LOUDER | RM

By DewMiracle_

157K 12.1K 2.6K

Pasamos mucho tiempo preguntándonos si lo que sentimos es amor, es simple. Si lo que quieres es cambiar al ot... More

Sinopsis
Capítulo 01: Hallucinations
Capítulo 03: Loyal partner
Capítulo 04: ¿Tu familia?
Capítulo 5: Sobrevivir en la costumbre.
Capítulo 6: Alguien como tú
Capítulo 7: Al menos toma algo de sopa
Capítulo 8: ¡Cristina!
Capítulo 9: No sabes lo mucho que necesitaba esto
Capítulo 10: Eres mía
Capítulo 11: Te amo más que a nada.
Capítulo 12: Sólo con una condición
Capítulo 13: Porqués
Capítulo 14: Y los tuyos a barbacoa
Capitulo 15: Ropa, putas y dónde esta Samu?
Capítulo 16: Y yo no quiero dejarte sola
Capitulo 17: Si, ya es oficial
Capítulo 18: La peor versión de mi
Capítulo 19: Es una locura del cura
Capítulo 20: ¡Eso era lo que quería el desgraciado!
Capítulo 21: Noche de Chicos
Capítulo 22: #19DelPejelagarto
Capítulo 23: ¡Titanic!
Capítulo 24: Su límite es el infinito.
Capítulo 25: ¿Adrián?
Capítulo 26: Me veo contigo en todo sentido.
Capítulo 27: Biología Marina.
Capitulo 28: ¿Han usado condón?
Capítulo 29: ¡¡¡Como anda la banda!!!.
Capítulo 30: Resaca de los infiernos.
Capítulo 31: ¿Estás hablando francés?.
Capítulo 32: Esperaba que acaben juntos.
Capítulo 33: Alerta rubio en la cafetería.
Capítulo 34: Tendrás que cambiar pañales.
Capítulo 35: Eres una basura.
Capítulo 36: Nada juntos.
Capitulo 37: Quiero que sea hoy.
Capítulo 38: Cuando estés lista, mi amor.
Capítulo 39: A dormir, claro...
Capítulo 40: Punta Cana.
Capítulo 41: ¿Nunca has pensado en regresar?
Capítulo 42: ¡Embarcando! ¡Embarcando!
Capítulo 43: ¿Has dicho Ricky Martín?
Capítulo 44: Vivía mejor en la ignorancia.
Capítulo 45: Te amo, papá.
Capítulo 46: ¿Estás borracha?.
Capítulo 47: ¡No me toques!
Capítulo 48: ¿Por qué no hoy?
Capítulo 49: Me gustaría hacerlo aquí.
Capítulo 50: Última noche.
Capítulo 51: Ser algo para alguien.
Capítulo 52: Alguien deseable.
Capítulo 53: Dejarla ir.
Capítulo 54: La misma fauna.
Capítulo 55: Idiota importante.
Capítulo 56: Amor recíproco.
Capítulo 57: Dos en el mundo.
Capítulo 58: Mental slowness
Capítulo 59: ¿Qué saben de ellos?
Capítulo 60: Con el mundo encima.
Capítulo 61: Vómito cósmico y agua mineral.
Capítulo 62: Sesión acaramelada.
Capítulo 63: Antes del amanecer.
Capítulo 64: Happy birthday to me.
Capítulo 65: Diferencia abismal.
Capítulo 66: Cosas serias.
Capítulo 67: Doble condón.
Capítulo 68: Malditamente cornuda.
Capítulo 69: Golpe de Realidad.
Capítulo 70: Eco en mi cabeza.
Especial 1\5.
Especial 2\5.
Especial 3\5.
Especial 4\5
Especial 5\5.
Capítulo 71: Aprendiz de Neruda.
Capítulo 72: Las historias de Pedro.
Capítulo 73: Mariscal de campo.
Capítulo 74: Mariscal de campo #2
Capítulo 75: Cargo de conciencia.
Capítulo 76: En la dulce espera.
Capítulo 77. Karma is me.
Capítulo 78: Sustituto de Él.
Capítulo 79: La he visto en alguna parte.
Capítulo 80: Tu palabra no tiene valor.
Capítulo 81: Una gran interpretación.
Capítulo 82: La ola está llegando.
Capítulo 83: Mudanza permanente.
Capítulo 84: ¿Y quien es Abraham?
Capítulo 85: ¿Qué pasa si te beso ahora mismo?
Capítulo 86: ¿Qué hacía en el hospital?
Capítulo 87: Remendar vínculos.
Capítulo 88: Eterno adiós.
Capítulo 89: Estímulos.
Capítulo 90: Príncipe azul.
Capítulo 91: Resurrección.
Capítulo 92: Cigarros y ansiedad.
Capítulo 93: Salud Mental.
Capítulo 94: Canción de Cuna.
Capítulo 95: Impedimentos.
Capítulo 96: Decisiones.
Capítulo 97: Te amo, Boli.
Capítulo 98: Tú, el amor de mi vida.
Capítulo 99: Sanar.
Capítulo 100: Kiss me, Abraham. .
Capítulo 101: Por la garrita.
Capítulo 102: Un gran paso.
Capítulo 103: Iluminados y Eternos.
Capítulo 104: Live without her
Capítulo 105: En torno a ti.
Capítulo 106: You hurt me
Capítulo 107: Bonjour París
Capítulo 108: Llanto Internacional.
Capítulo 109: Vegetarianismo.
Capítulo 110: Segundo Plano
Capítulo 111: Hablemos del pasado.
Capítulo 112: Cábala
Capítulo 113: Hola, goose
Capítulo 114: Thanks, my handsome..
Capítulo 115: Para ti, Jari.
Capítulo 116: Millón de Millas.
Capítulo 117: Béni Froide
Capítulo 118: I want to kiss you.
Capítulo 119: August, 23.
Capítulo 120: Jesus, Welcome to my heart.
Capítulo 121: A bit of me
Capítulo 122: Miles de Muchas Cosas
Capítulo 123: ¿Mala Decisión?
Capítulo 124: Six mois
Capítulo 125: Indicios
Capítulo 126: Más que ojos bonitos, ojos sinceros.
Capítulo Final
Epílogo
THE QUEEN IS BACK
EXTRA I | Valentía robada
Extra II | Un amor de avión
Extra III | Cuatro años de victoria | PARTE 1
Extra III | Presentimientos | PARTE 2
¡NUEVO PROYECTO!

Capítulo 02: Él era felicidad.

2.2K 180 12
By DewMiracle_

¡Me estaba sumergido en lo patético! Aclaremos: la loca en suceso (hola, que tal) siempre suele persuadir su persona cuando conoce a alguien. ¡¿Por qué ahora tenía que ser lo contrario?! Le sonreí. Con la poca dignidad que le queda a mi faceta frívola de personalidad quise irme, tenía que evitarlo, quería salir de ahí ¡Era patético! Me invadió la indignación. ¿Por qué el que no conocía venía a hacerme sonreír?

Y no quedó de otra, me encerré en el baño, lloré y vomité abruptamente. Me di cuanta que ya no había más comida en mi cuando hilos de sangre se despedían de mi interior. Me estaba destruyendo por dentro y lo disfrutaba. ¡Cuanto placer! ¡Alguien que me traiga un vaso de agua, se lo vómito encima también! Me reí de mi misma y me coloqué la máscara de "¡mírenme, irradió felicidad!"

Grité en el baño y enseguida Cristina entró con un vaso con agua, rutina amistosa, yes. Me dejó tomar agua y me cepilló los dientes a la fuerza, no me dijo nada porque sabía que si llegaba a pronunciar palabra yo iba a ser capaz de romperle el vaso de vidrio en la cabeza. En esa escena aparecieron varias personitas que adornaron mi desesperada infancia. Dos ejemplos rapidísimos:

Escena 1

Rebeca. ¡Cómo olvidarte! En algún momento pensé que era mi amiga. Resultó ser una imbécil, como todas. Y además, la protagonista de uno de los peores recuerdos del maldito primer colegio al que fui. Ella, delgada y morena. Yo casi obesa y blanca como los dientes de mi gato.

Una profesora nos pidió que alguien le alcanzase, por favor, la guitarra que estaba detrás de un mostrador de madera. Para acceder a la guitarra había que pasar por un estrecho (bueno, no tan estrecho) espacio entre la pared y el mostrador. Yo, voluntariosa y alumna predilecta, me levante para hacerlo y sucedió lo obvio: no pasé. Era un tanque, he de admitirlo.

Entonces, Rebeca —morena, graciosa, con una sonrisa resplandeciente— se acercó dando saltitos al cántico de:

"Yo voy a Slim, voy a Slim. Yo voy a Slim, voy a Slim".

¿Qué más puedo agregar? Rebeca, alcanzó la guitarra y yo me puse colorada. Y a llorar, supongo. Intento, porque no me acuerdo. Si me acordara de todas las humillaciones por las que pasé, no tendría que estar viva en este momento. Bueno, como si no hubiera intentado autoeliminarme.

Escena 2.

Felípe. Esto es peor.

Todavía no les conté, pero me cambié de colegio cuatro veces. Rebeca y Felípe iban a mi primer colegio. Yo ya estaba en el segundo, pero como mis primas seguían yendo al primero y las maestras me habían pedido que no me fuera, decidí visitarlas. Entonces pasé por el maldito Pedagógico y sentí el olor de la humillación.

Estaba más gorda que nunca. Me habían crecido unos pechitos de grasa que eran bastante desagradables. Era verano, pero tenía vergüenza de mostrar mi cuerpo, entonces tenía una remera mangas largas. Todavía no usaba corpiño, así que mis tetitas eran bastante antiestéticas. Me sofocaba el calor. No miento, entré sigilosamente al aula y no había nadie. Fui al patio y vi a los chicos, sorpresivamente estaban acompañados de las chicas.

Hasta ese momento siempre había sido muy femenina, o al menos creía que lo era. No se me cruzaba por la cabeza la idea de jugar al fútbol, eso era cosa de hombres. Me invitaron a jugar y me negué (otra vez excluida). Me quedé sentada cortando el pastito del patio del colegio y digo "patio" para no tener que explicar que eran varias hectáreas de hermoso parquizado, lleno de árboles, pinos y demás. Después de todo se fueron a trepar árboles.

Peligro: no sé trepar árboles. Es decir, si sé, pero nunca me animaba. Tenía la estúpida idea de que el árbol no iba a poder soportar mi peso. Y de hecho, sentía que las ramas se derretían debajo de mi. Por eso, mientras todos trepaban árboles y jugaban a quien subía más alto, yo quedaba afuera. Abajo. Con las hormigas y los seres humanos arriba. El tema es que después se cansaron de trepar y caminamos todos juntos entre los árboles, arrancando hojitas. Me sentía bien. Todos estábamos abajo. Cuando de repente a Felípe se le ocurre hacer un comentario filoso. ¿Ya les dije que me gustaba Felípe? Por eso cuando me miró y abrió la boca, mi corazón se empezó a mover con más ganas (además que estaba caminando a una velocidad considerable para mis 64 kilos de grasa). Felípe me miró y me dijo: "Y pensar que cuando eramos chiquitos eras la más linda. Eras hermosa". Yo me sonrojé y dije bajito: "Gracias". Entonces Felípe prosiguió: "¡Cómo cambia la gente! ¿No?"

Mi mundo se disolvió. Esperé unos cuantos minutos antes de ponerme a llorar. Esperé estar sola, claro. Quizá, si alguna vez, después de escribir vez esto me cruzara con Rebeca o con Felípe o alguno de los otros me dirían que no recuerdan estas anécdotas. Así es el humano: subjetivo y con memoria selectiva.

Y siguiendo con mis traumas, recuerdo a mis padres. No es que nunca me hayan apoyado, nada que ver. Siempre estuvieron dispuestos a ayudarme y cumplirme los caprichos. Soy la perfecta caracterización de la hija única de padres de clase media alta, estadounidense. Nací en España pero me crié en Estados Unidos, con descendencia alemana y española.

Bueno, hija única fui hasta los siete años, cuando se le ocurrió nacer a mi hermano. En fin, la cosa es que nunca dejé de ser hija única, no porque mi hermano no existiera, sino porque yo siempre tuve diferentes necesidades. Me llevo siete años con mi hermano, es decir: nuestras necesidades eran diferentes, pero seguía teniendo caprichos de hija única.

Escena 3

Noche, comedor diario. Sentados a la mesa, mis progenitores, mi hermano y yo. Trece años tenía en ese entonces y seguía pesando 64 kilos, claro.

—Deja la mayonesa -dijo papá.

—¿Por qué? -pregunté inocentemente.

—Porque engorda mucho -me contestó.

En aquel momento mi mente infantil no me dejó leer entre lineas, pero el episodio fue lo suficientemente perturbador para que cuatro años después lo siga recordando. Mi papá me estaba diciendo que estaba gorda, pero como siempre, en mi casa las cosas no se dicen directamente.

Aquella noche no dejé la mayonesa, pero tampoco dejé de pensar en la cara de mi mamá mirando comer casi con asco y en por qué ella usualmente comía ensalada. Lo que nunca cuestioné era por qué ella era esquelética y yo obesa.
No lo tenía en cuenta, yo estaba bien. Mis padres me decían que tenía que comer y que no. Se empezaron a preocupar por mi aspecto físico pero jamás se preocuparon porque yo no tenía amigas, porque leía demasiado, porque no recibía llamadas telefónicas ni quería festejar mi cumpleaños. Esas cosas no parecían interesarles y se escuchaban con la siguiente frase: "Es una nena especial".


Y eso fue lo que le conté a Abraham cuando me preguntó sobre mi. Habíamos salido a tomar algo esa noche. Yo estaba sentada  frente a él en la gran mesa en la que nos hallábamos.

Yo, observando como disgustaba (¿no le gustaba?) su helado, levantó la mirada y volvió a conectar sus ojos con los mios, me mira, y no sé porque lo hace es como... Como si intentará descubrir algo, no sé si creerá en eso de que las miradas hablan, su mirada no es fría, ni intimida. De hecho, es dulce y curiosa, me sonrió... Me sonrió, y sentí ganas de llorar, de abrazarlo y llorar.

—Po... Por... ¿p-porqué me miras... Así? -tartamudeo.

—¿Así cómo...? -susurró relamiéndose los la labios, lo que me puso más nerviosa.

—Así...

—¿Quién eres? -me interrumpió.

—¿Qué? -dije, levantando la mirada.

—¿Por qué me llamas tanto la atención? ¿qué tienes? -susurró.

—No sé, dime tú...

—Mirame -ordenó.

Y así hice, lo miré a los ojos y aunque eran cafés en ellos vi colores que nunca había visto antes, vi felicidad, no sé como pude reconocer algo que yo no conocía, pero así lo sentí, sentí que él era felicidad...

Apreté los párpados tratando de reprimir las lágrimas que intentaban escarpar, no podía llorar, él no podía generar esto. Me puse de pie con la intención de irme, de salir de allí, ya estaba llorando y no dejaría que me viera así.

—¡Espera! -dijo, tomando mi muñeca- no te vayas...

—Debo... Debo irme -hablé intentado zafarme de su agarre.

—Dame una razón, solo una y te dejaré en paz -condicionó.

—Yo... No puedo estar aquí, tú.. tú... eres.. -balbuceo.

—¿Qué? ¿soy qué? -insistió, tomando mis manos.

—No te conviene estar cerca de mi... -susurré bajando la mirada.

—¿Por qué? -insistió, tomando mis manos con firmeza.

Y ahí fue cuando llore, no pude más solo me deje llevar por el momento, no me importaba que me viera ni que eso generará más preguntas de su parte, solo llore, necesitaba hacerlo. Me. abrazó, gesto que me sorprendió, dejó que mi cabeza repose sobre su hombro y que me rostro de hunda en su cuello, accedí a su abrazo al cual antes ni me inmutaba y enrede mis brazos por su cintura.

—Puedes confiar en mi... -susurró a mi oído.

Continuará...

Continue Reading

You'll Also Like

99.9K 6.4K 66
Kimberly Grey no ha tenido mucha suerte en su vida. Con tan solo diecisiete años ha pasado por situaciones muy complicadas y que le serán muy difícil...
7.4K 347 40
SAMIRA y ANDREA son dos universitarias muy diferentes, este año será un nuevo comienzo para Samira ya que es nueva , y bueno..ojalá sea un bueno año...
Mi Delito By Cami G.

Mystery / Thriller

4.5K 321 51
En un pueblo llamado San Fermín vive Sara, en una vieja mansión se escucha su llanto y en un altar escondido, un Cristo cubierto de sangre, llora a l...
33.8K 1.5K 45
LIBRO I & II Un amor de esos que todos buscamos, de esos que te dejan un buen sabor de boca pese a todo lo malo que alguna vez pasaste. Kat y Charlot...