Capitulo 25 ( El nuevo encapuchado)

6 4 0
                                    

— Mia —. Gritaron de nuevo. Steven seguía a pasos firmes contra mi dejando rastros de saliva que caían de su hocico. Esos ojos que me acuñaban la mayor parte del tiempo me miraban con odio ahora. Y recordé cuando se fue, las veces que necesite de el y no estuvo al igual que Jay. Steven siempre a sido especial por ser un chico tranquilo, dado y amoroso. De todos los chicos era el más pacífico y paciente.

Y recordé su regreso.

FlashBack

— Oh por Dios —dijo Amber que se notaba realmente estupefacta como si hubiera visto un fantasma. Todos los chicos se levantaron cuando lo vieron, anhelaban su regreso. Que hubieramos echo si Steven no hubiera regresado nunca. Que hubiera sido de Amber. Entre abrazos y besos se encontraban en la cafetería, todos menos yo. Aún viendo el menú para saber que pedir todos me quedaron viendo.

— Bien, hasta que vuelves —dije sin despegar la vista del menú. — Pensé que te olvidarías de nosotros —.

— No es así, lo sabes  —.Se escuchaba culpable pero sin saber de que tenía culpa. Y es que Steven lo había avisado con tiempo, pero nunca imaginamos que tardaría tanto en volver.

— Bien, entiendo —. No podía evitarlo pero mis ojos se estaban cristalizando. Steven era especial para mi. Y esa vez ni siquiera se despidió. Acaso no pensó en nosotros?. No le dio miedo que tanto tiempo se agotaría el espacio de el aquí con nosotros?.

— Cuando te volviste tan dura? —. Sentía como se colocaba de cuclillas a mi lado. Su respiración chocaba con mi hombro. Lo miré y sus ojos hacían que sintiera no extrañarlo más, de todos modos ya estaba aquí. Su mirada era una cuna para mi, una cuna que necesite varias veces mientras el no estuvo.

Fin del FlashBack

Una cuna que no estaba ahora. La voz que gritó mi nombre era la de Catalina, se escuchaba asustada. Nickolas no estaba con ella. No tenía miedo pero Steven si, lo sentía.

— No tengas miedo —. El sacudió la cabeza porque no quería seguir caminando. Quería reaccionar. Nickolas llegó, vi su celaje y se posó al lado de Catalina.

— Llevatela de aquí —. Levanté mi arco por que ya no tenía opción. Los Vervat esperaban a que yo disparara y los chicos a que no lo hiciera.

— Catalina vámonos —. Axel dijo firme pero suave. Catalina miraba a Steven llorando y no se movía. Levanté mi arco y la frente de Steven tocó la flecha. Me estaba retando y sus dientes se veían cada vez más.

— Steven por favor —. Mis ojos se llenaron de lágrimas pero ninguna salió. — Por favor —. Yo no quería disparar. Pero Steven me estaba dejando sin opción.

— Catalina —gritó Axel desesperado. Catalina salió del trance en el que estaba y miró sorprendida a Axel.

— Esa voz —dijo mirándolo, como si nunca hubiera escuchado la voz de Axel, como si nada pasara a su alrededor. La frente de Steven aún tocando la flecha y yo rogando no tener que disparar. — Esa voz fue la que me salvó —. Ella miró a Nickolas y Axel se la llevó. En el desespero apareció Amber. Peor todavía. Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver que le apuntaba a Steven.

— Mía que haces? —gritó angustiada y sin idea de lo que pasaba allí. Estaba inmóvil, su boca entre abierta y una de sus sortijas brillando.
Hace un par de meses Amber me contó de esa sortija. Steven se la había regalado en promesa de su amor. Tentador, era hermosa y color azul turquesa. Fue un día de luna llena, apunto de convertirse. Son los peores días de Amber, un Steven irreconocible en cada luna llena. Sin miedos ni ataduras. Con ganas de matar y destrozar como ningún otro lobo en el mundo.

Una sortija, una promesa. Por nada del mundo olvides que te amo.

— No lo hagas Mía por favor —suplicó llorando.
Intentó avanzar hasta donde me encontraba para posarse frente a Steven y así tratar de detenerlo y evitar que le disparara la flecha en lo más profundo de el, cosa que yo no me estaba permitiendo. Nickolas la detuvo y no la dejó dar un paso más. Era un peligro que tratara de hacer algo así. Steven no estaba en si mismo, estaba controlado la mataría al instante. Sin pena, sin piedad. Tratando de controlarme yo y no hacer lo más que amaba desde que entre en esto que era disparar flechas, mi corazón latía dando la señal de que esperara un poco más. Solo había que investigar cual de los catorce era quien controlaba a Steven. Sus ojos, sus manos, las sortijas, las intensiones, la mirada a donde se dirigía. Todo serviría. Una pata más hacia mi y un pie mio atrás.  

— Steven detente. No la hagas disparar—. Jay trataba de evitar los hechizos de Amber para que no tirara de la cuerda. Por más amigo de Steven que fuera el no permitiría que me hiciera daño antes que todo prefería hacerme disparar.

— Amber —gritó Axel. Los dientes de Steven se estiraban. Nadie hacia nada incluyendo a los Vervat que solo disfrutaban del momento. Al parecer recargaban poderes con nuestro desespero. Mantuve mi arco en posición y hale la cuerda dirigiendo la flecha a una de sus patas.

— No! —. Nickolas trataba con fuerzas de detener a Amber que se estremecía para salir de su agarre, con cada grito la rabia de Steven crecía. Escuché un aullido a mis espaldas y luego unos pasos. Un enorme lobo color negro se posicionó frente a mi retando a Steven. El gruñido era fuerte y sus colmillos paseaban a la luz de la mitad de la luna.

— Miller no —. A un costado de Steven se colocó un lobo de color grisácea y ojos azules. Y al costado de Miller dos más.

Brus y Benni.

De pronto Nickolas comenzó a hablar recordándole a Steven todo lo que hicieron juntos. La vez que Nickolas lo salvó en el bosque, lo curó y lo hizo su familia. Esa vez que el salvó a Nickolas cuando lo secuestraron y también las veces que almorzábamos en el comedor del instituto, los juegos de football.

Toda una vida.

El sacudía la cabeza y la metía entre sas patas delanteras. Trataba de salir del trance. Un chico de ojos color violeta oscuro miraba a Steven sin parpadear, su puño izquierdo cerrado, la vista perdida en el. Tomé una flecha y levanté mi arco. No dude ni tres segundos en halar el hilo unas dos veces. El chico cayó al suelo con mis flechas. Una en el pecho y una en la frente. Deje caer el arco al suelo y corrí hasta uno de los vampiros. Salté hasta él haciéndolo caer. Forcejeamos por quien quedaba arriba, tomé de mis botas una cuchilla y le corté la garganta. Al rededor de mi cuello alguien enredó una soga. Esta contenía partículas de plata porque me estaba quemando. Sentía mi cuello arder y con un esfuerzo para no dejar que me ahorcara mis manos se dirigieron a la soga y mis dedos también sentían quemarse. Un gruñido fuerte se escuchó a mis espaldas y la soga se aflojó. Tiré de ella y me giré. Mis manos dolían y mi cuello ardía como si estuviera en fuego. El hechicero que me ahorcaba estaba de rodillas, puse mis manos a los lados de su cabeza y el hechicero puso los ojos en blancos y abrió su boca. Su piel se puso pálida y el aliento dejó su cuerpo. Y dejé que su cara azotara el suelo. Miré al chico que tenía mis flechas en su cuerpo.

— Cuando el metal entra a tu cuerpo se derrite. Coge toda la zona golpeada y un poco más, tu corazón debe estar arropado por metal caliente, si respiras dos segundos más es suerte —. Los Vervat desaparecieron de nuestra vista menos el vampiro caído y un chico con capucha.

— Tu que mierdas quieres? —. Tomé mi arco y fui caminando rápido hacia el con mi arco preparado pero algo me detuvo. Era como si un campo de fuerza hubiera tomado mi cuerpo y lo hubiera sembrado en el suelo. No podía avanzar, no podía dar un paso más. Miré hacia atrás Steven estaba en el suelo con una de sus patas heridas y Amber lo curaba con su poder de sanación. Jay se encogió de hombros, miré a Ryan y el señaló a Axel que tenía su mano hacia mi. — Que mierdas quieres?— grite. — Quien eres? —volví a gritar con fuerza. Lo escuche reír.

— Pregúntale a el, el me conoce mejor que nadie —. Señaló y todos miraron hacia esa dirección. Se notaba algo confundido y todas las miradas estaban en......

La chica vestida de negro {2}Where stories live. Discover now