Algunas personas necesitan que les choquen los cinco, en la cara... con una silla. Blaise es una de esas personas.
Mientras tiene todavía los labios en los míos decido probar una cosa desesperada por quitármelo de encima.
Muerdo su labio inferior, fuertemente. Blaise despega sus labios de los mios y maldice mientras aprovecho la distracción para separarlo de mí.
- ¡No me toques!- grito mientras choco mi puño contra su cara.
Blaise se tambalea sorprendido mientras trata de volver a equilibrar su cuerpo para no caerse de bruces. Nada más recuperarse se lanza hacia mí como si quisiera arrollarme. Antes de tan siquiera hablar, Blaise ya tiene mi cuello entre sus grandes manos y aprieta con fuerza.
- Ninguna chica me dice que no- gruñe enfurecido como si fuese un perro rabioso.
Levanto una de mis piernas y la estampo contra sus partes. Blaise se lleva las manos al lugar del impacto y cae al suelo en posición fetal.
- Si yo digo que no, es que no- digo mirando con desprecio como se retuerce en el suelo.
Nada más levantar la mirada del cuerpo de Blaise me encuentro con la de Draco quien nos mira desde la esquina del pasillo de las habitaciones de los chicos. ¡Genial! Pillada con las manos en la masa.
Draco se acerca a nosotros pero tan solo mira a su amigo unos segundos mientras pronuncia unas palabras.
- Oh, Blaise, que bajo has caído.
No sé si esas palabras son más ofensivas para mi que para Blaise. Draco se acerca peligrosamente a mi mientras vuelvo a mirar a Blaise quien todavía se agarra sus partes con las dos manos. Al final va a ser verdad eso de que tener las rodillas huesudas ayuda en algo.
Doy un pequeño jadeo de dolor cuando Draco toma una de mis manos. Bajo la mirada y me doy cuenta de que tengo sangre en los nudillos. Mi sangre.
- Deberías...- comienza Draco.
- Estoy bien- digo retirando la mano bruscamente.- Me ocuparé de eso mañana.
Sin añadir nada más desaparezco de nuevo hacia el pasillo de las chicas y de vuelta a la habitación, dispuesta a acostarme y tratar de olvidar todo este maldito episodio.
- ¿Qué te ha pasado en los nudillos?- pregunta Pansy mientras las tres caminamos hacia el comedor para tomar el desayuno.
Me miro la mano y me doy cuenta de que todavía llevo los nudillos hechos un desastre. La sangre se ha secado sobre la piel y he olvidado por completo que tenía que hacer algo con ello.
- ¿Y qué le pasa a tu labio?- pregunta mi otra compañera mientras señala mi boca.- Tu eres la chica que pego ayer por la noche a Blaise.
Las dos se miran entre sí con asombro. El rumor ha comenzado y pronto se extenderá por toda la escuela.
- Mejor...- trato de decir.- Me voy a lavar la mano.
Me doy la vuelta en el pasillo lleno de estudiantes y me voy al baño de la primera planta en el que oí a Draco hablar con una chica, dejando así a mis compañeras de cuarto totalmente tiradas.
En lugar de subir las escaleras tranquilamente, voy corriendo por los pasillos. Nada más entrar en el baño abro uno de los grifos y coloco mi mano bajo el chorro de agua helada.
- ¿Quién eres tú?- pregunta una voz chillona por encima de mi.
Cuando levanto la cabeza doy un bote hacia detrás por la sorpresa. Una chica con gafas y coletas me mira sentada en lo alto del espejo del lavabo. Es transparente como los demás fantasmas, por lo que deduzco que también es uno.
- Soy... soy Miranda Moon- respondo con nerviosismo.- ¿Quien eres tú?