Al término del desayuno la madre de Hera vino a mi cabeza. Lleve los platos al lavabo y los empecé a lavar.
-"Mi mama al fin se compro su casa."-nos dijo Hera un día normal en clases.-"Por fin podre estar en un lugar más tranquilo."
-"¿No tienes casa?-le preguntó Bruno confundido.
-"Si tengo tonto, la de mi padre. Pero mi madre siempre quiso tener su propia casa."
-"Supongo que sí"-todos asentimos.-"¿Te mudaras?"
-"No creo, tal vez ahí me valla cuando este de insoportable adolescente."
-"¿Quieres que te ayudemos a empacar?"-le pregunté riendo.
Seque mis manos y subí a mi habitación. Por suerte mis padres y Hooder salieron juntos para buscarle un empleo y cada que ellos salen tengo permitido tomar el carro, así que lo iba a tomar. Salí de la casa y abrí la cajuela del auto. Me senté y mire el cielo. Trataba de recordar en donde estaba la casa, solo había ido dos veces y esas dos veces fui en trasporte público. Me baje de la cajuela y entre al auto, lo encendí y con miedo conduje hasta casa del padre de Hera. Al llegar miré el casi desnudo cuerpo de Meliá. Baje del auto y la salude.
Ella camino hacia mí provocativamente y beso mi mejilla.
-¿Está tu padre?-le pregunté.
-Sí-miré la casa y luego una de las ventanas. Ahí estaba Leila junto a su futuro esposo.- ¿Para qué quieres hablar con mi papito?
-¿Señor Riley? ¿Puedo hablar con usted?-camine hacia la puerta principal.
Pasaron unos segundos y el salió.
-¿Qué pasa Hemmings?-me pregunto con su mal humor.
-¿Podría darme la dirección de la casa de la madre de Hera?
El abrió los ojos y miro a Leila.
-¿Por qué no se la pides a mi hija?
-Sí supiera en donde esta ella, no estaría aquí.
-¿A qué te refieres?-me preguntó Leila-¿En dónde está Hera?
-Con todo respeto Leila, no te importa.
-Mi mujer te pregunto algo-el señor Riley me tomo de la muñeca y la apretó con mucha fuerza.
-No lo sé, desde hace más de una semana no sé nada de ella.
-Ella debe estar con aquel niño rico y guapo-dijo Meliá.
-No.-dije con seriedad.- ¿Me dará la dirección o no?
El negó y entró a la casa junto a su familia. Tape mi cara con mis manos y luego golpe la puerta. Volví al auto y esta vez conduje hasta la escuela. Al llegar me ubique un poco. Mire todos los autobuses y sus rutas.
Lo único que hice fue seguir el autobús que tomamos una vez. La primera vez que fuimos a su casa. Esa vez fuimos por un proyecto escolar, en sí cada que íbamos a casa de alguien era por la escuela.
-"¿Entonces a dónde iremos?"-pregunté fastidiado.
-"Mi casa está muy lejos"-dijo Bruno.
-"Mis padres no estás, así que no se podrá en la mía-"se quejo Liz.
-"Nunca vamos a la tuya-habló Jonathan-es turno de ir a casa de Hemmings."
-"Vamos a casa de Hera"-dije para zafarme del ruido provocado por mis buenos amigos.
-"Sí quieren"-dijo.
Al llegar a la esquina visualice el edificio. No fue tan difícil encontrarlo. Agredí a Dios por hacer los transportes públicos. El edificio tenía estacionamiento y al acercarme pregunte por el departamento-casa de la madre de Hera.
El señor confundido y amable me dijo en donde podía estacionarme. Baje del auto y camine hacia las escaleras. Mire el papel que me sonrió el señor y sonreí.
"Edificio H, #28, segundo piso."
Cuando llegué acerque mi oído a la puerta. De fondo se escuchaba su canción favorita. Me emocione como niña en un concierto y por accidente golpe la puerta. Me maldecí por dentro y salí corriendo. Termine escondiéndome detrás de unos botes de basura llenos de un líquido asqueroso.
-Maldito idiota-me dije a mí mismo.
Subí de nuevo al segundo piso y vi a Hera sentada en el piso. Ella me sonrió e hizo una seña para que pasara. Entre a la casa y suspire con alivio. La ayude a pararse y después le di un gran abrazo. La casa completa tenía un olor genial. Era entre el campo en la mañana junto a un poco de amor. Un olor raro, lo sé.
-Tu nueva colonia huele horrible.-dijo separándose de mí.
-Gracias.-dije.-observe toda la casa y me senté en el sillón. Me quite mi chamarra y luego la miré. Ella estaba a un lado de la puerta rociando aquel líquido con olor raro.
-¿Cómo supiste que estaba aquí?-me pregunto sin mirarme.
-Esta mañana tu madre se me vino a la cabeza y recordé este lugar. Desde que te fuiste llame a tu hermano, tu novio, la familia de tu novio e incluso fui varias veces con tus abuelos para preguntar por ti o algo así, pero no.
-¿Cómo está Eithan?-me preguntó, de nuevo, sin mirarme.
-Sigue en el hospital-mordí mis labios.- ¿Por qué me preguntas por él?
-Es que no tengo nada virtual aquí, bueno solo la tele y mi teléfono.
-Puede que tu novio este muriendo y tú aquí encerrada como murciélago. No tienes sentimientos Riley.
-Quería estar sola y centrarme en lo que quiero.
-¿Qué es lo que quieres?
-Bueno,-camino hacia la cocina y regreso con un vaso de agua. Se sentó frente a mí y bebió del vaso.
-Creí que el agua era para mí-dije molesto.
-Tienes piernas-alzó sus hombros.
Resople molesto y fui por un vaso de agua.
-Bueno,- prosiguió con sus cosas-lo primero que quiero es mudarme aquí. Es casa de mi madre y así que tengo derecho. Ya conseguí un empleo y con eso me mantengo. Seguiré estudiando con ayuda de mis abuelos paternos y fin.
-Wow, felicidades.
-¿En que trabajas?-me miró-No eres buena para nada.
-Todo fue gracias a mi querida suegra-sonreí mordiendo mi labio-ella me ha ayudado bastante.
-Creí que no hablabas con ellos.
-Te mentí un poco, hasta a mi me mentí. Sí quieres saber, Eithan está mejor. Su madre me consiguió trabajo en uno de sus restaurantes, buscan empleados por sí gustas.
-No gracias.-una de las puertas se abrió y Eithan salió de pronto.
-¿Todo bien?-nos preguntó. Lo mire de pies a cabeza.
-Ya me voy-dije sin aliento.
-No te vayas-me dijo Hera.
-¿Para qué quieres que me quede?
-Para platicar y contarte cosas. Eres su amigo, te extraño mucho.-dijo Eithan.
Solo reí y termine de beber el agua que estaba en el vaso.
-Vete sí quieres, da lo mismo. Vamos a terminar peleando.
Asentí y tome mi chamarra.
-Me dio gusto verte de nuevo Hera-dije y salí de la casa.
Al salir cerré la puerta y apreté mis puños. Cuando llegue al auto me giré y vi a Eithan.
-Deja de ser tan tú por favor. Hera te quiere mucho.
-¿Te estas escuchando? Es tu novia.
-Yo confió en ella. Sé que ella me quiere. Solo quiero que sea feliz.
-Ella puede ser feliz contigo.
Subí al auto y el detuvo la puerta.
-Mañana quiere empezar a remodelar el departamento, me gustaría que nos ayudaras.
-No, estoy ocupado.
-Hooder aceptó-lo miré y quite su mano de la puerta.-Los esperamos mañana, con cuidado.
Mire por el espejo y él seguía ahí parado. Acaricie mi barbilla y puse algo de música.