—Hace frío —murmuro, luego de lo que parecen horas. Mi trasero duele y no siento mis piernas. Mis hombros están siendo cubiertos por la gran y pesada chaqueta de Dash. Él simplemente, parece perdido en sus pensamientos, como si yo no estuviese junto a él—. ¿Dash?
—Mi papá solía traerme a jugar a este lugar cuando era niño —Suelta. Su ceño se frunce por un segundo, y creo que aquella imagen se está filtrando en su mente, como si estuviera reproduciendo aquel recuerdo de su niñez—. Tenía un perro... era divertido.
—Nunca tuve una mascota —Me sincero. Los ojos grises de Dash se detienen sobre mí, y puedo ver la sorpresa dibujada en ellos—. En nuestro departamento no permitían animales y el trabajo de mi madre no nos permitía cuidar de uno. Siempre abría mis regalos de navidad esperando que sea un cachorro, pero me cansé de esperar, y las cosas siguieron igual.
—Puedes tener uno ahora. —Su ceño se frunce. Sus palabras me hacen reír, y las arrugas cruzando su frente se profundizan aun más.
—No puedo —Explico, dejando las rizas de lado y añado:—Tengo clases durante las mañanas, y en las tarde llego a hacer tarea, además, buscaré un trabajo; lo necesito.
Dash abre la boca para decir algo, pero rápidamente la cierra, adornando sus labios con una dura linea. Su alto y duro cuerpo se levanta del suelo y me tiende una mano que miro algo dudosa.
—Te llevaré a casa, es tarde. —Mi ceño se frunce, pero no discuto con él. Tomo su mano, y con cuidado me pongo de pie. Me inclino para tomar mis tacones del suelo, y camino a su lado, ignorando el césped que juguetea entre mis dedos.
La mano de Dash envuelve con fuerza la mía, pero sin llegar a hacerme daño. No dice una sola palabra, y siento que he dicho algo para que este de mal humor.
Como si lo que hubiéramos hablado y compartido, no hubiera sido nada.
Una vez que llegamos al auto, él se aparta para que yo pueda ocupar el lugar del copiloto, su ceño permanece ahí, como si estuviera pensando en algo horrible.
Yo misma me encargo de cerrar la puerta, y observo al alto chico tatuado rodear su auto. Con rapidez ocupa su lugar y enciendo el auto sin demora alguna.
Quiero decir algo, pero nada aborda mi cerebro.
¿Qué diablos le ocurre?
—¿Estás bien?
—Sí.
—¿Por qué nos marchamos?
—Tengo cosas que hacer.
Su respuesta es dura y tosca, indicando que no era terreno que debía pisar. Ahora malhumorada, me acomodo en el asiento, fijando mi vista en la vista de los arboles que se alejaban mientras Dash aceleraba.
—Puedes dejarme en la fiesta —murmuro, sin mirarlo—. Amara debe estar preocupada.
—Te llevaré a tu casa —Gruñe, ahora enojado—. No quiero ir ahí.
Con el ceño fruncido, giro en su dirección. Sus manos se aferran con fuerza al volante, sus nudillos se encuentran completamente blancos, y veo como una vena aparece en su cuello.
Enseguida, el recuerdo de aquella noche aparece en mi mente.
Dash golpeando a Elton.
—Debo regresar con ella —susurro, ahora en voz baja—. Fui con Amara a la fiesta, Dash.
—No dejaré que Reynolds te ponga en mi contra, Holly, no dejaré que pase de nuevo.
La confusión nuevamente me invade.
¿Que ocurra de nuevo?
—Dash, estoy aquí, contigo —Añado, tratando de llamar su atención—. Estoy dándote el beneficio de la duda a ti, no estoy creyendo palabras de nadie.
—No lo digo por ti —Aclara, dándome una rápida mirada—. Reynolds no es muy diferente de su hermano.
—Ya te provoco —Recuerdo con pesar el comportamiento del castaño, pero lo paso rápidamente por alto. Luego, recuerdo el enojo de Dash, y todo parece unirse en mi cabeza—. Dash, no hagas nada estúpido.
—No voy a golpearlo hasta morir —Suelta secamente—, aunque ganas no me faltan.
—Dash...
—Puedes quedarte tranquila, no voy a golpearlo. —Asiento, probando mi suerte y dándole un leve apretón en el antebrazo. Dash da un respingo, claramente sorprendido. No se esperaba eso.
Luego de eso, ambos nos quedamos en silencio. Él manejando en medio de la oscuridad, y yo tratando de procesar lo que había ocurrido en tan sólo unas horas.
Dash había revelado el origen de sus cambios de humor, lo he visto golpeando a alguien cegado totalmente por el odio, y lo he visto sonriendo cómo un chico normal.
Y no tenía miedo de él.
Recordar la mirada de horror en las personas que se encontraban en la fiesta, daban a conocer que ninguna de ellas se había permitido conocer a Dash.
Ellos veían lo que querían ver.
—¿Por qué Leigh no te tiene miedo? —Pregunto, recordando las palabras de Colin.
Dash se ríe, como si mi pregunta fuera completamente estúpida.
—Leigh me tiene miedo —Asegura, dirigiendo su mirada hacia mí por un segundo—, pero cree que al cerca de mí obtendrá el respeto de los demás.
—Parecía bastante confiada cuando intentó acercarse a mí —murmuro, observando la reacción del moreno. Su ceño se frunce y, por una fracción de segundo, pienso que va a detener el auto, pero simplemente se dedica a acelerar—. Sé que soy nueva, que no merezco trato especial, pero quiero mantenerme lejos de problemas, al menos hasta que termine la universidad y regrese a Los Ángeles.
—¿Qué?—Está vez, dejo sujetarme al salpicadero del auto para no dar de narices contra el mismo. Dash se disculpa con rapidez, examinándome con cuidado—. ¿Estás bien?
—Si —Alejo sus manos de mí con un leve gruñido y lo fulmino con la mirada—. ¿Puedes avisarme cuando vayas a frenar de esa manera?
Su mirada se ensombrece con rapidez, y me arrepiento de mi tono de voz. Dash frunce el ceño, claramente pensando en algo.
—¿Te iras de Nueva York? —Su voz es baja y pasa su mano por su cabello, tratando de quitar los mechones de su rostro. Y es la primera vez que me fijo en el con detenimiento.
Sus rasgos eran duros. Podrían compararse perfectamente a aquellas antiguas esculturas hechas a medidas perfectas. Su angulosa nariz haciendo un contraste más que perfecto en su dura expresión.
—Eres lindo. —murmuro, soltando una sonrisa. El ceño del moreno se frunce aun más, y deslizo mis ojos hacia su cabello. Las partes totalmente rapadas se encontraban cubiertas con tatuajes, dejando unicamente un fleco que caía perfectamente sobre su frente.
—Holly...
—Me iré de Nueva York cuando termine mi carrera, Dash —Respondo, no queriendo empeorar su humor—. No quiero hablar de eso, ¿correcto?
Parece listo para discutir, pero termina asintiendo para colocar el auto nuevamente en marcha.
Ahora la idea de regresar a Los Ángeles, no parecía tan segura.
No estaba segura de que hacer luego de terminar con la universidad, en realidad, pensar en mi futuro era algo incierto.
¿Donde estaré luego de 5 años?
En silencio, tomo el pequeño bolso que había dejado en el auto de Dash, y me entretengo revisando los mensajes en mi teléfono.
Varios mensajes de Amara brillan en la pantalla y una mueca se filtra en mis labios cuando leo el primero.
¡¿Por qué te largaste con ese psicópata, Holly?!
Paso ese por alto, y me detengo en el siguiente.
Holly, soy James. Iré a tu casa, no confió en ese criminal.
Una risa sin humor se me escapa, y siento la gris mirada de Dash sobre mí, pero él no hace ni un solo comentario.
Decido apagar mi teléfono. ¿Qué derecho tenían ellos de llamarlo de esa forma?, ¿Por qué juzgar a una persona por un error?
—El lobo siempre será el malo si sólo escuchamos a caperucita, Holly. —Sus palabras me toman por sorpresa, pero descarto ese sentimiento con rapidez. Dash tenía razón. Yo no conocía la historia, y el resto sólo escuchaba lo que querían escuchar.
—James te odia. —murmuro, sabiendo que él ya lo sabía.
—No lo culpo —Su voz suena bastante baja, y es como si aquel recuerdo haya cobrado vida nuevamente en su vida—. Golpee a su hermano y ahora está en una silla de ruedas recibiendo terapia.
—¿Tú tienes toda la culpa?
—Él me provoco, Holly —Suelta secamente—. No me arrepiento de nada. Él se lo merecía.
—Bien. —Respondo, no sabiendo que más decir. ¿Tan malo fue lo que el hermano de James hizo?, ¿Que debía ser tan malo para que Dash respondiera de esa manera?
¿Su ADN tuvo que ver con todo esto?
—Golpeo a mi ex novia —Sus palabras retumban en mi cabeza justo antes de que se estacione frente a mi casa. Lo observo, totalmente sorprendida—. Le rompió una costilla porque ella se negó a aceptar dinero.
—¿Qué?...
—Quería comprar un primer lugar en las carreras —Su expresión toma un semblante oscuro, totalmente diferente a cuando se enoja—. Quería ganarme de la peor forma posible.
—¿Donde está ella?
—Se fue del país.
Su tono me indica que no quiere hablar de eso, y asiento, dejando por terminado el tema. El ambiente se torna totalmente tenso, y sólo quiero estar en el interior de mi casa, lejos de todo.
Lejos de las personas que habían revuelto mi vida.
Lejos de James, Amara, Colin.
Lejos de la expresión amarga de Leigh.
Sin embargo, no quería estar lejos de Dash. Quería conocerlo, aun sabiendo de antemano que algunas cosas podrían desagradarme a niveles cósmicos.
—Creo que vinieron a cerciorarse de que sigues viva —Con sorpresa, giro mi rostro hacia la ventanilla. La visión de Amara y James en la puerta de mi casa, me dejan fuera de sí—. Creo que hasta aquí llego yo.
Regreso mi vista hacia el moreno, y me inclino hacia él, presionando mis labios contra su mejilla. Mi movimiento lo deja completamente aturdido, y me abrazo a mi misma en mi cabeza.
—Gracias por esta noche, Dash.
Algo inaudible abandona sus labios y tira nuevamente de mí hacia él. Sus labios se cierran sobre los míos, y me sorprendo al devolverle el beso. Mis manos se deslizan por su cuello y él tira aun más de mi cuerpo.
Sus manos se deslizan a mi trasero sin vergüenza alguna y un jadeo se me escapa cuando me deja sobre su regazo. El bulto en sus pantalones hace presión contra mí, y sé que debo detenerme.
—Ve antes que llamen a la policía.
—Sí. —Jadeo.
Dash desbloquea el auto y lo abre, como puedo me deslizo de su regazo, terminando de pie en el suelo. Con rapidez arreglo el bajo de mi vestido y veo una sonrisa fugaz en los labios del moreno.
—Nos vemos el lunes, Holly.
Dash cierra la puerta luego de darme una última mirada, y arrancan con rapidez. No soy capaz de despegar los ojos del auto hasta que este desaparece por completo.
Giro sobre mis talones, y lo primero que veo es a James y a Amara frente a mí, ambos parecen enojados pero levanto las manos, deteniendo su diarrea verbal que estaba por abandonarlos.
—Tengo 20 años, puedo hacer lo que quiera con mi vida y Dash es amigo de mi tía —Respondo, recordando como ella había hablado felizmente de la pequeña amistad que había entablado con el tatuado—. Sé lo que hago.
—Holly...
—Ahora no, James —Lo corto, fulminándolo con la mirada—. Estoy enojada contigo por provocar a Dash de esa manera, no puedes ir y simplemente decir eso en medio de una fiesta para incitarlo a golpearte.
—Dash no es bueno para nadie, Holly. —Esta vez es Amara la que habla, mi ceño se frunce y por primera vez la presencia de la morena me irrita—. No quiero que te lastime.
—Correré el riesgo —Mi voz es un siseo completamente enojado, y siento las miradas confundidas de mis amigos—. Son mis amigos, y los quiero, pero no pueden entrometerse en mi vida. Soy la única que puede decidir qué hacer con ella.
—¿Y decides confiar en un criminal que en nosotros? —Su tono de voz me hace enojar, y lo miro totalmente sorprendida. ¿Este es el James tierno y divertido que conocí en la cafetería?
—Deja las cosas así, James. —Es lo único que suelto antes de hacer mi camino hacia la entrada de mi casa.
Siento la mirada de ambos sobre mí, pero los ignoro, cerrando de un portazo cuando logro estar en la protección en mi hogar.
La noche había sido perfecta, aun con el enfrentamiento de James y Dash en la fiesta, con sus confesiones en el riachuelo, con sus cambios de humor.
Dash se había encargado de hacer la noche memorable, y no iba a permitir que los comentarios de James y Amara cambiaran eso.
Ellos no lo conocían.
N/a:
¡Feliz año nuevo a todas!
Puede que este capítulo lo haya publicado muy rápido, pero quería darles esto como regalo de año nuevo. Espero que todas y cada una de las metas que se hayan propuesto este año se cumplan.
Este año ha sido totalmente fantástico para mí.
Conocí personas que enserio aprecio un montón (las del grupo de whatsapp, las amo perras<3). Mi novio. Cesar, sabes lo mucho que te quiero y espero que este sea un buen año para los dos.
El 2015 fue un año memorable, lleno de buenos y malos momentos, pero cada uno de ellos valió la pena. En el 2015 Green Eyes llego al millón de lecturas (algo que nunca espere, enserio, estoy muy agradecida), más de 4000 seguidores, y es cuando me doy cuenta de lo afortunada que soy por tenerlo a ustedes.
No soy muy buena a la hora de hacer esto, pero espero que todo en sus vidas este perfectamente bien.
Hagan las cosas ahora, porque luego se pueden arrepentir.
Las amo.
DenisseGBellamy.
Pd: Capítulo editado, odio el apache de Office ;-; los espacios se borran y por eso hay errores.