El Príncipe de las Sombras [N...

By Laura-Stormblessed

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Primer libro de la serie Amor Féerico Cuando Alysa cree que las cosas no pueden ir a peor, se ve transportad... More

Capítulo 1 Bienvenida a Eldarya
Capítulo 2 "Eso espero Alysa"
Capítulo 3 La Primera Misión
Capítulo 4 El Reino de las Sílfides
Capítulo 5 La Fiesta
Capítulo 6 Ventrue
Capítulo 7 El Parque de la Fuente
Capítulo 8 Compañera
Capítulo 9 Peligrosa
IMPORTANTE
Capítulo 10 ¿Traición?
Capítulo 11 Confesiones
Capítulo 12 Mnemosine
Capítulo 13 Un Propósito
Capítulo 14 La llegada de los Fenghuang
Capítulo 15 "No puedo evitar lo que siento"
Capítulo 16 Verdades
Capítulo 17 Una flecha
Capítulo 18 El Cazador
Capítulo 19 En los Calabozos
Capítulo 20 El niño vampiro
Capítulo 21 Pérdida
Capítulo 22 Molinvia
Capítulo 23 Un Tiempo
Capítulo 24 El Arma
Capítulo 25 Fairex
Capítulo 26 Veela
Capítulo 27 La Calma antes de la Tormenta
Capítulo 28 Sangre
Capítulo 29 Los Hombres Murciélago
Capítulo 30 Ahora y Siempre
Capítulo 31 El Bosque de los Condenados
Capítulo 32 El Genio
Capítulo 33 El Reino de las Amazonas
Capítulo 34 La Visión
Capítulo 35 Viaje de Regreso
Capítulo 36 Por él
Capítulo 37 Casi Roto
Capítulo 38 Regalo
Capítulo 39 Mi Muerte
Capítulo 40 Una Legión de Mujeres
Capítulo 41 Oscuridad
Capítulo 42 Traerlo de vuelta
Capítulo 43 Adaptarse
Capítulo 44 La Única Opción
Capítulo 45 Dejar el mundo arder
Capítulo 46 Una Posibilidad
Capítulo 47 Completo
Capítulo 48 Sin más secretos
Capítulo 49 Nuestro Juramento
Capítulo 50 Lo Único que Importa
Capítulo 51 Un futuro
Capítulo 52 Cartas
Capítulo 53 Antes de la Batalla
Capítulo 54 Yuki-onna
Capítulo 55 El Segundo Feérico
Capítulo 56 Hermano
Capítulo 57 Ojo por Ojo
Capítulo 58 Dalila
Capítulo 59 Perséfone
Capítulo 60 Abuela

Capítulo 61 Origen

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By Laura-Stormblessed

Alysa POV

Mi abuela me llevó por un camino emparedado que terminaba directo en una gran casa de madera. Ostentosamente grande para poder verla desde la distancia. Incluso alcanzaba a visualizar más casas de un estilo similar ocupando todo lo que antes debía ser un gran prado verde.

Era cierto lo que me había dicho Cassandra durante el breve tiempo en que no me odiaba, o que parecía no hacerlo. Los Cazadores habían instalado una comunidad en este lugar.

-Es un lindo lugar ¿verdad? Tardamos muchos años en transformarlo en un sitio confortable para poder vivir mientras trabajamos en nuestras cosas, pero valió la pena. -El tono de Perséfone denotaba una pizca de orgullo. Ella de verdad estaba orgullosa de todo esto, no parecía que le remordería a costa de qué lo había construido.

<<¿Estás listo?>> -Le pregunté a Nevra mientras Perséfone abría la puerta de la casa adonde nos había llevado. Estaba digitando un código en una cerradura inteligente.

Al parecer, habían logrado modernizar Eldarya en más que solo las armas.

<<Cuando tu digas lo estoy, compañera.>>

<<Ahora.>>

Aprovechando que Perséfone seguía dándome la espalda y que lo dos guardias detrás mío no podían ver mi rostro, cerré mis ojos para poder concentrarme mejor en mí vínculo con Nevra y así poder dejar que él entrara en mi mente, de manera, más fácil que si lo hiciera solo por su cuenta.

<<Aquí estoy.>>

Cuando abrí mis ojos, vi como Perséfone comenzaba a girarse hacía mí. La puerta ya estaba abierta.

Nevra también lo vio.

-Pasa, por favor. No tenemos más tiempo que perder - Sin muchas opciones, entre al recibidor de lo que parecía una casa común y corriente. Para una persona adinerada, claramente.

Perséfone se volvió hacía los guardias que nos habían acompañado y les hizo un gesto para que se fueran, y ellos obedecieron inmediatamente.

-Creo que te sentirás más cómoda si solo somos nosotras dos

Nevra había oído también lo que acababa de decir Perséfone y sentí su recelo a través del vínculo. Al parecer mi compañero no estaba seguro de si era una mayor amenaza mi abuela a solas conmigo o con los guardias.

Yo tampoco lo estaba.

Había muchas ventajas en el vínculo de compañeros. Una de esas grandes ventajas era que un compañero podía entrar en la mente del otro para poder ver y oír a través de los ojos y oídos de su compañero. Tal vez, al principio, uno no encontraba gran beneficio en ello, pero cuando conocías lo suficiente sobre la vinculación de los vampiros como yo, sabías que los alcances del vínculo eran algo extraordinario.

No solo podía mantener a Nevra al tanto de lo que está pasando conmigo sin tener que recurrir constantemente al vínculo para contarle, sino que además él iba a ser capaz de ver y oír cosas que a mí se me podían pasar por alto. Cosas que no perciba porque no son relevantes para mí, pero si lo pueden ser para él.

De cierta manera, Nevra podía mantenerme segura, aunque él no este físicamente conmigo para garantizarlo.

La idea había sido mía. Fue lo único que se me ocurrió para ir un paso, o medio para el caso, por delante de Perséfone sobre lo que sea que había planeado al traerme aquí.

Nevra había estado de acuerdo y, por suerte, a mi compañero y los demás los habían llevado a una especie de calabozo, que no era un gran lugar para estar, pero por lo menos no los estaban torturando ni nada parecido. Así que no había problema para llevar a cabo mi idea.

Lo único que tenía que hacer era permitir que Nevra tuviera un acceso completo a mi mente, para que él pudiera ir a lo más profundo del vínculo y pudiera hacer lo que estaba haciendo ahora, sin que fuera doloroso para ninguno de los dos.

Yo lo había hecho una vez antes cuando Nevra se había ido a Molinvia para alejarse de mí porque le había hecho daño con mis malas decisiones. Él había estado a punto de acostarse con Diane para olvidarme por un momento y yo lo había impedido entrando en su mente, sin su permiso, para poder hablar con él y disculparme. Con lo que no había contado, es que, al forzar tanto la apertura de nuestro vínculo había sido capaz de ver lo que él veía y oír lo que él oía. Me había costado mucho hacerlo y nos había dejado una horrible jaqueca a ambos que nos había durado un par de días.

Pero fue gracias a esa experiencia que había descubierto esta maravillosa ventaja del vínculo de compañeros.

Ventaja que podíamos usar ahora.

-Lo que te voy a mostrar pocas personas han tenido el privilegio de verlo. Espero que esto sea una muestra suficiente para que puedas confiar en mí

-¿Quieres que confíe en ti? -Pregunté, completamente incrédula. No sé para que necesitaba que confiara en ella si solo me consideraba un medio para un fin.

-Por supuesto que sí, eres mi nieta. Lo único que me queda de tu madre. Eres familia.

Una risa sardónica salió de mí sin que pudiera evitarlo. Era de lo más irrisorio que había oído desde que había llegado a Eldarya.

-No me vengas a hablar de familia como si de verdad fuera algo que te importara. La familia no hace lo que tu planeas hacer conmigo y las personas que amo

Mi abuela frunció el ceño, dejando entreve un poco de molestia por mis palabras, pero se recompuso rápidamente e hizo el intentó de una sonrisa conciliadora.

Claramente no funcionó. No estaba para nada tranquila. Mucho menos con ganas de conciliar.

-Sé que es difícil de entender, pero a veces tenemos que hacer sacrificios por un bien mayor

-¿Un bien mayor? ¿Te parece que es un bien mayor secuestrar, tortura, matar y llevar a casi la extinción a toda una especie? Eso no es un bien mayor, estas cometiendo un genocidio

-Las cosas no son así como las describes

-¿Entonces cómo son? -Pregunté mordaz. Harta de escuchar como intentaba justificar algo que no tenía justificación.

-Si tan solo vienes conmigo para ver lo que tengo que mostrarte y estás dispuesta a escuchar...

-Para. Iré contigo, tampoco es que tenga mucha opción, y te escucharé, pero solo si antes me respondes una cosa

-¿Qué quieres saber?

-¿Por qué mi madre me dijo que estabas muerta? ¿Por qué ella nunca se relacionó con Los Cazadores si fue su familia quien los fundó?

-¿Eso te dijo tu madre? ¿Qué había muerto? -Casi podía jurar que vi un brillo de dolor en los ojos de Perséfone, aunque no lo podía decir con certeza.

-Sí, eso fue lo que dijo -No había tenido la intención de hablar sobre esto, pero cuando Perséfone menciono a mi madre, la duda se alojo fácilmente en mi mente.

Hasta donde yo sabía tanto mi abuelo como mi abuela, los padres de mi mamá habían muerto cuando ella era joven. Claramente eso no era cierto, no completamente, al menos. Mi mamá había preferido mentir antes que revelarme la verdad sobre quien era su familia.

Ahora podía entender mejor el porqué.

-Tu madre no estaba muy de acuerdo con el negocio familiar

-Bonita forma de decirlo -Perséfone me miró molesta y entendí que, si quería que terminara la historia, lo mejor era no interrumpirla.

-Cómo estaba diciendo, tu madre no estaba de acuerdo con lo que hacíamos en Eldarya, aclaro que no siempre fue así. Hubo un tiempo que fue la mejor de mis hijas, la más leal y fiel, además de ser la Cazadora mas prometedora de su generación. Estaba tan orgullosa de ella

No sabía que me parecía más perturbador, comprender que mi madre si que había sido una Cazadora, igual que el resto de mi familia, a pesar de que una parte de mí esperaba fervientemente que no, o el hecho de saber que Perséfone sí que podía albergar sentimientos. La forma en la que hablaba de mi madre, casi me hacía creer que la quería.

-Yara era lo mejor de mi vida, tu tía, también, claro. Pero había algo en tu madre, mi Yara, que no podía igualar nadie más, y hasta el día de hoy no sabría decirte que era, solo que era de ese modo. Pero, entonces él vino y arruino todo lo bueno que había en mi hija

El tono de Perséfone se amargó completamente con esa última frase. Casi me daba miedo preguntar, pero tenía que hacerlo.

-¿Quién era él?

-Tu padre, por supuesto. Él fue lo peor que le pasó a Yara, a todos nosotros, en realidad. Nos quitó a nuestra mejor guerrera y en el proceso casi nos arruina.

No me estaba gustando para nada el rumbo que estaba tomando esto.

Sentí unas manos invisibles apoyarse en mis hombros, reconfortándome a la vez que me daba fuerzas. Mi compañero estaba conmigo, y eso me hacia sentir casi invencible.

-¿Mi padre sabía lo que hacían?

Perséfone bufo como si mi comentario fuera un chiste, no una pregunta real y legitima. Cuando no dije nada, se volvió hacía mí y vio la confusión en mi rostro que seguidamente apareció en el de ella.

-¿Qué sabes de tu padre? -Preguntó con cautela.

-Al parecer menos de lo que tú sabes -Perséfone arqueo las cejas, esperando que diera una mejor respuesta que esa. Bueno, si quería que me dijera más cosas, tendría que hacer lo mismo. – Recuerdo que era jefe del cuerpo de bomberos del pueblo en el que vivíamos, recuerdo que le gustaba bailar, y siempre que se presentaba la oportunidad se ponía a hacerlo, solo o muchas veces con mi mamá y conmigo, recuerdo que me contaba cuentos para dormir, todas las noches, sin falta. Recuerdo que quería muchísimo a mi mamá, que me quería mucho a mí también. Recuerdo que siempre sonreían cuando estaban juntos. Recuerdo que era un buen hombre y un buen padre

Me obligue a detenerme a mi misa de decir alguna palabra más. No era mi intención decir tanto, pero cuando empecé a hablar de mi padre las palabras, simplemente, salieron de mi boca sin que pudiera pararlas.

Era pocas las veces que hablaba de mis padres. Habían muerto hace ya casi diez años, pero aun sentía esa herida en lo más profundo de su corazón. Las pocas veces que había hablado sobre ellos fue con Nevra, y era algo que me dolía, por eso no lo hacía seguido, sin embargo, hablar de ellos también me traía el recuerdo del amor que sentían por mí, así que parte de mí simplemente no paraba una vez empezaba.

Justo como me acababa de pasar ahora con Perséfone.

Solo que había una enorme diferencia en abrir mi corazón a Nevra, que le importaba y me amaba y por eso nunca me haría daño, a abrirme con Perséfone, que su mayor objetivo era destruir a mi familia, ni nuevo hogar y usarme como arma para destruir todo aquello me importaba.

-Así que nunca supiste quien era él en realidad -La voz de mi abuela, que antes sonaba enojada ante el recuerdo de mi padre, ahora sonaba neutra, sin un ápice de emoción. Fría y calculadora como había sonado cuando la conocí hace un rato.

El enojo de antes solo había sido un pequeño desliz. Era claro que a esta señora no le gustaba mostrar lo que sentía, mucho menos si eso hacía dilucidar lo que pensaba. Y eso no era bueno, para nada, era más sencillo encontrar los puntos débiles de alguien a través de sus emociones que cuando mostraba carencia de ellas.

Por lo menos, había averiguado que el tema de mi madre era un tema sensible para ella. Tal vez podría usarlo en su contra si se presenta la oportunidad.

-¿A qué te refieres? Creo que me estoy cansando de esas oraciones a medias, y de tanto misticismo.

A Perséfone no le gustó eso último, pero igual se dispuso a responder.

-Dante, tu padre, en realidad, era descendiente de una de las cinco familias de humanos que abogaban por un mundo donde los humanos y los feéricos pudieran coexistir en armonía.

Lo que acaba de decir Perséfone me dejó, un tanto fuera de lugar. Hasta donde entendía la razón del Sacrificio Azul fue porque los feéricos y los humanos ya no podían compartir el mismo mundo. Di por hecho que eso los incluía a todos. No que había humanos que creían justamente lo contrario.

<<¿Sabías que hubo humanos que querían coexistir con los feéricos?>> -Le pregunté a mi compañero a través de nuestro vínculo.

<<No, no lo sabía. La verdad, es que no se hace mucha mención de lo que opinaban los humanos durante la época previa al Sacrificio Azul. Posiblemente, lo más antiguos feéricos deben saberlo, ellos recuerdan cosas que se han olvidado con el tiempo.>>

<<También puede que lo hayan ocultado por algún motivo.>>

<<Puede ser, pero no conozco cuál podría ser la razón.>>

No creía que simplemente sea algo que se hubiera olvidado. Sonaba que era la clase de cosas que en los libros y las películas todos los personajes pensaban que era así hasta que salía a luz la verdad.

Solo que no sabía cuál era esa verdad.

<<Lo de mi padre siendo descendencia de esas familias que menciona Perséfone, mi madre siendo parte de una familia de Cazadores y mis extraños poderes relacionados al Oráculo, además de nuestro vinculo. No pueden ser simplemente coincidencias ¿verdad?>>

<<Pueden, pero no creo que lo sean Alysa. Ninguna de ellas.>>

Sentí una suave apretón en mis hombros y sabía que era Nevra intentado reconfortarme. Él sabía como me estaba sintiendo, como si todo lo que creía conocer y saber se iba desmoronando lentamente bajo mis pies. Había tantas cosas que ignoraba sobre mi vida antes de venir a Eldarya, que casi sentía que era todo una mentira.

No me gustaba esa sensación, y lo único que quería era escóndeme en uno de los abrazos de mi compañero para poder llorar todas las emociones que me abrumaban y procesar esto con más tranquilidad, pero no era posible.

Dejé de lado esos sentimientos tanto como pude y volví mi atención a Perséfone.

-Te has debido de estar preguntado todo este tiempo por qué tienes lo poderes que tienes, cuál es tu relación con el Oráculo, por qué aun siendo humana eres la compañera de un vampiro. Por qué eres el arma que puede destruirlos a todos -Perséfone me miró directamente a los ojos, asegurándose de que estuviera prestando atención.

-Bueno, sí, básicamente a eso se resume. Y si me lo estás preguntado es por qué debes tener la respuesta a todo eso ¿no es cierto?

-Así es

-¿Y qué tengo que hacer para qué me lo cuentes?

-Nada. Es justo la razón por la que te traje aquí. Para mostrarte quien eres en realidad Alysa, que eres parte de un propósito mas grande. Quiero que veas que puedes confiar en mí, que no te mantendré en la mentira como muchos han hecho antes contigo, incluyendo tu compañero

Me mordí con fuerza la lengua hasta que sentí un sabor cobrizo en mi boca. Sabía que no era bueno insultarla cuando estaba dispuesta a darme las respuestas que quería a cambio de nada, pero no me gustó ni poquito que me diera entender que no podía confiar a Nevra cuando era justamente lo contrario.

Nevra me había mentido sobre muchas cosas, pero yo igual. Los dos nos habíamos equivocados en el afán de proteger al otro, y eso había sido un error, del que habíamos aprendido y que nos había hecho más fuerte como pareja. No quería permitir que nadie, mucho menos Perséfone, se atreviera a siquiera opinar sobre aquello.

Pero tenía que morderme la lengua, literalmente, si quería que ella siguiera hablando.

-Está bien, muéstrame lo que sea que quieres mostrarme. No quiero seguir andando a oscuras

Perséfone sonrió levemente y luego comenzó a caminar hacia la puerta que estaba la fondo del largo pasillo que tenía esta casa. La seguí sin decir nada. Cuando llegamos a la dichosa puerta. Vi que no solo tenía una cerradura electrónica como la que había en la entrada de la casa, sino que además tenía varias cerraduras tradicionales que Perséfone comenzó a liberar una por una con un juego de llaves que tenía.

Lo que sea que me aguarde detrás de esa puerta era algo que Los Cazadores mantenían en secreto con recelo. Debía ser algo sumamente importante.

<<¿Estás conmigo, compañero?>>

<<Siempre.>>

Perséfone abrió la puerta y comenzó a bajar por unas estrechas escaleras sin asegurarse de que yo la estuviera siguiendo porque ella sabía que lo haría. Baje las escaleras detrás de ella, hasta que por fin llegamos al rellano de lo que debía ser el sótano.

Lo primero que mi ojos vieron y que era imposible pasar por alto, era la bola enorme de vidrio que flotaba en medio de la habitación y que parecía contener humo de coleres dentro de ella.

Me recordaba a las bolas de adivinación que le tenía la bruja a la que visitamos Karenn, Alajea y yo en Fairex.

-¿Qué es eso?

-El maana que nos ayudara a liberar tus poderes. Lo hemos venido acumulando desde años, sobre todo en los últimos meses

-A través de las matanzas

-Eran sacrificios necesarios

Volví a morderme la lengua para aguantarme lo que quería decir, y me puse a pensar un modo de destruir esa gran bola para poder liberar ese maana y que Los Cazadores ya no pudieron usarlo.

-No puedes destruirlo, si es lo que estas pensando. Esta hecho de un material prácticamente indestructible, y aunque remotamente lo lograras, crearías una explosión que nos mataría a todos en el campamento. Y estoy bastante segura de que eso no es algo que quieres que pase

Bueno, adiós, con ese plan.

-Esto no responde ninguna de mis preguntas

-Ya lo verás -Perséfone rodeo la gran bola de cristal, dirigiéndose a la parte de atrás del sótano, la seguí nuevamente y nos detuvimos justo enfrente de una pared que tenía una especie de jeroglíficos como los que había visto en mis clases de historia allá en mi mundo.

Podía distinguir dos jeroglíficos que tenían forma femenina y que parecían estar rodeándose una a la otra. También pude ver una especie de dragón y lo que debía ser un ángel o un demonio, no estaba segura. Además, había, lo que creía que era un bebé sobre un moisés, justo debajo de esos dibujos.

Había mucho más dibujos tallados en la piedra, pero no tenía ni idea que eran y tampoco es como que entendiera algo de los otros.

-¿Qué es esto? -Pregunté confundida.

-Tu historia

-Esto parece tener cientos de años, no sé que tendría que ver conmigo.

-Tiene miles de años, en realidad, y cuenta el origen de los feéricos y de la tierra que una vez ocuparon con los humanos, mucho antes del Sacrificio Azul. Pero, sobre todo, muestra que pasó con los Oráculos

-Con el Oráculo, querrás decir -Perséfone negó con la cabeza.

-No lo dije mal, hablo de los Oráculos, eran dos al principio de todo

<<Estás escuchando lo mismo que yo ¿verdad?>>

<<Sí, pero es imposible que sea cierto lo que dice. Nunca ha habido dos Oráculos, siempre ha sido solo uno.>>

<<¿Estás seguro de eso?>>

Nevra se quedó en silencio y tome eso como un no. Imagino que después de todo lo que nos ha pasado, es difícil estar cien por ciento seguro de algo.

-¿Por qué entonces todo el mundo cree que solo hay uno? -Yo misma había hablado con el Oráculo varias veces y nunca había dicho, ni dado indicio, de que era uno de dos.

-Porque ahora solo hay uno. El otro ya no existe, dejo de hacerlo tiempo antes del Sacrificio Azul y de que se creara Eldarya tal y como la conocemos

-Pensé que el Oráculo es como una deidad, no se suponen que las deidades mueran

-No lo hacen, pero si pueden dejar de existir, si así lo deciden. O dejar de hacerlo en su forma original

-Sé más clara, no necesito más rodeos. -Respondí un tanto molesta. Odiaba la forma en que Perséfone decía las cosas a medias y me obligaba a ser preguntas, odiaba que fuera su forma de ejercer poder sobre mí.

-Tienes el carácter de tu madre, y te pareces tanto a ella. -La comisura de sus labios se estiro un poco, casi como si quisiera sonreír por ello. Finalmente, no lo hizo y simplemente suspiró para luego continuar hablando.

<<Como te dije, al inicio de todo había dos Oráculos que mantenían el equilibrio del único mundo que existía, donde vivían tanto humanos como feéricos. Eran los dos opuestos de una misma moneda, como el ying y el yang. Mientras uno era vida y luz, el otro era solo muerte y oscuridad. Eran la naturaleza en equilibrio, por lo menos así fue durante un tiempo. Sin embargo, las cosas comenzaron a inestabilizarse entre los humanos y los feéricos, comenzaron los desacuerdos, las disputas, la desconfianza y el miedo entre las dos especies aumentó. Nadie sabe cómo surgió o por qué, habían logrado vivir siglos en tranquilidad, hasta que simplemente ya no pudieron hacerlo. Mi teoría es que era un burbuja que se hizo más grande hasta que eventualmente estalló, siempre estuvo ahí el miedo y la desconfianza, solo que lo habían logrado disimular bien por un muy largo tiempo.

Así que los Oráculos intentaron mantener la paz, sin intervenir directamente, sino guiando a personas, de ambas especies, que aun creían, ilusamente, que las cosas podían arreglarse. El Oráculo de luz, cómo lo llamaban antes estuvo con los feéricos, y el Oráculo de oscuridad guio a los humanos en su intentó por arreglar las cosas. Lastimosamente para ellos sus intentos fueron en vano. No había forma de arreglar lo que se había roto, y ellos eran una minoría comparada con los que querían una guerra entre especies.>>

-¿Una guerra? En ninguna parte se menciona nada de una guerra.

-Los feéricos les gusta hacerse las victimas y por eso ajustaron su historia para que ellos quedaran como los buenos del cuento, pero las cosas no fueron así.

<<Hubo una guerra entre feéricos y humanos antes de que ocurriera el Sacrificio Azul, murió mucha gente de ambos bandos. Era una guerra muy pareja porque la magia la poseían tanto humanos como feéricos así que no hubo una ventaja para ninguna de las dos especies. Los feéricos se dieron cuenta, rápidamente, que no tenían forma de ganar esa guerra. Así que fueron por algo que les diera una ventaja sobre los humanos.

-Los Oráculos

-Así es

-Pero ¿cómo podrían conseguir un poder así?, por lo que me cuentas, no creo que los Oráculos estuvieran dispuestos a dárselo

-No, no lo estaban. Pero eso no significa que no había forma de arrebatarles algo de poder

-Pero eran deidades

-Tienes que quitarte esa idea de que las deidades son intocables porque no es así en este caso. ¿Eran poderosas?, por supuesto que sí y, claramente, tampoco podían ser destruidas. Pero si que podían arrebatarles parte de su poder

-¿Cómo?

-Creando un contendor para ello y acercándolo lo suficiente a cualquiera de los Oráculos para tomarlo

-¿Así de simple?

-¿Simple? Te parece simple crear un contendor que logré mantener la clase de poder que si lo posee una persona la haría estallar en millones de sangre y viseras. Que cualquier grieta en el contendor mataría a cualquiera que este en un radio de alrededor de 2500 Km. ¿Qué tan simple crees que es hacer aparecer seres incorpóreos que se mueven a su voluntad y que ven más allá de lo que un feérico o un humano puede ver? ¿Qué tan simple crees que es todo eso?

-No era necesario ser condescendiente, una simple explicación bastaba

-Lo sé -Dijo sin más, sin siquiera se tomarse la molestia de disculparse. No creo que sea algo que haga mucho, de cualquier manera.

-¿Entonces lo lograron, pudieron arrebatarle parte de su poder a los Oráculos?

-Los feéricos lograron crear un contendor y atraer al Oráculo de luz para atrapar su poder. Lo que conoces como el Gran Cristal es el resultado de ello

-¿El Gran Cristal comenzó siendo un arma?

-Si, así fue. El Oráculo de luz no pudo evitar que se creara así que hizo lo único que podía hacer para evitar que los feéricos lo usaran contra los humanos. Se ligó a él para poder controlarlo, para que fuera tanto el poder que ni los feéricos pudieran usarlo sin destruirse en el intentó

-Pero el enmascarado robó para de ese Cristal para usarlo -Dije, esperando que Perséfone supiera quien me estaba refiriendo. Por la nula sorpresa en su rostro di por entendido que así era.

-¿Lo has visto hacerlo?

-Pues...no, no lo he hecho

-Porque no puede hacerlo sin morir en el intentó. Lo único que hizo al separarlo es fragmentar el poder y hacer que fuera más difícil regular el maana que mantiene vivo Eldarya, pero nunca podrá usarlo como arma

-Bueno, entonces los feéricos intentaron crear un arma con el poder del Oráculo de luz, no funcionó porque el Oráculo se anticipó a ello y evito que eso pasará. Como el Gran Cristal aun existe y el Oráculo esta ligado a él, entonces, doy por hecho que el Oráculo que ya no existe es el Oráculo de oscuridad ¿Cómo fue que eso pasó?

-Los Oráculos se habían puesto ciertas limitaciones para no intervenir en el curso de las decisiones que tomaban las especies de su mundo. Eso facilitó que los feéricos pudieran hacer lo que hicieron a pesar de que los Oráculos podían ver el futuro y el tiempo de forma que nadie más podía, y eso también evitó que pudieran detener la guerra que había surgido más allá de intentarlo detener a través de otras personas. Ahora, con el Oráculo de luz atado a un objeto físico, limitó aun más lo que podían o no hacer para salvar tanto a feéricos como humanos. Por lo que solo vieron una opción posible. Los Oráculos les mostraron a los lideres de las tres razas más poderosas de los feéricos, que se habían mantenido a margen del conflicto, y una idea para salvar tanto a los feéricos como a los humanos de su mutua destrucción

-El Sacrifico Azul -Dije, apenas uní las piezas de lo que ya sabía sobre Eldarya con lo que me estaba contando Perséfone.

-El mismo, Los Oráculos podían haberles dado la idea del Sacrificio Azul a Los Daemons, los Dragones y los FengHuang, pero no podían obligarlos a hacerlo. Así que tuvieron que confiar en la buena voluntad de los únicas tres razas de las cuatro que no se habían involucrado en el conflicto con los humanos para que tomaran la decisión que los salvaría a todos

-¿Cuál fue la cuarta raza que no se involucró?

-La de los Vampiros -Intenté contener mi expresión de sorpresa, pero fue bastante difícil. Sentí una sorpresa similar venir de parte Nevra.

-¿Por qué los Oráculos no acudieron, también, a los Vampiros con la idea del Sacrificio Azul?

-Porque los necesitaban para la otra parte del plan que tenían en mente. Los Oráculos sabían que el Sacrificio Azul requería la muerte completa de dos razas, pero no era lo único, ellos sabían que esas muertes permitirían abrir un portal a otro mundo que los feéricos o los humanos pudieran habitar. Pero no garantizaba que fuera habitable para ninguno de los dos.

<<Así que uno de los Oráculos tenía que sacrificar un porcentaje exacto de su poder para hacerlo habitable, no demasiado porque eso podría destruirlo, pero tampoco podía ser muy poco porque podría no funcionar, mientras que el otro tenía que permanecer en ese mundo para poder mantener funcionando la vida en ese lugar. Los Oráculos sabían que los feéricos no podían existir sin maana, cosa que los humanos, sí, y, además, los feéricos eran más resistentes que los humanos a ambientes más hostiles. Por lo que la conclusión para ellos fue que los humanos se quedaran en la Tierra, mientras que los feéricos iban a ocupar el mundo que hoy conocemos como Eldarya. Sin embargo, había un cabo suelto en su plan: Cuando el Oráculo de oscuridad diera el suficiente poder para hacer habitable ese mundo, iba a quedar lo suficientemente débil para que cualquiera con un contendor pudiera capturar el poder que le quedaba. Creando un arma que podría destruirlos a todos.>>

Un arma que podría destruirlos a todos...

No era la primera vez que escuchaba esa oración y no sabía si sería la última. Pero lo que implicaba ahora, era mucho más, no podía estar hablando de lo mismo. Debían de ser dos sucesos diferentes.

Mi poder no podía ser el poder de un Oráculo.

-Los Oráculos tuvieron que buscar una solución para evitar dejar un arma en manos de alguna de los dos especies. Especialmente, temían que los feéricos pudieran aprovecharse de eso, dado que tenían la forma de crearla, cosa que los humanos no pudieron conseguir, no por falta de intentos, vale aclarar. Pero, los feéricos tenían una mayor conexión con el mundo y la magia, así que ellos pudieron conseguir el recipiente que los humanos de entonces nunca lograron crear.

<<Es en ese punto que los Oráculos acuden a los Vampiros, la única otra raza feérica que no se involucró en la guerra contra los humanos. Los Vampiros sentían una gran reverencia por el Oráculo de oscuridad porque fue él, el que les concedió el vínculo de compañeros para evitar que se destruyeran ellos mismos y a otros. Así que no había nada que no estuvieran dispuestos a hacer por el Oráculo de oscuridad, incluso si eso conllevaba a que dejara de existir como ellos lo conocían. La solución que tuvieron los Oráculos para ese poder restante fue encerrarlo en la persona que menos esperaban, en un momento del tiempo donde la magia en la Tierra fuera completamente nula para que nadie pudiera acceder a ella antes de tiempo. Pero, había dos cosas que eran aún más importantes. La primera es que se requería una cerradura con el poder suficiente para que no destruyera a la persona que lo poseyera en un mundo sin maana, y que, si llegaba a estar en un mundo que, si tuviera maana, no pudiera ser robado fácilmente. Eso resulto ser el vínculo de compañeros que tenían los vampiros, era lo único que cumplía esos requisitos. Y la segunda, es que es persona debía tener un alma y un corazón bueno, alguien que no se atrevería nunca a usar ese poder para sus propias ambiciones, que prefería proteger que destruir, que aborreciera la idea de matar. Alguien como tú, Alysa. >>

Ahí estaba.

No quería creerlo hasta que Perséfone lo dijo textualmente. No quería que fuera cierto. Mi poder era un arma, lo sabía, pero nunca imagine que clase de poder primigenio y poderoso tenía, no conocía su origen, ni la razón, y ahora que lo sabía, no sabía como sentirme al respecto.

-El resto de la historia ya más o menos la conoces. El Sacrificio Azul se realizó, los feéricos fueron trasladados a Eldarya, no de manera voluntaria en todos los casos, pero era eso o morir en nuestro mundo sin maana. Los Oráculos hicieron lo que tenía que hacerse, el Oráculo de oscuridad puso el restante de su poder en ti, antes de dejar de existir, y ahora aquí estamos ¿Tienes alguna pregunta?

Muchas, pero no sabía si quería seguir oyendo esto. Era demasiado que procesar.

<<Aquí sigo, Alysa. Todo lo que esta diciendo Perséfone es demasiado por procesar, y odio admitir que no creo que este mintiendo. Pero lo mejor que puedes hacer por ti, es no quedarte con ninguna duda. Y solo quiero que sepas que no estás sola.>>

<<Sé que no, compañero. Te amo y gracias.>>

<<También te amo.>>

-¿Por qué no escoger a alguien de ese tiempo? ¿Por qué yo?

-Como dije, necesitaban poner el poder en el lugar más seguro posible. Y eso eres tú. Los Oráculos no ven, ni viven el tiempo como nosotros los mortales. Ellos podían llevar el poder a cualquier época y cualquier lugar, y por eso fue por lo que buscaron entre miles de años, un momento donde un human fuera la Compañero ideal de un vampiro

-Pero ¿cómo podían garantizar que eso existiera, si nunca ha habido un humano vinculado a un vampiro?

-No tengo la respuesta exacta para esa clase de preguntas. Lo único que puedo decirte es que, si los Oráculos pensaron en ese plan, es porque sabían que en algún momento en el tiempo esa clase de vínculo debía ser posible. Tienes que dejar de concebir las cosas dentro de las limitaciones de los mortales o los feéricos. Los Oráculos pueden haberse impuesto ciertas reglas a si mismos, pero aun así podían hacer cosas más allá de las que cualquiera pudiera imaginar

Bueno, podía entender eso, era una locura, pero dentro de todo lo que me ha pasado, creo que entraría en el rango de las locuras que han aparecido en mi vida desde que llegue a Eldarya.

-¿Qué hubiera pasado si hubiera muerto a una edad temprana, si muriera ahora con el poder aun sellado dentro de mí?

Un gruñido retumbo dentro de mí a través del vínculo. Nevra entendía porque hacía esa pregunta, pero no le gustaba para nada lo que estaba insinuando.

-Si mueres antes de que el poder sea liberado, el poder desaparece contigo. Y antes de que preguntes, Los Oráculos no pensaron en matarte cuando te dieron ese poder, porque ellos representan el ciclo natural de la vida. Las muertes violentas no son parte de ellos, sino de nosotros los mortales. Además, debes saber que, para este punto, si tú mueres, tu compañero también lo hará. Lo digo por si estas planeando hacer algo estúpido

Lo sabía, y no estaba dentro de mis intenciones morir, pero si que hubiera resuelto muchas cosas

<<Alysa>> -Nevra gruño mi nombre, nuevamente nada contento con el rumbo de mis pensamientos.

<<No te preocupes, solo fue un pensamiento, no es como que de verdad quiera morir. No podría tener mi casa con el sofá grande junto al amor de mi vida, si lo hago ¿verdad?>>

Mi compañero se relajó ante eso. Sabía que el recuerdo del futuro que planeamos ayudaría aliviar su molestia ante el pensamiento de mi muerte.

-¿Cómo supiste todo esto? Ni siquiera los feéricos lo saben

-Algunos feéricos muy viejos si deben de recordarlo, pero no están dispuestos a decir nada, igualmente saben que nadie les creería. No sin pruebas. Por nuestro lado, tardamos cientos de años en reunir toda esa información. Teníamos fragmentos de un gran rompecabezas que pudimos completar tan solo hasta este año, y robando papeles importantes del C.G y otros pueblos. Sin las demás piezas del rompecabezas no parece información importante, pero en conjunto lo eran todo

Bueno, eso explicaba varios de los robos. Si tenían un propósito, solo que nadie sabía cuál era.

-¿Desde cuando sabes que yo era la que había recibido ese poder?

-Unas semanas después de que te fuiste a Eldarya

-¿Mis padres lo sabían?

-Sí, lo hacían ¿Recuerdas que te dije que no sabías quien era en realidad tu padre? -Asentí lentamente con algo de desconfianza. Pensé que eso ya había quedado claro. -Necesitaba decirte todo eso, no solo porque era momento de que supieras la verdad, sino porque así entenderías mejor el rol de tu padre en todo esto

-Habías dicho que era descendiente de una de las familias que creían que los feéricos y los humanos podrían coexistir en armonía

-Así es, pero no era lo único que él era. Así como los Oráculos confiaron a ciertos feéricos los planes que tenían, así mismo, acudieron a los humanos que habían estado en contra de la guerra para confiarles lo que planeaban hacer con el poder restante del Oráculo de oscuridad, y pedirles, si así ellos querían, que protegieran al niño o a la niña que iba a ser el portador del poder. Estuvieron entrenando guardianes por generaciones que estuvieran en la capacidad de proteger a ese niño de cualquier daño que viniera sobre él. Para entonces ya existíamos nosotros, Los Cazadores y sabíamos que ese poder sería lo que nos daría la victoria definitiva sobre los feéricos. Te estuvimos buscado y esperando tanto como los guardianes solo que con fines diferentes. Tu padre era el último guardián que había sido entrenado para ese propósito

-Mientes -No podía ser posible. Mi padre era un hombre bueno y alegre, pero también común. No habría guardado ningún secreto tan grande como ese. Podía aceptar que era descendiente de familias que habían querido la paz con los feéricos, pero no que estuviera tan involucrado en el asunto. Ya con lo de mi madre era suficiente.

-No has dudado de nada de lo que te dicho hasta ahora porque sabes que es cierto, que eso explica toda las preguntas que has tenido hasta ahora. No puedes convenientemente aceptar unas cosas y otras no, solo porque no eres capaz de aceptarlo

Mierda, odiaba darle la razón a Perséfone, pero sabía que debía estar diciéndome la verdad, aunque no quisiera aceptarlo.

-¿Cómo lo supo mi madre? ¿Cómo siquiera terminaron juntos, si ella era una Cazadora y él, el guardián que debía proteger al portado del poder del Oráculo?

-Ellos se enamoraron sin saber la verdad el uno del otro. No sé cómo fue que lo descubrieron, solo sé que habían terminado a causa de ello, recuerdo que tu madre estuvo muy deprimida por un tiempo, y todos sabíamos que era por él. Sinceramente, para mí, fue lo mejor que le pudo pasar, ni siquiera sabía lo que era él, pero nunca me gustó, distraía a Yara de sus obligaciones con su familia y su legado. Sin embargo, eso no duro para siempre, al tiempo regresaron y tu madre se fugo con él porque nosotros nunca lo íbamos a aceptar, o pensaba que era por eso hasta que descubrí quien era él realmente. Tu abuelo le dolió tanto saber lo que había hecho Yara, y que además nos había dado la espalda, que su pobre corazón no pudo aguantar el peso de la traición de la hija que más amaba. Y lo perdimos justo después de que habíamos perdido a Yara a causa de tu padre. Así que hice lo que debía hacer

-¿Lo que debías hacer? ¿A qué te refieres?

-Tu padre tenía que pagar las consecuencias de sus actos

Mi mente tardó en procesar lo que estaba diciendo Perséfone, aun sabiendo la clase de monstruo que era, mi mente no quería aceptar que incluso ella hubiera sido capaz de hacer eso.

-Tú causaste la muerte de mis padres -Mi voz se quebró al final de esa frase. Sentía la ira de Nevra a través del vínculo ante mi dolor. Al tiempo en que sentía la ilusión de sus brazos rodeándome. Recordándome que ahí estaba, que no me soltaría.

-Tu madre no debía de estar en ese auto esa noche. Él que debía morir era Dante, no ella

-¡No importa, igual la mataste! Tu asesinaste a tu propia hija -Le grite, esta vez sin poder evitar que lágrimas se derramaran por mi rostro. Ya había afrontado la muerte de mis padres como un accidente, como algo que a veces les pasaba a personas buenas como ellos, pero saber que en realidad alguien lo había ocasionado, volvía abrir una herida que ya era cada vez más pequeña.

-Y cargo con ese peso todos los días -Sonaba a qué verdaderamente estaba arrepentida, pero no importaba, eso no cambiaba que ella me había dejado huérfana y a merced de las peores personas que alguna vez hubiera conocido.

De no ser por Nevra, por la oportunidad que me había dado este mundo al llegar aquí, quién sabe cómo hubiera terminado mi vida, y todo por una horrible e innecesaria venganza.

-¿Cómo supiste que yo era la portadora? -Quería seguir gritándole a Perséfone, quería hacerle daño, pero eso no cambiaba lo de mis padres y mientras ella tuviera en su poder a Nevra, Casio y Cassandra no había nada que pudiera hacer sin que ellos pagaran las consecuencias por ello. Y tampoco es como que tuviera mucho tiempo para eso, era tiempo en que permanecía lejos de mi compañero.

-No fue fácil. Tu padre hizo muy bien protegiéndote en vida, e incluso en muerte, asegurándose que nadie supiera nunca quien eras en realidad. Los conocimientos de tu madre también ayudaron a que fuera imposible saber que teníamos en nuestras manos lo que habíamos estado siglos buscando. Fue cuando desapareciste así de la nada que las piezas del rompecabezas comenzaron a tomar forma y unirse. Gracias a Damien supimos por donde te habías ido y encontramos el circulo de setas que debió teletransportarte a Eldarya, eso sumado a quien era tu padre, nos ayudó entender lo que te había pasado. Aunque, claro, no podíamos estar cien por ciento seguros, así que tuvimos que confirmar por nosotros mismos quien eras. El secuestro por parte de los feéricos que te iban a entregar a uno de nosotros, la flecha lanzada al vampiro con un veneno que solo podía ser curado por la sangre de su compañera verdadera, que Damien se dejara encarcelar y pidiera verte, el ataque en Fairex. Todo fue conscientemente planeado para confirmar nuestras sospechas sobre ti

Nevra y yo habíamos comenzado a sospechar de ciertas cosas, de por qué Los Cazadores actuaron como lo hicieron en su momento, pero nunca hubiera imaginado la verdadera intención detrás de todo eso.

-¿Y si Nevra hubiera muerto con su estúpida flecha? No podían asegurarse de que alguien, además de él, supiera que yo era su compañera para que siquiera intentará darle mi sangre. Pudo haber muerto por su maldito experimento

-Teníamos que tomar ese riesgo, pero para tu tranquilidad, también teníamos preparado a uno de nuestros espías en el C.G para que le diera el antídoto de ser necesario, pero, como ya sabes, no lo fue

La odiaba, la odiaba más de lo que lo hacía cuando descubrí que era la líder de Los Cazadores. No importaba que me hubiera revelado todo lo que quería saber, que por fin descubrí la verdad de por qué tenia los poderes que tenía, no era nada comparado con todo el mal que me había hecho esta señora frente a mí.

Me arrebató a mi familia. Por su culpa terminé a merced de unos monstruos. Quiere quitarme los poderes que por derecho son míos, y en el proceso quiere quitarme a mi nueva familia, a mi compañero.

No sabía como le haríamos, como saldríamos de esta, pero tenía más que claro que no pensaba dejar que Perséfone saliera con vida de esto.

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Hola a todas mis lindas lectoras. Primero, siento muchísimo lo que, tarde trayendo este capítulo, pero justo acabo de empezar un nuevo trabajo y el tema estaba fuerte, pero ahora por fin pude tener algo de tiempo para poder traerles este capítulo con mucho amor y cariño, y espero poder traerles el otro en mucho menos tiempo del que tarde en publicar este. Por el momento, espero que disfruten de este capítulo y de todas las verdades que por fin salieron a la luz. Ahora vamos con algunas preguntas

¿Esperaba que ese fuera el origen de los poderes de Alysa?

¿Qué opinan de lo que reveló Perséfone sobre el padre de Alysa?

¿Qué piensan de lo que dijo Perséfone sobre la muerte de los padres de Alysa?

¿Creen que Nevra y Alysa podrán voltear la situación a su favor?

Bueno, eso es todo por este capítulo. Espero le puedan dar amor y cariño con sus votos y comentarios.

Gracias por leer.

Besos sabor Nevra.

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