Sinsajo Herido

Por TallerDeLuzArtesana

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Katniss y Peeta ya son marido y mujer, van juntos al Vasallaje de los Veinticinco y enfrentan la muerte una v... Más

Nota de la Autora
Capítulo 1: Aliados.
Capítulo 2: Tenemos Nuevos Aliados
Capítulo 3: Mutos
Capítulo 4: Tic-Tac, Esto es un Reloj
Capítulo 5: ¿Qué Rayos Pasa Aquí?
Capítulo 6: Besos y Pasión en la Arena.
Capítulo 7: Yo te Necesito...
Capítulo 8: El Rayo
Capítulo 9: En Recuperación y Adaptación
Capítulo 10: Alma Coin
Capítulo 11: Fugitivos
Capítulo 12: ¿Qué fue de ti...?
Capítulo 14: Cenizas, Silencio y Desolación
Capítulo 15: El Recuerdo de Rue
Capítulo 16: Distrito 8
Capítulo 17: El Sinsajo
Capítulo 18: ¡Estás Vivo!
Capítulo 19: ¿Qué te han hecho?
Capítulo 20: Segunda Fuga
Capítulo 21: Problemas y Rescate I
Capítulo 22: Enjaulada en el 13
Capítulo 23: La Advertencia
Capítulo 24: Rescate II
Capítulo 25: Escape en Llamas
Capítulo 26: Tú Saltas...
Capítulo 27: La Revelación
Capítulo 28: Prisionera
Capítulo 29: ¡Lo Pagarás...!
Capítulo 30: Sinsajo Herido
Capítulo 31: Boda
Capítulo 32: Rumbo al Capitolio
Capítulo 33: Escuadrón 451
Capítulo 34: ¿Real o No?
Capítulo 35: Atrapados
Capítulo 36: Quédate Conmigo
Capítulo 37: Peeta vs Gale
Capítulo 38: Fuego Cruzado
Capítulo 39: Dudas
Capítulo 40: La Ejecución
Extra + Agradecimientos

Capítulo 13: Gale & Madge

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Por TallerDeLuzArtesana


Al amanecer me despierto y me levanto con sigilo, los demás duermen aún y no los quiero despertar. He dormido apenas unas pocas horas, por la angustia y las pesadillas, propias y ajenas. Luego de unos minutos siento unos pasos y alguien se sienta a mi lado, frente a la entrada de la casa, ambos mirando hacia el lago. Es temprano, no deben ser las siete aún. 

- Toma Catnip, te traje té -Gale me alarga el tarro que humea de lo caliente que está.

- No tenías que molestarte -le contesto fingiendo indiferencia al ver sus ojos rojos e hinchados de haber llorado anoche -¿Duermen Finnick y Johanna?

- Sí, por fin conciliaron el sueño profundo... aunque Finnick me despertó un par de veces murmurando el nombre de Annie o dándose vueltas -indica intentando sonreír pero no lo logra, se sienta y deja el tarro en el pasto.

- Bienvenido al mundo de las pesadillas post-Juegos del Hambre -le digo irónica.

Gale intenta mantener la conversación haciendo comentarios del tipo "odio a Snow y los Juegos del Hambre", pero es evidente que eso no es lo que le preocupa más. Lo noto inquieto, como si tuviera urgencia de hacer algo... ir a buscar a Madge, supongo.

- Ya deberíamos despertarlos, ¿no crees?... digo, para partir temprano y ganar tiempo -señala mirando hacia la casa.

- ¿Quieres ir al 12 por Madge? ¿crees que ella está ahí? -le pregunto.

- No lo creo, estoy seguro... aquí en su diario escribió que regresó al 12 por si hay sobrevivientes y por si he vuelto por ella -puntualiza con un nudo en la garganta y me extiende el diario abierto. 

Le hago un gesto con la mano que no quiero leerlo, creo que son cosas íntimas y aunque sea mi mejor amiga, respeto su privacidad. Entonces recuerdo lo poco que leí ayer, las dudas de Madge sobre los verdaderos sentimientos de Gale por ella y decido confrontarlo y averiguar qué tan reales fueron las lágrimas de anoche. Él ignora que lo vi, así que lo mantengo en reserva por ahora hasta saber la verdad.

- Así que ahora vienes a lamentar que Madge ya no está para seguir aprovechándote de ella... tendrás que conformarte con las chicas sobrevivientes o las del 13, a ver si alguna cae en tus brazos -le digo con sarcasmo para ver su reacción. De inmediato, Gale pica el anzuelo.

- Oye, ¿quién te crees que eres para criticarme por tener algo con Madge, después de lo tuyo con Peeta? -me lanza de vuelta enojado-. Además, no me aproveché de Madge, ella vino al bosque y al lago porque quiso... no la obligué a nada y no hicimos nada que ella no quisiera... y para que sepas, le gustó mucho todo lo que hicimos... la pasó muy bien conmigo y besa mejor que tú -me espeta y me quedo boquiabierta al oír semejante confesión.

- No te critico que tuvieras algo con Madge si hubieras sentido algo por ella... pero sí te recrimino que te aprovecharas de su ingenuidad, cayó en tu trampa igual que tus presas y te aprovechaste de ella.

- ¡Eso no es cierto! ¡tú no estabas en el 12 para saber cómo fueron las cosas! No sabes nada de lo que yo siento por ella -me responde ofendido-. Mientras tú estabas con Peeta en el Vasallaje, Madge y yo tuvimos algo intenso... pero duró poco y ya no está conmigo. Madge sí me importa, Katniss -finaliza con voz triste. 

- ¡Pues entonces debiste salvarla! Así seguirías disfrutando sus besos, si dices que yo beso tan mal -le contesto enrabiada, no tanto por la comparación si no por la pérdida de mi mejor amiga.

- No tienes idea cuánto me atormenta haberla dejado ir... no debí permitirle que fuera por sus padres, era inútil -señala arrepentido-. Ya casi no caían bombas pero gran parte del distrito ardía y ella quiso ir a buscarlos, le dije que no fuera, que los aerodeslizadores podían regresar... pero se soltó de mi mano y me dijo que tenía que ver si estaban vivos, Madge pensaba que no habían bombardeado su casa porque su padre era el alcalde... pero ni eso les importó, lo bombardearon todo. "Nos vemos en el lago", fue lo último que Madge me dijo esa noche. Cuando llegamos con los sobrevivientes aquí, la busqué y me desesperé cuando me di cuenta que no llegó; a los tres días llegaron al rescatarnos desde el 13 y yo quería quedarme a esperarla o ir por ella pero tenía el brazo herido y me insistieron que subiera. Cuando vi todo desde el aire, todo el distrito destruido, pensé que Madge no lo había logrado y que era inútil seguir esperando, todos me convencieron de eso... y ahora no sabes cuánto me arrepiento de no haberme quedado o no haber vuelto antes. Ella logró escapar del fuego y llegó aquí como dijo... me esperó una semana y me dejó su diario para que supiera que estuvo aquí...lo último que escribió es que fue al 12 a ver si acaso alguien más sobrevivió para traerlo, así que yo voy para allá... con o sin ustedes tres -finaliza, decidido, entre lágrimas. 

- Me dijiste en el 13 que tú y Madge salieron a un par de citas solamente -le señalo recordando la conversación en un pasillo, luego de escuchar todo el relato. 

- Fueron más, tuvimos varias citas en el bosque y una vez aquí en el lago. La primera vez la encontré llorando por ti, en la piedra donde nos reuníamos para cazar, ahí supe que tú la habías traído antes y que hasta le enseñaste a disparar...

- Bueno, ella quería conocer el bosque, le enseñé a cazar pero su puntería no era muy buena que digamos y no quería matar a ningún animal... también le enseñé las plantas comestibles y lo que sí aprendió bien fue a subirse a los árboles -recuerdo con nostalgia. 

- Sí, cuando veníamos al bosque ella se subía y me tiraba las manzanas y las ciruelas -recuerda Gale también nostálgico -también le mostré los fresales y comimos fresas hasta casi enfermarnos -sonríe con tristeza. 

- ¿Y qué más hicieron? -pregunto con curiosidad.

- Bueno, supongo que lo mismo que tú y Peeta allá en el Capitolio... ¿o fue todo una estrategia otra vez? -pregunta.

- No, yo me enamoré de verdad de Peeta -respondo con un nudo en la garganta -sólo que no me di cuenta hasta que fue un poco tarde...

- Pues estamos iguales, Catnip... yo también me enamoré de verdad y no me di cuenta hasta que fue tarde -repone Gale y lo miro sorprendida.

- Pero en el 13 dijiste, textualmente, "salimos, pero no dije que estuviera enamorado de Madge" -le hago recordar.

- Lo dije porque intentaba convencerme a mí mismo que así era... pero era mentira, por dentro sabía que extrañaba a Madge cada vez más y que lo nuestro no fueron sólo citas para consolarnos porque te habías ido otra vez al Capitolio y los Juegos -explica- Fue mucho más... me di cuenta que era una chica muy especial, tierna y dulce, muy bondadosa también y que la había juzgado mal sólo porque era la hija del alcalde Undersee. 

- Pero me diste un beso, Gale, antes que yo me fuera a la Gira de la Victoria con Peeta... y en esta misma casa me dijiste "te amo"...

- El beso fue meses antes que volvieras a los Juegos del Vasallaje... entonces yo sentía cosas por ti y tenía celos de Peeta porque sentía que me estaba robando no sólo a mi mejor amiga si no a mi compañera de caza y sí, en esa época estaba enamorado de ti o creía estarlo... pero cuando besé a Madge, desde el primer beso que nos dimos esa tarde en el bosque, sentí algo diferente, que no había sentido cuando te besé ese día... porque tú no me besaste en verdad... fue como besar a un borracho, no cuenta -expresa y me quedo muy asombrada.

- ¿Cómo lo sabes? -pregunto, sobre todo para ocultar mi verguenza- ¿Has besado a algún borracho?

Supongo que Gale habrá besado a chicas a diestra y siniestra si era tan popular, candidatas había de sobra. Nunca había pensado mucho en ello.

- No -responde sacudiendo la cabeza -pero no cuesta imaginarlo.

- Entonces, ¿no has besado a otras chicas aparte de Madge y yo?

- No he dicho eso. Tú sólo tenías doce años cuando nos conocimos... y eras real un dolor de cabeza, ¿sabes? Mi vida no se limitaba a cazar contigo -confiesa y de repente siento verdadera curiosidad.

- ¿A quién más besaste? ¿Y dónde?

- Demasiadas para recordarlo. Detrás del colegio, en la escombrera... Muchos sitios.

Pongo los ojos en blanco.

-Entonces, ¿Cuándo me hice yo tan especial? ¿Cuando me llevaron al Capitolio?

- No, unos seis meses antes. Justo después de Año Nuevo. Estábamos en el Quemador, comiendo uno de los guisos de Sae la Grasienta y Darius te tomaba el pelo diciendo que te cambiaba un conejo por un beso. Y me di cuenta... que sí me importaba.

Recuerdo aquel día. Hacía un frío que pelaba y ya había oscurecido a las cuatro de la tarde. Estuvimos cazando, pero la intensidad de la nevada nos hizo devolvernos a la ciudad. El Quemador estaba abarrotado de gente que buscaba refugio del mal tiempo. La sopa de Sae, hecha con el caldo de los huesos de un perro salvaje al que habíamos matado una semana antes, estaba por debajo de la expectativa normal. Sin embargo, estaba caliente y yo estaba hambrienta, así que me la zampé sentada con las piernas cruzadas sobre su mostrador. Darius estaba apoyado en el poste del local haciéndome cosquillas en la mejilla con la punta de mi trenza mientras yo lo apartaba a manotazos. Me explicaba por qué uno de sus besos se merecía un conejo, quizás dos, ya que todos sabían que los pelirrojos son los hombres más viriles. Y Sae la Grasienta y yo nos reíamos, porque estaba muy ridículo e insistente y no dejaba de señalarnos a las mujeres del Quemador que, según decía, habían pagado más de un conejo por disfrutar de sus labios. "¿Ven esa? ¿La de la bufanda verde? Anda y pregúntale. Si es que necesitas referencias".

Aquello pasó a un millón de kilómetros de aquí, hace mil millones de días.

- Darius estaba bromeando -digo.

- Seguramente, aunque de haberlo dicho en serio, tú habrías sido la última en enterarte -responde Gale-. Mira a Peeta. Mírame a mí. O a Finnick. Empezaba a preocuparme que te hubiera echado el ojo encima cuando los vi tan alegres en el comedor del 13 el otro día, pero parece haber vuelto a lo suyo.

- No conoces a Finnick si crees que se enamoraría de mí.

- Sé que está desesperado -replica él encogiéndose de hombros-. Las personas desesperadas hacen todo tipo de locuras. 

No puedo evitar pensar que lo dice por nosotros. Finnick desesperado por rescatar a Annie, Gale por encontrar a Madge y yo por salvar a Peeta. Tan desesperados que nos arrancamos de Coin y su guarida subterránea y vamos rumbo al Capitolio por nuestros seres queridos. Pero primero nos detendremos en el 12 para buscar a Madge y ver si hay algún sobreviviente más que rescatar. Por improbable que parezca encontrar a Madge con vida, sé que Gale no dejará de intentarlo; por otro lado, ya me convenció que sí siente algo por mi amiga. Además, es porfiado y testarudo, así que será inútil convencerlo de no ir. De todos modos, tenemos que pasar por ahí rumbo al 11 para abordar el tren al Capitolio. Y se lo debo a Madge, hay que intentarlo. Ver si sigue con vida, ya sea en el bosque o en nuestro distrito... o lo que haya quedado del 12. Necesito comprobar con mis propios ojos la destrucción de la que me ha hablado Gale, la devastación del distrito, la crueldad de Snow contra personas totalmente inocentes, que no tenían culpa alguna más que ser mis vecinos.

- Entonces, cuando yo me fui al Vasallaje y me casé con Peeta, ahí me cambiaste por Madge -replico al final de una pausa.

- No era mi intención buscar un reemplazo tuyo en Madge... simplemente ocurrió, Katniss. Yo no sé cuánto tiempo llevaba Madge enamorada de mí, pero yo me enamoré de ella casi sin darme cuenta siquiera -rememora mi amigo- . Vale, sé lo que estás pensando, que la busqué como un consuelo fácil y a la mano, pero el tiro me salió al revés y ahora soy yo el que sufre por ella. He estado con otras chicas antes, pero ninguna como Madge... ella es... diferente y especial. 

- No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes -remato yo, pensando en mi propia historia con Peeta, cómo me angustié las noches previas al Vasallaje pensando que podían matarlo, por no hablar de mi histérica reacción cuando se dio contra el campo de fuerza. 

- Un viejo dicho muy cierto -concluye Gale y alguien se levanta, camina hacia nosotros y se para junto al hueco de la puerta.

- Oigan, ustedes los primos, les importaría facilitarme ese tarro para hacer más té de menta... creo que el suyo ya se enfrió... y Finnick y yo queremos desayunar algo caliente -dice Johanna Mason con ironía al pronunciar lo de "primos".

- Buen día, Katniss... buen día, Gale -oímos la alegre voz de Finnick a nuestras espaldas y Gale se gira para alcanzarle el tarro a Johanna.

Después de hacer y calentar más té reunimos las cosas sin hablar mucho. Tipo diez de la mañana, antes de partir, nos damos un refrescante baño en el lago porque la temperatura ya ha subido bastante y el sol está bien alto en el cielo. Finnick, en ropa interior, se lanza un clavado desde el muelle, feliz de la vida. Por primera vez desde que salimos de la arena, lo veo sonreír, de verdad. El agua lo transforma, recuerdo cuando se zambullía en el agua de la playa y parecía un auténtico animal marino, bueno, ahora es igual, sólo que el agua no es salada. Johanna lo hace de nuevo, se quita toda la ropa y se lanza al agua tal como llegó al mundo. Pongo los ojos en blanco y cara de fastidio otra vez.

- Oye, ¿qué problema tiene la gente del 7 con la ropa? ¿no les gusta andar vestidos? -me pregunta Gale, haciéndome reír a mí ahora.

- Sólo Johanna tiene problemas en soportar la ropa puesta mucho rato... no recuerdo haber visto gente desnuda en el 7 cuando estuvimos de gira por ahí -le contesto, muerta de risa y por un rato, pese a la situación, ambos nos reímos de buena gana. 

Me saco el uniforme y Gale hace lo mismo, quedamos en ropa interior y nos vamos a dar un baño con Finnick y Johanna. Por un rato, nos refrescamos felices. Si alguien nos viera sin saber en qué estamos metidos, sólo diría que es un grupo de jóvenes divirtiéndose en un lago. Pero hay que volver a la realidad y la mirada melancólica de Gale, seguramente recordando algún momento especial con Madge aquí mismo, me indica que el recreo debe terminar. Nos vestimos sobre la ropa interior mojada, el calor del verano nos secará rápido.

Tres horas después hacemos una pausa para descanso y comida. Gale destripa el conejo con uno de los cuchillos y yo enciendo el fuego. Johanna arma el espetón, Finnick no sabe qué hacer y decide examinar los arcos que Gale y yo fabricamos. No los hemos usado mucho pero ahora que nos acercamos al 12 puede que encontremos presas fáciles que apuntar. He recogido muchos dientes de león por el camino y otras plantas comestibles: lechugas silvestres, cebollines y raíces de saeta. Como no tenemos sal ni aceite, Gale y yo empezamos a comer las hierbas sin más, tal como están luego de limpiarlas bien... pero Finnick y Johanna parecen tener dudas de probar, pero supongo que el hambre puede más porque al rato están masticando también. "Me siento como un conejo... comiendo lechuga y hierbas", comenta Finnick y nos hace sonreír otra vez. Recojo los huesos del conejo asado y los junto con los de anoche y el del último pavo, ahora que tenemos el tarro podremos hervir una sopa con los huesos y las verduras. También tenemos una media docena de peces que los chicos pescaron en el lago pero los dejamos para la noche.

Mientras Gale dormía siesta, la curiosidad fue más fuerte y le saqué con sumo cuidado el diario de Madge del bolsillo trasero de su pantalón. Me puse a hojear y leer párrafos mientras Mason y Odair montaban guardia tras el almuerzo. 

"Querido Diario: Estoy muy, muy triste, anochece y ha pasado otro día sin saber nada de Gale ni el resto de los sobrevivientes, ya es mi cuarto día sola en esta casa. He salido cada día a recolectar bayas, hierbas y frutas para alimentarme... Gale se llevó los arcos, los cuchillos y la red de pescar, aún así, no sería capaz de matar un animal. Entiendo que él y Katniss lo hacían para sobrevivir y alimentar a sus familias... pero yo no podría matar, prefiero alimentarme con bayas y huevos. 

¿Dónde estás Gale? ¿por qué no has venido por mí? Espero que no te haya pasado nada malo si te internaste en el bosque con los sobrevivientes. Lo único que se me ocurre es que han regresado al 12 y nos desencontramos en el camino.

Seguiré esperándote... por si vuelves, te amo Gale. Tuya, Madge."

Claro, Madge no tenía idea de la existencia del distrito 13 y creyó que Gale regresó al 12 con el resto de la gente. Debí haberle contado lo que sabía. Tal vez hubiera llegado por sus medios allá. doy vuelta la página.

"Querido Diario: Sigo muy triste, hoy ha pasado algo impensado y horrible. Encontré a dos mujeres mientras recolectaba bayas en los bosques más allá de la casa del lago. Estaban muy mal. Al acercarme, creyendo que eran del grupo de sobrevivientes que rescató Gale y que sabrían algo de él, me percaté que no eran de nuestro distrito, nunca las había visto. 

La más joven, como de mi edad, me pidió ayuda. Su compañera era una mujer mayor, de unos 45 años tal vez. Ambas estaban en los huesos. Les di agua del tarro que llevaba y también parte de las bayas; cuando la joven pudo hablar le pregunté quiénes eran y qué hacían en el bosque, qué les había pasado.

Me dijo que se llamaba Bonnie y la otra, Twill. Se fugaron del distrito ocho... pero no pudo decirme más porque vomitó y se desmayó de lo débil que estaba. No estábamos muy lejos de la casa, unos dos kilómetros, dos y medio tal vez como mucho, así que las hice volver en sí y levanté a Twill, que se veía peor que Bonnie, y la ayudé a caminar. Bonnie intentó pararse pero sólo podía gatear. Así que tuve que dejarla mientras traía a Twill primero. Se me hizo largo y penoso pero llegamos y tras descansar un poquito, volví por la muchacha. Aunque cargué con ambas casi todo el trayecto, el esfuerzo de moverse fue demasiado para ellas y cayeron inconscientes otra vez cuando las tuve en la casa. Al volver en sí les di de comer pero ambas vomitaron la comida, Bonnie me dijo que llevaban días sin probar ni un bocado más que agua. Deliraban sobre la rebelión contra el Capitolio, que mi amiga Katniss era el Sinsajo, el símbolo de la esperanza para los distritos y que tenían que llegar al distrito 13. 

Hasta donde sé, el distrito 13 no existe, el Capitolio lo destruyó después de la rebelión de los Días Oscuros... así que creo que son delirios."

Madge seguía relatando sus esfuerzos porque Bonnie y Twill comieran y se recuperaran... pero al día siguiente ambas fallecieron con horas de diferencia. Si tan sólo Gale las hubiera encontrado... mamá y Prim habrían hecho algo por ellas. Mi amiga les dio sepultura al costado de la casa del lago y siguió pensando que lo del distrito 13 era una locura de las mujeres moribundas. Madge seguía escribiendo su diario sólo que ahora ponía "Querido Gale" al empezar una nueva página o relato. Dejó el diario para que él lo encontrara, en el fondo de su ser, estaba convencida que él no la abandonaría a su suerte. Salvo que ella no contaba con el rescate desde el 13 ni que todos convencerían a Gale que era absurdo esperarla o buscarla, que había fallecido en los incendios tras el bombardeo. Estúpidos. 

"Querido Gale: Otro día esperándote, otro día más sin ti... y sin mi familia, me siento tan sola. 

Hoy es el quinto día. Me bañé como cada tarde en el lago, pero eso me hace recordar nuestra última cita aquí... ¿te acuerdas? Me trajiste un domingo, tu único día libre del trabajo en la mina. Tuve que mentirle a mi padre, le dije que iría a ayudar a la señora Everdeen y a Prim a curar a los heridos de las minas y que vería los Juegos con ellas. Ya había visto parte de los Juegos en casa de Katniss con ellas y contigo, todos preocupados por ella y por Peeta también (espero que ambos hayan sobrevivido y que no les hagan nada malo si los tienen en el Capitolio después que Katniss hizo volar el campo de fuerza y los sacó un aerodeslizador).

Como te decía, cada vez que me baño, e incluso cada vez que miro el lago, recuerdo ese maravilloso domingo que pasamos juntos. Fue el mejor día de picnic en toda mi vida. Tú y yo juntos... nadie más. Por mucho que mi padre me prohibiera verte, es imposible prohibirme que te ame con todo mi corazón... nadie puede impedirlo. Te amaba desde antes, desde cuándo exactamente, no lo sé bien. Pero desde aquel día que acompañé a mi padre a entregar las Medallas al Valor y te vi en el salón del Edificio de Justicia, parado al lado de mi compañera Katniss Everdeen, desde entonces algo cambió mi vida. 

Siempre creí que tenías algo con ella y que terminarían casándose los dos... y eso me dolía, pero me alegraba que ella fuera tu chica ya que parecía muy solitaria y su padre había muerto igual que el tuyo. Me daban pena los dos pero nunca tuve el valor de acercarme, tal vez no quisieran lástima. Y tú parecías cuidarla. Eso me hacía quererte más. También los admiraba a ambos por tener las agallas de entrar al bosque y cazar. 

Cuando me citaste la primera vez en el bosque, no dejaba de preguntarme por qué lo hiciste... si nunca cruzábamos palabra alguna excepto cuando ibas a mi casa a venderme fresas con Katniss. Creí que era sólo para hablar de ella o pedirme que mandara dinero al Capitolio para ayudarla con un paracaídas. Ya lo había hecho. Hablamos de Katniss y las posibilidades que sobreviviera esta vez. Cuando me puse a llorar me consolaste en tus brazos. Al final de la tarde me besaste. Luego volviste a besarme y no me hubiera separado nunca de tus labios. Gale, no sabes cuántas veces imaginé algo así... y no podía creer que estaba pasando al fin. 

Cada día después de eso, te esperaba al salir de la mina para besarnos y compartir un rato juntos... pero claro, alguien se lo sopló a mi padre y no le gustó nada. Le dije que no podía mandar en mis sentimientos, que tú no tenías la culpa de ser un minero y que no quería a ningún otro chico, que tú eras el único en mi corazón. Tuvimos que vernos a escondidas desde entonces, mintiendo para estar juntos... ahora ya no está mi padre... ni tú tampoco... estoy tan sola aquí. 

Ven a buscarme, Gale, te estoy esperando aquí en el lago... tal como te dije en la noche que cayeron las bombas.

Tuya, Madge."

  Alrededor de las cinco, por la posición del sol, hemos llegado a la otrora alambrada electrificada que rodeaba el distrito 12. Hay un silencio espectral. Huelga decir que no está encendida pero me detiene la ansiedad de no saber si seré capaz de ver mi hogar destruido por las bombas. Gale está igual de ansioso por encontrar a Madge.  





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