— Nickolas tu, tu puedes recordarme?, sabes quien soy?, me reconoces? —pregunté. Y pedía que de verdad me hubiera recordado.
— Si, claro que si como olvidaría a mi hermana? — Nickolas se acercó a nosotros. — No te olvidé verdad?, dime que no —. No podía creerlo. El me reconocía.
— Eso no es lo importante ahora, tenemos que buscar la tumba de Bleik —dije mirando los ojos marrones de Nickolas.
— Bleik?, quién es Bleik? — preguntó.
— El fantasma que está robando tu memoria —contesté. Quería hacer algo más que ayudar a mi hermano, quería ayudar al fantasma. — Quiero ayudar a Bleik. Quiero que sepa cómo murió o porqué —. Jay me miró extrañado. A fin de cuenta es lo que hacemos no?, ayudar.
— No tenemos mucho tiempo, en cualquier momento volverá a perder la memoria sabes que si lo hace —interrumpí a Steven.
— Solo necesito media hora. Podemos obtener información rápido — dije mirandolo. El asintió.
Entramos a la biblioteca a buscar los anuarios. Si el fantasma buscó la memoria de alguien del instituto significaba que había estudiado aquí. Estuvimos quizás quince minutos buscando, cuando al fin lo encontramos Kenai tuvo una visión.
— El chico era de sangre pura, un demonio entró a el en forma de veneno —dijo Kenai con los ojos cerrados. — El demonio quería su poder, Bleik no resistió — terminó diciendo.
— El mismo veneno que entró en tu cuerpo — comentó Nickolas mirándome. Aún recordaba y era perfecto.
— Tenemos que convocar al espíritu —sugirió Amber.
— No, si lo hacemos no querrá que quememos su cadáver — dije tranquila. Ya tenía un plan, ya sabía que hacer. Llegamos al cementerio. Habían personas alrededor no podías sacar una caja de muerto y quemar un cadáver allí. Miller comenzó a vomitar pero esta vez la sangre era más oscura y mencionaba nombres acompañados de edades. No pude evitar llorar. Eran niños no más de quince años. Los Sivit mataban sin piedad a niños inocentes. Miller estaba arrodillado con las manos en el césped y vomitaba casi sin pausa.
— Arrepiéntete — dije arrodillándome a su lado.
— Eso no cambiará nada — dijo con su boca y sus dientes llenos de sangre.
— Hazlo para yo poder estar en paz —.
— Me arrepiento. Me arrepiento de haber quitado vidas de niños inocentes. No estoy orgulloso de lo que hice, y eso me seguirá el resto de mi vida, día y noche —. El vomito cesó y Miller respiraba mejor. Lo abracé sin importar toda la sangre que tuviera encima.
— Todo estará bien — declaré. La noche estaba llegando y Nickolas aún tenía su memoria intacta. Cuando ya el día estaba oscuro nos acercamos a las tumbas de los recientes fallecidos.
— Thiara, Jou, Ceras, Bleik, aquí esta la encontré — grité. Nos tardamos unos seis minutos en sacar el ataúd. Contando que quienes lo sacaron no eran naturales. Lo abrimos y encontramos un cuerpo intacto pero sin color. Un chico de cabello rojizo como el de Catalina, pecas en su rostro como las de Ryan, unos labios gruesos como los de Axel. Fue un chico muy guapo.
— Ábrela Kenai — dijo Jay señalando la caja.
— Por qué no la abres tu? — preguntó dando un paso hacia atras.
— Porqué eres tan miedoso? — preguntó Jay bromeando. Kenai hizo una mueca de burla y Amber se acercó.
— Yo lo hago —. Amber señaló la caja y levantó su mano haciendo que la tapa se abriera. Metí mi mano derecha en mi bolsillo y saqué un pequeño papel, el cuál coloqué entre las manos de Bleik.
— Háganlo así ahora — dije mirando a Miller y a Kenai. El cadáver estaba completamente en llamas.
— Ahora si, un problema menos — afirmó Brus.
— Tenemos que irnos — dijo Ryan. Nos dirigimos al espejo lo que una vez fue nuestro escondite. Entramos y se sentía como si nunca hubieramos salido.
— La espada la tienes? — preguntó Amber.
— Si aquí la tengo — dijo Miller buscando en el cover de la espada que tenía en la espalda. Pero no estaba allí. — No está, la espada no está — mencionó mientras dejaba de caminar desesperado.
— La tiene Jay, en su espalda — señale.
— Pero yo la coloqué en mi espalda, lo aseguro — dijo Miller incrédulo.
— No se porqué aparece en mi espalda si yo no la coloqué ahí — dijo Jay tomandola en las manos.
— Quizás seas tu quién deba matarla en nombre de Miller — dijo Nickolas que tomaba la mano de
Catalina.
— Miller, como dijo Magnu que tenías que matarla? — preguntó Steven. Esto nos estaba atrasando y pronto Deena se daría cuenta de que estabamos allí.
— No estoy seguro, no recuerdo—. Miller se estaba fustrando y ya en mi interior sentía esa asquerosa sensación de querer vomitar.
— Tal vez no es suficiente una espada de ángel guardián si no un ángel guardián—. Todos los chicos me miraban como si no hubieran entendido lo que había dicho. Lo cual fue raro. — Lo que quiero decir es que talvez un ángel guardián deba matar a Deena con su espada, como dijo Nickolas en nombre del conjurado —.
Avanzamos hasta el puente donde debía estar la hechicera, pero no vimos a nadie. No había ningun tipo de olor que nos dijera que ella estaba por allí. Hasta que vimos como Amber perdía el aire. Tomaba su cuello como si estuviese tratando de quitar lo que la estaba asfixiando.
— Amber!!! — gritó Benni.
— A que vienen? — preguntó Denna saliendo de unos arbustos cubiertos de nieve. Con sus manos estiradas hacia Amber y el cabello alborotado. Los pies de Amber dejaban de tocar el suelo. Miller y Jay no se veían por todo aquello. Axel sacó sus garras y sus colmillos, Steven tenía esa mirada peluda que lo describía muy bien. El lobo se veía enajado igual que los otros dos. Brus y Benni.
Derek cubría con sus alas a Catalina. Mis garras salieron al igual que mis colmillos. Y lo único que me preguntaba era dónde estaba Jay con la espada?.
— Sabes a que vinimos — dije ladeando la cabeza.
— Dónde está la espada? — susurró Ryan a mi lado. Sus ojos estaban color vino y sus colmillos perfectamente blancos salían lentamente.
— Suéltala — gritó Kenai. Amber estaba perdiendo el color. Raramente salían unas canas blancas de su cabellera. — No puede respirar —.
— Que quieres? — pregunté ganando tiempo. Jay y Miller no estaban por allí. Si no aparecían Deena mataría a Amber. Steven gruñó. Benni hizo lo mismo. Brus se adelanto y saltó encima de la hechicera que poco a poco mataba a nuestra amiga. Benni le siguió y luego Steven. Amber cayó al suelo llorando y tomándose del cuello. Sus latidos eran fuertes y su respiración también. Toqué su hombro para tratar de tranquilizarla. Un aullido de enojo se escuchó muy fuerte. Tan fuerte como un trueno.
— Esto lo hice por el, el me mandó — gritó Deena. — Tu los abandonaste —. No sabíamos de que hablaba. El aullido del lobo dejaba sordo a cualquiera. Miré hacia los tres lobos y la hechicera. Uno de los lobos estaba tirado en el suelo, de su hocico salía sangre y no parecía estar respirando.
Estaba muerto.
— No, no puede ser— grité corriendo hacía el lobo.
— Ahora — escuché a Miller gritar. Los otros dos lobos se separaron de la hechicera que también estaba bañada en sangre.
— Tu hijo, por tu hijo hice esto — gritó Deena mirando a Jay. — Jey es tu hijo — terminó diciendo.
— Hazlo ahora Jay — gritó Nickolas tratando de que Jay reaccionará.
— Esto lo hago por Miller — gritó Jay. Tomó su espada y la enterró en el pecho de Deena hasta matarla.
— Benni, Benni por favor despierta — decía mientras acariciaba la piel peluda de Benni.
— Por favor Jay haz algo — grité desesperada.
— Yo, no puedo — dijo dudando. Brus había tomado su cuerpo humano. Raramente seguía en pantalones pero su camisa no estaba.
— Pero eres un ángel — mencionó Amber.
— Es mi hermano quién está ahí tirado, haz algo — el hizo silencio varios segundos. — Por favor — suplicó Brus .
— Yo, no puedo — volvió a decir Jay.