El mar está bastante en calma. Explico a Draco como vamos a hacer toda esa cosa... para llegar hasta donde están los demás. Sí, sí, ese sitio donde ni los tíos de dos metros hacen pie. Lo que Draco no sabe es lo que viene cuando llegan justamente las doce. Es una sorpresa. Normalmente mi familia y yo salíamos al patio trasero para ver los fuegos artificiales que se tiran desde un gran barco que está alejado de la costa. Este año es el primero en el que todos hemos optado por verlos desde nuestras tablas de surf.
- Esto es una pasada- le digo a Draco mientras sigo remando con mis brazos. Estoy sentada con mis rodillas dobladas y con mi culo sobre mis pies.- Hace mucho tiempo desde la ultima vez que me monté con alguien en la tabla- las palabras suenan algo extrañas. Como si las anhelase pero... no es anhelo lo que siento, más bien felicidad porque la situación vuelva a repetirse.
Draco no hace ningún comentario al respecto. El silencio está bien conmigo, pero de alguna forma tengo ganas de preguntarle algo que me ha estado comiendo la cabeza durante todo el tiempo que hemos estado al rededor del fuego.
- ¿Estás seguro de que te tienes que ir pronto?- pregunto girando la cabeza para mirar sobre mi hombro.
- Sí, aquí son diez horas más que en Inglaterra pero... tengo que volver para estar con mi familia.
Su tono es lo sufientemente plano como para que sospeche que eso no le hace demasiada ilusión. No tengo ni idea de como es su familia. Puede que tenga unos padres maravillosos y que una gran fiesta se vaya a llevar a cabo en su casa o... que tenga unos padres de mierda y año nuevo se reduzca a eso... el cambio de el ultimo día del año al primer día de otro.
- Entonces, vamos a aprovechar el tiempo que nos queda- digo volviendo la vista al frente.
Llegamos junto a los demás y coloco mi tabla a unos cuantos metros de las de Max y Katy. Ellie y Niko tienen las tablas super juntas y sus manos están unidas. Peter y algunos más están un poco más allá jugando con el agua lanzándosela unos a otros a la cara. El mar está completamente a oscuras a excepción de nuestras pulsera y... el flash del móvil de Peter, quien lo ha metido dentro de una de esas fundas de plástico para que no se moje.
Cambio de postura y me siento a horcajadas sobre la tabla, colocando una pierna a cada lado. Espero que no le de a ninguna tiburón por pasearse hoy por aquí, no tengo ganas de explicarle a mi tía abuela como perdí una pierna durante las vacaciones o... como la perdió Draco.
- ¿Qué se supone que hacemos esperando en el agua?- pregunta Draco volviendo a su típica entonación de falsa molestia.
- No seas aguafiestas- digo lanzando un poco de agua hacia mi espalda. Draco se queja en vano y yo suelto una carcajada.- Ten un poco de paciencia hombre. ¿Nunca has oído que lo bueno se hace esperar?
- Puede...- dice imitando un tono de duda.- Creo haberlo oído alguna vez en mi vida... pero puede que no sea esa frase.
- No me dirás ahora que lo bueno no se hace esperar para Draco Malfoy... ¿verdad?- pregunto girando un poco el cuerpo para mirarlo a los ojos.
- Te lo diría si no fuese quien eres...
- Supongo que eso es un halago viniendo de ti- respondo señalándolo con el dedo.
- ¡Chicos! ¡Diez segundos!- grita Peter a todo pulmón.
- ¿Por qué no has compartido la tabla con tu novio?- pregunta Draco. Doy un pequeño brinco y mis ojos se abren de par en par. No me esperaba para nada esa pregunta. Aún menos me la esperaba a diez segundos de media noche.
- ¿Qué novio?- pregunto sorprendida.
- Max- responde Draco soltando el nombre como si fuese veneno.
- Max no es mi novio- respondo rapidamente.- Es mi mejor amigo... Max es el novio de Katy. ¡Por Dios! ¿Salir con Max? ¡Qué asco! Sería como salir con mi hermano.
- ¿En serio?- pregunta sorprendido.
- Te vas a perder la sorpresa si no cierras la boca- le reprendo lanzándole una mirada. Cuando me encuentro con sus ojos decido girar mi cuerpo del todo el la tabla y ponerme mirando hacia él. Muevo mis piernas con soltura y me coloco frente a frente.- Mira hacia allí.
Señalo el lugar a lo lejos. Justo unos segundos antes de que empiecen las explosiones. Los colores iluminan el cielo y los fuegos artificiales se reflejan perfectamente en el agua. Azul, rojo, rosa, blanco, amarillos, verde... todos los colores básicos que forman el mundo iluminan el cielo, el mar y nuestros cuerpos.
Mi cuerpo retumba con las explosiones... como cuando alguien toca un tambor gigante muy cerca de ti. Es una sensación increíble, tan embriagadora...
De pronto noto una gran presión en mi mano. Bajo la mirada un segundo y encuentro la mano de Draco apretando la mía con fuerza.
- Creía que no tenías miedo...- digo volviendo a mirar hacia el lado de los fuegos.
- Créeme, no tengo miedo. Tan solo no quiero que te caigas de la tabla...- se excusa.
- Agradezco tu... apoyo, pero dudo mucho que me vaya a caer de la tabla.- Draco comienza a soltar suavemente mi mano.- Aunque no tienes porque soltarme la mano- me adelanto a decir mientras alargo mi mano, yo esta vez, para agarrar la suya.
No es que tema caerme. La razón por la que agarro la mano de Draco es porque esa presión me recuerda que no estoy sola en la tabla. Que este año no estoy viendo los fuegos sola porque mis padres ya no están.
Los fuegos artificiales siguen explotando en el cielo. Los colores iluminan las figuras de mis amigos. Niko y Ellie se están comiendo las bocas. Diría besar... pero esa palabra no define muy bien lo que están haciendo. Max tiene su enorme brazo puesto sobre los hombros de Katy, la pobre parece una pequeña muñeca junto a él... pero son adorables. Peter está de pie sobre su enorme tabla Long Board. Tiene el móvil en su mano y no deja de sacar fotos a los fuegos artificiales. Después vuelve a sentarse a rema de un lado para otro haciéndole fotos a los demás. Ese es Peter... necesita inmortalizar todo, por eso lleva la revista del instituto y por eso va a ser fotógrafo de Victoria's Secret, sabe hacer que hasta la chica más fea del mundo parezca guapa en una foto... y sin retoques. Es un genio.
- Feliz año nuevo- le digo a Draco volviendo la mirada hacia él hasta hacer contacto. Sus ojos ya no son solo grises. Ahora son morados, verdes, azules, rojos...
Levanto una mano y la apoyo sobre su hombro. Me quedo mirándolo a los ojos. Las explosiones siguen retumbando en mi estomago haciéndome creer que esas pequeñas explosiones están teniendo lugar en mi interior. Fuegos artificiales en el estomago... nada de mariposas.
- Feliz año nuevo... por adelantado- responde Draco esbozando una leve sonrisa.- Adelantado en Inglaterra.
Alza la mano que tiene libre y la posa sobre mi mejillas. Sonrío tan fuertemente que sé que los hoyuelos de mis mejillas están completamente marcados.
- Vas a celebrar Año Nuevo dos veces... Eso es bastante emocionante- ladeo mi cabeza un poco hacia su mano. Quito la mano de mi hombro y la bajo hasta su antebrazo.- ¿Qué es eso?- pregunto frunciendo el ceño hacia el tatuaje.- Nunca te lo había visto... ¿Es un tatuaje?- giro su brazo sin tan siquiera pedirle permiso.- ¿Hace mucho que lo tienes?
Observo el dibujo. Hay una calavera que está expulsando una serpiente por la boca que se enrolla.
- No demasiado- contesta sin ganas.
- ¿Te dolió?- pregunto mientas arrastro un dedo por su piel. Draco tiembla bajo mi toque.- No lo entiendo...- admito.- Es un poco... melancólico. No me malinterpretes yo me hubiese tatuado un delfín o alguna chorrada de esas- esbozo media sonrisa.- Si fuese lo suficientemente valiente- admito.- Aunque no se lo digas a nadie... pretendo mantener mi fachada de tía dura- susurro entre risas.
- Tu secreto está a salvo conmigo.
Aparto la mano de su brazo y la apoyo sobre mi muslo. La pulsera fluorescente brilla sobre mi muñeca y cuando mira hacia mis pechos también veo el brillo del collar fluorescente.
- Miranda- dice Draco. Es más como una llamada que como otra cosa.
Alzo la mirada y la respiración se queda atascada en mi garganta, como si ya no supiese como respirar... como si mi cuerpo decidiese ir por libre y se hubiese olvidado de hacer las cosas básicas, las cosas que damos por hecho. Nos miramos a los ojos tan intensamente que creo que podría explotar. No me siento incómoda por mirarle a los ojos y permanecer en silencio, de hecho creo que decir algo estropearía el momento.
Los fuegos artificiales siguen iluminando la atmósfera... y el momento parece mágico. No mágico como en el colegio, mágico como... de cuento de hadas.
¡Dios, que estúpida! ¿Cuento de hadas? Pero, ¿en que mierda estoy pensando?
Soy yo la que se acerca primero a Draco. Solo Dios sabe lo que se le está pasando por la cabeza. Me acerco a él más y más hasta que mis labios están a tan solo centímetros. Por un momento temo que se separé de mi y que rechace el beso. Nunca he sido una persona insegura y normalmente he sido yo la que rechaza a los chicos... pero con Draco, siento que una nunca puede saber como va a reaccionar.
Me quedo unos segundos parada manteniendo esos milímetros que nos separan. Espero unos segundos hasta que Draco cierra sus ojos y elimino esos milímetros acercando mis labios.
Puede que al principio el beso parezca torpe, pero eso cambia rápidamente. Draco alza las dos manos y las coloca sobre mis mejillas. Al principio el beso no se profundiza, más bien es bastante parecido a... un tanteo a ciegas. ¿No sé muy bien como expresar lo que es el beso? Pero después... la cosa cambia. No va más allá de lo que ya conozco. Es decir, no soy una mojigata ni tan inocente... Pero, vaya. El beso está... genial. Pequeños escalofríos suben por mi columna y me provocan temblores de placer en cada músculo de mi cuerpo. Aunque todo el poder se concentra en el beso en sí. Tengo ganas de gritar o... gemir. ¡Dios! Acabo de admitir eso en mi mente.
Separo mis labios un poco para terminar el beso. Me quedo unos segundos con la frente pegada a la de Draco tratando de recuperar el aliento. Tiene las pupilas dilatas. Una vez oí que se dilatan cuando vemos algo que nos gusta... aunque podría ser por el beso.
- Eso ha estado...- comienzo a decir mientras me alejo. Me llevo una mano a los labios- bastante bien.
- ¡Se acabó el espectáculo!- grita Niko desde su tabla.- ¡Volvemos a la orilla!
Vuelvo otra vez la mirada hacia Draco mientras todos comienzan a remar de vuelta. Antes de girarme sobre la tabla palmeo su pierna. Me coloco de nuevo sobre mis rodillas y vuelvo a utilizar los brazos para remar en dirección a la orilla.