Sinsajo Herido

By TallerDeLuzArtesana

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Katniss y Peeta ya son marido y mujer, van juntos al Vasallaje de los Veinticinco y enfrentan la muerte una v... More

Nota de la Autora
Capítulo 1: Aliados.
Capítulo 2: Tenemos Nuevos Aliados
Capítulo 3: Mutos
Capítulo 4: Tic-Tac, Esto es un Reloj
Capítulo 5: ¿Qué Rayos Pasa Aquí?
Capítulo 6: Besos y Pasión en la Arena.
Capítulo 7: Yo te Necesito...
Capítulo 8: El Rayo
Capítulo 9: En Recuperación y Adaptación
Capítulo 10: Alma Coin
Capítulo 11: Fugitivos
Capítulo 12: ¿Qué fue de ti...?
Capítulo 13: Gale & Madge
Capítulo 14: Cenizas, Silencio y Desolación
Capítulo 15: El Recuerdo de Rue
Capítulo 16: Distrito 8
Capítulo 17: El Sinsajo
Capítulo 18: ¡Estás Vivo!
Capítulo 19: ¿Qué te han hecho?
Capítulo 20: Segunda Fuga
Capítulo 21: Problemas y Rescate I
Capítulo 23: La Advertencia
Capítulo 24: Rescate II
Capítulo 25: Escape en Llamas
Capítulo 26: Tú Saltas...
Capítulo 27: La Revelación
Capítulo 28: Prisionera
Capítulo 29: ¡Lo Pagarás...!
Capítulo 30: Sinsajo Herido
Capítulo 31: Boda
Capítulo 32: Rumbo al Capitolio
Capítulo 33: Escuadrón 451
Capítulo 34: ¿Real o No?
Capítulo 35: Atrapados
Capítulo 36: Quédate Conmigo
Capítulo 37: Peeta vs Gale
Capítulo 38: Fuego Cruzado
Capítulo 39: Dudas
Capítulo 40: La Ejecución
Extra + Agradecimientos

Capítulo 22: Enjaulada en el 13

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By TallerDeLuzArtesana


- Mis felicitaciones. El resultado es mejor de lo esperado. Es una gran suerte que Annie Cresta haya podido escapar de sus captores y localizarlos. Sin embargo, tengo que cuestionar el excesivo margen de riesgo con el que han jugado. El ataque en el 4 era previsible, dadas las circunstancias que era un hecho que Snow quería tenderle una celada a Finnick Odair; por lo tanto, creo que debemos analizar más a fondo la decisión de enviar al Sinsajo y sus aliados a un combate real -expresa Coin en la sala de Comando del 13.

- Fue una decisión difícil. Pero todos estuvimos de acuerdo que no conseguiríamos ninguna propo decente si los poníamos a grabar en un estudio -responde Plutarch; Boggs y Haymitch asienten su acuerdo.

¿La decisión de enviarnos a combate real? ¿Que Annie escapó y nos localizó por pura casualidad? ¿Entonces en realidad Coin no sabe que desobedecimos órdenes de manera flagrante, dopamos a Haymitch, liberamos a Gale, hurtamos un vehículo y, en resumen, huimos de nuestros guardaespaldas? Miro a Boggs, que ya no tiene la máscara plástica sobre el rostro, por lo que puedo leer en sus ojos y en su expresión que todo eso quedará entre nosotros. Se lo agradezco profundamente. Durante el viaje de regreso al 13 en aerodeslizador, mis amigos y yo casi no hablamos; Finnick sólo tenía ojos y oídos para Annie, Gale masticaba su rabia por no ir al Capitolio y Johanna despotricaba por no poder cortarle la cabeza a Snow. Yo estaba demasiado preocupada por las repercusiones al haber desobedecido, pensando: ¿Le habremos quitado a Peeta y Madge la poca protección que podíamos ofrecerle? ¿será Coin capaz de anular nuestro acuerdo sobre la inmunidad de los prisioneros de Snow? La Presidenta manifestó que si me desviaba del objetivo, se anulaba el acuerdo de inmunidad. Era todo lo que podía pensar hasta ahora. Hubiéramos querido ir directo al Capitolio desde el 4 pero Haymitch, Boggs y Plutarch nos coaccionaron a volver al 13, pensando en la seguridad de Annie, que no quería por ningún motivo separarse de Finnick otra vez ni volver a pisar el Capitolio. Y que no tenemos el entrenamiento necesario para una misión de rescate. 

Vemos la nueva propo que han grabado, el combate en el 4. Ni siquiera me percaté que el equipo de filmación estuvo presente. En el 8 me impresionaron al seguirme al tejado durante el bombardeo y obligar a Plutarch a retroceder para conseguir las imágenes que querían, hicieron su trabajo más que de sobra, se enorgullecen de él. Como Cinna. Ahora volvieron a arriesgarse grabándonos en pleno combate. Se me ocurre la extraña idea que si estuviéramos juntos en los Juegos, los escogería como aliados.

Plutarch ha bautizado la propo como "La Liberación de Annie", porque es lo que en realidad ocurrió (aunque a Coin le contaron otra versión) y porque hay que emocionar al público. Finnick y Annie no están presentes en la reunión, tampoco Cressida y Mesalla ya que están grabando una entrevista con ellos y editando imágenes aún más emotivas de su reencuentro tras la pelea en la aldea de los pescadores. Pero ahora estamos viendo las imágenes aéreas y terrestres de la batalla campal en la playa del distrito 4 y ver todo de nuevo me resulta chocante, son demasiadas muertes en ambos lados. Siento naúseas de ver tanta sangre derramada. Si a eso le sumamos que deben haber servido estofado de calabacín con ajo al desayuno, porque mientras más gente se acumula en la sala, más huele, no resulta una buena combinación para mi sistema digestivo. Se me revuelve el estómago y de repente las luces me resultan demasiado brillantes. Coin no pronuncia ni una palabra de respeto o reconocimiento siquiera por la gente del 4 que murió por la causa y eso me choca y me repele tanto como el olor a ajo. ¿Acaso no le importan? ¿Es que también se parece a Snow en eso de ver a la gente como simples números o peones a su servicio? 

Siento que la sopa y las sales rehidratantes que mi madre me dio en el hospital para recomponerme suben de vuelta por mi garganta. Intento tragar y respirar profundo, pero me llega más olor a calabacín con ajo y no lograré retener las naúseas. Me tapo la boca y me levanto botando la silla, intento llegar a la puerta antes de expulsar todo, por suerte alguien me pasa un tacho con papeles, creo que fue Gale porque me está sosteniendo mientras vomito en un rincón.

- ¡Otra vez! -exclama Johanna.

- Creo que es mejor terminar por hoy para que la soldado Everdeen se recupere bien -señala Coin.

- ¿Cómo te sientes? -pregunta Gale y todos me miran aguardando mi respuesta.

- Un poco tambaleante -respondo afirmándome en él.

- Bueno, pues vamos a ser un poquito más sensatos con sus salidas de ahora en adelante. Sobre todo ahora que el Capitolio sabe lo que puede hacer -indica Coin y todos murmuran su asentimiento. 

Luego envía a todos a trabajar. Johanna y Gale me llevan de vuelta al hospital, nos reímos un poco con el encubrimiento y Gale dice que nadie quería quedar mal admitiendo que no logran controlarnos. "Somos ingobernables", tercia Johanna. Yo soy más amable y respondo que, como por fin han conseguido imágenes nuestras decentes, seguro no quieren arriesgarse a que Coin no nos deje salir del 13 nunca más.

Me dejan en el hospital donde vuelven a pincharme suero rehidratante en el brazo.Todos pasamos por una revisión en el hospital apenas llegamos. Ver a Prim y mamá fue bueno, estaban ultra preocupadas, las abracé y me disculpé por haberles dejado tan sólo una nota. La visión de mi hermana me recuerda que no sólo estoy luchando con un poderoso enemigo por liberar a Peeta, sino también para que niñas y niños como ella no sean enviados nunca más a los Juegos del Hambre. Ni seguir sufriendo opresión, miseria y esclavitud en los distritos. Prim ha crecido y ya es toda una jovencita, pero para mí siempre será mi hermanita, mi patito... que casi murió de hambre tras la muerte de mi padre, de la que es responsable quien dirige Panem y lo tiene sumido en la esclavitud. Es un círculo vicioso que hay que romper. Snow y sus lacayos no pueden seguir gobernando, enviando niños a matarse unos a otros por diversión y manteniendo oprimida a la gente en los distritos, con trabajos miserables y en pésimas condiciones, mientras ellos viven en la opulencia. Peeta dio en el clavo al expresar que no quería ser una pieza más de sus Juegos, que si moría, quería morir siendo él mismo y no ser transformado en alguien que no era, un monstruo, un asesino despiadado. 

Por la tarde me dieron el alta y me enviaron a nuestro monótono compartimento 307 hasta nueva orden. Por ahora sólo tengo reflexión y luego aseo. Así que al poco rato empecé a aburrirme de estar tumbada, sentada o dar vueltas sin hacer nada. Fui al compartimento de Finnick, pero el compañero de cuarto que me abrió dijo que había ido a buscar a Annie para hablar con Coin, a ver si les dan un compartimento juntos para los dos. También quieren casarse. Eso me recuerda que debo hablar con Annie por si sabe dónde tienen a Peeta y a Madge. Voy a ver a Johanna, después de revisarla le asignaron un compartimento con Annie, ya que alguien debe cuidarla, no es bueno que esté sola ni con gente que no conoce; cuando aterrizamos en el 13 Odair mencionó que los desconocidos la asustan y empieza con crisis de pánico. De hecho, al bajar Annie se paralizó y miraba todo asustada, pero Finnick la abrazó por los hombros y le tomó sus manos con el otro brazo libre, conduciéndola y explicándole todo y por qué es más seguro que se quede aquí que en el 4. Pese al permanente malhumor de Johanna y sus rabietas, es quien mejor conoce y tolera a Annie aparte de Finnick. Golpeo pero nadie abre la puerta. Una soldado que sale de su compartimento en el mismo pasillo me señala que la soldado Mason está rindiendo cuentas ante Boggs. ¿Será por haber soltado a Gale? Si es por eso, Finnick y yo tendremos que dar explicaciones por emborrachar a Haymitch... y los cuatro por robarnos el jeep. 

Me voy de vuelta a mi compartimento. Me siento frustrada porque Gale y algunos ciudadanos del 12 fueron con el equipo de filmación a nuestro distrito para recrear la huida tras el bombardeo y el rescate en aerodeslizador desde el 13. Yo también quería ir. Pero Coin y los médicos no autorizaron mi salida tras vomitar en la reunión. "¿Por qué Gale va y yo no?", protesté a la presidenta y a quienes estaban en Comando. "Porque el héroe del rescate fue el soldado Hawthorne ", me contestó con parquedad Alma Coin. "Y porque tiene un rostro increíblemente fotogénico para las cámaras... creo que las chicas del 12 suspiraban por él y lo deseaban desde antes que tú fueras el Sinsajo", comentó Fulvia agarrando a Gale por el mentón mientras él hacía una mueca. "Sí, junto con Finnick, tu primo es todo un rompecorazones, las chicas de Panem quieren verlo más seguido en las propos", acotó Cressida con una sonrisa. Así que partieron sin mí y yo me quedé bajo tierra, tragándome la frustración.

A las seis con treinta mamá y Prim entran al compartimento para reflexión. Nos abrazamos otra vez y estoy explicándoles por qué debo ir a rescatar a Peeta aunque a ellas no les guste nada la idea, cuando escuchamos un par de golpes a la puerta. Ésta se abre antes que mamá o nosotras reaccionemos y entra Gale, que viene de regreso. Trae mi bolsa de caza, que logró recuperar tras olvidarla en el aerodeslizador, y la exhibe en alto. Algo se retuerce adentro.

- Adivinen lo que cacé - dice agitando un poco el morral y algo bufa adentro-. ¡Cállate, arruinarás la sorpresa!

- ¡Buttercup! -exclama Prim y Gale asiente sonriendo mientras abre la bolsa y el odioso gato salta al suelo y luego a los brazos de mi hermana. 

- No tienes idea lo que nos costó pillarlo, al final, tuve que usar una de las redes de Finnick -indica con una sonrisa-. Andaba merodeando en su antigua casa... bueno, lo que quedó de ella -comenta ahora con tristeza. 

- Gracias, Gale... muchas gracias -expresa Prim casi llorando y se sienta en el suelo con Buttercup. 

La hora de reflexión se convierte en la hora de adoración del gato. Mi hermana lo acurruca y mece en sus brazos, cuando huele mi presencia, gira su cabeza, me enfoca con sus ojos amarillos y me bufa... nuestra relación no ha cambiado nada. Prim le ata al cuello el lazo azul y el gato me lanza una mirada petulante.

- No sé qué harán si lo descubren... tienen reglas muy estrictas -señala mi madre preocupada.

- Oh, le encontrarán un trabajo... le tatuarán la pata todas las mañanas -comento con algo de sarcasmo.

Al rato, Gale se va, después mi madre y mi hermana deben regresar a sus turnos. Me quedo sola con el gato, que da vueltas desesperado. Por suerte Gale pensó en traer una caja de madera con una mezcla de tierra y ceniza para sus necesidades y una ramita donde ató una pluma, que agito y mantengo lejos de su alcance. Pero Buttercup y yo nos aburrimos del juego, él se echa en la cama de Prim y yo camino descalza sobre el frío suelo de baldosas hasta la cómoda. Tanteo en mi cajón hasta dar con la perla y mi anillo fundido. Después me siento en mi cama con las piernas cruzadas, aprieto el montón dorado en mi mano y en la otra sostengo la pulida perla en la palma abierta; me acaricio los labios con la suave superficie irisada. No sé por qué pero me calma, es como un frío beso de la persona que me la regaló, un beso de mi chico del pan. Buttercup se ha dormido y decido imitarlo, no tengo nada qué hacer y me acurruco bajo la manta con mis tesoros.

"Al menos, sabrán que hemos muerto luchando"... ¡Peeta! Despierto sudada y con un nudo en la garganta, luego de soñar otra vez con Peeta, cuando pronunció tal frase en el pasillo. Fue antes de ir al Vasallaje, cuando sabíamos que podíamos morir en la arena, al ser todos tributos vencedores y que Snow nos quería muertos, sobre todo a mí. Después soñaba que Snow electrocutaba a Peeta frente a mí, con rayos que salían de sus manos. Entonces los lobos mutos comenzaban a perseguirme y quien los azuzaba contra mí era Cato.

- ¿Katniss? -susurra Prim, está despierta y me mira a través de la oscuridad- .¿Qué te pasa?

- Nada, sólo fue un mal sueño. Vuelve a dormir -le contesto desde mi cama en el compartimento. 

Es automático, siempre aparto a Prim y a mi madre para protegerlas. Con cuidado de no despertar a nuestra madre, Prim se baja de la cama, recoge a Buttercup y se sienta a mi lado. Me toca la mano aferrada en un puño, donde aprieto la perla y el anillo.

- Estás fría -me dice; saca una manta extra de los pies de la cama, nos enrolla con ella a los tres, envolviéndome en su calor y en el calor del pellejo de Buttercup-. Podrías contármelo, ¿sabes? Se me da bien guardar secretos, no se lo diría a nadie. Ni siquiera a mamá.

Entonces se ha ido de verdad, se ha ido la niña pequeña a la que le colgaba la blusa como si fuera la colita de un pato, la que necesitaba ayuda para llegar a los platos, la que suplicaba ver los pasteles glaseados del escaparate de la panadería. El tiempo y la tragedia la han obligado a crecer demasiado de prisa, al menos para mi gusto, y ahora es una joven que sutura heridas sangrantes y sabe que nuestra madre no puede enterarse de todo.

- Tengo que rescatar a Peeta. Debo hacerlo... antes que Snow siga haciéndole daño. Además no confío mucho en la palabra de Coin, puede retractarse o simplemente no hacer nada y dilatar el rescate -le digo con preocupación (de hecho, creo que eso está haciendo), ella asiente mirándome. 

- ¿Sabes? Mientras chequeaba la temperatura y presión de Annie, escuché decir a alguien, al otro lado del biombo separador, que planean una misión de rescate... dentro de la próxima semana.

- ¿En serio? ¿Y qué más escuchaste? -subo la voz y la agarro de los hombros, tan fuerte que aprieto al gato entre las dos y suelta un maullido lastimero. Mamá se da vuelta, por suerte sigue dormida. 

- Dijeron que tú no estabas considerada por haberte fugado sin permiso y porque sigues débil, desmayándote y vomitando -me cuenta Prim en susurros, acariciando y consolando a Buttercup -Creen que no estás en condiciones físicas ni mentales para la misión. Van a pedir voluntarios para no arriesgarte a ti y tus amigos. 

- Tengo que ir, Prim -digo con decisión y añado-. Voy a ir aunque tenga que colgarme de la rampa o de la escotilla del aerodeslizador... pero no se lo digas a mamá -le advierto.

- No le diré nada, lo prometo, pero tú promete que te cuidarás... no quiero que regreses al hospital y tenga que parcharte, coserte y meterte suero otra vez - señala y luego sonríe.

- Debería despertarte más a menudo, patito.

- Ojalá lo hicieras -dice Prim y me da un beso-. Intenta dormir, ¿vale?

Asiento y eso hago, dormir. Al otro día me levanto y refunfuño tras meter mi antebrazo en el hueco en la pared y ver que tengo asignadas labores rutinarias, nada de reuniones y, lo más sorprendente: cuidar de Annie Cresta; apenas la conozco y no sé cómo tratar con ella ni si acaso soy la persona idónea para la tarea. Necesito hablar con los altos mandos sobre mi participación en el rescate de Peeta y Madge. Sin embargo, me enfado más cuando me encuentro con Johanna rumbo al comedor para el desayuno y me cuenta que ella, Gale y Finnick tienen entrenamiento en superficie." ¿Por qué a ustedes los entrenan y a mí no?", pregunto enojada y ella contesta que me están cuidando luego de ver que no tengo demasiada resistencia, "vomitas o te desmayas cada vez que tenemos acción", me dice y es cierto. Pero aún así puedo luchar, las naúseas, vómitos y mareos me vienen después, cuando se me acaba la inyección de adrenalina. Tampoco estoy muy convencida de poder cuidar de Annie, nuestra relación es nula y apenas nos miramos luego que Finnick nos presentó tras el rescate. Johanna me dice que no hay cuidado, que Finnick y ella le estuvieron hablando de mí y que sabe que fuimos aliados en el Vasallaje. 

- ¿Annie... estás ahí? -pregunto golpeando la puerta.

- ¿Quién es? -pregunta de vuelta una voz algo asustada.

- Soy Katniss... Katniss Everdeen, la amiga de Finnick... ¿me recuerdas del rescate en la playa, en los roqueríos? -consulto y la puerta se abre. 

Annie luce un uniforme gris, que hace resaltar su pelo rojizo y su piel blanca, asiente examinándome con sus ojos verde esmeralda. Me hace pasar y entro sin saber bien qué debo hacer. Quiero preguntarle por Peeta pero dudo si es buena idea. 

- Debes de extrañar a Peeta... yo por lo menos extrañaba a Finnick y me preguntaba si vendría por mí, aunque tenía miedo que cayera en la trampa -me suelta de repente, sin más, luego de saludarnos y hablar un poco del 13.

- ¿Viste a Peeta? ¿sabes cómo está? ¿dónde lo tienen? -la interpelo atropelladamente.

Ella me hace sentarme en una de las camas y me cuenta lo poco que sabe ya que la tenían aislada en una celda. No la torturaron. Al menos no físicamente, pero sí la interrogaron, hubo amenazas y violencia psicológica. Annie sabe que en la celda contigua había una mujer, joven al parecer, que lloraba mucho y pedía que la soltaran y que no la torturaran más porque nunca supo nada de la rebelión. Creo que podría ser Madge, pero Annie dice no tener idea quién es mi amiga y que nunca supo el nombre ni apariencia de su vecina de celda, sólo escuchaba sus lamentos. Respecto a Peeta, sólo pudo verlo una vez, cuando a ella la llevaban a la mansión de Snow a grabar pidiendo que Finnick se entregara y a mi esposo lo llevaban custodiado de vuelta a confinamiento luego de haber grabado las entrevistas con Caesar. Luego Annie, que se ha mostrado más comunicativa de lo que esperaba, me cuenta que el propio Snow le confesó que se llevarían a Peeta al distrito 2, a una base secreta en una montaña. Le doy las gracias por tan valiosa información, hasta ahora creíamos que a Peeta lo tenían en los calabozos del subterráneo del Centro de Entrenamiento, en el Capitolio. Salimos a almorzar en el comedor y Annie, que estaba normal dentro de lo que cabría esperarse, empieza a inquietarse y ponerse nerviosa al caminar por los pasillos, en especial cuando nos cruzamos con más gente. Tiene mucha desconfianza porque aquí todos andan uniformados igual y cree que son malos como los agentes de la paz. Así que tengo que repetirle que nadie le hará daño, que está a salvo. Cuando creo que está por darle una crisis de angustia, divisamos a Finnick que viene casi saltando al verla y la dejo en sus manos. 

- ¿Cómo estuvo el entrenamiento? -les pregunto a Gale y Johanna, porque Finnick no deja de mirar a Annie e incluso no le suelta la mano mientras comen.

- Aprendimos a saltar en paracaídas y con cuerdas desde un aerodeslizador -me cuenta Gale muy satisfecho aunque se nota cansado y acalorado.

- Tu primo tiene locas a las chicas, todas quieren entrenar con él -mete baza Johanna cuando Gale toma agua- La verdad, le queda bien el uniforme y cuando pidió una voluntaria para tiro al blanco, todas dieron un paso al frente -comenta Johanna Mason con una de sus típicas sonrisas, Gale se sonroja y baja la mirada a su bandeja.

- Bueno, eso no es tan diferente de cuando estaba en la escuela... -expreso yo, recordando que las chicas se morían por Gale. 

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Después de tres días de trabajar en turnos rutinarios y repetitivos, mientras mis aliados van a entrenamiento, empiezo a desquiciarme y a mostrar un humor de los mil demonios, casi peor que el de Johanna y Haymitch juntos. Delly y Prim me reemplazan como cuidadora de Annie cuando no están Finnick o Johanna. Hasta el sarcástico Haymitch ayuda a que se adapte, porque la trata de una manera casi paternal y la conoce desde hace unos años también. Tras haber pasado más tiempo con Annie y hablar con los médicos de la cabeza (que me daban instrucciones sobre cómo lidiar con ella si le daba una crisis), llego a la conclusión que no está loca como dicen las malas lenguas. Simplemente es inestable. Se ríe de cosas que nadie entiende o a destiempo, puede quedarse mirando a la nada en medio de una conversación, asustarse con cualquier pequeño ruido o encogerse apretando las manos contra las sienes, como si la atormentara un mal recuerdo. Vale, es rara, pero si Finnick la quiere, me basta con eso. Además, es inofensiva. Annie no le haría daño a nadie y cuando está bien es bastante agradable.

No soy la única desquiciada con el encierro. Cada vez más nos cuesta retener a Buttercup dentro del compartimento. Cuando Prim sale, quiere seguirla, ya lo ha intentado y debo regresarlo a toda prisa antes que alguien lo vea en el pasillo. Gale le trae sobras de comida cuando rapiña algo en la cocina, pero no basta para mantenerlo satisfecho y tranquilo. Quiere salir. A pesar de lo mal que nos seguimos llevando, entiendo al gato a la perfección. Es un cazador, ha vivido demasiado tiempo en libertad y no está acostumbrado a que alguien le diga qué debe hacer. Tal como era yo antes de llegar aquí, donde me siento sepultada viva. No me permiten salir a la superficie (bajo pretexto de mis desmayos y por mi seguridad), porque temen que me escape otra vez. Sólo puedo recibir luz solar y aire fresco en una sala con ventanas y un tragaluz cuya parte superior sobresale medio metro a la superficie, oculta entre rocas y matorrales. Es una sala de máquinas y es bastante calurosa. Lo que me provoca somnolencia y más dolores de cabeza. Por lo general, me quedo dormida, ya que leer o ver Capitol TV me aburre o hace que me duela aún más la cabeza. ¿Cómo voy a concentrarme en leer algo si sólo pienso en Peeta y en ir a la misión?

Me siento como un Sinsajo enjaulado y esto no era parte del trato.

Se lo hago ver a Coin y a los de Comando, de la manera más diplomática que soy capaz, y ella me dice que lo va a pensar. Por la tarde me citan a otra reunión. La Presidenta accede a dejarme salir pero custodiada y con un trabajo: grabar una propo en las ruinas del 12. Por mi parte yo consiento en hacerlo pero con nuevas condiciones que he anotado en un trozo de papel porque mis notas mentales tienden a hacerse un lío.

- Bien, soldado Everdeen, necesitamos que el Sinsajo en persona le muestre al resto de los distritos lo que el Capitolio hizo con el 12; se les dijo que fue eliminado, pero ellos no han visto el horror y la devastación con sus propios ojos -explica Coin-. Necesitamos que tú se los muestres y que el soldado Hawthorne les relate el bombardeo en primera persona. ¿Entiendes?

- Ya tenemos imágenes de él recreando el rescate de la gente del 12 pero nos falta la primera parte, cómo empezó el bombardeo luego que tú volaste el campo de fuerza -dice Plutarch.

- Sí, iré... pero tengo algunas nuevas peticiones -digo con la voz más firme y ella ladea la cabeza mirándome, así que continúo antes que me interrumpa o ponga objeciones-. Mi hermana se queda con su gato.

Esta petición, la más insignificante, da lugar a un gran debate. Al final se decide que nos mudemos al nivel superior, a un compartimento que cuenta con el lujo de una ventana de veinte centímetros que da al exterior. Buttercup puede entrar y salir a hacer sus cosas y se espera de él que se busque comida por su cuenta. Si se salta el toque de queda, lo dejan fuera. Si provoca problemas de seguridad, le pegarán un tiro de inmediato. No difiere mucho de su vida anterior, salvo por lo del tiro. Si lo veo demasiado flaco, siempre puedo pasarle algunas tripas si acceden a mi siguiente petición.

- Quiero cazar. Con Gale, en el bosque -digo y todos guardan silencio.

- No iremos lejos, usaremos nuestros propios arcos y podrán usar la carne en la cocina -añade Gale.

Me apresuro a seguir hablando antes que digan que no.

- Es que... no puedo respirar aquí abajo, encerrada como un... Me pondría mejor más deprisa si... si pudiera cazar y estar al aire libre.

Plutarch empieza a enumerar los inconvenientes: el peligro que el Capitolio lo descubra y manden naves, la seguridad adicional, el riesgo de heridas, etc.; pero Coin lo corta y zanja el tema.

- No, está bien, dejen que salga. Denle un par de horas al día, lo descontaremos del tiempo de entrenamiento. Un radio de medio kilómetro con unidades de comunicación y dispositivos de seguimiento en los tobillos. ¿Qué más?

Repaso la lista.

- Gale, lo necesito a mi lado para hacer esto, obviamente.

- A tu lado ¿cómo? ¿fuera de cámara o en todo momento? ¿quieres que lo presentemos como tu nuevo enamorado? -me pregunta Coin.

Ella y los altos mandos siempre supieron que nunca hubo parentezco alguno entre nosotros y la gran afinidad entre los dos. Coin no lo ha dicho en tono burlón, sino todo lo contrario, de manera muy práctica pero se me abre la boca igual.

- ¿Qué?

- Creo que tendríamos que seguir con los romances actuales. Si Katniss deja a Peeta tan pronto y Gale deja a la chica Undersee por ella, puede que la audiencia pierda simpatía por los dos -puntualiza Plutarch-. Sobre todo después que han visto a Peeta defender a su mujer en las entrevistas, saber que ella perdió el bebé y que su primo tiene una supuesta novia que también cayó prisionera.

- Cierto. Entonces, en pantalla, Gale seguirá siendo tu primo y tu aliado rebelde, ¿te parece bien? -consulta Coin y ahora yo me quedo mirándola, ella insiste, impaciente-. Para Gale, ¿es suficiente? ¿todavía te interesa rescatar a tu amiguita del 12? ¿Undersee, dijiste que se llamaba?...

- Bien, tendremos que seguir presentándolo como tu primo -apunta Fulvia- al menos para el resto del 13 y para los distritos.

- ¡No somos primos! -respondemos molestos Gale y yo a la vez.

- Ya, lo sabemos, pero deberíamos mantenerlo delante de las cámaras... por las apariencias -señala Plutarch-. Fuera de cámara, Gale es todo tuyo... ¿Algo más?

Me ha puesto nerviosa el giro de la conversación, todo por pedir que Gale me acompañe a cazar. Me molesta la insinuación que estaría dispuesta a deshacerme de Peeta, que estoy enamorada de Gale y que él dejaría botada a Madge por preferirme a mí, que era sólo una "amiguita" y que todo ha sido puro teatro. Me empiezan a arder las mejillas. Resulta humillante que crean que dedico tiempo a pensar en quién quiero que presenten como mi enamorado, teniendo en cuenta las circunstancias actuales.

- Cuando lleven a cabo la misión de rescate, yo también iré.

Silencio total. Noto que todos se tensan y luego se miran entre ellos, consultándose con las miradas.

- No -responde Coin sin más.

- Tengo que ir... ¿Quién sabe lo que les están haciendo ahora? -para rematarla, empiezo a sollozar y Gale me abraza.

- No has entrenado, soldado Everdeen - habla Boggs recién.

- ¡Entrenaré! ¡Haré todo lo que me digan que haga... pero déjenme que vaya! -chillo desesperada, esto se está saliendo de mi control- ¡Debo ir!

- Ya no hay tiempo suficiente -acota Jackson.

- No estás en las condiciones físicas ni mentales apropiadas -tercia Alma Coin y luego parece pensarlo, buscando las palabras-. No estás bien... tu estado... no es óptimo, no es el adecuado.

- ¡A Peeta y a mi mejor amiga los están torturando!... ¿Cómo quieren que esté en buenas condiciones mentales, sabiendo eso y quedándome aquí encerrada sin hacer nada? -estallo y vuelvo a sufrir otro ataque de llanto y Gale me saca de la sala a una indicación de la Presidenta.

Por la tarde tengo libre y pese a que me siento cansada, con dolor de cabeza y con algo de malestar al estómago, decido ir al hospital, no para que me revisen, de eso ya estoy harta. Quiero hablar con mi madre. Hay médicos a los que les puedo preguntar, pero me da un poco de vergüenza hablar de este tema con extraños. Tampoco es que tenga tanta confianza con mi madre, pero somos madre e hija, somos familia y, en fin, supongo que tiene más experiencia en el tema. Además, es una sanadora. Luego de esperarla un rato nos vamos a conversar a una sala de descanso del personal hospitalario.

- Mamá... necesito preguntarte... hay algo que quiero saber -empiezo dando rodeos, esto no es fácil.

- Adelante, hija... hace tiempo no hablamos tú y yo, puedes confiar en mí.

- Estoy preocupada, porque ...este... hace ya dos meses que no me llega -digo toda avergonzada, bajando la vista.

- ¿Qué es lo que no llega? -pregunta ella, sin entenderme... ¡rayos!

- La menstruación, mamá... el periodo... -al fin lo dije.

- Hija, me alegro que me tengas confianza para esos temas. Lo que te pasa no es tan extraño: has estado sometida a tantas presiones que no es nada raro que tu periodo se retrase o incluso se interrumpa por un tiempo, debido al estrés que estás soportando. Además, recibiste una fuerte descarga eléctrica y eso alteró todo tu organismo, incluyendo la menstruación -explica ella-. Es probable que pases unos meses sin tenerla y luego reaparezca de nuevo.

- ¿Y por qué me mareo, vomito y tengo náuseas? Cada vez que me siento mal, termino vomitando o desmayándome... y eso me perjudica porque no quieren llevarme al rescate.

Mamá me hace recordar que de niña fui así, enfermiza, con tendencia a los vómitos y desmayos cuando me agotaba o me estresaba mucho, también cuando tenía gripe o dolores de estómago. Que no tengo nada, sólo estrés y eso acentúa mis síntomas, que es la forma de reaccionar de mi cuerpo ante las presiones o dificultades. Por lo menos, ahora tengo una preocupación menos y me siento algo más tranquila. Además, ella prefiere que vayan otros al rescate, que ya he tenido suficiente acción y que no quiere despertar y encontrar una nota mía diciéndole que me he marchado.

A la hora de la cena me reúno con los Hawthorne en el comedor pero Johanna nos hace señas desde una mesa. Yo sigo a Gale llevando mi bandeja. Noto que mi ración es más grande que los días anteriores, supongo que es porque no quieren un Sinsajo debilucho. Mientras me trago los cereales calientes, la leche y la pastosa remolacha, veo un brazalector en la muñeca de Gale.

- ¿Cuándo lo has recuperado, soldado Hawthorne?

- Ayer. Pensaron que vendría bien como sistema de comunicación adicional cuando salga contigo.

- En fin, supongo que uno de los cuatro debe ser el accesible y tú pareces el más cuerdo de los cuatro -apunta Johanna con una sonrisa burlona.

- Por supuesto, después de pasar por la arena, ustedes tres quedaron chiflados de remate -le replica Gale, contestando por primera vez las ironías de Johanna, hasta le sonríe, cuando antes sólo la toleraba.

Al principio, dudaba si compartir con mis aliados la información que me dio Annie: que a Peeta se lo llevaron a una base secreta en el 2 y que la compañera de celda de Annie en el Centro de Tributos podría ser Madge. Hasta ahora no he dicho nada a nadie. Sin embargo, creo que Annie ya debe habérselo contado a Finnick y a Johanna, así que sólo es cuestión de tiempo para que Gale lo sepa y si alguien debe decírselo, soy yo, en honor a nuestra vieja amistad. Yo misma me enfadaría muchísimo si mi mejor amigo me oculta algo así de importante. Johanna confirma la información, tal como suponía, ya estaba al tanto. La cara de Gale se ensombrece y vuelve a su seriedad habitual.

- Es una trampa, seguro... tiene que ser una trampa como la de Finnick –indica y luego agrega mirándome directo a los ojos- ¿O tú crees que Snow iba a contarle algo así a Annie, sin pensar que ella te lo diría en cuanto tuviera la oportunidad? Está claro que él quería que rescatáramos a Annie porque en el fondo, no le servía de nada, ella no tenía información que sacarle... pero sí puede transmitir lo que él quiera que creamos... por eso la dejó ir.

- La usó como un charlajo -concluyo, Johanna y Gale asienten.

Al otro día me levanto y tengo asignado entrenamiento, entonces recuerdo que significa cazar. Después, vamos al 12, a grabar la propo.





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