Capitulo 15 ( No puede ser )

6 4 0
                                    

Mientras íbamos caminando el frió se hacía más presente, era algo irónico ya que nuestra piel es fría bastante diría yo. Pero este frió era raro, y era evidente que nos acercábamos a la muerta. Mathew tomó mi mano y se sentía tan cálida. Como si nuestras pieles se mezclaran y se hicieran una. Mathew tenía una energía increíble, vamos que el tipo era imparable y no tenía ni pizca de miedo. Su personalidad de Mathew daba miedo, era un matón al que todo vampiro temía aún así lo enfrentaban porque ante todo iba la dignidad.

— Estamos llegando. Estas lista? —. Su mirada encontró la mía y se notaba estar dispuesto a destrozar a quién fuera. Un destello de fuego alumbraron sus ojos, esto sería interesante.

— Más que nunca —dije volviendo la mirada hacia el frente. Se escuchaban voces y el ambiente se sentía raro, algo liviano no pesado. Se escuchaba un llanto.

— Ella morirá porque yo la mataré, ella nos quito todo lo que teníamos, nunca debió nacer. Eso nos destruyó por completo además su amigo de piedra mató a nuestra hermana mayor —.

— Pienso que me traicionaran y así nada más las mato con mis propias manos —dijo una voz muy gruesa tan gruesa que cualquiera tendría miedo. Mathew me miro y me hizo seña para mantener silencio. Quien había hablado era el jefe de los Vervat, si ese mismo el que manda ahí. Su grupo tenía terror de el se dice que les arranca la cabeza a los que no obedecen sus ordenes, les esgarra la piel de la espalda marcándolos de por vida, les prende fuego que dura horas. Ya nos declararon la guerra y los Sivit aveces vienen a dar o buscar información.

— Eso no pasara su majestad —dijo la chica que hablaba.

Su majestad?. Lo trataban como un rey.

— Mathew fue ella, ella fue la que hirió a Jay —Mathew asintió con la cabeza y volvió a llevar su dedo a la boca para que yo hiciera silencio. No era el momento de atacar y yo lo entendía pero el deseo de venganza me carcomía por dentro y ya sentía calor en el pecho. Mathew señaló al jefe de los Vervat, era un tipo alto y parecía musculoso, tenía los ojos color negro, la piel blanca y los labios de un color rosa natural, su cabello era negro hasta más o menos los ojos.

— Espera —dijo Mathew alzando su mano hacia mi. Parecia muy concentrado. Sus ojos se tornaron rojos y algo grises.

Estaba triste, Mathew estaba triste?.
Miré hacia el chico que estaba junto a las chicas.

No puede ser.

— Alguien me a traicionado. Respiro profundo, huelo la traición y ya saben que eso no me gusta y que su destino es muerte —. La risa del jefe era sarcástica pero algo satisfactoria. Disfrutaba matar y torturar. Matarían al traidor frente a nosotros. Mathew tenía un poder que muy pocos portaban, y era el de camuflar el olor de un vampiro. Se escuchó una suplica y luego el estillar de unos huesos. Unos gritos de victoria y unas risas de felicidad.

Porque me dolio, porque me siento mal, porque Mathew estaba llorando?.

Josh estaba tirado en el suelo con los ojos cerrados, sangre salía de su boca. Completamente desnucado frente a nosotros. Apuesto había llevado información a los Sivit y eso había llegado a oídos de los Vervat. Murió protegiendo a los suyos. Las gruesas lágrimas de Mathew me arrugaban el corazón. Ardía en furia peor que la mía. Era su hermano, su gemelo. Yo lo conozco no se moverá hasta que el jefe de los Vervat haya desaparecido de su vista, ideara un plan y acabará con el. Los Sivit están de luto y yo también.

— Eso les pasa a los traidores como el. El que traiciona muere —dijo el jefe dando la espalda a todos con su grueso chaleco de cocodrilo. Solo quedaron en la escena las dos hinchas y Josh sin vida. No tuve comunicación con el o no como el quería y aun así me dolió. Me llegó al corazón como todas las rosas que me daba cada vez que me veía.
Solo pude tomar la mano de Mathew. Dios era tan cálida. Sentí una corriente que no sabia si era de el hacia mi o de mi hacia el y ahí giró su cabeza para encontrar mi mirada. Sus ojos completamente grises oscuros. Como una estrella fugaz sus lágrimas volvieron a sus ojos dejando sus mejillas nuevamente secas. 

— No te vayas de mi vida de nuevo —. Mi voz fue suave como algodón acariciando sus oídos. Siempre que pasaba algo fuerte para el se tomaba un tiempo para si y se iba a donde nadie pudiera encontrarlo. A pensar y analizar quien de verdad era Ryan y quien de verdad era Mathew.

— Jamás lo haré princesa —. La sonrisa de Mathew era intranquila. Y como muerte silenciosa eran las voces de las hermanas Winzlis. Agarraban sus cuellos buscando aire. Sus caras hacían presencia de unas venas rojas que formaban el enojo de Mathew. Mi mano extendida hacia ellas y el ardor de venganza queriendo matarlas.

— Esto es por lo que le hiciste a mi mejor amigo —. Sentía mis ojos arder y sabía que estaban rojos. Y como muerte silenciosa mi voz, mis manos se dirigieron a mi cuello buscando el aire que me faltaba para respirar. Sentía esta vez una soga apretando fuerte mi cuello llevándose todo el aire que hacía que me mantuviera de pies. Mis facciones arrugadas y mis rodillas azotando contra el suelo. Mi vista se estaba nublando y mis ojos cerrándose pero el golpe de unas fuertes y grandes patas hicieron que no los cerrara. Era un lobo muy grande con un hermoso pelaje. Steven siempre llegaba a tiempo. El aire llegó a mis pulmones y rápidamente me puse de pie junto a Steven. Mathew se enfrentaba a un chico rubio vestido de color vino.

— Mía al fin tengo el honor de conocerte. Eres muy hermosa, no estaría mal llevarte conmigo —. Steven comenzó a gruñir y luego a aullar. Personas vestidas de color vino y gris oscuro comenzaron a salir de los arbustos. — Tranquilo lobito mi gente esta aquí ya, no creo que para cuando los tuyos lleguen ustedes estén vivos —.
Como la escena de una película el jefe de los Vervat voló envuelto en una luz verde estrellándose contra el tronco de un árbol.

— No con nosotros como sus amigos —dijo Amber mirándonos. Como un crujir de huesos se escuchó la muerte del rubio. De los árboles comenzaron a caer ángeles del cielo.
Bueno no exactamente pero Axel, Brus, Nickolas, Benni y Miller cayeron sin hacerse ni un solo rasguño. Un pedregal se escuchó y sentí el viento de las alas de Derek azotarme en la espalda. Una guerra había empezado pero nosotros no eramos suficientes para derrotar a los Vervat. La Rebelión no estaba y los Sivit tampoco. Miller vio el cuerpo de Josh tirado en el suelo y sus sentimientos se vaciaron. Mientras todos peleaban, Miller cayó arrodillado frente a Josh. Estaba en shock, inmóvil. Era como si no sintiera, solo era el y el cuerpo de quien toda su vida fue su hermano. Miller había crecido como un Sivit esa era su familia también aunque no de sangre. La hermana menor de las Winzlis vino corriendo hacia Miller con los colmillos fuera y posó sus dedos en su cien y parte de la frente y parecía estar pasandole electricidad, estaba matando a mi hermano y el luchaba para quitar las manos de Winzlis de el pero era inútil y comenzó a quedarse sin color. Ya su mano izquierda había perdido fuerza y ganas de luchar asi que se recostó de su costado y la derecha iba por el mismo camino.

— No! Miller! —. Las lágrimas no tardaron en salir igual que la sangre por su nariz, por su boca y oídos. El gran Miller cayó. Un pedazo de mi se fue con el y así como reviviendo la muerte de Rex todo se puso en cámara lenta y corrí hasta el y aunque estaba a varios pasos de el se me hizo eterno llegar y así su cuerpo cayó en mis brazos sin darse cuenta de que había pasado y de espalda a nosotros Nickolas gritó de dolor y cayó arrodillado tocando su cabeza. Pegué a Miller a mi pecho abrazándolo con todas mis fuerzas. Pidiendo que nada fuera verdad. Y ahí como despertando de una gran pesadilla vi a Miller arrodillándose frente al cuerpo muerto de Josh y a Winzlis corriendo hacia el.

— No —grite y corrí con velocidad tomé las manos de la chica y las coloqué un su cabeza haciendo que esta gritara y se arrodillara. — No, a mi hermano no maldita. Tu y tu hermana morirán como su hermana mayor porque eso es lo que merecen, la muerta y te aclaro antes de morir que yo soy y seré la vampiresa más poderosa de todos los tiempos. Ella abrió la boca y cerró los ojos, no volvió a moverse. Y a lo lejos el grito de su hermana.

— Tenemos que irnos gritó alguien y el calor se hizo evidente. — Corran —.

— Kenai —.

El fuego consumió muchos cuerpos pero no el que queríamos.

El de el jefe de los Vervat.

La chica vestida de negro {2}Where stories live. Discover now