Tomé la rosa en mi mano derecha y la acerqué a mi nariz.
— Acabada de cortar —dije en voz alta. Alguien aclaró su garganta a mis espaldas. Pero no me giré.
— Y entonces que dices? —preguntó haciéndome sonreí. Al girarme vi a Ryan recostado del marco de la puerta, con las manos en sus bolsillos. Vestido de negro como siempre solía hacer, una mirada muy angelical que lo hacía ver adorable. Me di una bofetada mental por ser tan cursi.
— Déjame pensarlo y te digo luego, soy una chica muy ocupada y tengo que verificar en mi agenda —el rio y bajo la cabeza.
— Claro después de que yo te la de vuelva con todas las paginas borradas —dijo en tono burlón.
— Pues en ese caso plan B —. Coloqué la nota y la flor en la mesita que quedaba al lado de mi cama.
— Escucho —dijo Ryan sacando las manos de sus bolsillos. Se enderezó y las cruzó frente a su pecho.
— Si logras verte en el reflejo del espejo acepto —. Abrí una de las gavetas que tenía en mi habitación y saqué un espejo de marco rosa con una corona pequeña adornando la parte superior del espejo. Lo escuché reír.
— Somos vampiros, sabes que no podría —. Aún así el tomo el espejo y se miro. Sin mentir pude ver su cara en el.
— Como demonios? —. El volvió a reír.
— Vuelvo y digo soy vampiro. Tengo poderes —.
— Ya me la estaba creyendo y eso no es bonito —. El me devolvió el espejo.
— Pero tu si y bien si no puedes verte en un espejo que haces con uno —preguntó en un tono serio. Me senté en la cama con el espejo en las manos mirando lo que veía...... que era nada.
— Es un regalo —. Lo miré , sonreí y volví a mirar al espejo. — Jay me lo regalo cuando cumplí quince. Para ese entonces nadie sabía que eramos mejores amigos. Aveces mirando al espejo logro verme, supongo que es por que soy mitad humana, es algo que aún no me explico —.
— Lo extrañas mucho verdad? —. Ryan se sentó a mi lado pero no me miro.
— Como no tienes idea. Jay se fue, luego te fuiste tu , Steven igual y pienso que así harán todos y al final quedaré solo yo —.
— Pero volví, estoy aquí y no pienso irme de nuevo —. El sonrió, tomó el espejo y lo colocó en la cama. Sentía que con sus ojos verdes comia mi alma y era que me perdia en ellos, el lo notaba y seguía mirando a los mios con deseo.
— Lo se. Aveces es como si me arrepintiera de haber pasado todo esto —. Ryan tomó mis manos entre las suyas y ya no se sentía frío. Simplemente se complementaban. — Ven te llevaré a un lugar —. Salí de mi habitación arrastras por Ryan.
— A donde vamos? —pregunté. Comencé a ver en negro pero mantenia mis ojos abiertos.
— No te asustes, así no verás el camino —. Suspire profundo.
— Bien ahora puedes decirme a donde vamos? —. Nos detuvimos y el lugar se sentía frío, era como si yo estuviese cálida. No se escuchaba nada, solo un silencio y las ramas de los arboles bailando al son del viento. Ya no veía color negro y noté que estaba en el bosque.
— Ryan —grite. El no se veía por ningun lado.
— Vete de aquí —escuché en un susurro. No pude evitar sonreír. En ese momento de una de las ramas cayó Ryan, tenía una capucha que cubría su cabeza y sus ojos estaban color vino.
— Eres el chico de mi pesadilla verdad? —.
— Yo no le hice nada a la niña y si, soy el chico de tu pesadilla extraño no? —. Ryan estaba serio y se acercó , colocó su mano en mi cintura y bajo la mascarilla que tapaba su nariz y boca. Me dio un tierno beso en la mejilla y luego besó mis labios. Su sabor era tan rico y enérgico.
