pero esa chica no es de fiar. Si te ha engañado tantas veces, ten por cuenta que lo volverá a hacer. Cuando una cosa se repite tres veces se convierte en un habito. -dijo Josh con toda la suavidad que fue capaz.

Tyler vacilo un segundo, pero enseguida se recompuso.

-Mel me quiere. Ella cambiará por mí.

Lochan y Josh intercambiaron una mirada significativa.

-Claro, Ty. Eso seguro. -añadio Lochan.

Jace se estaba abotonando los botones de la camisa.

Gine se estaba vistiendo detrás de él, y estaba tratando fuerte de no mirar.

Cuando el ultimo botón estuvo listo, Gine se detuvo frente a él.

Llevaba el uniforme del instituto.

Él la recorrió con la mirada de arriba a bajo.

Sus ojos de detuvieron en el final de su falda de cuadros.
Donde faltaban claramente varios centímetros.

Ella le miraba con cara de inocencia.
Él la fulminó con la mirada.

-¿Se puede saber que le has hecho a la falda? -le gruño con el fondo de la garganta.

Los ojos de ella se iluminaron con picardía.

-Nada. Solo me la puse encima de mis bragas de encaje negro. -dijo con un filo sugerente.

Una imagen de lo las inapropiada se paso por la mente de Jace.
Su piel subió de temperatura repentinamente.

Dieciséis años. Dieciséis. -penso él con fuerza.

-Eres una malcriada. -le espeto. -No puedes seguir así. Estas descontrolada.

Ella alzo una ceja hacia él.

-¿Y tu vas a controlarme? -practicamente ronroneo.

Él cerro los ojos para concentrarse.

-Menos mal que Lennox ya... -y se callo de golpe.

Abrió los ojos y se encontró con una sorprendía Gine.

-¿Lennox? ¿que pasa con ella?

Jace se aclaró la garganta.

-Em... Nada. ¿Que va a pasar con Lennox?

Ella le atravesó con la mirada.

-Jace, habla. Sueltalo. Es mi hermana. Lo único que me queda. Dime que pasa con ella en este momento.

A veces a Jace le sorprendía la forma en la que Gine a sus dulces dieciséis siempre se ponía en lo peor.
Siempre esperaba que algo hubiera salido mal. Que alguien se hubiera dañado. Que las cosas se hubieran torcido.

Perder a sus padres y a su hermana con solo once años había afectado a la dulce y delicada Gine. En una manera inofensiva, pero dolorosa para Jace.

-Lennox vuelve a casa. -solto él sin pensar.

Su bello rostro se ilumino. Toda la duda se disipó. Una sonrisa ancha y brillante se dibujo en su cara.

Alg cálido lleno el pecho de Jace.

Así preciosa. Sonríe así. Siempre. -pensó con melancolía.

Ella salto a su cuello.
Él la agarró de las caderas y la subió a su cintura.
Gine enterró su cara en su cuello, riendo.

-¡No puede ser! ¡Jacie no puede ser! -exclamo emocionada.

Él acaricio su espalda.

-Si bonita. -murmuro en su oído. -Ella vuelve para quedarse.

Gine le miro con ojos enormes.

-¿Me dices en serio? ¿de verdad?

Gine, Jace y Bonnie se habían pasado los últimos cuatro años visitando a Lennox en navidades y verano.
Su hermana no cedía a venir aquí.
No podía soportar ver su hogar vacío. No podía soportar ver a Lochan.
Gine siempre se había quedado con ganas de mas tiempo con ella y ahora que por fin la tendría sin fecha limite, la llenaba de emoción.

-Te lo prometo. -dijo Jace con la boca llena de sinceridad.

Ella le abrazo de nuevo.

-Es la mejor noticia que alguien me podría dar jamas, Jacie.

Él sonrió en su pelo y se convirtió en alegría pura por verla tan feliz.

-No puedes decirle a nadie. Ella quiere que sea una sorpresa.

Ella salio de su cuello y asintió con energía.

Él la puso en el suelo.

Observó fascinado que era la primera vez en dos años que ella no se ponía toda traviesa cuando él la tocaba.
Tal vez ella se comportaba así por simple soledad. Quizás ella no estaba enamorada de él después de todo.

Él empujó el pensamiento lejos. No le parecía para nada agradable.

Lennox conducía como una loca por la calle.

Bonnie iba agarrada al asiento con pánico creciente.

Lennox siempre era temeraria al volante.
Es como si retase a Dios.

Venga, ven a por también. A ver si tienes huevos. -pensó ella.

-Lenn, por Dios. -jadeo Bonnie. -¡Vas a ciento veinte!

Lennox sonrió con chulería y agito su pelo negro al aire.

Entraron en la calle de la casa de Jace. La casa que todos compartían.

-Ya casi hemos llegado, Nie. -dijo por encima del viento.

La casa ya estaba a la vista.

Los coches de todos sus amigos descansaban relucientes en la acera.

Uno rojo llamo su atención.

Lochan.

Ese hijo de puta lo iba a pagar caro.
Todo lo que le hizo a su hermana Lucy, y todo lo que eso desencadeno.

Un viaje en coche a una clínica psiquiátrica. Un viaje sin retorno.

los mataste.

Lennox freno de forma brusca.

La casa de Jace parecía estar esperándola.

Ella siempre había planeado vivir en ella después del instituto.
Todos sus planes se tornaron cuando su familia murió.
Ella se marchó lo más lejos posible.
Dejó todo lo que le recordaba a casa, y desapareció.

Las dos amigas salieron del coche.
Volando por el césped.
Lennox llamo a la puerta con los nudillos.

Un rumor de voces y pisadas llegó hasta allí.

La puerta se abrió.

Lochan estaba comiéndose su desayuno lo mas rápido posible.

Tenia un examen importante hoy.

Cody estaba haciendo un masaje en las sienes a Kira a su lado.

-Tio, eres un cursi. -dijo Lochan.

Y Andrew salio corriendo escaleras abajo a abrir la puerta.

Lochan se termino su zumo de melocotón y levanto la mirada.

En medio del salón se encontraba su mayor pesadilla.
Esa pesadilla que le perseguía y le perseguía por mucho que se colocase. Esos ojos vacíos le acechaban incluso después de la muerte.

Ella era hermosa.
Alta, delgada, pelo negro hasta su cintura diminuta, ojos enormes de color imposiblemente negro, largas pestañas, labios llenos y rosados.
Ella sonrió hacia él.

-Hola querido, Lochie. ¿Duermes por bien las noches?

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